Partida Rol por web

Fragarot estaba lista para el viaje, con un corcel oscuro y de porte poderoso, encamina el trayecto a paso de galope y mientras duraba el viaje, dice:

- Capitán, tengo un conocido mío en las Islas Innombrables, se trata de un enano, uno que antes fabricaba cañones, era el favorito de Alharan y la verdad que contaba con la mejor mercancía si me lo pregunta…podemos ir a visitarlo cuando usted diga o puede ordenar a alguno de sus hombres para que le pida buenos precios…no se arrepentirá de ello mi buen capitán - pasado unos kilómetros en silencio vuelve a hablar - si me permite contarle, teníamos un pacto…o mejor dicho, una apuesta entre la Vieja Cofradía, para ver quién era el que despertaba primero al capitán, siempre dije que Sinmar sería el que lo resucitara, ya que siempre le gusto coleccionar objetos raros, pero me imagino que yo estaba encabezando la lista de la mayoría, una bruja con poderes nigrománticos…que putada tener que pagar las mil monedas de oro a cada uno - ríe levemente, dejando ver una fuerte dentadura -

Tras unos 20 kilómetros muy al sur, el frío se sentía aún menos, dando lugar a vientos frescos pero secos.

La nieve que hace no mucho cubría el paisaje, fue reemplazada por césped y malezas.

Bajaron por una colina hasta adentrarse a un oscuro bosque, Fragarot con movimientos en sus manos, deja escapar varias esferas de fuego, lo que indicaba que manejaba la magia elemental  Sok con una agudeza muy perceptible, ya que crear fuego no era tarea sencilla.

Las esferas de fuego formaban un aro que la rodeaban de manera vertical, de tal manera que podían iluminar grandes pedazos de camino, dos de las esferas van a parar cerca a tus hombros, lo que te ayudaba bastante a percibir los posibles obstáculos a los que tu caballo podía llegar a toparse.

Tras un largo trayecto de nuevo silencio y calma entonada, llegan a un aparente montón de grandes rocas, cubiertas con maleza y otras hierbas.

Fragarot baja de su caballo y lo ata a un tronco de árbol cercano, diciendo en el proceso:

- Llegamos capitán -

Esperando que bajes y estés en el suelo también, la orca suelta un conjuro en un idioma desconocido para ti, se asemejaba bastante a los gruñidos de un lobo u oso, pero era algo aún más inquietante de oír.

Las rocas emiten halos de luz y sobre ellas se dibujan trazos que formaban palabras mediante un dialecto muy antiguo y desconocido a tus ojos. Las rocas flotan muy lentamente y se mantienen en el aire como si fueran sostenidas por sogas invisibles.

Las esferas de fuego ahora pasan a la entrada de la tumba, la cual iba abarrotada por antorchas, que eran encendidas una por una.

Un aullido muy sonoro, poco agudo, surgió del bosque, Fragarot ríe poco sorprendida y te dice:

- Tendremos visitas capitán, prepárese para lo que venga - la orca baja rápidamente por las escaleras y te grita desde ahí - no hay tiempo para luchar ahí afuera capitán, baje de inmediato, el ritual debe comenzar y aquí está mejor posicionado  -

Tras estas palabras, se oía el jadeo de grandes criaturas, pisadas agiles pero pesadas a la vez, de seres que iban acercándose hacia tu encuentro, tras pocos instantes, notas quienes eran.

Se trataban de licántropos, terribles enemigos de los vampiros, eran uno, tres, seis…siete licántropos dispuestos a la lucha, algunos en sus dos patas traseras, otros de a cuatro, todos con su pelaje pardo y colmillos empapados en baba rabiosa.

Durante el camino a la tumba Fagarot me habla sobre un conocido suyo en las Islas Innombrables, un enano que es muy bueno haciendo cañones y visto la falta de potencial en alguno de los barcos ibamos a necesitar potencia de fuego... ademas esas islas estan de paso a casa asi que tampoco seria un gran problema. - Las Islas nos van de camino, no habra problema en pasar por alli. - Sonrio ante su comentario de tener que pagar deudas. - Si todo va bien Fagarot te habras unido a nuestra hermandad y tendras en tu poder la cabeza de un dragon... no parece mal cambio por un poco de oro ¿no crees? - Mi tono es amistoso, no hay dobles intenciones.

Aun hacia frio y la nieve cubre levemente nuestro camino hacia la tumba del capitan hasta que poco a poco con el paso de los kilometros la nieve da paso a unas rachas de viento frescoo y cesped con malezas. Fagarot señala un oscuro bosque y bajando una colina hacia alli nos dirigimos. Con un par de gestos unas bolas de fuego se colocan en sus hombros y en los mios, permitiendome ver donde pone sus pezuñas mi caballo para que no se rompa alguna pata. La orca detiene su caballo y baja ante un monton de rocas que no aprecen tener valor alguno, los mejores escondites. Pronuncia un hechizo en una lengua antigua y que suena realmente mal... miro nuevamente a la hechicera, conocia muchos idiomas pero el suyo es diferente muy diferente... parecia casi aullidos... ¿el idioma de los lupinos?

Las esferas se cuelan en el agujero que las piedras han dejado tras ser levantadas por el hechizo de Fagarot cuando la noche se llena de aullidos, una sonrisa feroz aparece en mi rostro mientras mi compañera me indica que entre, que sera mejor pelear alli dentro... lupinos no me cabe duda. A paso apresurado entro en la caverna tras ella e inspecciono el lugar, buscando un sitio donde no tener que enfrentarme a toda la manada... un sitio donde solo puedan atacarme de uno en uno o lo maximo de dos en dos. Desenvaino mis dos armas mientras me concentro en sus cuchillas... si quiero salir de aqui mas vale que sea con algo de plata, miro los filos de mis espadas mientras pronuncio yo tambien unas palabras magicas... alargo el hechizo apra incluir una armadura que me proteja de lo peor de sus golpes... de esa guisa los espero en la ubicacion seleccionada. No tardan mucho en aparecer pero e su numero lo que me sorprende siete malditos lupinos, cada uno corriendo en la psotura que prefiere pero todos con sus colmillos listos para matar.

- Ve Fagarot, yo me encargo de estas criaturas... hacia mucho que no veia a uno de estos. - Y ahora tengo siete, eso es una gran manada... va a ser algo interesante que contarle a Lyd cuando vuelva. Me concentro en el momento que viene, en mi mano sobre mi empuñadura y la energia magica que recorre mi cuerpo, me pongo en posicion de comabte con mis espadas por delante mio.

Bajas por las escaleras, Fragarot corre por un pasillo hasta llegar a un cuarto de mayor tamaño, donde comienza el ritual, colocando velas y otros artilugios de extraña forma de manera circular, estando en el centro una especie de trono de roca, con un esqueleto de lupino en él, con una brillante y magnifica guadaña en su mano derecha.

Fragarot comienza el proceso de resurrección colocándose frente al cadáver, de rodillas y con sus manos al aire, meneándolas como atrayendo las energías negativas de ese lugar, de su garganta surgen canticos guturales y carrasposos.

Cruzas el pasillo, dejando atrás a la manada, quienes tienen que ingresar por el mismo uno tras otro, tal como planeaste, lo que te da una buena ventaja táctica contra un grupo tan cuantioso como lo eran aquellas criaturas.

Bajamos por la caverna, las escaleras pasan veloces tras nuestros pies hasta llegar a un sitio que me resultara beneficioso en la pelea que esta por venir, solo de uno en uno... mejor incluso de lo que esperaba. Veo en el limite de mi capo de vision como Fagarot se arrodilla ante el esqueleto de un lupino que sostiene una guadaña que refulge con el poder de su interior... la orca empieza con su ritual.

Desenvaino mis armas y antes de poder lanzar ningun hechizo el primero de los lupinos entra sobre mi, su brazo derecho lanza un golpe que empieza a caer sobre mi cabeza. Un rapido giro de hombro y un impulso desde mi muñeca y mi espada desvia el golpe en el ultimo momento haciendo que las garras rechinen contra la roca. Con ambos filos listos para el combate y con el lupino a escasos metros de mi empiezo a recitar un conjuro para que el filo de mi arma sea de plata pura... el hueso de dragon por duro que sea no conseguira hacerles daño de verdad a eas bestias.

- ¡Siga así capitán, solo un poco más! - grita Fragarot mientras sostenía un aparente peso invisible muy fuerte que trataba de aplastarla, el esqueleto del lupino comenzaba a temblar, haciendo surgir pequeñas zonas con carne -

El licántropo abre los ojos y ruge ante su fallido intento de ataque, mientras que las demás bestias intentaban escalar las paredes del pasillo, para así lograr un ataque aun más potente.

Noto como el poder emana de las palabras que conjuro y como el filo de mi arma refulge con el brillo de la plata... una sonrisa depredadora asoma a mis ojos mientras la bestia que tengo delante intenta volver a arrancarme la cabeza, veo perfectamente por donde viene el golpe... levanto mi espada corta y lo bloqueo sin ningun problema desviando la direccion y evitando la mayor parte de la fuerza del mismo mientras mi diestra prepara un lanzamiento profundo a su yugular.

Noto como si el tiempo se detuviera, como su garra pasa alejada de mi y el hueco en su defensa se abre, como mis musculos fuerzan la direccion de la espada y como la punta de la misma se dirige inexorablemente hacia su objetivo. Mientras la espada se dirige a su destino me da tiempo a observar mi entorno, durante una fraccion de segundo mis ojos ven a las demas bestias intentando escalar la roca... intentando conseguir un buen punto desde donde lanzar un ataque brutal, un problema sin duda, pero uno que tendre que resolver cuando llegue el momento...

El licántropo recibe el espadazo, la plata hace su trabajo y una oscura mancha comienza a expandirse desde la herida, lo que lo deja inmóvil en el suelo.

Al caer aquel licántropo, cuatro de la manada avanzan, uno por el suelo, otros dos por las paredes y uno ultimo por el techo, valiéndose de sus fuertes garras como soportes, cuando te disponías a atacar, oyes un terrible rugido que viene desde tu espalda y luego una poderosa masa que choca contra aquellos licatropos.

- ¡Aquí solo hay espacio para una bestia! - vocifera la masa, quien no era otro más que Alharan, los licántropos apenas pudieron resistirse a sus garras y al poder de su guadaña, la cual desmembraba sin aparente dificultad a los fuertes seres que deseaban no hace mucho atacarte, tres de ellos se detienen y miran asustados al capitán, quien les habla -  vayan y avisen que su rey ha vuelto, que es hora de poner orden en este mundo de mierda…¡corran perros sarnosos y no me hagan arrepentirme de esta segunda oportunidad! - los tres lupinos con la cabeza agachada y cuan simples cachorros se tratasen, acatan la orden y suben por las escaleras hasta perderse de vista -

Alharan cae sobre una rodilla, sosteniéndose con un brazo sobre el suelo, estaba jadeante y aparentemente débil. Fragarot se acerca con mucho temor y posa ambos brazos sobre el lomo del recién resucitado, quien era una masa muscular de dos metros, con una espalda tan ancha como los antiguos arboles de Freliom.

- Cap…capitán - dijo la orca tragando saliva - disculpe que… - no pudo lograr terminar la frase, puesto que el lupino la agarra del cuello y la levanta sobre una pared -

- Una y otra y otra vez, les ordene que nunca me resucitasen malditos magos, y mírame, soy una parodia de lo que fui antes, un simple hechizo, algo que siempre odie puta asquerosa…encima tu Fragarot, nunca lo creí de ti, ahora debes pagar el precio… - los ojos de la orca se salían de orbita, apenas podía resistirse ante la fuerza del capitán quien estaba decidido a matarla, sin temer lo que conllevaba ese hecho, todos los hombres de Fragarot abandonándote y a la caza del capitán Alharan -

Mi espada rasga el aire con fuerza hasta golpear al lupino, la herida con plata rapidamente hace su efecto como el veneno que es para esta especie, debilitandolo y haciendole caer al suelo. Cuatro de las bestias se lanzan entonces hacia mi, paredes, suelo y techo... demasiados angulos que cubrir, demasiadas defensas imposibles, solo me queda atacar para reducir su numero cuanto antes. Mi pie se posiciona detras mio para que pueda coger impulso, mi brazo hace lo mismo dejando la espada cuan larga es como continuacion del mismo... y justo cuando estoy a punto de atacar, una sombra, un movimiento y una bestia de increible poder se lanza contra los lupinos haciendoles huir con una voz que viene de mas alla del la Ultratumba.

Levanto mi mirada para ver al ser que esta ante mi, con una guadaña y un cuerpo de proporciones mas alla de lo imaginable. La criatura cae sobre una rodilla, debilitada pero aun asi peligrosa. Fagarot se acerca a él pidiendo perdon, mas su disculpa se pierden en el aire, cuando la furia hace que Alharan se levante cogiendola del cuello y estampandola contra la pared para echarle en cara volver de entre los muertos. Me elvanto, con las piernas ligeramente separadas, sin llegar a ser una posicion de combate pero si al menos de autoridad.

-Capitan Alharan, suelte ahora mismo a Fagarot. Si debe dirigir su ira hacia alguien es hacia mi, pues yo le he obligado a devolverle de entre los muertos. Yo le he causado esto... su subalterna nada ha podido hacer para evitarlo aunque ella mismo dijo que no le parecia correcto. - La criatura que hay ante mi es poderosa mas alla de lo que soy capaz de imaginar y la guadaña... escapa siquiera a mi compresion. Me adelanto un par de pasos para obligarle a mirarme mientras mi espada aun reposa en mi mano, mas no en actitud agresiva. - Capitan Alharan se que la unica manera de poseer su guadaña es que usted mismo la entregue. He obligado a Fagarot ha despertarle porque el poder de ese arma es necesario para que Karjian tenga un futuro, vengo aqui a pedirle que me entregue su arma, vengo a pedirle que me entregue la posibilidad de derrotar a un enemigo que arrasara todo Karjian sino lo detenemos. - Un par mas de pasos mientras doy la vuelta para quedarme cara a cara si el lupino no ha decidido mirarme. - Los dragones han vuelto, no se como ni porque, pero lo que si se es que estan arrasando con todo lo que se cruza en su camino. Enanos, elfos, humanos, orcos... les da igual la raza o la bandera, les da igual la libertad o la vida... solo desean arrasarlo todo convertir Karjian en un erial de muerte y destruccion... y no puedo permitirlo. - Envaino la espada corta y hago otro tanto con la de plata, para despues arrodillarme ante él. - Mi nombre es Drakken Rash'Al Nassark, Señor de la Legion y Enemigo de la Inquisicion. Esos sobrenombres deberian significar algo incluso para alguien como usted... le pido, le suplico que me permita salvar Karjian y a las razas que lo pueblan.

Asi en esa posicion unas ultimas palabras salen de entre mis labios, sabiendo que pueden ser mi condena a muerte. - Dirija su ira hacia mi y deje en paz a Fagarot, si lo que le he dicho no le convence de la necesidad que tenemos de ese arma. Si cree que he mentido, entonces acabe conmigo pero dejela a ella vivir, pero si alguna vez amo este mundo... le pido que deje vivir a Fagarot y me permita salvarlo. - Alejo mis manos de mis armas y espero la decision del capitan Alharan, solo espero que si la guadaña cae sobre mi, ella pueda escapar.

Alharan oye todas tus palabras, se gira para dejar ver sus terribles ojos que brillaban demoniacos, se notaba ira en su respirar y en sus terribles colmillos preparados para atacar, suelta a Fragarot, quien cae inerte, sin movimiento respiratorio, al parecer ya la había matado.

- Me he encargado de quien me resucito y ahora creo que deberé encargarme de quien ordeno la resurrección - la guadaña fue tomada con ambas manos, brillaba majestuosa y poderosa - ¿acaso tengo rostro de alguien que le interese lo que le pase a este mundo? Karjian siempre estuvo destinada a ser destruida, sea por dragones o por demonios, así que no tienes el derecho de ordenar mi resurrección, ritual que estaba prohibido para mis oficiales de mayor confianza, entre ellos esa traidora…la Guadaña de Azrael es mía y de nadie más, si la quieres chupasangre, deberás de arrebatármela -

Golpea el suelo con el arma, del golpe surgen trozos de tierra, lo que englobaba apenas una porción del poder que tenía el capitán.

El lupino expresa sus palabras mientras sus ojos refulgen con una ira capaz de amedrentar a seres mas debiles... no soy idiota estoy a punto de morir, eso es casi un hecho pero ese cabron ha matado a Fagarot, a un miembro de la Legion y no pienso dejarle irse sin mas. - Maldito idiota... tu y tu orgullo destruiran este mundo. Claro que te importa Karjian pedazo de licantropo sin cerebro. Acaso no peleaste con el Consejo para ser libre de vagar por los mares de este mundo... de ser completamente libre de los dominos de nadie y explorarlo a tu gusto. - Me levanto desenvainando mis espadas dejando que la plata refulga en el borde de mi arma... dudo que le haga efecto a un nomuerto pero poco puedo hacer ya. - Si esta muerta... entonces te hare volver a la tumba capitan, no lo dudes.

- Los Mares y Piratas de Karjian perdieron su oportunidad al matarme, ese hecho debía quedar así y tú lo has interrumpido chupasangre repulsivo - dijo mientras prepara su primer ataque, veloz y ágil, pero duro y potente como pocas criaturas son capaces de lograr -

La guadaña cae con fuerza sobrenatural, la velocidad es imposible de seguir y cuando aun estoy alzando la espada para intentar evitar el golpe noto como esta cruza mi cuerpo de parte a parte rasgando armadura, piel y hueso... el impacto esta mas alla de cualquier cosa que haya experimentado y puedo como la vida escapa de la herida sufrida.

- ¡Alharan! Detente lupino imbécil… - dijo una voz familiar a tus oídos, mientras te mantenías de rodillas, esperando el último golpe - este no es tu enemigo…es aquel quien alguna vez fue tu alumno, detén este derramamiento de sangre absurdo o deberás enfrentar un poder igual al tuyo -

Levantas la mirada, se trataba de Akenathor, el anciano elfo, quien tenía su báculo preparado para la batalla, Alharan pareciera hacer caso omiso a las palabras del elfo, hasta que dice.

- Es Amúr… -

El lupino se detiene, con rostro confundido.

- Al menos, él inicio todo esto, gracias a ti mi buen lupino…él ha conseguido criar a un hijo de Orr y ahora está preparado para recibir el puesto de Consejero gracias a esa sucia artimaña, pero se le ha ido de las manos…el hijo de Orr ya no responde a sus órdenes y se ha rebelado contra su maestro… -

La guadaña cae de las manos de Alharan y este se arrodilla vencido por la culpa, Akenathor aprovecha y se acerca a ti, con sus manos te sana lentamente, pero tras pocos minutos, sientes como la vitalidad y la fuerza vuelve a ti.

Fragarot despierta, al parecer solo estaba inconsciente y confundida observa toda la escena.

Una voz me alcanza alli donde estoy... aunque su tono me resulta familiar, la escucho como si estuviera a cien millas de mi. El dolor atraviesa mi ser haciendome incapaz de pensar en nada mas... solo se que alguien ha llamado a la criatura por su nombre y esta por un motivo que no soy capaz de entender ha detenido el golpe que debia segar mi vida.

Con un esfuerzo titanico levanto mis ojos del suelo de la caverna para ver el rostro de Akenathor... no entiendo que hace aqui... como sabia donde encontrarme... una unica palabra sale de entre sus labios y toda actividad se detiene en la gruta. ¿Amúr? ¿Quien es Amúr?

Me dejo caer con las rodillas en el suelo, mientras el elfo le explica algo sobre uno de los consejeros... que ha criado al hijo de Orr y que todo esto parece ser culpa suya. Uno de los consejeros ha criado al hijo de Orr y este se ha vuelto contra él... ¿Es Orr un dragon? Y que tiene que ver en todo esto Alharan. Un sonido llena mis oidos, la cuchilla de la guadaña al golpear el suelo donde Alharan la ha dejado caer. Mientras el lupino se arrodila en la camara, un par de manos se posan en mi pecho y una extraña calidez me invade. Noto como mi vida vuelve a mi, como mi vista deja de estar medioborrosa y como soy capaz de sentir el dolor sin que todo se difumine.

Con una lentitud exasperante consigo ponerme medio en pie y miro a Akenathor. - Gracias... pensaba que no veria mas alla de esta noche... Lyd se hubiera enfadado mucho. - Una sonrisa debil asoma a mi rostro, cuando las bocanadas de Fagarot al volver a respirar hacen que me gire para verla. Con un movimiento le indico al elfo que estoy bien pero que tengo que llegar hasta ella, con pasos lentos y debiles me acerco hasta la orca. - Creia que estabas muerta... me alegro de que no sea asi. - Le tiendo la mano mientras me apoyo en la pared para ayudarla a levantarse. La guadaña reposa en el suelo a escasos metros de mi pero soy quien soy por un simple motivo, mis hombres siempre van primero que cualquier otra cosa, cuando ella este recuperada veremos si ese arma puede ser mia... pero ella es lo primero ahora, aparte de intentar entender que ha ocurrido aqui.

Una vez Fagarot este de pie mirare al elfo a la espera de una explicacion mientras miro a Alharan sin saber muy bien que hacer. Acercarme a por el arma, hablar con el elfo o hablar con Alharan... no deseo venganza o algo por el estilo. Karjian primero para despues poder destruir a la Inquisicion... pero algo me dice que Amúr ha provocado esto y que Alharan de una u otra manera esta ligado a ese nombre y por lo tanto a la aparicion de los dragones. Tal vez sea una manera de darle una vuelta a todo lo ocurrido, mi mano pasa por donde hace escasos segundos habia una herida abierta y profunda...

Fragarot te responde solo con una afirmación hecha con la cabeza ante tus palabras, Akenathor se alejó y se arrodillo frente al lupino, conversando con él, sin que ustedes puedan oír sus palabras.

Tras varios minutos en esa posición, el lupino se levanta, toma su guadaña y se dirige hacia donde estaba durante el ritual.

Akenathor se acerca a ambos y con un gesto con la mano, lso invita a salir, acompañándolos a ambos hacia la salida.

Afuera la luna brillaba llena, triste y lánguida como la más dulce de las princesas, quien suspirante rogaba por un poco de amor, en su alcoba hecha por el manto eterno de la noche.

- Imagino que tienen muchas preguntas…Alharan no tardara, buscara su vieja armadura y saldrá una vez termine… - cuando estaba dispuesto a terminar la frase, se oyó en la tumba un gran escándalo, rugidos, cosas que comenzaron a destruirse, aullidos y palabras ofensivas - …termine su descarga de ira - dijo el elfo sonriente -

Dejo que Fagarot se coja a mi y la ayudo a soportar su peso mientras se recupera. Alharan se levanta, recoge su guadaña y se vuelve a donde estaba cuando empezo el ritual, mientras el elfo se acerca y nos invita a salir. Apoyandome con fuerza mientras sostengo a Fagarot me dirijo a la salida no sin antes mirar de reojo la monstruosa guadaña, aunque podria haberla intetnado coger eso no habria estado bien y ademas eso hubiera provocado que ni el elfo pudiera salvarme dos veces la vida.

El pasillo se hace eterno, entre el dolor de mi herida recien sanada y Fagarot recuperandose. - Supongo que tenias razon en todo esto... al menos ahora es posible que tengamos a alguien dispuesto a matar esos dragones por nosotros. Asi que igual no ha ido tan mal... - Aprieto ligeramente su hombro con mi mano para darle a entender que toda la culpa es mia, que no debe preocuparse por nada. En cierta manera me siento aliviado de que este viva... si hubiera muerto seria solo culpa mia... odiaba cargar con la muerte de mi hombres pero era algo que debia hacerse cuando se cometia un error.

La luna brilla en la oscuridad y la quietud de la noche, unicamente rota por los gruñidos que salen de la caverna, nos rodea. Asiento a las palabras del elfo... - Sin duda tienes el don de la oportunidad... ya estaba pensando en el mas alla cuando has llegado. Se que no debimos depertarle pero para la guerra que se avecina, su arma puede ser de gran ayuda... aunque claro si es el el que se une, entonces sin duda la cosa mejorara. - Levanto mi mirada a la luna mientras una sonrisa de decepcion surca mi rostro. - Aunque es una pena no haber conseguido su guadaña... - Me rio levemente. - Supongo que encontrare otra arma legendaria por ahi... ¿No crees Fagarot? - Le guiño un ojo antes de volver a mirar al elfo.

- Espero no ser maleducado pero ¿quien eres? - Le mirare con verdadera curiosidad... no todos los dias le salvan a uno cuando la misma guadaña de Azrael esta a punto de enviarte a sus dominios.

El elfo sonríe y solo deja la frase:

- ¿La guadaña de Alharan? No mi buen ophir*, no…esa arma es una reliquia que ni la muerte pudo separarla de su portador, así que me temo que esa guadaña será siempre de Alharan y no intente ser asesinado por el lupino pidiéndola, es solo un consejo - ríe afablemente - ¡Oh! Me temo que no se acuerda de mí, pero igual le diré mi nombre, soy Akenathor Leröiner, regente actual de Freliom y ayudante del Consejero Sirvus y la razón por la que vine aquí, digamos que fue algo fortuito, difícil de explicar… - sonríe - …Alharan odia a Karjian y Karjian odia a Alharan, pero me temo que en esta lucha deberán ayudarse para evitar la destrucción entre ambos…pero todo depende de las palabras que use usted para lograr una alianza con el capitán, digamos que yo le he preparado el terreno, solo queda acordar un trato con el viejo capitán, ahora si me permiten, tengo que marcharme -

Tras un ademan cortes, se aleja hacia los bosques, perdiéndose en la oscuridad, haciendo resonar a lo lejos el poderoso aleteo de alguna criatura desconocida.

Tras pocos minutos, Alharan surge de lo que era su tumba, llevaba una armadura tan poderosa como su portador, su guadaña enfundada a la espalda y sus ojos tan brillantes como la luna misma.

El lupino era de terribles proporciones, jadeaba al respirar y sus colmillos siempre estaban afuera, dispuestos a eliminar a todo aquel que se atreva a provocarlo.

- No se confundan, no los mate porque Akenathor me detuvo, que si de mi dependía, ahora mismo serian polvo… - ruge las palabras - …supongo que sabían de Amúr y su plan o solo son unos simples imbéciles que vinieron a resucitarme para quitarme mi guadaña -

- Capitán… -

- No te atrevas a hablarme Fragarot, aun no digiero lo que me has hecho, aun cuando sabias bien que esto iba contra mi voluntad, insultas mi presencia, insultas mi plegaria e insultas mi inteligencia con tu actuar, tu, que alguna vez fuiste como una hija para mí, aunque no debería de sorprenderme, dos de los seres que más he protegido y cuidado en vida, ahora resulta que me traicionan, uno resucitándome y otro apoderándose de un poder ajeno a él, solo para lograr unirse al Consejo, el mismo Consejo que me asesino… - Fragarot agacha la mirada, la poderosa orca a quien todos temen en las mazmorras de Varag, esa misma orca, estaba ahí con la cabeza gacha, con sus ojos brillantes no de magia, sino de lágrimas que se escaparían en cualquier instante - …tu, ophir, cuál es tu ubicación en toda esta mierda, habla de una maldita vez… -

El elfo hace mencion del arma, dando a entender que separarla de Alharan no es una opcion pues ni siquiera la muerte, y espero que no se refiera a Azrael, pudo separarlos. Se presenta coo un ayudante del consejero con el que hable antes... pero si este sabe lo de Amur ¿porque no lo dice ante el Consejo? Cierto es que serviria mas bien de poco porque seguiriamos teniendo que enfrentarnos a los dragones y eso al fin y al cabo es nuestra unica mision, la corrupcion dentro del Consejo es su problema. Antes de irse me comenta que debo ser yo quien hable con el capitan y le mueva en la direccion correcta, que depende unicamente de mi conseguir que se una a nuestra "Alianza"... sencillamente genial. Un vampiro negociando con un lupino nomuerto sobre unirse a un grupo entre los que se encuentran los cabrones que lo asesinaron para asi salvaran Alharan... pues menos mal que me ha preparado el terreno.

El elfo se despide y el aleteo de una bestia enorme se oye de fondo... no se que tipo de bestia y la verdad me apetece muy poco conjeturar al respecto. MIs pensamientos aun estan ordenandose mientras mi mano pasa por donde deberia estar la herida cuando un ruido me alerta que Alharan ya esta aqui... me giro para ver a la bestia. Tiene un tamaño increible, toda llena de musculos y cubriendo su pectoral una armadura de un poder sobrecogedor, la guadaña a su espalda no hace mas que acentuar el poder de la criatura ante la que me encuentro.  Se dirige a los dos considerando dos opciones y sabiendo la verdadera decido optar por obviar la pregunta. Fagarot intenta hablar con la bestia pero esta la interrumpe de mala manera, dandole las razones de porque no quiere tener nada que ver con ella... para despues mirarme a mi y aunque su acercamiento es educado, no lo es el final de su peticion u orden.

- Capitan Alharan, como ya le dije en la cueva vine aqui por una simple razon... necesitamos aliados para poder desafiar al poder de los dragones, al poder de Orr. - Mire a Fagarot y la señale. - Ella decidio unirse a mi para enfrentar esa amenaza y cuando le pregunte sobre posibilidades, me indico la existencia de su tumba. Vine a este lugar por dos razones, si una no podia cumplirse tal vez lo hiciera la otra. Conseguir que usted ayudase para derrotar a esas bestias o en el caso de que no fuera posible traerlo de nuevo a este mundo, utilizar su arma. - Extendi mi mano en direccion a la orca. - Su antigua oficial me previno que no despertaria de buen humor y aunque entiendo que les obligo a hacer un juramento, tambien es cierto que Amur es responsabilidad suya en cierta medida. Sabia a que me enfrentaba, a que la posibilidad de que decidiera partirme por la mitad era mas que clara... pero la necesidad de Karj... - Me paro y le miro a los ojos, estoy harto de tanta politica y estoy seguro de que el lupino sabe que no es solo eso lo que me mueve. Me cuadro, plantando una estampa realmente regia con la luna sobre mi y la capa negra a mi espalda movida levemente por la brisa nocturna - Deseo sobrevivir a esta guerra lupino*... mas que cualquier otra cosa y simplemente por una verdad. Quiero ver a la Inquisicion destruida, quiero ver los cimientos de sus ciudadelas plagadas con los huesos calcinados de esos a quienes llaman inquisidores... y esos malditos lagartos, Orr y Amúr se interponen en mi camino. - Clavo mis ojos en las profundidades de los de Alharan. - Esa es mi razon de estar aqui, es la razon de unir esfuerzos con el Consejo. - Si hace algun movimiento. - No estoy con ellos, no soy su aliado ni su amigo... ellos me utilizan a mi y yo a ellos. Ambas partes sabemos muy bien que quiere y necesita el otro, y a diferencia del poder que usted ostenta yo por ahora necesito usar y ser usado para poder conseguir mi meta.

Miro de nuevo a Fagarot. - Ella lo idolatra, se le puede notar cada vez que pronuncia su nombre o simplemente cuando cuenta algo de usted. Y yo he abusado de sus poderes para poder llegar hasta usted... porque necesito que me ayude a destruir a los dragones, para que asi, yo pueda destruir a la Inquisicion. - Giro mi rostro hacia donde deben estar los navios. - Necesito de usted, de su poder para poder completar mi venganza... - Vuelvo a mirarle a el, intentado saber que decir para que decida ayudarme. Acaba de renacer de entre los muertos y el poder que exuda es simplemente brutal... pero esta solo por poderoso que sea. - Asi que digame capitan... ¿se unira a esta batalla? Me ayudara a acabar con los dragones... con Orr... - Dejo que el silencio llene el vacio, a sabiendas de que falta solo un nombre que acompaña la frase.

El lupino oye tus palabras, erguido como una estatua, su respirar fue mucho más tranquilo que todo ese corto tiempo que habían compartido.

Fragarot te observaba a lo lejos, se notaba que deseaba añadir algo a todas tus palabras, pero luego miraba la figura imponente del capitán a quien apenas alcanzaba a los pectorales, por lo que simplemente se retractaba en silencio.

Alharan se lleva la mano a la barbilla lentamente, observa la luna, brillante, irradiante de una luz tan débil y potente a la vez.

- Orr no es el problema, nunca lo fue…el tipo había aprendido a controlar a los dragones, fue la envidia de todos los capitanes piratas en su época, pero nunca utilizo ese poder…lo consideraba demasiado para un solo hombre…pero sus hijos, no sabría que decirte de ellos…Amúr siempre ostento el poder sobre toda Karjian, siempre quiso será algo más que un “simple orco” como él se auto denominaba… - calla, mira a Fragarot - …hace cuanto que… ¿morí? -

- Veinticuatro años, siete meses…dos días…capitán - se oía aun temerosa, con la voz quebrada y entrecortada -

- Casi veinticinco años…desde mí derrota…le tomo más tiempo de lo que creí al estúpido orco… - suelta una risa, la cual se oía más como un gruñido furioso - …vamos al puerto, ahí le daré mi respuesta ophir… ¿Drakken no? -

La bestia se queda ahi estatica, pensativa pero hay una ligera diferencia, su respiracion ya no transpira rabia u odio, es mas sosegada, mas tranquila. Levanta una de sus garras y se rasca la barbilla sin expresar palabra alguna... hasta que su gutural voz rasga el silencio nocturno.

Habla de Orr, de un ser capaz de controlar a los dragones, ese era su poder pero lo consideraba demasiado poderoso y por lo tanto no lo utilizaba. Pero son sus hijos el problema, Amur de entre todos ellos es el problema amyor, pues su ambicion no era otra que todo Karjian... un ser con semejante poder o habilidad y semejante ego seria siempre un problema. Alharan corta de raiz su discurso para preguntarle a Fagarot y esta responde en el acto, su lealtad y obediencia estaban claros en este momento... y quien era yo para dudarlo. El thon´kha que se yergue ante mi es uno entre un millon... un ser que rivalizo en poder con el Consejo.

La respuesta en cierta manera le resulta placentera, un cuarto de siglo, y se rie de una manera bestial antes de dirigirse a mi. Sus palabras son claras... y la verdad es que aunque no me gusta que me digan que hacer... quedarme a la intemperie a esperar el sol, tampoco es una opcion en mi caso. -Si, ese es mi nombre, thon´kha. - Me doy la vuelta para emprender el camino de vuelta hacia el puerto, no sin antes mirar a Fagarot para que se ponga en marcha tambien. Si ese lupino quiere matarme poco hay que pueda decir al respecto. - Vayamos pues.