Partida Rol por web

PRINCIPIO

Cinco estrellas fugaces...

Sin embargo estabas tan cerca de la muralla exterior... Era una pena; tocaría posponer el viaje a Ciudad-Colonia para otro momento. Había algo que merecía más tu atención. Si eran verdad los rumores que habías escuchado habría una lluvia de meteoros esa noche, pero al parecer algunos ya se habían adelantado.

Tampoco eran los únicos rumores que corrían por el lugar: Algunos hablaban de bestias correteando por la noche, abominaciones que escapaba de la imaginación. Normalmente no te tomarías en serio los rumores de los aldeanos y porquerizos, pero había algo en sus ojos de esa gente que les daban cierta veracidad. Y a fin de cuentas ese es trabajo de un cazador.

- Oni-chan -

Tampoco era normal que con toda la tecnología y proceso que había en Ciudad-Colonia la gente del exterior tubiera que vivir en chozas de barro y criando animales de granja, y eso a apenas un día de camino de la capital. Los de ciudad se defendían diciendo que más allá de la muralla y la vida era "peligrosa" y que era vital conservar el habitad del planeta "intacto" para un buen equilibrio planetario.  Tampoco eso era cierto, los humanos podemos vivir allí donde nos propongamos. Tenían miedo.

- ¡Oni-chan! -

Aquella niña del pueblo era la única que no parecida preocupada por la inquietud del resto de sus padres. 

- ¿Vas a ir a por los bichos malos? -

Asentir y no decir era vital si no quería que la niña se le pegara como una papara.

- ¡Bien! ¡Entonces Oni-chan traera de vuelta a Ken! ...Los monstruos se lo llevaron -

Ken debería ser su hermano.

¿Quizás fuera un Oso? Pero las huellas que habías seguido hasta aquí no lo parecían; eran más largas, más profundas, hasta parecían a las de un humano, y lo más extraño de todo: Eran frescas. Más adelante te habías encontrado con cuatro de esas huellas y ahora...

¿Habrías sido "Cazado"?

Fuera lo que fuera aquello que te esperaba erguido en un claro del bosque no era ni un humano ni una bestia: Era tan alto como tu, dos piernas, dos brazos. Pero en vez de nariz tenía hocico, la vellosidad de su pelo era como la de un perro, le recorría todo el cuerpo, cubriendole por completo por una alfombra gris.

- Grrrr..... -

Estaba solo, de eso no había duda. El aire solo delataba el olor de ese ente, en cambio el suelo conservaba aún las pisadas; Ahora tres de ellas continuaban hacía delante, hacia el norte... hacía la muralla exterior... Sin embargo el cuarto había tenido la decencia de esperarte. Parecía ansioso, como un lobo hambriento, y en el fondo eso es lo que parecía: Un hombre-lobo.

Ya habías sacado la espada cuando se lanzo encima tuyo.

 Orpheen posiciona su cuerpo en modo defensivo, abriendo bien su punto de apoyo, las piernas cuanto mas abiertas menos posibilidad de derribo, y su espada esperaba ansiosa la carne del animal:

No eres el primero, ni serás el ultimo que pruebe mi acero, perro sarnoso - una socarrona sonrisa aparece en el rostro del joven cazador, le encantaba aquello, pero no debia extralimitarse, debia volver a casa.

Con la cabeza fria pone atencion a su presa, o quien sabe si seria su cazador, aquella idea le hace sacar una sonrisa de superioridad

El primer golpe fue ascendente, desde abajo hacia arriba. 

Luego otro por un lado.

Uno por la izquierda.

Derecha, ¡Salto! Ese casi te da.

Frío, Caliente. No estaba nada mal.

Seguía una secuencia de ataque, un patrón, siempre los mismos golpes conbinando zarpazos y mordiscos, podías ver atraves de eso. Era fácil de esquivar. Sin embargo había más: Cada golpe aumentaba la velocidad y a medida que pasaba el tiempo resultaba más evitarle.

Y despues estaba el asunto de que demonios era esa cosa ¿Se habría llevado de verdad el hermano de esa niña?

¡Por la derecha!

Tampoco era el mejor momento para preguntas. El combate se volvía cada vez más envolvente. Tus respuestas eran esquivadas con la misma rapidez que aumentaba sin parar. Algo iba mal en eso. Un flash te indico el que.

¡Sus ojos! ¡Cambian de color!

Un color rojizo, como la sangre. Y tambien lo notabas en sus embistes, estaba rabioso, cada vez más y más rabioso.

 De golpe salto hacia atras y tomo distancia. Babeaba y te observaba como un lobo hambriento apunto de comer. Algo corria por tu mejilla... ¿Sangre? Te había arañado en el ultimo momento.

 Je, Al parecer tocaba ponerse serios.

Debío ser lo que estaría pensando aquella bestia, porque una vez más se lanzo a la carga.

Orpheen esquiva los movimientos del hombre lobo con maestria, por lo menos en un inicio, pero...que ocurria? porque? jamas se habia topado con algo asi, pero no iba a gastar su poder por una criatura como aquella, tenia que pensar y rapido, por lo menos mas rapido de lo que ese perro se le lanzara de nuevo hacia él.

Con la nueva carga, Orpheen se echa a un lado y con la inercia pega un tajo al animal en la espalda, y queda de nuevo en posicion defensiva, pero Orpheen sabia que asi no conseguiria quitarse a ese ser de encima por lo que aprovechando que está ahora de espaldas a él clava su espada a su cuerpo, esperando que el hombrelobo no le esquivase, pero al menos ya habia decidido la inicittiva, y si era necesario utilizaria su fuego para quemar el bosque si era necesario.

¿Un Silbido?

Durante esa fracción de segundo el hombre lobo no se movió como paralizado por algo ajeno a las circunstancias. La espada encontró la carne y se abrió paso con un sonido estremecedor. Luego el rojo salpicaba el pelamen del animal. El hombre lobo aulló de forma horrible y se volvió hacia a ti, con la espalda curva por el dolor.

- ¡AUUUUUUUUUUUUUUU! -

Jadeaba, al igual que tu por el esfuerzo.

- Grrr.... -

Sin embargo  algo no iba bien. El golpe había sido mortal, pero no había caido aún; Sus ojos se tornaron rojos como la sangre que le corría por su espalda y de su boca comenzó a burbujear por la espumada. No podía mantenerse ya a dos patas, pero no tubo problemas a ponerse a gatas. Estabas seguro que no había perdido estabilidad a pesar del corte... y cuando se dispuso a saltar se oyo otro silbido.

Toda la aura de amenazadora se esfumo repentinamente. El hombre lobo volvió a una aparente "normalidad", Despues, olisqueo el aire, te miro por ultima vez, y desaparecio entre los matorrales.

 Pero que diablos pasa?

Hago un golpe seco con la espalda para quitarle algo de la sangre del hombre lobo que hbaia permanecido en la hoja y la guardo en las correas que habia en la parte trasera de mi cintura, y me cruzo de brazos intrigado por lo que habia pasado. Acaso ese lobito tenia dueño? pues no creo que este muy contento despues de haberle atravesado el cuerpo....

Pensando en ello, como era posible que el animal no cayera tras el mortal golpe? cada vez era mas intrigante

Había desaparecido en un segundo, y las únicas señales que quedaban que confirmaban su presencia era un pequeño charco de sangre en el suelo y algunas ramas rotas de los arbustos, por lo demas, no había dejado ni rastro.

Por desgracia ya no se podrá convertir en un adorno para las paredes del salón.

Sin embargo aún quedaban las pisadas de los otros tres que debieron ir con él, solo que estas se perdían en el bosque dirección a los Lindes, y más allá, a la muralla exterior. Si se esos seres se dirigían a la capital serían interceptados rapidaménte; pero visto lo visto no se podía contar al 100% con eso.

La otra opción era volver al pueblo y esperar. El hombre lobo estaba herido, no podía haber ido muy lejos ¿Sería posible rastrear su madrigera?

Pero antes tenías que tomar aliento, el enfrentamiento había agotado tus fuerzas.

Fuese como fuera por ahora los Taxidermistas seguirián pasando hambre.

 Camino hacia la direccion donde se habia ido el hombrolobo, no me quedaria sin saber donde se dirigia ni quien era su dueño, quizas deberia decirle unas cuantas palabras de que deje a su "mascota" suelta, podria herir a alguien. Con paso firme sigo el rastro del hombre lobo, la sangre, las ramas, las huellas, todo cuanto habia aprendido en estos años de cazador, pero...tmapoco seria imprudente, se que ahora son mas que yo, y quizas no lo contaria, solo qeudaria expectante para ver que hace esa criatura y su dueño...o dueña.

Camino silencioso por entre los arboles, hasta mi destino.

Seguistes su rastro durante más de media jornada.

Sus pasos te lleban al sur este, a las prundidades del bosque. Al principio era facíl de seguir; había señales por doquier, no había tenido cuidado en ocultar su pista. Pero más adelante, mucho más adelante, parecía haberse vuelto más precavido, apenas dejaba huella a su paso, pero la sangre le seguía delatando. Por la velocidad de aquella cosa aún te llevaría medío día de ventaja, pero tu experiencia te decía que debeía de descansar, por la noche, así que sería un buen momento para ganarle terreno.

Apremiastes la marcha, y en lo que te parecíeron minutos el sol del ocaso señalaba el final del día. A oscuras en aquel paramo era imposible seguir avanzado así que te tomastes las molestias para encender una fogata, pequeña, lo indispensable para alejar cualquier fiera de noche, y de paso descansar y llenarte el estomago. Era importante estar descansado ya que si madrugabas al día siguiente lo tenrías mas facíl para recortar distancias y antes del ocaso de mañana le habrías dado caza.

La noche parecía silenciosa hasta que un ruido a tu espalda te alerto, el gesto de llevarte la espada a la mano fue instantaneo.

- ¡Tranquilo! ¡Tranquilo! No quería sobresaltarte -

Era un hombre, de mediana edad. Sus postura revelba una pesadez inusual y sus gestos, por muy energicos que quisieran ser, eran los de un hombre cansado y sin energia.

- Llevo todo el día tras un ciervo y como he visto el humo me ha parecido oportuno venir a hechar un vistazo - 

Orpheen lo mira de arriba a abajo, intentado reconocerle, si era cazadr quizas lo recordaba del lugar donde los cazadores se reunian y hablaban de sus prsas y sus logros.

-¿Sois cazador? - le habla con respeto, mientras se tranquiliza y se vuelve a sentar frente ala fogata -Acerquese al fuego, ¿cual es su nombre Señor?

Quizas por la vista no le conozca pero quien sabe si su nombre era conocido.

Un ciervo...eh? veremos cuan cierta es su historia. 

- Kenro, Kenro Itomi -

Su rostro no te sonaba, pero si que se podía adivinar algo de él... Como que era un tipo muy común, de la capital, y si se dedica a la caza debe ser uno de esos novatos entusiastas que andan sueltos por los bosques.

Pero si uno cree en las auras se podría decir que la de Kenro no especialmente amenazadora, sino más bien... ¿Apática?

- Vivo a unas cuantas millas de aquí. Normalmente persigo liebres o palomas, pero hoy ando un poco perdido... así que me ha parecido bueno venir a hacerte un poco de compañia -

Se acomodo al lado del fuego, sentándose con la espalda reclinada en un árbol, y con cierta lentitud se encendió un cigarrillo. Luego te ofreció la cajetilla.

-

 Orpheen lo mira inquisitivamente, no solia fiarse demasiado de lo primero que se le presentaba, pero con un movimiento lento y calculdo coge un de los cigarrillos encendiendolo con el fuego de su fogata:

Mi nombre es Kuno Ryunosuke, aunque por estos lares me conocen como Orpheen. Podreis disponer de este lugar para descansar, al dia seguro que os orientais mejor, la noche suele ser bastante traicionera por aqui. Si deseais mi ayudasolo teneis que pedirla, soy bastante bueno en muchas cosas...mi trbaajo como cazador ha echo que conozca bien el bosque, y si no sabe como salir, puedo acomparle hasta donde desee.

Le habia parecido interesante aquel joven, ademas le gustaba ayudar a los demas.

- Gracias, no se que haría sin ti, Ryu -

Su tono parecía ridiculizar sus propias palabras. Su mirada se perdió en las copas de los arboles, casi como si se evadiera de la realidad. El humo del cigarrillo se perdía con él.

- ¿Sabes? Esta noche hay una lluvía de meteoros. Nunca he visto una... - se interrumpió a si mismo unos segundos - o no como esta. Por la radio decían que iba ser especialmente espectacular. Lastima que entre estos arboles no se vea nada -

Luego volvió de nuevo a la realidad, como si algo lejano le hubiese despertado.

- Es un detalle por su parte, pero tengo un par de libres colgadas en mi cabaña, tengo para unos días con eso. Si encuentro la cabaña claro esta - Miro el fuego y luego a tí - Aunque no estaria de más comer un poco a estas alturas... tengo mucha hambreeeeeeee.... -

Intento un gesto cómico, rollo zombie, pero se canso en seguida y volvió a la tranquiladad del tronco a sus espaldas, y tambien a las visiones lejanas aquel lugar.

- Dime Ryu ¿No as pensado en ver que hay en otras estrellas? ¿Que mundos y peligros esconden? -

Orpheen le mira y tiende algo de su comida hacia el hombre:

- Coma algo, Ito - dice avreviando su nombre com el xtraño hizo con él mismo - Bueno, aprovechad esas liebres para mañana, y no, nunca he tenido curiosidad, la verdad...estoy bien, mi trabajo da para mi y mi madre, y nada mas me importa

Dice dando una calada al cigarrillo, y reteiendo el humo bastante rato dentro para luego expulsarlo con suavidad y mria al cielo, por entre las hojas se veia el estrellado cielo...ahora que lo pensaba...

¿que habrá allá arriba? 

- Gracias -

Ito acepto la comida de forma monotona y dio una larga calada a su cigarrilo para luego mirarse el reloj.

- hmmm... son las 12:00 PM... -

El hilo de humo de los cigarillos se desvaneció en aire. Luego se acurruco en su lugar, y a pesar de que hubieses jurado de que no deseaba romper el silencio, habló:

- Son extrañas... las estrellas. Gigantes bolas de gas y fuego a millones de grados Cº de temperatura. Y sin embargo... se ven tan pequeñas... son casí como luciernagas que se tambalean el cielo... -

Se interrumpió y una sonrisa afloro de sus labios.

- ¡Je! Perdón... cuando me pongo sentimental... En la tierra las llaman "Lluvias de Estrellas", a las de meteoros. Son un romanticos, demasiado para mi gusto, pero me le hace a uno recordar la inmensidad del universo -

Volvió a dar otra calada.

- ¡Y pensar que esta no es ni temporado de meteoros! Je... Estoy seguro que juegan con nosotros... Las estrellas quiero decir -

Bajo la vista para repasarte con una rápida mirada y añadió corstesmente:

- Espero no estar asustandole con mi charla -

Orpheen le mira con los ojos abiertos:

Tierra....lluvia...estrellas?

Da una calada para disimular su asombro y se recuesta sobre la piedra en la que estaba apoyado mirando al cielo con mas comodida:

Asustarme? yo? para nada, son curiosas vuestras palabras, la verdad - dice con una disimulada voz que se quiebra a medio camino.

- Y decidme, como es aquello? la verdad esque poco he salido de aqui, y no conozco mas de los lindes de este bosque. 

El susodicho arqueo una ceja.

- ¿Aquello? ¿Te refiere a la ciudad? Pues esta a menos de 20 minutos de aquí llendó directamente hacía el norte, si la quiere ver te llevo seguro que encuentras algún con plazas libres aún para ver las estrellas. Si te refieres a las estrellas chico... no lo sé. No he estado nunca en ninguna estrella -ç

Y volvió a hacer otra calda.

Orpheen le mira:

- Si me referia a las estrellas

La verdad le gustaria mucho conocer aquello, seria fantastico, ver nuevas gentes, nuevos planetas, nuevas tradiciones, seria curioso aprender.

-A la ciudad he ido, pero brevemente, unicamente a comprar alguna cosa importante.

Piensa que aquello no era asi, habia visto mucho mundo buscando a su padre, per nunca habia estado el tiempo suficiente para conocer algun lugar en concreto.

- Pues yo jamas he he salido de la estratosfera, así que de eso no te sabría decir. Pero están allí, a cientos. Pero no creo que jamas pisemos alguno ninguno de los dos. Solo el viaje de ida al más cercano son cerca de dos años y despues esta el precio del viaje espacial... -

Dio otra calada al cigarrillo, pero se había cosumido el papel hasta la colilla así que fue a apagarlo en una hoja húmeda y se guardo los restos en un bolsillo.

- Tsh... Pero no hace falta que te vayas a ver otros mundos para ver las maravillas (o los horrores) del universo, chico - no pudo resistirse a encender otro - ¿Te puedes creer que he visto un hombre lobo hace apenas una hora? Y no estaba solo, le acompañaban bichos extraños... parecian humanos, pero no, no lo eran... va da igual... no me vas a creer igualmente, pero a estas alturas estoy seguro que han saltado la muralla, escudo. Si seguro que eran capaces de eso, al fin y al cabo se dirigian los cuatro hacia el norte, así que ¿a que otro sitio podían ir si no era la ciudad? -

El mechero le fallo cuando intento encender este ultimo, así que no tubo más remedio que añadir:

- ¿Tienes fuego? -

Orpheen saca su zippo y se lo lanza.

-Por muy loco que te pienses, yo me he enfrentado al hombrelobo...¿Lo viste herido? quizas te lo cruzaste despues de mi pelea con él..o antes...

Apaga tambien su cigarrillo ya consumido. Y lo mira intrigante.

Proximo destino, la ciudad...tengo que saber que hacen esos indeseables, esas raras criaturas, y quien las dirige...