Partida Rol por web

El chico que le has dicho que llamase a los demás, nada más girarse y empezar a correr, desaparece en un geiser de tierra que le hace perderse de tus ojos. A los pocos minutos, corriendo, el resto llega hasta donde ahora hay un charco sanguinoliento y un pozo en la tierra de escaso un metro de profundidad y como dos de radio. Y aunque no lo ves, por el tamaño de la detonación te mimaginas el "bujero" que ha dejado.

Iba a.....

Mi boca se quedo abierta mientras mis ojos se abrian aun mas mirando semejante explosion y como miles de pedazos humanos salian disparados en todas direcciones. 

Pasaron mas segundos en donde atonita y sin poder reaccionar me quedaba congelada en una sola pieza, simplemente clavada en el suelo hasta que senti que una lagrima comenzaba a salir de mis ojos y deslizarse por mis mejillas. 

Queria salir corriendo, queria tomar su cuerpo, queria ayudarle, queria hacer tantas cosas y aun asi no podia moverme.

- Mar....... Au.....

Mis manos temblaban aun pegadas a mi cuerpo que se negaba a reaccionar en un estupor que solo podia ser comparado con miedo. Hubiese preferido que me apuntaran con un arma, podia soportar humillaciones, vegaciones, incluso nos habian contado en la academia como abusaban de las chicas que eran prisioneras, solo por ser rusas aunque fuesen civiles, de seguro podian hacer cosas peores a una Sargento. 

Pero esto......

Habian pasado muchos mas segundos tal vez, muchos y yo no podia moverme. Tenia mis ojos llenos de lagrimas y miraba atonita como aun caian pequeños pedazos de .... el.

Y yo iba a morir de la misma manera.

Ni siquiera me iban a enterrar, no habria cuerpo, no quedaria nada de mi, disipada por el viento como habia muerto aquel chico frente a mis ojos, por mi culpa.

Los demas venian corriendo hacia a mi sin entender que habia pasado, y supe que sus vidas estaban en mis manos.

- HAY MINAS!!!!!!! 

- NO VENGAN!!!!!!!!!!!

Grite con todas mis fuerzas mientras los gestos de mis manos les indicaban que se detuviesen. Mas y mas gritos fueron necesarios hasta que nos podiamos escuchar aunque fuese de esa manera. 

- Angilav pide ayuda a la base, todos los demas a cuidar el puente, puede ser una distraccion y no me vengan a buscar!!!! Segui gritando varias veces hasta que me hice entender.

Cuando por fin lograron escucharme y salir con las ordenes Angilav fue el ultimo en quedarse conmigo. Estaba lejos, 100 metros tal vez, estaria seguro alli en donde estaba. cuando logre calmarme me seque la cara y comence a meditar mis opciones. 

Correr como el demonios, vas a explotar las minas pero puede que no te maten. 

Sentia un escalofrio en mi espalda y tenia ganas de vomitar pero era por la adrenalina y el miedo. 

La orilla del rio estaba mucho mas cerca y podia arrastrarme hasta alli, que seria mucho mas seguro para regresar que volver por donde habia venido. Era mi mejor opcion, porque si esperaba a un zapador era muy probable que fuese a pasar la noche sentada alli sola, y sin poder moverme.

- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Grite con rabia con toda mi alma.

Me sentia frustrada, asqueada, pero tenia que salir de alli. Lo que mas me preocupada era saber porque estaban esas minas alli, porque no las habiamos visto antes, el perimetro lo habia recorrido varias veces y parecia imposible que fuesen colocadas hacia poco tiempo ya que no veia tierra removida por ningun lado. 

No importaba. Podia pensar todo lo que quisiera y de nada serviria si no salia de alli. Tenia mi rifle. Tendria que funcionar. 

Me tire al suelo y comence a usar el rifle como si fuese un gran cuchillo o tenedor. La idea era presionar el suelo o pincharlo para sentir algo metalico enterrado en los proximos 30 centimetros delante de mi hacia el rio. 

Si no habia nada buscaria 20 centimetros mas adelante y asi iria con pasitos minimos, tirada al suelo para recorrer cada palmo con toda la calma del mundo. Podian pasar dos cosas. Si sentia algo duro o metalico trataria de bordearlo y seguir. Si no lo hacia bien el rifle detonaria la mina y se partiria en mil pedazos, de seguro algun pedazo me haria daño pero nada mortal, no a 1 metro de distancia y pegada al suelo.

Y tal vez, solo tal vez podria llegar al rio.

El marinero los mandó a todos al puente, menos uno, que lo mandó al puesto de mando. Este, disparado, no preguntó ni qué tenía que decir. Daba igual, con que comentase lo que habían visto, valía.

Te tiraste al súelo, y más que el fusil, usabas la bayoneta. Era más facil calarla, así que con el arma cruzada por la espalda, y tirada en el suelo, andabas pinchando un par de veces o tres cada palmo. 

- Strashina .... Strashina ¿Qué hace? Cuidado, es peligroso. Gritaba en la distancia, pero entre los metros, las plentas y las ondulacionesde la tierra, costaba escucharle, y parecía que hablaba normal, estando a una distancia prudencial. - Strashina, intente regresar sobre sus pasos y pisar sobre sus huellas.

No voy a morir, no asi, no asi... 

Escuchaba a lo lejos a Angilav pero solo lograba ponerme mas nerviosa. No podia ver mis huellas... no estaba segura, me temblaban las manos, me temblaba el cerebro, queria salir gritando y no podia hacer nada mas que clavar de nuevo la balloneta.

Cada pinchada en la tierra detenia mi respiracion y mi corazon solo para volver respirar cuando me daba cuenta que no explotaba y podia avanzar un pedacito mas. 

Solo uno mas. 

Era una carrera de resistencia no de velocidad, pero dudaba que mis nervios lograran resistirlo. 

No quiero morir!!!!! 

Me dije miles de veces y luego secaba mi cara y continuaba un palmo mas.

Pronto viste que era más seguro portarlo con la cinta, desde el codo, y arrastrando a tu lado, pero lo descartaste enseguida. No querías desequilibrar el colimado y el calibrado del arma, así que preferiste arriesgar y seguir con el arma a la espalda. Además, que se movieran unas plantas no te preocupaba. No había que ser sigilosa o permancer oculta: había que ser meticulosa y cuidadosa, para no tocar nada que no hiciera falta tocar.

Las minas tenían una simpe caja de madera, pero en su superficie indicaba que era explosivo unos dibujos. Estaban esparcidos por la zona. Era ... muy fáciles de confundir, pero, algo te hizo darte cuenta. Igual el instinto ... igual la suerte ... o puede que la desconfianza. No podías haberlas visto en ninguna foto de ningún libro o manual, ... o eso creías. Pero, cuando ya sabías que tenías que ver, no tenías prisa ninguna. Sólo era cosa de ... no tocarlas ni nada que tú tocases, las perturbara. Hiciste grandes rodeos y te arrastraste por más de una hora por el suelo, incluso regresando por tu "surco" de por donde habías pasado arrastrándote.

Rodeaste, por supuesto, por donde uno de tus hombre había dejado de ser hombre. No querías encontrarte con ellas, y menos con sus restros. 

- ¿Strashina? Preguntó el Marinero Distinguido preocupado. Estabas a unos 5 metros de él. En la distancia escuchaste un motor que conocías. Era la moto en la que habías llegado ... y ya deseabas tomarla para regresar y encontrar un destino placentero. El marinero parecía no percatarse de que estabas allí, entre las matas de juncos y hierbas de como un metro de alto, entre las limitas de medio metro de tierra, que parecían ser los pozos de explosiones de la Gran Guerra o incluso los espacios que dejaba un árbol cuando erra talado y luego se arrancaban las raices.

Cuando escuche la motocicleta acercarse enterre la cabeza en la tierra y respire profundo dejando que los ultimos vestigios de desesperacion quedaran enterradas en el tierra de mejor manera que esas minas.

Al final no habia sido tan dificil ya que no parecian enterradas como tal, ni siquiera tenian un patron las que habia conseguido sino que parecian mas bien esparcidas de mala manera, como si hubiesen sido desechadas o lanzadas desde algun lado. 

No tenia sentido, pero no dejaba de ser mortal. 

Me sente sobre mis nalgas para mirar a Angilav y hacia la moto mientras me quitaba las ramas y tierra pegadas al uniforme.

- Estoy bien Angilav, estoy bien.

Asustada, pero viva. 

Ya no me temblaban las manos. 

- Mira a ver si llego el zapador, me quedare aqui sentada, aunque no lo creas ha sido agotador. 

Y no era para menos. Si hubiese regresado por mis pasos las hubiese visto mas facilmente porque habia menos maleza, en cambio por donde habia seguido habia mucho mas plantas y hierbas que dificultaban la tarea visual, pero todo esta bien, seguramente habia llegado el zapador y me sacarian de alli y podria tomar algo caliente o golpear algo que me sacara toda la frustracion que sentia por dentro asi como mi culpa de haber hecho correr aquel pobre muchacho.

No te entrenan para esto... suspire.

El ruido de la moto no era otro que un escolta, que precedía a un convoy que parecía ser mucho más grande.

Varios coches oscuros y al menos una docena de motos empezaron a aparcar por la zona. Tu capitán, el propio general con el que viajaste en el tren... y el coronel que le dio permiso al capitán y a ti para tomar la moto y venir estaban allí también. La personalidad era el Señor Lavrenti Beria. Era el jefe en si de la... parte oriental de la URSS y de la seguridad interna, a parte del jefe de todas las unidades fronterizas (No todas las militares, sino de las que hacían funciones de control de fronteras, cuando eran asignadas a esta función) La tuya, aunque no era de esas, estaba, tu sección haciendo precisamente eso. 

También estaba allí el coreano que "salvásteis" de los japos.

- Menos mal que había empezado a limpiarme el uniforme. Pensaste con el culo apretado. Recordaste que tenías a todos, menos un mensajero y a Anguilav, a todos en el puente.

Al principio me alegre viendo a la comitiva llegar, aunque parecia excesiva solo para sacar unas minas...

Al final no pude mas que sorprenderme al ver al General y a todos los demas. Si bien no podia ir hasta ellos, ya que aun no me sentia estar en una zona segura trate de adecentarme lo mas posible y parecer lo mas oficial posible sin moverme. 

Era seguro que Angilav explicaria la situacion y mi predicamento hasta que un zapador confirmara que podia continuar o abrirme camino hasta el campamento. Lo que si quedaba claro con el coreano, el Capitan y Beria era que algo mas serio estaba sucediendo, de otra manera no tendria sentido tal despliegue. 

No podia hacer mas que esperar en donde estaba de pie esperando por el zapador que me sacara de alli aunque me faltaran pocos metros. 

Podia seguir avanzando como iba con mi rifle, pero no seria ni bonito, ni divertido, y si me ponia mas nerviosa podia hacer algo mas y ya sabia de primera mano como seria el espectaculo.

Debia esperar.

Ya en pie, la comitiva se acercaba inexorable. Todos parecían hacer cuña sobre un vértice de avance. El propio Señor Beria.

Pues al parecer en donde estaba ya no habia minas, o nadie les habia informado al respecto?

Desconcertada me quede de pie esperando a ver si es que habia un zapador.

- ESPEREN DETENGANSE!!!! HAY MINAS!!!!!

Y comence a gritar y saltar como una loca siempre en el mismo lugar hasta que alguien pudiera prestarme atencion. 

Como es posible que caminen asi como asi como si nada.

Incluso me quede mirando al que tenia tres metros totalmente desconcertada.

- Acaso quieres morir?????

- Strashina. Comentó por lo bajo el marinero: - Es el "jefe" de todas las fronteras. Nadie creo que sea capaz de decirle que se detenga.

El tipo siguió caminando, cuand otodos los oficiales militares y escoltas quedaron parados por tus advertencias. El tipo cruzó las manos detrás, y con cierta cautela siguió paseando, hacia ti, de una manera que te parecía un tanto errática. Anguilav ni parpadeaba. Tenía más cara de cabreado que asustado, pero, estaba claro que tener a semejante líder político no le hacía ninguna ilusión. Poco a poco, entre pasos, paradas, giros y zancadas, llegó cerca de ti. Justo al lado del marinero. Se agachó y tomó en la mano, con bastante cuidado una de las minas. La examinó, y tras unos largos e interminables instantes, la lanzó sobre la zona donde había explotado la que había volado a tu soldado. El que había escapado a avisar. Detonó la mina, arrojando tierra seca sobre vosotros, y al segundo o dos, otra mina, por simpatía hizo lo propio.

- Strashina..., Comentó el hombre mientras se acerca a ti. - ...tengo un puesto libre en una patrulla de vigilancia, y necesito alguien de su empelo. ¿Está dispuesta a ocupar el cargo? Como los militares sabían, "abandonar" el puesto era caso de traición, pero, nadie podía impedir u opornerse a los designios de un cargo político tan alto, como el TERCERO EN LÍNEA DE SUCESIÓN, del Partido Comunista. Tanto tu capitán como el general, cambiaron el rostro. Lo pusieron de tal preocupación que parecían haber visto un muerto.

Era una manera realmente ingeniosa e efectiva detonar las minas para que detonaran otras de esa manera, algo que aprendi rapidamente aunque me sintiera avergonzada de haberlo hecho yo misma antes. 

Luego vinieron las posibles nuevas ordenes y cambio de mision. El no era mi superior, no podia darme ordenes, no directamente, pero a la vez era el maximo superior de todos nosotros y ademas me habia dirigido la palabra directamente a mi. 

Tenia los ojos abiertos de par en par mirandolo incredula. 

- Este... pues si claro... solo hay que avisar al Capitan y al comandante de la base, no? Dije con duda. 

Estaba segura que nadie le iba a llevar la contraria al Camarada Beria, ni siquiera yo. 

- Cuando usted disponga Señor. Dije mas formal e hice el saludo.

Mire al marinero, y a los demas casi sin entender realmente que ocurria, porque parecia que aquel hombre venia desde Moscu hasta el final del mundo solo para buscarme a mi, y yo no era nada importante. 

Que estaba pasando?

Sin dudarlo segui sus pasos al salir de alli y esperar mas indicaciones.

El hombre, cuando comentaste lo de avisara a tu mando se giró con una voz de protesta diciendo: - Protocolo militar. Por supuesto, los altos mandos ... y otros, asintieron en cuanto este les miró. Entonces Lavrenti se giró hacia ti y añadió: - Bien venida al equipo. De ahora en adelante me obedecerá, informará y escuchará sólo a mi. El pobre marinero estaba petrificado. Es como si sus viejos demonios se hubieran posado frente a él, pero mirando a otro lado. Su rosotro no era marmóreo, simplemente se había tranformado en una estátua de mármol.

Se giró y dándote la espalda se encaminó al coche. Mientras caminaba, y viéndo su parte posterios señaló, más o menos hacia donde estaba el alojamiento y ordenó si mucha insistencia: - Tome sus cosas, su equipo, ... Luego señaló uno de los sidecares y siguió hablando: -  .... monte y sígame.

Aquello era en demasia inusual y solo podia significar una cosa, la mision o lo que fuese que estaba haciendo Beria era muy importante, muy seguro de que fuese secreto y casi seguro que peligroso. 

Trague grueso y despues de despedirme rapidamente de Angilav, tuve un rapido cruce de palabras con el Capitan para que mandara refuerzos para el puente y despues solo tenia que tomar mi rifle. Mis cosas estaban en la base asi que nada mas tenia que cargar y podria jurar que tampoco las iba a necesitar.

En silencio segui a Beria con mi rifle en mi espalda y aborde el vehiculo.

El coche conducía bastante rápido, pero lo que no imaginabas es que regresaríais a la ciudad que al principio habías partido. Kraskino.

Pudiste seguir al coche ....

La urgencia y la manera de conducir solo podia ponerme mas nerviosa, porque aquello solo podia ponerse peor, pero nada tenia que decir, solo obedecer y cumplir con mi trabajo. 

Y es lo que haria.

Nada más salir, la moto te empezó a derrapar de lado, y casi van todas tus cosas a la porra. Eso te obligó a detenerte y ponerlo todo bien, para que en la siguiente curva no se fuera todo de "excursión". Eso obligó que te vieras forzada a apretarle a la máquina y tener algunos sustos más por el camino, pero, al final, al llegar Cuartel General Divisionario, pudiste frenar en el lugar oportuno, cerca del coche, y con dignidad. Estabas apurada, pero nadie lo notó...aunque tú si te diste cuenta que el depósito le quedaba .... para aparcar y poco más.

20 de marzo de 1938. Martes. 13:55. Nueves y claros. Sin viento. Relente marino. 13ºC.  Kraskino. [Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas].