Partida Rol por web

La droide sigue acercándose:

- Voy a serte sincera: esos no tienen nada. Y no me atraen tanto como tú. Contigo quiero probar suerte, me gustan tus bigotes y su gorro.

Está muy cerca, huele bien, es una droide perfumada, una mezcla de frambuesa y aceite de motor. Si la tocas podrás comprobar que su exoesqueleto está cubierto de algo suave.

- ¿Me vas a decir que un hombretón como tú no puede permitirse mi compañía?

Aquella muchacha-bot estaba siendo muy agradable. La verdad, mi cuerpo encendía dos alarmas diferentes, la de la necesidad y la del peligro inminente. La edad hacía mucho (¿qué edad? Bah, no tengo tanta edad... ). Le dije dos cositas a ella-bot:

-¿No ves cómo visto tan desastroso? Puajj... Me temo que estoy más que pelado, y vine con mis amigos de allá - - Dije señalando a los otros tres que andaban por ahí- a buscar trabajo, así que no creo que te pueda servir de mucho... ghmmmm... - Dije, mientras le tocaba el brazo, suave y aterciopelado. Joder. Frambuesa... ¿qué habilidades tendría? Ehmmm, hummm... no, no te dejes engañar... ¡Estamos aquí por algo, y no es para esto...! 

Pfff... ¿Porqué vendría a mi?

Vaya panda de imbéciles. Primero, empezaba a pensar que no iba a sacar ningún tipo de información de aquellos capullos, y segundo... cuando empezaron a rodearme, se me torció el gesto y comencé a cabrearme. ¿De qué iban?

—En fin. No creo que podáis ayudarme de ninguna forma —contesté, encogiéndome de hombros. Luego me di la vuelta y me enfrenté al que me cerraba el paso hacia la salida—. ¿Te quitas?

Cogí mi llave inglesa, y la golpée contra la palma de mi mano. Esperaba no tener que usarla...

Cuando haces eso el tipo se aparta, diciendo:

- ¡Cuidado con la pequeña que va armada! Jajajajaja.

Todos siguen riendo tras de ti.

Afuera, un poco más allá, cerca de la recepción de la zona de oficinas, puedes ver a Gustav y Dallas habalando con un droide, Gustav tiene cara de desesperación y Dallas no para de mirar alrededor, como buscando algo.

En el lado opuesto, dentro de la cafetería, Hub bebe junto a una droide de compañía bastante atractiva, que no deja casi nada a la imaginación. Es una droide, se ve claramente, pero es increíble cómo tantas personas pueden "hacer uso" de ellas. A esta distancia ves cómo el viejo acaricia uno de los brazos de la mujer-máquina, recubierto de piel sintética. El viejo tiene que estar bastante necesitado después de dos años (o más) sin llevarse nada a la boca.

Por lo menos no había tenido que partirles la cara a aquellos imbéciles. Aun así, había cogido un cabreo de la hostia. Tanto, que, al ver al viejo ligoteando con... ¿una máquina?, fruncí aún más el ceño y negué con la cabeza. Él era piloto, seguro que cuando era joven también había molestado en grupo a las chicas guapas...

—¡Hombres...!

No sé qué veían de divertido en hacer eso. ¿Quizás se sintieran más hombres yendo en manada e incordiando a las chicas? ¿Tan patéticos y cobardes eran de tener que ir en grupos?Negué con la cabeza y traté de respirar hondo. No merecía la pena sentirme así por aquellos capullos.

Luego fui hasta donde estaba el viejo pero... me senté un poco más apartado de él y de la droide, intentando pasar desapercibida. Cuando se acercó el camarero, pedí la bebida alcohólica más fuerte que tuvieran en aquel lugar. Lo que fuera. Necesitaba alcohol y un buen cigarro...

La atractiva droide de compañía analiza tus últimas palabras. Tras un segundo se aparta de ti, y sin decir palabra se aleja. Atraviesa toda la cafetería y sale hacia donde están Gustav y Dallas. Mientras la droide camina descubres a Knox, que te mira con cara de no sabría decir, tomando algo sentada en una mesa algo alejada de ti.

El barman (es muy gentil llamarle barman para la actitud poco servicial y pasiva que muestra hacia ti) te sirve la bebida y vuelve detrás de la barra. En ese tiempo algo ha pasado, aparentemente Hub ha dicho algo que ha hecho que la droide se vaya de su lado. La droide de compañía, muy atractiva, pasa contoneándose delante de ti y sale de la cafetería hacia donde están Gustav y Dallas. Hub te descubre.

la droide de compañía

Por un momento, lamenté que la droides se fuera, pero... Puaj, a saber dónde había estado, y sobre todo, si quería de mi algo más que un poco de dinero en efectivo... Y grrrr, gruñí mientras lo pensaba, quizás estaba intentando joderme... Y no podía dejar que me quitasen la suerte de lo que habíamos conseguido tras dos años... Pero uffff... Casi me arrepentía ya...

 Hmfff. Knox estaba allí. Mi Knox.  ¿Knox me abría visto toqueteando a la muchacha-bot? Pfff que vergüenza.  -¡Eh Knox!, ¿Cuánto tiempo llevas ahi?, Yo no he hecho nada... Sólo beber, jaaaaapuish. -Hice un ruido indeterminado y algo extraño con la garganta. A saber que pensaba de mi. Maldicion... -Otra copa, venga, hablador... 

Mientras Gustav plantea torpemente preguntas al droide, te percatas de algunas cosas que pasan a vuestro alrededor:

Knox sale algo enfadada del SNM y se adentra en la cafetería, donde se sienta a tomar algo en una mesa. En la misma cafetería Hub está en la barra, acompañado de una droide. Es una droide de compañía, que va semidesnuda, y que coquetea con él. Él la toca en varias ocasiones mientras hablan muy juntos. Knox los mira, pero ellos no lo saben. Tras un momento algo tenso, en el que estás segura de que Hub se ha puesto muy "nervioso", la droide os mira, y Hub le dice algo. Acto seguido ella le deja solo en la barra y sale de la cafetería, hacia vosotros. Se acerca. Luego Hub y Knox empiezan a hablar. La droide se acerca y llegará en un momento.

la droide de compañía

Cuando el viejo se percató de mí, sonreí socarronamente.

—No llevo mucho, lo suficiente como para ver que ya hasta las droides te rechazan —le contesté, aunque luego hice un gesto con la cabeza—. Anda, ven, viejo. Siéntate conmigo. Yo no te rechazo, ¿sabes?

Le di un trago a la bebida mientras esperaba que se sentara a mi lado... y tras ello, una calada al cigarro que acababa de encender. ¡Mezcla mortal!

—Hub, tengo que preguntarte algo —dudé un segundo si era buena idea continuar o no, segundo en el que dejé la frase a medio acabar suspendida en el aire... pero al final suspiré y lo solté—. ¿Cómo eras tú de joven?

Parecía una pregunta de cachondeo, y viniendo de mí... hubiera sido lo más normal. Meterme con el viejo por lo viejo que era. Pero... en realidad lo preguntaba en serio. Quería saberlo. Y a Hub debió quedarle claro porque en mi rostro no había ni un atisbo de sonrisa socarrona. Por el contrario, estaba seria y le miraba de reojo...

Me dirijo a Dallas -Bueno, no parece que este droide nos pueda ayudar-

Me voy hacia el panel informativo y busco si en ese edificio se encuentra la oficina que buscamos.

Gustav busca en el panel:

Cuando lo encuentra una droide de compañía se acerca a vosotros. Va semidesnuda, es muy atractiva, y huele a algo parecido a frambuesas. Son droides diseñados para "descargar" las necesidades de los solitarios pilotos en largos viajes, este lugar debe alojar a muchos de ellos. La droide se acerca a vosotros, está recubierta de una suave piel sintética:

- Vuestro amigo me ha hablado de vosotros. ¿Queréis pasar un buen rato? Puedo atenderos juntos o por separado.

Señala hacia la cafetería, donde Hub habla con Knox sentados a una mesa.

Murmuro, murmuro entre dientes "si supieras que yo la he animado a rechazarme... Pfff, mejor no meterme en líos... Pero claro, ahora ya risas, ¿No? Ni Pilo Cacho con una muchacha-bot". -Hummm... Ya voy, ya me acercó, señorita de las herramientas... Pfff. Si, a tu lado. Pero no los el rechazo, no, que va. Yo la rechacé. No. Porque me gusta charlar contigo. Si si. Y beber contigo. Aunque no me sigas el ritmo. Nadie me lo sigue... Pfff.

En ese momento, me acerqué y me senté a su lado. Bah. No tenía nada mejor que hacer... ¿o sí? Bueno, ya daba igual. Pero Knox me hizo una pregunta. Una sería. De esas que ella hacía pocas veces, pero cuando las hacia era necesario responder. E iba en serio. Me olvidé de protestar unos segundos. O minutos, no se. Me miraba con atención... -Asi que quieres saber... Mffff... No se, ¿Por? ¿Tanto te aburres? Pues... Pfff. Si te preguntas si era tan proteston, te diría que no. No no no. Para nada. Era un tipo majo, divertido no, tampoco te creas. Aunque tú entiendes mi humor. Pero era alguien que quería... -¿De verdad tenía que contárselo a aquella mocosa? - ¿Te lo digo? - Dejé las protestas, las malas caras, y sonreí. Raro. -Soñaba con recorrer las estrellas y con aventuras y descubrir nuevos lugares. Es tan hermoso verlas...

¿Que no le sigo el ritmo? ¡Sí, ya...! Sólo le dejaba ganar porque el viejo se picaba y le podía entrar cirrosis... Que su hígado ya no estaba para juegos.

En cuanto a su contestación sobre cómo era de joven y sus sueños juveniles, le escuché atentamente e incluso volví a sonreír. En realidad, tenía mucha curiosidad por haberle conocido de joven. ¿Cómo sería? ¿Desde cuando tendría su bigote? ¿Alguna vez había tenido la barba afeitada, o nació ya con ella? Jamás le había visto sin barba... bueno, descontando cuando Adaknosequé le arrancó unos cuantos mechones de cuajo.

—¿Tienes alguna foto de cuando tenías mi edad? —le pregunté, tratando de saciar mi curiosidad—. ¿Sabes? Estoy segura de que debías ser bastante atractivo.

Aunque también me preguntaba porqué ahora era tan gruñón. ¿De verdad antes no lo había sido? No me lo imaginaba sin bufar a cada frase que daba... ¿Tanto nos afecta la vejez? ¿O le había pasado algo más para haber cambiado? Quise preguntárselo, pero no me atrevía... Quizás no era un tema del que le gustase hablar al viejo.

Finalmente, le di un trago largo a la bebida, acabando hasta la última gota, y entrecerré los ojos notando el ardor del alcohol quemando mi garganta. Sí, de verdad que el camarero me había dado la bebida más alcohólica que tenía.