Partida Rol por web

---Maldita sea,quereis que siga con vuestro juego-mascullo cuando los veo desvanecerse tomar la dirección contraria hubiera sido tentador pero la verdad era que si quería salir del lugar debería seguir y ver que pasa,asi que avanzo tras los"recuerdos"

Decides seguir a tu alter ego a través del pasillo de una casa que recordabas algo diferente, cuando de pronto, tras cruzar, te encuentras en las afueras de la urbanización derruida, y esta vez, los personajes que encuentras son diferentes. Buscas a tu yo joven y a tu madre, pero por los alrededores solo encuentras a tu madre embarazada junto a una silueta humanoide tintada de sombras a la que no puedes describir bien. Por la apariencia juzgas que es un hombre y bastante alto, corpulento y con mucha espalda dado a que parecía como si le vieras de espaldas a ti. A pesar de estos rasgos, no disciernes nada más de él. Las otras figuras, situadas enfrente del susodicho, las reconocías muy bien. Eran los demonios a los que estabas familiarizado a ver por tu mundo, pero en masa, más grandes y de apariencia más temible. Parecían estar retenidos por algo o por alguien, pues sus gruñidos y babeos indicaban que estaban deseosos de despedazar al individuo que tenían delante suyo y a la mujer. Sin embargo, por alguna extraña razón, no avanzaban. De pronto, una voz estridente provenía de la silueta que no distingues bien.

-No sois más que escoria que alimentará mi fuerza.

El individuo extiende la mano hacia delante y algunos de los demonios parecían desvanecerse en la oscuridad de la que provenían, mientras que los restos oscuros que dejaban tras de si parecían ser absorbidos por la mano del individuo. Los que quedaban enteros, gruñían con más fuerza. Parecían furiosos por lo que acababa de pasar. La mujer con tono preocupado exclama ante la situación.

-No continues… ¡Piensa en Rin!

Pero aquel individuo parecía ignorar a la mujer, invocando un extraño y alargado objeto que simulaba una espada en la misma mano que había extendido momentos antes.

-Alimentadme.

Comenta el individuo antes de ponerse en una posición ofensiva para proceder a atacar a los demonios restantes con suma facilidad. De pronto, de nuevo la voz del encapuchado suena en tu cabeza, como si difiriera de lo que presenciabas y estuviera en otra realidad.

-Vaya visiones alberga tu corazón… Eres más interesante de lo que me habían comentado.

Las respuestas del misterioso encapuchado, como ya ha ocurrido antes, dejan más vacíos de los que llenan. El paradero de Rin sigue desconocido, y únicamente esas misteriosas cartas parecen encerrar una verdad. Lanzo una mirada a Kora, buscando su aprobación sin pronunciar una palabra y, con un leve temblor en la mano, tomo uno de los naipes y lo observo. ¿De verdad, una cosa tan pequeña, podría contener todo lo que a mí me ha sido arrebatado?

Aprieto los labios frustrada y mosqueada con la respuesta del encapuchado invisible y lleno mis pulmones de valor cuando Yume me acaricia con su mirada que se me antoja como una petición que no creo tener el poder de responder, así que simplemente le devuelvo la pregunta, haciendo de su decisión la mía y compartiendo la mía con ella.

Estiro la mano y tomo el napie más próximo a mi y asiento preparada a lo que quiera mostrarme, sin soltar a Yume con mi otra mano.

---¡Nescientes!- digo cuando aparezco en el nuevo lugar e invoco la llave espada dispuesto a luchar, sin embargo apenas he avanzado unos pasos cuando reconozco a mi madre junto con un hombre, me paro en seco y observo la escena con curiosidad, no recordaba tener esos recuerdos ¡ni siquiera habia nacido en aquel entonces!

----¿Padre?- es lo único que digo ante la frase de mi madre, nunca lo habia conocido pero sabia que era un Nescientes por lo que habia leido en Tierra de partida ¿acaso estaba recreando lo que realmente deseaba que hubiera sido mi padre o era la realidad?

De nuevo la voz habló, un sujeto interesante... se notaba que no habia visto mucho de mundo...

---No tengo nada de interesante, quizas lo sea más que aquellas dos petardas pero poco más ¿o que te interesa? ¿ que sea mitad Nescientes? Sí vas a seguir mostrandome cosas falsas puedes ir saltandotelas, yo no conocí a mi padre y no puedo tener recuerdos de este momento, no me tomes el pelo ¿entendido?

Al tomar el naipe en tus manos, este suelta un leve fulgor que tras unos segundos, aumenta de intensidad. Así hasta tres veces más, repetidas y continuadas. Tras esto, el naipe emite una fuerte luz que os deja cegadas a ambas. Cuando recuperais la vision, aun borrosa por el deslumbramiento, podeis apreciar que delante vuestro y de la nada ha aparecido una puerta doble, blanca y grande, con el mismo diseño que el naipe. Las puertas se abren, dando paso a un haz de luz blanca que os iluminaba los rostros. De nuevo, aquella voz vuelve a resonar en la sala.

-Veamos que alberga tu corazón... Veamos si pasais esta prueba...

La voz del encapuchado vuelve a sonar en tu cabeza, riendose de tus palabras. Tras acabar de reir, te responde.

-Los naipes solo reflejan los recuerdos ocultos del corazón... A pesar de no haber nacido, existias en el interior de tu madre. Y aunque tu mente no lo recuerde, tu corazón si. Todos sois interesantes por igual... ¿Porque crees que os reunieron en un mismo lugar?

La voz cesa mientras aquella escena que presenciabas tambien se desvanece. Todo se queda totalmente oscuro hasta que acabas reapareciendo de nuevo en la sala blanca de la que provenias, pero esta vez, dicha sala contaba con un largo pasillo decorado con pequeñas columnas blancas que se extendian cuan largo era el pasillo.

-Bah, siempre se necesita un medio para poder traer a la gente a un mismo lugar, a saber que ocultaran aquellas dos...- digo haciendo una mueca de desagrado mientras que dejo que desaparezca para aparecer en el pasillo.- Bueno, esto es un cambio mejor, la verdad pese a le melancolia y los bonitos recuerdos de mi corazón  empezaba a sentirme algo depremido por el ambiente...

Comienzo a avanzar con pasos rápidos por el pasillo, a ver donde pensaban llevarme esta vez....

Mientras avanzas por el pasillo, notas como el ambiente va cargandose más y más a cada paso que das para avanzar. Tras recorrer el largo pasillo llegas a una sala más pequeña que el resto, con un gran porton y una cerradura con forma de naipe en su pomo. Al lado de esta puerta te encuentras con un pequeño pedestal que sostiene 3 naipes más, muy parecidos al primero que te encontraste, pero con la diferencia del color. Había uno dorado, otro rojo y otro verde. Totod te recordaba a más de lo mismo, pero esta vez había una clara diferencia. Notabas el ambiente tenso, y te daba la extraña sensación de que dependiendo de lo que eligieras para abrir la puerta, lo que habría detrás podría no ser tan bueno como simples recuerdos...

Avance con cautela,sentia el ambiente cargado,cosa que hacía que se me erizasr los pelos,pero no recule y seguí avanzado hasta llegar al portón, tras examinarlo un poco y ver el pomo,me acercó a los naipes y los moro mejor a ver sí hay alguna imagen grabada en ellos o algo que los distinga;si no los tiene cogo el naipe dorado y lo coloco en el pomo para luego pasar la puerta

El naipe parece reaccionar con la puerta ya que ambos objetos empezaron a brillar cuando los juntaste. La puerta, tras esa acción se abre, ddejando escapar de su interior un haz de luz que te ciega unos instantes. Cuando se te aclimatan los ojos, te das cuenta de que ya no estabas en la misma sala... habia pasado de nuevo.

Ahora parecía que te encontrabas en un lugar diferente. Muy diferente... Pero era un lugar que recordabas bien.

Las cercanías al castillo Alvel eran si más no bastante extensas. Terrenos de entrenamiento, pradera, construcciones derruidas de una civilizacion antigua de tiempo ha... Te encontrabas justo en el camino principal que accedia a las escalinatas del castillo, en la entrada principal. Esta vez, observas a cuatro jóvenes aprendices de lo que parecía ser una espada de madera. Luchaban contra unos postes de entrenamiento junto a un grandullon barbudo y con el pelo canoso al cual reconoces al momento; Ryurka, vuestro maestro. Los cuatro jóvenes te cuesta un poco distinguirlos. Eran más bien crios, pero jurarias que eran Terra, Aqua, Ventus e Ignis, quienes parecían bastante magullados por su entrenamiento.

Estabas algo lejos para escucharles, a excepción de los gritos que lanzaban al atacar, que se oian desde donde estabas. Miras a tu alrededor pero no parecía haber ni rastro de tu yo actual, ni siquiera de tus compañeros o de nadie más de la academia.

Cuando el napie empieza a parpadear, mi pecho quiere soltarlo y mis pies apartarse, no obstante, mis dedos siguen aferrado a él, incluso parece que busquen fundirse con esa luz azul que termina por ahogar mis ojos y mi corazón en una ciega expectación, asustada y emocionada.

En esos momentos de ceguera, de los que no sabría decir si fue un segundo o diez años, deslizo la mano que toma la de Yume movida por el deseo de mis dedos de enlazarse en los de ella, buscando la seguridad que me transmite y asegurando que no la perderé como perdí a Fale si el suelo vuelve a abrirse para engullirnos.

Y, entonces, cuando mis ojos vuelven a ver, esta vez soy yo quien parpadea en azul, un azul tan oscuro que pocos lo recuerdan en mis iris.

— ¿Dónde estamos? —me pregunto a mi misma a media voz como si hubiese olvidado cómo se piensa.

Miro a Yume y busco a Rin, contemplando la posibilidad de haber cambiado de sala, aunque también podría ser que esa puerta siempre haya estado aquí y no nos hayamos fijado. Cada vez entiendo menos ese juego de los encapuchados, y cada vez me apetece menos estar en guardia por más nos adentremos a una trampa. Yume necesita respuestas, recuerdos. Rin necesita paz. Y yo les necesito a todos: a Faile, a Juris, a Rasheltex, a Yume, a Rin... Y a Hayato. Necesito mi hogar.

Así pues, doy un paso hacia esa puerta, tirando con suavidad de la mano de Yume, sin intención de obligarla a moverse si no lo desea, pero retrasando al máximo el momento de dejar de estar a su lado, físicamente. Hable de lo que hable el encapuchado, tengo promesas que cumplir y recuerdos que recuperar para mi amiga.

No pude evitar cerrar los ojos ante aquella luz cegadora, pero pronto desapareció dejando ver un nuevo paisaje.

---Otra vez en este lugar?- comento mientras reconozco al instante el sitio, el castillo donde durante meses estuvimos entrenando hasta aprender a dominar la llave espada y del cual partimos en una misión en la que nunca regresamos...

Avancé hacia el grupo de jovenes, era curioso verlos alli sin que reparasen en nuestra presencia pero no importaba, a fin de cuentas eran recuerdos....¿pero cuando habia vivido yo eso? Me quedé quieto tratando de ver que ocurriria a continuación para no perderme detalle.

Apenas el naipe ha comenzado a refulgir ya me veo obligada a cerrar los ojos, a protegerlos de esa luz radiante. Corazón... prueba... Resulta cuanto menos difícil probar algo que no está ahí o, en todo caso, está vacío de recuerdos y memorias, como si estuviera mudo.

Parpadeo. Kora hace una pregunta que no soy capaz de responder, puesto que nada parece haber cambiado. Sin embargo, a través de las pestañas, puedo observar como una nueva puerta se abre entre destellos. Los dedos de Kora aferran los míos como si se tratara de un ancla a la realidad, al presente, impidiéndome perderme en el mar de mis propios pensamientos o, incluso, en ese océano blanco donde nada parece cambiar sin importar cuánto te desplaces.

Sin embargo, parece que al otro lado, encontraremos alguna clase de respuesta. Quiero creer que será así. Quiero creer en su promesa.

Siento como tira de mí y me dejo llevar, cubriéndome el rostro con la mano libre para protegerme del doloroso fulgor. Pero, hasta cierto punto, también siento algo de alivio. Sin importar cuánto nos haga sufrir, tengo la sensación, inexplicable, irracional, de que ese castillo será capaz de revelar lo que mi memoria ha enterrado, y que ese desenlace no tardará en llegar.

Terra y Aqua centraban sus ataques en Ryurka, quien los bloqueaba y esquivaba con suma dificultad, mientras Ven se limitaqba a lanzar su arma como si de un boomerang se tratara, pero parecía que al maestro no le preocupaba mucho eso, pues cada vez que el arma le estaba a punto de alcanzar, la repelía con una ráfaga de aire. 

Ignis por su lado se dedicaba a dar estocadas veloces, de lado a lado, tratando de traspasar las defensas de Ryurka, pero a pesar de que los cuatro aunaban fuerzas, el maestro se las apañaba para contraatacar sin recibir daños.

Tras varios asaltos, los chicos acaban exhaustos. Y Ryurka decide detener el entrenamiento al ver que sus estudiantes estaban en su límite.

TERRA: No hemos acabado, maestro...

AQUA: Terra... Ya basta. Nos ha vencido de nuevo.

VEN: *jadeos*

IGNIS: Yo tampoco... Puedo más...

RYURKA: Hasta aquí la sesión de hoy. Terra, haz desvanecer tu llave espada. Tus amigos no pueden continuar, y luchar solo sería una insensatez.

TERRA: No. ¡Yo aún puedo seguir!

El muchacho se lanza solo al combate, arma en mano, a por el maestro, quien fácilmente bloquea su ataque con la llave espada. Tras eso, el maestro da un par de rápidos movimientos para desestabilizar al chico, tras lo cual utiliza su hechizo Aero para mandarlo por los aires.

RYURKA: Te lo dije, Terra. ¡Debes aprender a ver tu fuerza y saber cuando rendirte y cuando ceder el lugar a otros!

Terra cae al suelo, derrotado completamente.

TERRA: Maldita sea... 

RYURKA: Chicos, recordad una cosa, y grabarosla en la mente. La verdadera fuerza del corazón no radica en nuestras capacidades físicas o mágicas. Radica en los vínculos. En esos preciados vínculos que se forman entre individuos con una misma afinidad. Jamás conseguiréis ser fuertes viajando solos. Es una ilusión, una ilusión que os mantendrá cegados de la verdadera fuerza.

Tras esto, Ignis y Aqua corren a socorrer a Terra, y justo cuando ambas estaban lanzando el hechido curar, Terra se levanta, agitandose para evitar que le curen.

TERRA: No, dejadme. Puedo mantenerme en pie.

AQUA: Terra...

IGNIS: Pero...

VEN: ...

RYURKA: No lo comprendes, verdad? Eres la oveja negra del grupo, Terra. Vas a ser un lastre comportandote de forma tan arrogante. Quizás deberia mandaros de vuelta con Eraqus. No habéis aprendido nada de él.

TERRA: ¡Maestro!

RYURKA: Se acabó. No dais la talla. Acabaréis convertidos en sin corazones, o en nescientes, o incluso imbuidos en la oscuridad con esta poca compenetración. Me niego a lanzaros al mundo exterior. Buscaré otros aprendices más diestros. Vosotros volved con Eraqus, repasad lo más básico, y puede que me replantee cambiar de opinión.

TERRA: Grrr....

Tras esta conversación, la voz vuelve a resonar en tu cabeza, esta vez con un tono más calmado que antes.

-Parece ser que esta vez el naipe te ha revelado algo fuera de tus recuerdos... Suele pasar, a veces no solo nos muestra recuerdos de nuestro corazón, si no tambien recuerdos de aquellos a los que estamos unidos.

Sus palabras te calan hondo, pero no por lo que dice si no por la extraña forma de expresarse.

Tras aquello, parecía que os encontrabas en un lugar diferente. Muy diferente... Pero era un lugar peculiar.

Las cercanías al castillo Alvel eran si más no bastante extensas. Terrenos de entrenamiento, pradera, construcciones derruidas de una civilizacion antigua de tiempo ha... Te encontrabas justo en el camino principal que accedia a las escalinatas del castillo, en la entrada principal. Esta vez, observas a cuatro jóvenes aprendices de lo que parecía ser una espada de madera. Luchaban contra unos postes de entrenamiento junto a un grandullon barbudo y con el pelo canoso al cual Kora reconoce al momento; Ryurka, vuestro maestro. Los cuatro jóvenes os cuestan un poco el distinguirlos. Eran más bien crios, pero Kora los reconoce. Terra, Aqua, Ventus e Ignis, quienes parecían bastante magullados por su entrenamiento.

Estabais algo lejos para escucharles, a excepción de los gritos que lanzaban al atacar, que se oian desde donde estabais. A vuestro alrededor no parecía haber ni rastro de nadie más de la academia.

Terra y Aqua centraban sus ataques en Ryurka, quien los bloqueaba y esquivaba con suma dificultad, mientras Ven se limitaqba a lanzar su arma como si de un boomerang se tratara, pero parecía que al maestro no le preocupaba mucho eso, pues cada vez que el arma le estaba a punto de alcanzar, la repelía con una ráfaga de aire. 

Ignis por su lado se dedicaba a dar estocadas veloces, de lado a lado, tratando de traspasar las defensas de Ryurka, pero a pesar de que los cuatro aunaban fuerzas, el maestro se las apañaba para contraatacar sin recibir daños.

Tras varios asaltos, los chicos acaban exhaustos. Y Ryurka decide detener el entrenamiento al ver que sus estudiantes estaban en su límite.

TERRA: No hemos acabado, maestro...

AQUA: Terra... Ya basta. Nos ha vencido de nuevo.

VEN: *jadeos*

IGNIS: Yo tampoco... Puedo más...

RYURKA: Hasta aquí la sesión de hoy. Terra, haz desvanecer tu llave espada. Tus amigos no pueden continuar, y luchar solo sería una insensatez.

TERRA: No. ¡Yo aún puedo seguir!

El muchacho se lanza solo al combate, arma en mano, a por el maestro, quien fácilmente bloquea su ataque con la llave espada. Tras eso, el maestro da un par de rápidos movimientos para desestabilizar al chico, tras lo cual utiliza su hechizo Aero para mandarlo por los aires.

RYURKA: Te lo dije, Terra. ¡Debes aprender a ver tu fuerza y saber cuando rendirte y cuando ceder el lugar a otros!

Terra cae al suelo, derrotado completamente.

TERRA: Maldita sea... 

RYURKA: Chicos, recordad una cosa, y grabarosla en la mente. La verdadera fuerza del corazón no radica en nuestras capacidades físicas o mágicas. Radica en los vínculos. En esos preciados vínculos que se forman entre individuos con una misma afinidad. Jamás conseguiréis ser fuertes viajando solos. Es una ilusión, una ilusión que os mantendrá cegados de la verdadera fuerza.

Tras esto, Ignis y Aqua corren a socorrer a Terra, y justo cuando ambas estaban lanzando el hechido curar, Terra se levanta, agitandose para evitar que le curen.

TERRA: No, dejadme. Puedo mantenerme en pie.

AQUA: Terra...

IGNIS: Pero...

VEN: ...

RYURKA: No lo comprendes, verdad? Eres la oveja negra del grupo, Terra. Vas a ser un lastre comportandote de forma tan arrogante. Quizás deberia mandaros de vuelta con Eraqus. No habéis aprendido nada de él.

TERRA: ¡Maestro!

RYURKA: Se acabó. No dais la talla. Acabaréis convertidos en sin corazones, o en nescientes, o incluso imbuidos en la oscuridad con esta poca compenetración. Me niego a lanzaros al mundo exterior. Buscaré otros aprendices más diestros. Vosotros volved con Eraqus, repasad lo más básico, y puede que me replantee cambiar de opinión.

TERRA: Grrr....

Tras esta conversación, la voz vuelve a resonar para ambas, esta vez con un tono más calmado que antes.

-Parece ser que esta vez el naipe os ha revelado algo fuera de tus recuerdos... Suele pasar, a veces no solo nos muestra recuerdos de nuestro corazón, si no tambien recuerdos de aquellos a los que estamos unidos.

Sus palabras os calan hondo, pero no por lo que dice si no por la extraña forma de expresarse.

---¿Unidos por ellos? Por favor, no me hagas reir de nuevo- digo bastante molesto ante ese comentario me paseo entre aquellos recuerdos ajenos a los mio, mis ojos brillaban de curiosidad, la verdad es que era sumamente interesante y me hacia sentir superior a aquellos aprendices tan mediocres, aunque no pasé por alto las reacciones de Terra ante aquella derrota, él seguramente hubiese actuado igual aunque no era tan idiota como para sublemarme delante dle Maestro, sí hubiera sido listo habria agachado la cabeza y tragado las pullas ya que la venganza podia venir en otro momento.... tras contemplar la escena le doy la espalda y camino en dirección contraria para encontrarme con otro recuerdo o con lo que me tuviesen preparado

Tras darte la vuelta, presencias ante ti un cambio drástico de tu entorno. Casi sin darte cuenta de ello, ahora te encontrabas en un extraño y descuidado jardín, cercado por una alta valla metálica y perteneciente a una mansión en ruinas. El sol estaba en lo más bajo, rozando el crepúsculo, y juraría por la apariencia del lugar, que habías estado allí, o al menos, recordabas aquel atardecer.

Te encontrabas delante de tus compañeros de viaje. Kora, Yume, Juris, Hayato... Era bastante extraño, ya que ellos no parecían ni verte ni oirte, pero tampoco reaccionaban a nada, estaban quietos, mirando al horizonte, como si fueran meros muñecos, pero por la apariencia de Hayato, estarías seguro de que era en el momento antes de que partierais. Habíais cambiado mucho en poco tiempo, moral y fisicamente. En ese mismo momento, la voz vuelve a sonar en tu cabeza.

-Estas ligado a más gente de la que crees. Tu corazón es fuerte gracias a esos vínculos, unos vínculos que tu mismo te estas encargando de romper. Tu fuerza se desvanecerá para diluirse en la oscuridad, así como la de ellos. No tienes ni idea del importante papel que jugáis en todo esto, y pronto, se mostraran las cartas sobre el tablero. Es cuando más preparados deberéis estar. 

Curiosa y expectante de tu respuesta, la voz conforma el silencio mientras contemplabas a tus compañeros, y detrás de ellos, a ti mismo, de la misma manera en la que se encontraban ellos, mirando al horizonte, sin mostrar expresiones.

Abrí los ojos deseosa de que esa imagen del castillo Alvel no se perdiera en un parpadeo. Me sentí como en un sueño de esos de los que jamás esperas despertar. En casa.

Recordé o, tal vez, solo sentí a la Kora de la primera vez que había puesto los pies en esa tierra. Ella estaba asustada, exaltada, preocupada y excesivamente triste. Ella solo quería volver a su hogar y se aferraba al único pedacito de él que le quedaba: su prima Faile.

Recordé las palabras del maestro que entrenaba a esos chicos y recordé la vez que los vi entrenar y sus voces en mi puerta. Y sentí que Ryurka tenía razón que el hogar se encuentra en el corazón de cada uno, en ese mismo sitio dónde uno éste y tenga a quienes quiere. Y no pude evitar pensar que mi hogar podía ser la mano de Yume, el recuerdo de la sonrisa genuina de Rin a las estrellas, la complicidad de Yuris y el abrazo de mi prima. Mi hogar eran mis amigos, y, en ese momento, yo latía por ellos.

Comprendí las palabras del maestro a Terra, y me alegró pensar en que había cambiado para cuando yo le conocí pero también me asustó reconocer en ese joven Terra a Rin. Y punzada se clavó en mi corazón al imaginarlo solo en la oscuridad por la que habíamos llegado a esa cárcel de luz.

Y cuando todo se desvaneció y la voz del encapuchado volvió, mi mano se deslizó a toda prisa al bolsillo dónde guardaba la cadena obscurita y la apreté con fuerza en mi puño como si fuese el jersey de Faile.

— ¿Dónde están sus recuerdos? —pregunté con cierta exigencia de la que me sorprendí— ¿Qué ha querido decirnos el naipe con esta visión? —hablé al aire.

Luz. Y, después, una imagen que no reconozco. Que no comprendo.

Un castillo. Cuatro muchachos con espadas de madera. Y un hombre. Parecen pelear, pero sus comentarios no dejan entrever hostilidad entre ellos. Al menos, no hasta el final. ¿Están entrenando? Lanzo una mirada a Kora, que mantiene sus ojos fijos en el enfrentamiento como si estuviera sumida en profundas reflexiones. ¿Es un recuerdo suyo? ¿Pero dónde se encontraba ella en aquel momento? ¿Y dónde me encontraba yo?

Vuelvo mi rostro hacia el joven rubio, cuyos labios no se han abierto todavía. Cuyo movimiento se ha limitado a un ataque desde la distancia. Hay en él algo familiar. El toque del vacío. La voz vuelve a alzarse en el silencio que el fin de las estocadas ha dejado. ¿Aquellos a los que estamos unidos? Pero yo no estoy unida a ninguno de aquellos desconocidos. ¿O lo estoy, pero ese conocimiento permanece en el olvido?

-¿Dónde están sus recuerdos?- Repito en mi mente. Recuerdos de aquellos a los que estamos unidos... ¿Si yo estoy ligada a Kora, significa eso que también los estoy a las personas que se encuentran en su corazón?