Partida Rol por web

-Eso si no me lo esperaba- dije soltando la pieza de pollo - así que habías estado congelada en el tiempo, vaya eso es una noticia, rápido de que año eres, sabes que Trump es presidente cierto, hasta que temporada de los simpson has visto en la tv- vaya tenía tantas dudas, ahora me sentía como un viajero en el tiempo esto se tornaba mas interesante otra fantasía cumplida, ahora si consiguiera una novia guapa, asiática y que le gustara los videojuegos sería el chico más feliz de la tierra.

Os acercais a la entrada del túnel, Henry con Heather en brazos y la música envolviendoos en una despedida final. En cuanto dais un paso en su interior sentis una intensa succión que os atrapa y antes de daros cuenta estais en otro escenario donde ya no hay música, ni sangre, ni dolor de ningún tipo ¿o si?

Hanna sostiene en sus manos algo. Es el fragmento de piedra

Al mirar alrededor veis el edificio que se alza ante vosotros y a la derecha, una taberna, por cuya ventana se aprecian las figuras de Gary y  Matthew sentados con dos mujeres. Una rubia y una pelirroja cuyo cabello está cubierto por una especie de pañuelo.

Estaba troceando el pollo cuando miró a Diana, la noticia que acababa de recibir era muy chocante, llevaba más tiempo que ellos allí y no lo sabía, Mat para variar clavó el dedo en la llaga. - Mat, callate, no ves que lo único que puedes conseguir es hacer que le siente la noticia peor?. 

Miró a Leliana. - Puedes explicarte mejor?

Me sentía tan… fría. Como si todo fuera succionando mi vida lentamente. El escenario asqueroso y eso tirado en el suelo eran lo único que ocupaban mis ojos. Entonces apareció Henry, ocupando toda mi visión, como si fuera un sol saliendo en la más absoluta obscuridad. Me levanto, permitiendo descansar mi cabeza en su pecho, dejando que su calor expulsara todo el frio del mío que atenazaba mi cuerpo. Ese “nos vemos” fue lo más dulce que oí en mi vida. Ya no sentía la necesidad de llorar, porque sabía que estaba yendo a un lugar mucho mejor que es horrible juego…

…terminé al otro lado del portal, observando un escenario conocido por nosotros. Una lágrima solitaria recorría mi mejilla. La limpie notando que ahora mis mejillas estaban más anchas y cubiertas de una pelusa que me gustaba llamar barba. Todo parecía estar en su lugar… me giré hacia Hana, esa niña que me había estado acompañando durante todo ese duro trayecto.

-Gracias Hana- mi voz era otra vez la de siempre. Carraspee algo incómodo-. Que te parece si obviamos todo eso de… ya sabes… lo raro que fue… el cambio- le sonreí algo avergonzado, apoyando una mano en mi abultado estomago-. Te extrañe amigo- dijo hacia abajo, un poco más debajo de mi estómago…

La mujer dejó que Diana se desahogara observandola con tristeza. Viendo que los ánimos se estaban caldeando entre el resto del trio, alzó las manos en señal de paz y obvió la fria pregunta de Gary - Calmemos los ánimos. Se que esto es duro para vosotros, no es la primera vez que pasa. Muchos han llegado a Jumanji y algunos han regresado, pero... otros no. Solo depende de vosotros. Que sepais trabajar en equipo y os ayudeis unos a otros - se había inclinado con la voz ligeramente ansiosa.

Sentada en su asiento abrió sus brazos abarcando al grupo - Ésto es lo que King Dice quiere. Veros enfrentados, enemistados y cayendo en el fracaso por ir cada uno por su lado. No se lo permitais - su rictus se endureció por la determinación. De repente su mirada fue hacia la ventana y sonrió con alivio

- Vaya. Han regresado dos más -
 

No había caído en ello, pero me alegré de no estar teniendo que cargar con Max tras atravesar el portal. Todo se sentía distinto allí, familiar, más bien. Notaba el cuerpo más ligero, más pequeño, incluso me sentía frágil después de haber sido Henry tanto tiempo. "Pero no era yo de verdad, así que ahora está bien..." me recuerdo, intentando tranquilizarme. Al cabo de un momento me doy cuenta de que tengo algo en la mano. "La piedra... ha atravesado el portal también. ¿Y la espada? Tendría que haberla traído por probar..." 

Tras quedarme un rato mirando los dibujos de la piedra, me giro hacia Heather para preguntarle... Y recuerdo que ya no es Heather. Y que yo soy Henry. Las palabras se me quedan atragantadas en la boca, siento un nudo en la garganta y calor en las orejas, y por instinto bajo un poco la cabeza, intentando que no se me vea la cara con el flequillo. "Está... ¿llorando? ¿Estará bien?" Mi preocupación se desvanece al ver que me mira y me habla. Me esfuerzo por mantenerle la mirada y como respuesta no puedo hacer otra cosa que asentir débilmente, luego de forma más enérgica. "No te preocupes, yo tampoco pensaba decir nada..." es lo que me gustaría decir, pero creo que con eso ya me ha entendido. 

- Ah, ehm... - hablo en voz baja, como comprobando un momento que es mi voz normal y me señalo la muñeca, desviando un poco la mirada - Tienes... ¿Las tres? 

Por mi parte, tengo toda la vida a full de nuevo, pero si He... Max había perdido una, estaría bien saber hasta qué punto nos curábamos al llegar aquí. Después de comprobarlo, señalo con la cabeza tímidamente a la posada, donde había visto más gente. "Si han vuelto los demás, Scott podría estar también aquí... ¿Pero qué voy a hacer, entrar gritando y preguntando por él? Sería una tontería..." Espero que sea Max quien encabece la marcha hacia el local, mientras noto mi corazón acelerarse por momentos, con la simple idea de volver a ver a Scott. "Porque él también se habrá pasado su juego, ¿verdad? Es mejor que yo, así que..." La idea de que no se lo haya pasado y haya perdido sus tres vidas allí empieza a agobiarme, pero sigo andando, intentando no preocuparme y verle de una vez.

-Hey- le digo con una sonrisa confiada, una que normalmente jamás adorna mi rostro-. Levanta ese mentón. Lo hiciste genial allí- uno pensaría que luego de lo vivido, habría ganado un poco más de confianza en sí misma. Vamos que hasta yo me siento ligeramente más positivo… en realidad no. Aún recuerdo ese feto saliendo de mí y la verdad que finjo que está todo bien y he superado el trauma. Así que le sonrío a la cría, le apoyo una mano en el hombro agregando-. Vamos a por los demás.

De reojo observo mi tatuaje, esperando que haya solo dos barritas que indican que solo puedo morir una vez más. Pensamiento funesto donde los haya, pero que representa mi nueva realidad. Espero volver a casa pronto. Aunque sea para seguir con el horrible trabajo y las rutinas autodestructivas.

-¡Vuelvo a tener tres vidas!- casi lo grito de la emoción.

Miré a Matt con una mirada asesina después de su comentario -¡¿Crees que es momento para jodidas bromas?! ¡Cállate o te pego la bofetada que te mereces y tus padres nunca se han atrevido a darte!- le dije con muy mala leche al crío. Me daba igual cuantos años le sacase, en estos momentos estaba muy, pero que muy alterada. Gary por lo menos intentaba ayudar... ¡pero este niño me estaba sacando de mis casillas!.

La mujer no me detuvo y dejó que me desahogara verbalmente... pero luego pidió calma. Iba a explicar mi situación, por lo que me trague el resto de mi largo repertorio de palabras malsonantes y me contuve para escucharla... a menos de momento -Vale, todo muy bonito eso de que debemos trabajar juntos para que King Dice no salga ganando, pero...- fui pensando a medida que hablaba e intentando ignorar todo lo que pudiera los pensamientos sobre el crío -Leliana... no me has resuelto ninguna duda- le dije francamente a la mujer mirándola fijamente -¿Que me pasó? ¿Porque no me acuerdo de nada de lo que dices si es que en verdad paso? ¿Y... cuantos años llevo aquí?- le pregunté a la mujer. Me dio bastante igual enterarme que habían llegado dos personas más... quiero enterarme de esto cuanto antes.

Prestaba atención a las palabras de Leliana, habían llegado dos más, se estaba girando para ver quienes eran cuando Diana explotó y se imagino como casi usaba el hueso del pollo de Mat para clavarselo en un ojo al crio. Puso la mano en el hombro de la chica para que supiera que tenía apoyo y luego la escuchó, al ver que ya se centraba otra vez en saber que había pasado quitó la mano y se giró para ver quienes eran, esperaba que fuera la pelirroja, se había puesto nervioso.

La mujer paseaba la pinta de cerveza entre sus manos sin llegar a beber en ningún momento mientras en su rostro sobresalia la paciencia y una ligera tristeza. Como si aquel personaje de videojuego pudiera sentir realmente el dolor y la confusión de aquella joven.

- Lo siento, aquí no contamos el tiempo que transcurre de todos los que quedais atrapados. Se que ha sido mucho.... Respecto al porque.... simplemente los que estaban en el mismo videojuego que tú no llegaron a la escena donde despertabas, así que simplemente... no despertaste -

Gary se giró y pudo ver a las dos personas que habían vuelto y que se dirigian a la taberna
 

La pequeña Hanna y Max entraron por la puerta, y justo en ese momento la mujer se levantó y se acercó a ellos con el orgullo brillando en sus ojos. Cogió el rostro del hombre entre sus manos y le habló con suavidad y ternura - Maxwell. Has sido tan valiente. Has cuidado muy bien de Hanna - lo soltó para volverse hacia la pequeña y estrecharla contra ella - Tu también has cuidado muy bien de él para ser tan pequeña. Eres toda una guerrera - le guiñó un ojo al separarse e indicarles que tomaran asiento junto a Diana, Gary y Matthew.

Llamó al camarero para que acercara una mesa más grande y algunas sillas y así les dejaba tiempo para que hablaran entre ellos
 

Caminamos hasta la taberna esperando, al menos yo, poder beber algo y olvidar mis penas. Ese escenario era mucho más amigable que el otro y si podía emborracharme lo haría sin dudar. Pero apenas llegamos, antes de poder saludar a los otros desdichados que habían sido atrapados conmigo, una mujer me tomó de mis abultadas mejillas, provocando que mi boca formara un pico lo que dificultaba el hablar…

-Emm Shi… Esh lo que debía hasher- me soltó y fue a abrazar a Hana. Solo me encogí de hombros, ya ni siquiera intentaría entender que pasaba. Me senté con los demás soltando un laaaargo suspiro-. ¿Estamos más cerca de irnos?

De repente noto a una chica rubia, que no recuerdo de antes… ¿Habrá estado y no lo recuerdo? Mi atención es limitada y era probable que olvidara a alguien, sobre todo luego de saber que estaba atrapado en un videojuego, lo del alma y todo eso.

-Hola- asentí lentamente, como si eso pudiera destrabar el recuerdo de su nombre.

-Vale no seas agresiva, que solo he intentado animarte- dije regresando a mi comida y para sorpresa si estaba buena, incluso podía sentir el sabor del pollo -Cierto las pociones deberían aparecer del inventario - probé si era posible usar las cosas de un juego en otro sería interesante saber si aun disponía de los bastones, pero todo eso  fue interrumpido con la llegada de dos personas mas, uno era uno de los tipos con los que había aparecido y la otra era Hana pero faltaba Scot, cierto la inquisidora había dicho que no lo había logrado.

-Hana ¿están bien? ¿a qué mundo fueron? ¿Qué paso? ¿ he necesitas ayuda ?- todas las preguntas se acumulaban por no saber que les había ocurrido, así que lo que mejor pude hacer fue acercar una pieza de pollo y un poco de la bebida, tratando de que no fuera cerveza o algo desagradable.

El gesto de Max me había pillado por sorpresa, pero hizo que ladeara la cabeza y esbozara una pequeña sonrisa, todavía un poco avergonzada. "No ha sido para tanto... Bueno, sí." Me sentía como cuando mi padre me felicitaba por algún logro absurdo de los juegos que no conocía. "¡Hala, eres toda una campeona! No, papá, eso te lo dan cuando te pasas el tutorial..." Todavía algo sonriente, entro en la taberna después de Max y mi sonrisa desaparece de pronto, reemplazada por un gesto de susto. "¿La hemos visto antes? ¿Es un NPC? Ya no tengo lo de acosado, ¿verdad?"

- ¿Gracias...? - murmuro, mirando a los demás confundida.

Scott no parece que esté a juzgar por el número de sillas que hay, así que nada más sentarme, me pongo a mirar por la ventana, esperando que aparezca por el mismo claro por el que hemos llegado nosotros. Por el rabillo del ojo, veo a una chica rubia que no tiene pinta de ser de ese juego, pero espero a que se presente o responda al saludo de Max. "Podría ser otra jugadora como nosotros... Pero ¿eso significaría que va a venir más gente? ¿Se ha extendido como un virus o qué?" Antes de que pueda preocuparme por ello, el chico gordito... ¿Matthew, se llamaba? me asalta a preguntas y hace que me encoja un poco en mi asiento, dejando la ventana.

- Estoy... estamos bien, creo... - como respuesta, le enseño las tres barras de vida completas en mi brazo, sabiendo que las de Max también se han restaurado - Creo que era un... Silent Hill, pero no había jugado a ninguno antes así que... no estoy segura. - murmuro algo avergonzada por no conocer la saga. Le pediría ayuda a Max, pero sé que él tampoco sabe de videojuegos, así que simplemente me encojo de hombros - Nos lo pasamos y volvimos. Y conseguimos un... trozo de piedra, un poco raro. - miro a Max, por si quiere añadir algo, aunque ya habíamos acordado de no hablar mucho de ello. Después de esperar por si quiere decir algo, aprovecho que la conversación sigue y pregunto, algo nerviosa - De los demás.. ¿No ha llegado nadie más todavía?

Casi había olvidado la increíble energía de Matthew, como si todo eso no fuera más que otro de sus juegos. ¿Habrá sido más fácil para todos ellos?

-Había enfermaras siniestras con cuchillos- me friccioné el pecho instintivamente, mientras mis ojos estaban perdidos en la nada-. Creo que si era Silent Hill- ¿Acaso olía a sangre? Alcé la mirada pero solo me llegaba el aroma de la comida del lugar. Debía ser mi imaginación. Me concentré en lo que Matthew nos tendía, sin prestarle mucha atención a lo que era. Solo tomé un plato y comencé a comer lentamente. Quería escuchar más que hablar, sobre todo si era sobre como largarnos de allí cuanto antes.

Al ver quienes eran, se volvió a sentar, cuando entraron los miró uno a uno, saludaron y se sentaron.

-Me alegro de veros, Hanna y  Max, verdad?.

Se giró hacia Diana y le habló en voz  baja mientras Mat asaltaba a preguntas a los recien llegados.

-Recuerdas algo antes de entrar aquí?

Cuando el personaje de Dragon Age me dio aquella respuesta, en lugar de enfadarme más y cabrearme... me quedé fría, rota por dentro, con la mirada fija en la nada y procesando la noticia que me había dado. Ni me importaba que me hubieran dado o no la pinta de cerveza, ni tampoco me interesaba demasiado los dos nuevos miembros de este grupo tan raro... no por desinterés, sino porque ahora no tenía la cabeza para fijarme en ello.

Una de las personas se acercó a mi para simplemente saludarme -Hola...- le saludé de forma instintiva y automática, sin prestarle demasiada atención ni apartar la mirada de la nada. Entonces pasó a responder las muchísimas y pesadas preguntas que el niñato les empezó a hacer... aunque para que engañar, esta vez agradecía que fuera tan pesado, porque así no me echarían más cuenta a mi.

El único que se había atrevido a preguntarme algo fue Gary en voz baja, y fue el único momento en el que desvié la mirada para verle -Yo... solo... solo cliqué ese maldito mensaje... y...- no pude terminar la frase. Ahora mismo me estaba llegando todas las cosas que me podría haber perdido si los años aquí contaran como reales... y eso me destrozó. Me levanté de la silla donde estaba sentada -Necesito... tomar el aire...- dije con voz rota, dirigiéndome a la salida de la taberna ignorando al resto. No quería estar alrededor de gente si es que al final me ponía a... -Joder... ¡¿porque tuve que abrir esa estúpida publicidad?! ¡¿PORQUE?!

-Silent Hill, no es un juego que me gustaría visitar entre eso o Resident evil se me dan muy mal, a duras penas he completado la mitad de los logros, soy mas de rpgs pero que bueno que esten bien- admití aunque la inquisidora había dicho que Scott no lo había logrado me entristecía en especial por que el había sido un buen amigo o casi conocido, me gustaba pensar perderlo debía ser un golpe duro a Hana. 

-Bueno, al parecer no guardamos nada de los mundos- dije al ver que el bastón no aparecía.

No podía imaginar por lo que estaba pasando Diana, no sabría que hacer si le hubiera ocurrido a el, lo peor de todo es que, no sabía si les terminaría pasando, la chica parecía que iba a romper a llorar y se levantó para salir de la taberna, se levantó tras ella. 

-Iré a ver que tal está.