Partida Rol por web

El jeep estaba ya desatascado, y Randall subió de nuevo, dispuesto a seguir conduciendo y largarse de allí cagando leches y otros lácteos. Escuchó a Barry hablar de un dinosaurio, otro más, que parecía dispuesto a joderles vivos.

Le pasó el SPAS a Elmar con una mano, y siguió conduciendo.

-Recárgalo. Tengo balas en la mochila.

Sea lo que fuere, les persiguiera un bicho o no, no tenía ganas de quedarse a averiguarlo. Cuando todos se montaron, se marchó de allí cagando leches.

Cuando el jeep arrancó, el Metriacanthosaurus volvió a rugir, teniendo ahora más fácil localizar su presa, pero esta vez la presa no iba a ser fácil de cazar:

El jeep corría con toda la velocidad que la prudencia y la habilidad de Randall permitian, rebotando entre baches, pisando helechos y esquivando grandes árboles. El dinosaurio se hizo visible a ratos breves, persiguiendo el jeep cuesta abajo. Con tantos baches y giros, disparar y acertar era tremendamente inútil, por lo que la escapada quedaba en las manos tensas de Randall.

Tras unos minutos, el dinosaurio se cansó de la persecución, y el jeep llegó al camino, con sus ocupantes compartiendo asientos con ramas rotas, hojas de helechos y salpicones de barro, pero no había corrido la sangre. El frenazo y el motor al ralentí parece que puso punto final a la persecución.

Jadeando y con la frente perlada de sudor, los ocupantes recuperaban aliento, y Randall tragaba saliva, poniendo marcha hacia la central geotérmica de una maldita vez... ya estaban cerca.

El trayecto a partir de ese momento es bastante tranquilo, sin incidentes.
La carretera que lleva hasta el lugar está en perfecto estado, salvo algunas pisadas de dinosaurio que no os parais a tratar de identificar. Cuando llegáis a la central, que está rodeada por una verja normalmente electrificada, la encontráis completamente desierta y apagada...

Al llegar a la puerta de entrada, junto a la caseta del guarda veis el cadáver del propio guarda, parcialmente devorado, y algunos impactos de bala. La barrera está destrozada, aunque esos son los destrozos que se aprecian desde el exterior. Desde donde estáis, se ven montones de cañerías tubos aéreos y demás parafernalia junto a la central, y un pequeño edificio de oficinas apartado, presuntamente algunos despachos y comedor.
Dentro del recinto también hay pisadas, secas, pero las hay, y también está el jeep en el que vino Tim, junto a la puerta, y otros dos, aparcados en un extremo de la central.

Randall detuvo el coche un momento ante la verja destruída, admirando el conjunto de la central. Era imponente, las había visto más grandes. Sin duda, la isla no demandaba una cantidad de energía demasiado grande, y podía alimentarse con centrales como esa.

Echó un vistazo al cadáver del guardia de seguridad, que no parecía llevar un arma encima. Aquello era indicativo: alguien se la había sustraído, y estaba casi seguro de que no habían sido los dinosaurios. Respiró un momento, olvidando el momento tan tenso que habían pasado.

-Take me home, country roads... -canturreaba en voz baja.

Echó una ojeada, y vió tres jeeps más. Parece que no tendrían problema de transporte, como alguien había sugerido antes. Sin más, se aproximó al jeep estacionado para aparcar cerca de él, que no al lado. Ya que tenían espacio, lo mejor era dejar una distancia que les permitiera salir maniobrando. Sin embargo, él tuvo la precaución de aparcar de culo, con el morro mirando a la entrada. Si había que salir de allí cagando leches, mejor que no hubiera que hacer demasiadas maniobras. Estaba convirtiéndose en un veterano de la Isla Nublar.

-Ahora a buscar a Tim. No os separéis y gritad si encontráis algo peligroso que vaya a matarnos o comernos.

Echó una ojeada más al lugar antes de echar el freno de mano, dejar metida primera y apagar el motor. Habría que explorar ese sitio... a pie. Entonces, miró a Elmar.

-¿Me devuelves la herramienta? Le estoy cogiendo cariño.

Annie no tiene ni idea de a qué dinosaurio pertenece ese rugido y la verdad es que tampoco le interesa saberlo, le basta con saber que el bicho es grande y que se la puede comer para decir “patitas para qué las quiero” y echarse a correr, mejor dicho, empujar con todas sus fuerzas para que el jeep al fin salga de la zanja, Randall lo eche a andar y huyan de allí con el acelerador pisado a fondo.

De todos modos la fontanera ya estaba lista para volver a disparar si era necesario, aunque cuando el jeep ya estuvo nuevamente operativo en un abrir y cerrar de ojos estaba arriba, sujetándose con fuerza y ayudando a los demás a subir para que Randall les salvara el culo llevándolos lejos, bien lejos de allí.

El metria-ven-tú-a-saber ya fue visible a ratos y si las sacudidas en el jeep no hubieran sido tantas y tan bruscas, Annie de verdad se hubiera aventurado a dispararle al bicharraco ese, pero no, el zangoloteo era demasiado y si dejaba de afirmarse corría el riesgo de caer del jeep, además que en esas condiciones acertar al animal era imposible.

Al fin lo dejaron atrás y el alma le volvió al cuerpo, aunque del puro susto estaba entera sudada, la camiseta, que otrora había sido blanca, se le adhería todavía más al cuerpo dejando que las dos pequeñas y bien definidas protuberancias a la altura de su pecho fueran más que notorias. ¡Vamos que habría sido la delicia en un concurso de poleras mojadas!

De momento la amenaza de los dinosaurios había quedado atrás y ella podía respirar tranquila. Llegaron hasta la central y lo cierto es que el trayecto fue hasta agradable, pero todo se diluyó al encontrarse al guardia de la central a medio devorar ahí junto a la caseta.

Tres jeep, cuatro con el que ellos, mejor dicho Randall acababa de aparcar. No estaba mal, prácticamente un vehículo por cabeza, aquello dentro de todo era alentador y a menos que apareciera un rex o uno de los dino gigantotes y aplastara los jeep, problemas para movilizarse no iban a tener.

-Ahora a buscar a Tim. No os separéis y gritad si encontráis algo peligroso que vaya a matarnos o comernos -dijo Randall.

-Gritar... -respondió ella- eso no tienes ni para qué pedirlo, Wishman.

Aún quitándose media selva de encima, Antoine trataba de hacer que toda la adrenalina que le corría por el cuerpo bajara un poco. Tenía los ojos muy abiertos, y la cara roja, a punto de estallarle. De hecho, en cuanto el jeep dejó de brincar como una cabra montesa, puso el seguro a su arma, por si acaso. Poco a poco, mirando hacia la selva, su cuerpo recuperó la estabilidad. Los latidos del corazón volvían a su ritmo normal, y su respiración se hacía menos agitada. Realmente, de todo eso se podría hacer una triología de películas... Por aquello sería más famoso que George Lucas o el propio Steven Spielberg. Eso, claro, si salía de aquella maldita isla. 

El resto del camino fue tranquilo, y permitió al francés pensar y reflexionar. Su cabeza era una auténtica tormenta de ideas. Nada como sobrevivir por una noche entera en aquella isla para recuperar la inspiración. El jeep frenó, sacando a Antoine de su ensimismamiento. La enorme estación geotérmica, que más que una simple estación, parecía una central energética capaz de alimentar París por si sola, se alzaba frente al coche todoterreno. "Americanos" pensaba "siempre despilfarrando la energía como si la regalaran." 

Bajó del jeep tras Annie y Randall, agarrando con fuerza el rifle, examinando el complejo.

Cita :

Antoine miró al experto conductor. "No, si te parece me lo callo" Estuvo a punto de decírselo pero la respuesta de la chica le pareció suficiente. Sin embargo, no se privó de dar su opinión acerca de la búsqueda de Tim. 

-Quissás segía acegtado extgemag las pgecaussiones paga con ese tal Tim, puede confundignos pog gusos y dispagagnos, o sabeg quiénes somos y dispagagnos igual...- "Yo al menos lo haría". Esa última parte se la guardo para sí. 

Hay un silencio sepulcral alrededor de la central, solo roto por algunas aves tropicales y el rumor de las hojas.
Cuando empezabais a separaros, casi de repente, se oye a Tim por la radio de nuevo

¿Sois vosotros? ¿Sois realmente vosotros los que habéis aparcado delante?

Elmar saca de la mochila algo con el Logo de Jurassic Park y lo alza en alto en señal de saludo. Lo agita un par de veces antes de levantarse y alzar los brazos.

Esperemos que asi nos vea y entienda que somos realmente nosotros.

Randall había bajado y no se había alejado mucho del coche cuando la radio sonó. Al girar la cabeza, se topó con Annie de perfil, y su cabeza pasó de largo para luego volver durante un segundo a fijarse en... Dios, que tetas.

La voz de Tim le sacó de sus pensamientos poco honestos, y trató de ver donde estaba. Podía ser una trampa, quizá, pero eso ya le daba igual. Estaban a campo abierto, así que si alguien quería matarles, solo tenía que apretar el gatillo.

Levantó un brazo con la mano cerrada y el pulgar en alto en señal de aprobación.

-Si se trata de un jeep con cuatro hombres y una mujer ataviados con uniformes y vestuario del parque sí, son ellos-

Responde Michelle desde su radio.

Aquí estamos. La central geotérmica era una maravilla de la construcción, sin duda un claro reflejo del sueño americano, que enriquece a la gente como yo a costa de los capullos más pobres y de la salud del planeta, ¿pero a quien le importa la contaminación y todas esas chorradas? Sólo a los soplagaitas de greenpeace, jippis y melenudos piojosos. Yo no estaré aquí cuando el planeta se vaya a pique, así que mejor disfrutar de la vida que nos ha tocado, los que vengan después que se apañen como puedan.

Salgo del jeep y ajusto el nudo de mi corbata con elegancia, deteniéndome a mirar de nuevo los voluptuosos pechos de la chacha, no se puede negar que estaba bien dotada, estaba claro por que la habían contratado para Isla Nublar.

Walkie-Tim:

La voz de Tim sonó a través del walkie que llevaba Randall, parece que ese colgado seguía por aquí después de todo, seguramente el muy idiota se había quedado ahí dentro a oscuras, lloriqueando y lamentándose por su cruel destino.

Camino hasta la puerta y me quedo junto a ella, con la espalda casi apoyada en la pared, asegurándome que salgo de la linea de visión de las ventanas, no sea que el gabacho tenga razón y el bueno de Timmy empiece a pegar tiros.

Walkie-Michelle:

La womanizer siempre tan elocuente, no podía decirle que nuestro walkie está averiado y no puede emitir. Además, no creo que mi traje de diseño italiano sea un "uniforme o vestuario del parque". ¿Pero que se piensa?...

Annie también había escuchado la radio, así que, para asegurarse que Tim los viera y creyera que efectivamente eran ellos y no un producto de su imaginación, levantó los brazos y los agitó un par de veces por encima de su cabeza, para posteriormente bajarlos y buscar con la mirada el lugar desde el cual Tim podía estarlos observando... eso pensando en que él no llevaba binoculares, porque si los llevaba por mucho que Annie se esforzara no lo iba a ver.

Pasan algunos segundos, y la puerta de la Central se abre despacio y por completo, adentro solo se ve oscuridad durante unos segundos.

De allí sale un muchacho de unos veintitantos años, con aspecto desaliñado y la ropa de mozo portuario secada sin habérsela quitado, salpicada de barro y sangre. 'Luce' un vendaje improvisado en la espinilla de la pierna derecha, hecho con posiblemente una camisa, empapada en sangre, junto con el resto de la pernera y el zapato derecho, aunque da la sensación de que hace ya que ha dejado de sangrar.

Cruzado a la espalda tiene un AK, en su mano derecha empuña otro, y en la izquierda tiene el walkie-talkie de los mercenarios. Del bolsillo izquierdo del pantalón sobresale la culata de una pistola, y lleva una linterna en el cinturón. Al hombro izquierdo le cuelga una mochila pequeña marrón de tela dura, de las que usan los que trabajan lejos del centro de control y el hotel para llevar su ropa y demás.

Respira cansado, y su expresión tiene ese brillo astuto, endurecido y suspicaz que os ha aparecido a todos en los ojos en la última noche, pero que hasta ahora no habíais reparado: Es la mirada de los supervivientes, que ya han pasado todo el miedo que tenian que pasar y lo han superado.

Soy Tim Robins.... Coge aire y os mira a todos ¿Quién de vosotros es Randall...?

Sonrió, despacio.

No se había equivocado. No, joder. El chaval estaba allí, y no era una trampa de los rusos. El puto Tim Robins en persona, y era muy diferente a como él pensaba. No era un niñato asustado de mierda, sino un tío cachas que parecía habérselas arreglado para conseguir un pequeño arsenal de armas rusas.

Se acercó a él, subiéndose las gafas hasta el pelo. No podía ocultar que estaba contento de verle. Se detuvo frente a él, asintiendo brevemente.

-Yo soy Randall Whisman.

Tim se acercó a Randall con el paso más ligero que pudo, aunque era un paso cansado y errático, pues parece que la pierna aun le dolía.
Cuando llegó a él, sonrió y le ofreció la mano.

Gracias, tio. Miró a los demás Gracias por venir a buscarme... después de todo. Miró hacia dentro de la central y momento, y cuando volvió la cara, tenía la vista algo baja No se si se podrá arreglar ese estropicio, pero lo dudo.

Por cierto... Hizo un gesto de espera, y habló por el Walkie.
-Son ellos, ya estamos reunidos. -Dejó una breve pausa- Gracias, después de todo.

Tendió el Walkie talkie a nadie en especial, aunque Randall era quien estaba mas cerca

Por si quereis decirles algo.

Estrechó su mano, contento por haberle encontrado. Sus palabras le hicieron recordar que hasta hace poco había estado sometido a la dictadura de los timoratos que solo sabían huir y esperar un milagro de la virgen.

-Sí, nuestros compañeros son algo... especiales. Hemos ido a ciegas hasta ahora, pero queda claro que tenemos que conseguir ayuda. No te preocupes, ahora vas con nosotros, y nosotros vamos a procurar llamar por radio y pedir ayuda, sea como sea.

Sonrió brevemente, y agradeció que le pasara el wakie. Antes de presionar el botón le comentó el asunto:

-Tenemos una radio de un ruso, que no transmite. Los jeeps tambien tienen solo transmisor de radio, asi que por eso no te hemos podido mantenerte al corriente de nuestra llegada.

Presionó entonces el botón.

-Michelle, soy Randall -dijo- ¿Como vais con la antena? Si veis factible repararla, nos reunimos con vosotros. Sino, tiraremos directamente para la estación de radio del pico más alto de la isla, bordeándola por fuera para evitar a los dinos.

Elmar sonrie al ver a Tim. Incluso le palmea el hombro para que se sienta comodo.

Escucha que la radio funciona y que Randall transmite.

Dejamela un momento Randal... tenemos que darle el Codigo de Emergencias. Que vayan llegando los refuerzos...