La Bestia

La Hondonada

A medida que vais avanzando, la luz que se cuela en el barranco es cada vez menor y no porque esté anocheciendo sino debido a que las copas de los árboles son más densas haciendo que haya tramos en los que tengáis que ir prácticamente a oscuras. Además, ya no hay nieve en el suelo del barranco sino que esta es reemplazada por una densa alfombra de agujas de pino entre las cuales se esparcen los cada vez más numerosos huesos, algunos tan viejos que se hacen polvo con solo tocarlos y otros tan frescos que aún muestran rastros de grasa y de médula pero también grandes marcas de dientes y de garras. En medio del barranco hay una profunda marca de arrastre que separa en dos la alfombra de agujas de pino y que os muestra el camino a seguir a través de la oscuridad cada vez más opresiva.

El viento aúlla y susurra más fuerte a medida que os vais adentrando en las montañas y no podéis evitar sentir que, mezclado con el olor a savia de pino y a piedras mohosas, el denso aire está cargado con una antigua y profunda malicia que merma vuestra determinación y hace que la desesperanza comience a llenar vuestros corazones.

Tras seguir un poco más por el barranco, el cual adopta una forma sinuosa durante una buena parte, finalmente la luz comienza a hacerse notar otra vez ya que las copas de los árboles se vuelven menos densas permitiendo así el paso de los rayos del sol. Además, llegáis a notar que a no mucha distancia de donde estáis el barranco termina en una zona mucho más amplia y un poco más iluminada, tal vez una hondonada.

De nuevo nos ponemos en marcha pero esta vez junto con los dunlenlinos, somos un grupo numeroso y bien armado pero ¿será suficiente para derrotar a la bestia?

Según nos adentramos más y más en el barranco vamos viendo numerosos huesos y restos de animales, me acerco y los examino en profundidad intentando discernir el autor de los hechos.

El tiempo pasa muy rapido y ya estamos a mitad de la tarde, parece que en un par de horas llegará la noche y hace que mi preocupación se dispare porque ya no me gustaba este lugar de día asi que en la oscuridad tiene que ser terrible.

En camino de nuevo, esta vez somos un grupo más numeroso y aunque los dunledinos hacen todo por qué no desconfiamos de ellos yo no estoy del todo tranquilo, será algo natural el no fiarme del todo de la gente, así lo llevo haciendo mucho tiempo y gracias a ello he salvado la vida alguna que otra vez... El camino se va volviendo cada vez más lúgubre y da escalofríos pero cuando ya no parecía que fuéramos a ver más la luz del sol una especie de hondonada aparece delante de nuestros ojos, quizás sea donde la bestia viva, o quizás el terreno donde nos vaya a dar caza...pronto lo sabríamos Aquel lugar empezaba a ensombrecer mi corazón pero pensar en la marca, en mi familia y en el odio que me hacía sentir aquella maldita bestia segando las vidas de los habitantes de rohan hizo que la sangre me entrará en ebullición y las ganas de verme frente a frente con aquel mal bicho eran incontrolables

A algunos de mis compañeros les inquieta la idea de andar con dunlendinos, pueblo con bastantes problemas con La Marca si los hay. Disputas hubo siempre entre las gentes pero siempre oportunidad para la unión, tal vez sean las faltas de oportunidad para que se den lo que ahondó en estos odios, odios que pueden disiparse persiguiendo objetivos comunes. Como este.

Al adentrarnos entre toda la oscuridad, los caballos se impacientan y ponen nerviosos, al igual que algunos de los corazones de mis compañeros, algo maligno ronda y trata de mellar nuestro espíritu.

Conforme nos vamos adentrando la luz se desvanece lo mismo quiere ocurrir con la esperanza de nuestros corazones, nuestras pisadas sobre acículas de pino y hueso, pensaba que eran huesos viejos y este un camino antiguo pero resbalo un poco con un hueso grande y fresco aun con grasa pegada a él. El ambiente se comienza a sentir más pesado, pero la esperanza de nuestros corazones no se apagara y esto nos lo recuerda la luz que se comienza a filtrar cuando la copa de los arboles no es tan densa.

A cada paso que avanzamos el camino se vuelve más y más siniestro, atrás queda la sensación de desconfianza hacia los nuevos compañeros de viaje. Solo la preocupación de enfrentar a algún monstruo sombrío es lo que me mantiene alerta, viendo el aterrador escenario debo recordar una y otra vez el porqué de mi presencia en ese lugar.

Poco a poco y a medida que el terreno va cambiando, los rayos de luz van iluminando la zona. Algo en lo que en otro momento no repararía, pero que en este instante es como un bálsamo. Bálsamo fugaz, ante el peligro inminente de encontrar al monstruo.

Caminamos juntos a los cazadores dunlendinos internándonos cada vez más en el barranco maldito. Los rayos de luz apenas consiguen pasar la espesura que cubre nuestras cabezas, y un hedor putrefacto inunda el aire, ya de por si enrarecido.

Al poco tiempo llegamos a una hondonada, un lugar sin duda mucho más iluminado, pero en el que sopla un frio siniestro que se cala hasta los huesos. A pesar de ser un claro, la sensación claustrofóbica aumenta, se puede sentir, casi palpar algo maligno y tenebroso. Como si nos acechase desde la oscuridad esperando cautamente el mejor momento para saltar sobre nosotros.

Ato a mi caballo a un tocón cercano y saco el hacha, el contacto con el frio del metal da un poco de sosiego a mi corazón. Le hago un gesto al numeroso grupo que formamos para que nos abramos un poco en abanico, sin alejarnos mucho, pero de forma que seamos capaces de rodear rápidamente a la bestia. 

Tras una corta caminata por el barranco finalmente llegáis a un espacio casi circular, más abierto y amplio que el anterior pero rodeado por dentados acantilados que proyectan unas inquietantes sombras por todo el lugar. El cielo se vislumbra claramente en lo alto pero las densas nubes grises que rodean las nevadas montañas hacen que pocos rayos del agonizante sol del atardecer alcancen el suelo de la hondonada en la que estáis. Al igual que en el barranco, hay huesos desparramados por todo el suelo pero en esta ocasión justo en el centro del lugar se encuentra el cadáver manchado de sangre de un caballo castaño. A su lado y en cuclillas se ubica un troll enorme, de denso pelaje blanco como la nieve y con la cabeza enterrada en la caja toráxica del animal muerto.

Por encima del ruido que hacen las mandíbulas del troll al rasgar la carne y quebrar las costillas, el viento comienza a aullar con más fuerza y de forma más aguda haciendo que todos podáis escuchar la voz del Grimgelad. 

La voz es la de un anciano y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, tanto los dunlendinos como tus “compañeros” te traicionarán y te dejarán solo en cuanto ataques al troll, para los primeros eres un traidor a tu pueblo y los segundos te matarán en cuanto se enteren de quién eres… mátalos y busca tu propio camino, abandónalos y deja que los jinetes se encarguen de sus propios problemas… mátalos…

La voz es la de un anciano, la misma que ya has escuchado antes, y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos no son tu gente, no son dignos de confianza… míralos, se acobardarán en cualquier momento y te dejarán solo frente al troll… mátalos y regresa con tu pueblo… abandónalos y deja que los jinetes se encarguen de sus propios problemas… mátalos…

La voz es la de un anciano, la misma que ya has escuchado antes pero de forma más clara, y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos no son dignos de confianza… míralos, en cuanto el troll caiga te robarán la gloria del combate y te apuñalarán por la espalda para que no incluyas en tus canciones su cobardía y su traición… mátalos y regresa a Edoras, que es donde podrás conseguir la fama que buscas… mátalos…

La voz es la de un anciano, la misma que ya has escuchado antes, y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos te traicionarán luego de acabar con el troll… mátalos, te robarán la fama que te corresponde, piensan que no eres más que un estorbo, un niñato alocado y engreído que no merece reconocimiento… mátalos…