Partida Rol por web

Jace se abalanza a por el primer ente oscuro, de los dos, el  que se había adelantado más en pos de seguir a Juris, quien cargaba con la joven. Sin tiempo a reaccionar, la criatura recibe varios tajos de la llave-espada de Jace. El arma parecía afectar a aquellos seres, quienes a pesar de no aparentar ser sincorazón, tenían ciertas similitudes con ellos; en especial, la debilidad frente a la llave-espada.

Las criatura, tras los golpes recibidos, sale disparada hacia el lado contrario al que se dirigía. El último golpe del combo de Jace había sido tan eficaz como dañino, forzando a la criatura a retroceder, y a levantarse del suelo. Esta, fueirosa, clava sus garras en el suelo, tras lo cual, da dos saltos. Sus ojos rojos se iluminan con intensidad, dejando clara la hostilidad hacia quien le había atacado.

Se había enfrentado ya una vez contra estas lindas criaturas sombrías. Rin las llamaba sincorazón, y por como había hablado de ellas eran comunes en aquel mundo. No... había dicho de este lugar... ¿quizás habría más en más mundos? En el suyo por fortuna nunca había habido nada de eso... La única sombras viviente eran la que hablaba con Caerulea... y esa sí que tenía corazón, era su amiga, Cyan, la llave-espada.

Caerulea no terminaba de saber ni entender qué era una llave-espada ni qué era un sincorazón, pero tenía muy claras las palabras de Rin: ¡A los sincorazón había que machacarlos! Más que nada porque si no, tenía pinta de que te machacaban ellos a ti...

Jace lo tuvo claro desde un principio. Siguió arremetiendo contra aquellas extrañas criaturas llave en mano. Si fueran sincorazón o no en algún momento de su existencia ahora quedaba claro que lejos quedaban aquellos tiempos. Lo que ahora tenía en frente el muchacho no era un enemigo habitual. 

Aquellas criaturas de extraños ojos rojizos si que sabían perfectamente a lo que se enfrentaban. Sus evasivos movimientos y extraño comportamiento no solo les ayudaba a combatir, también los volvian peligrosos ante el ojo inexperto.

Juris, por su parte, no se quedó a contemplarlos. Siguiendo la estela de su plan, salió raudo hacia la joven, alcanzándola. Ninguno de aquellos enemigos que les acechaban se había acercado lo suficiente a Juris como para ponerse en su camino, así que el joven no tuvo ninguna dificultad en alcanzar su destino.

La joven yacía en un peculiar estado. ¿Podría realmente estar dormida, o era algo más? Lo que estaba claro es que aquellas criaturas la acechaban. 

Juris no dudó en agarrar a la joven y cargarla en su espalda. No opuso ningún tipo de resistencia. Más bien no podía. El joven confió plenamente en su compañero. No lo conocía de mucho, pero había una conexión entre ellos. Ser portadores de la Llave-espada los había juntado, pero sus destinos estaban entrelazados. Juris no podía saber eso con certeza, pero algo le hacía creer con firmeza en esa realidad, como si de algo transcendental, fuerte, y sincero se tratara.

Jace se quedó atrás, no sin antes exclamarle a Juris que siguiera adelante, que le encontraría llegado el momento. El joven desaparecía en la lejanía a medida que el chico avanzaba cargando a cuestas a la muchacha.

No sabía exactamente cuanto tiempo había transcurrido desde aquello. ¿Horas? ¿Minutos? El chico estaba agazapado entre dos grandes cajas de madera mientras observaba las tranquilas calles, iluminadas tenuemente con aquellas farolas tan peculiares del lugar. Se giró hacia atrás, observando a la chica que se había llevado a cuestas. Estaba sentada al fondo del escondite improvisado y con el amparo del cobijo que las cajas proporcionaban. La chica seguía en el mismo estado. Inconsciente, pero presente. Lejos pero cerca. No despertaba, pero quizás no fuera posible debido a que no estaba dormida. ¿Que podría pasarle? Juris ya había probado anteriormente despertarla o hacer que reaccionara, sin éxito. Pero, ¿Lo había probado todo? ¿Habría algo más que pudiera hacer?

La situación no podía ser más peliaguda. Por suerte, y quizás gracias a su compañero, aquellas criaturas no habían vuelto a aparecer.

Caerulea no lo dudó ni por un momento. Las palabras de Rin, de alguna forma, la habían influenciado lo suficiente como para presentar batalla. Se armó de coraje. Un coraje que le infundía su amiga, pero también que despertaba poco a poco en lo más profundo de su ser, como si fuera una reacción natural de su alma. Sus nervios desaparecieron, así como sus dudas, y Cyan estaba lista para apoyarla.

Todo fue muy natural, como las olas mesadas por el viento y las corrientes. La llave-espada reaccionó a los movimientos de ella como si le leyera la mente, sincronizadas completamente. Atravesó a los sincorazón dejando una estela estrellada por cada uno de sus golpes, haciendo desvanecer la oscuridad y devolviéndolas al lugar del que procedían.

Dos de ellas fueron derrotadas, más las restantes retrocedieron. Quizás creyeron que Caerulea no era una simple chica que se dejaría amedrentar por ellas, o tal vez tuvieron miedo, miedo de su creciente confianza, miedo de Cyan, o quizás miedo a desvanecerse como sus compañeras. Fuera cual fuera la razón, se fundieron con el suelo, volviéndose simplemente meras sombras, hasta que sus ojos amarillentos se apagaron, y se volvieron uno con la sombra resultante.

¿De verdad se habían ido? ¿Cual sería la verdadera razón de su retiro?

-¡NO VAIS A IR A NINGUNA PARTE!

Caerulea siguió en guardia, previsora de lo que pudiera pasar. Un furioso Rin se abalanzó sobre las sombras. Clavó su arma en el suelo de forma muy potente, consiguiendo clavarla muy profundo en el suelo. De pronto, dos erupciones de luz morada salieron del suelo, escupiendo a las sombras que habían tratado de escapar, haciendo que estas se retorcieran en el aire, y acabaran por desvanecerse, de la misma forma que Caerulea hiciera antes.

Rin sacó su arma del suelo, y poniéndola en su hombro, la miró con desgana.

-No dejes que se escapen, solo te acarreará más problemas. Maldición, ¿de verdad me toca hacer de niñera?

Para cuando Caerulea quiso darse cuenta, el resto de sombras habían desaparecido. Quizás no fuera alguien muy confiable, pero estaba claro que Rin era muy fuerte. Demasiado fuerte.

-Vámonos. No quiero quedarme mucho más tiempo en este lugar...

Solo... como siempre.

Después de haber conseguido salir de todo aquel caos donde aquellas criaturas extrañas de ojos rojos nos atacaron, había logrado llegar a un sitio a salvo, un pequeño escondite de una sola salida, si no contaba el ascenso en vertical, donde podía proteger mejor a aquella chica. Sin embargo, había dejado atrás a Jace. Sentí en mi interior todas las ganas de correr de vuelta para buscarlo, traerle aquí o incluso gritar su nombre...

Pero ese no iba a ser el mejor de los planes. Tenía que proteger a aquella chica cuyo nombre aún no sabía, y al mismo tiempo esperar y tener la esperanza de que Jace volvería... Pero mi mente pensaba tan solo que jamás lo volvería a ver, pues otra vez estaba solo

Me acerqué pues, mientras meditaba y miraba alrededor de la salida de aquel callejón lleno de cajas si estabamos a salvo o no, a la chica para examinarla de nuevo. Era extraño que estuviera tan... simplemente ida, pues aunque estuviera dormida, no había forma de hacerla despertar, era algo mucho mayor y lo sentía de alguna manera. Incluso busqué su pulso para tratar de ver si su corazón seguía en su interior...

Pero al hacer todo aquello un extraño y horrible recuerdo llegó a mi, uno que intentaba reprimir por siempre... Y es que aunque la chica fuera diferente, me recordaba a... - Ymera... ¿Cuándo volveré a encontrarte? ¿A cuantas más personas le harán sufrir lo que a ti? Ojalá tuviera el remedio para salvarlas a todas... pero si a penas pude salvarte... ¿Cómo voy a ser capaz de salvar al resto? - Incluso bajé la cabeza suspirando sintiendo todo aquel peso de malestar encima mía.

Me levanté y la miré desde mi altura - Ojalá supiera algún hechizo de curación para tratar de probarlo contigo, pero me da que de momento, esto es lo máximo que puedo hacer por ti... - Pero por supuesto no podía dejarla sola - Le dije a Jace que teniamos que llevarte a la posada, pero ni siquiera se si es un lugar seguro... Aún así, es un cobijo más fuerte - dije pues agachandome de nuevo para agarrarla y colgarmela de nuevo en la espalda, para así, si venian amenazas poder aún usar la llave espada. - Así que vayamos allí por ahora... Ojalá encontrar a alguien que pueda ayudarnos de camino... 

Dicho eso, y con la chica a cuestas, con sumo cuidado buscaría avanzar hasta la posada, buscando cobijarla mejor que en aquel callejón.

En tu intento por ser precavido, mirarías a tu alrededor antes de avanzar. Por suerte para vosotros, todo parecía muy tranquilo. Tanto podía ser que la luz mantuviera a esas criaturas a raya, o que no os hubieran percibido, o tal vez Jace estaba haciendo un trabajo ejemplar.

Avanzarías con toda la presteza que tu carga te otorgaba hasta la posada. Recordabas donde está, a lo que llegas sin muchas dificultades.

Una vez adentro del edificio, todo volvía a estar tranquilo. Se notaban las altas horas de la noche, pues a parte de las luces de la recepción de la posada, no había nadie más. Seguramente todo el mundo estuviera durmiendo ya.

A tu alrededor no había nada a destacar, más que el mobiliario típico de una posada. Las escaleras que habían en el lado izquierdo del mostrador de recepción llevaban a los pisos superiores, en donde las habitaciones estaban. Sin duda alguna, subir a cuestas a la chica sería algo agotador.

Por otra parte, en el ala izquierda de la planta baja se podía llegar a la cocina. Allí habían refrigerios varios encima de las mesas, puestos seguramente para los huéspedes. En controversia, el ala derecha era solo una sala de estar, llena de sillas y mesas actualmente vacias, pero con claros signos de uso.

La muchacha por su parte no realizaría acción alguna más que respirar muy lentamente.

Rin parecía estar convencido de reanudar la marcha y salir de allí cuanto antes. Avanzó sin girarse a mirar si Caerulea le seguiría. Era probable que le diera igual, pero sus confiados actos daban a entender que suponía el interés de la chica en seguirle.

No tardaría en conducirla a las afueras del bosque antes de llegar a una extraña carretera pavimentada con adoquines, la gran mayoría resquebrajados quizás por el paso del tiempo. Dicha carretera se alejaba del frondoso bosque del que provenían. La luz de aquella peculiar luna iluminaba perfectamente el camino, e incluso la lejanía.

-Ahí es. Ahí es por donde hemos de ir.

Dijo sin más, cruzándose de brazos mientras miraba hacia el cielo.

-¿Ves aquellos edificios de allí al fondo?

Señalaría a la lejanía. Al final de dicha carretera se verían una gran y variada cantidad de edificios en ruinas. Aparentaban los restos de alguna antigua ciudad.

-Oh, por cierto, se me olvidó comentarte que cuando lleguemos vamos a tener que luchar contra algo muy grande... Espero que seas útil en la lucha. Déjame los sincorazón que salgan a nuestro encuentro a mi, no tardaré en deshacerme de esas patéticas sombras. Prefiero que te prepares y te mentalices para lo que vamos a hacer una vez lleguemos a la ciudad, si es que llegamos. Vamos, va, ya estamos por llegar. Paso ligero, princesa. Una vez hecho esto, te llevaré a donde está Hayato. 

Rin empieza a caminar a paso ligero por el camino pavimentado en dirección a aquella extraña ciudad. Murmuraría algo para él mismo.

-Si es que sigue siendo "ese" Hayato...

Nada ni nadie nos estaba siguiendo. Aquel camino que había tomado parecía ser más seguro de lo que podría llegar a ser realmente. Ello sumado a que la gente de esta ciudad se alertaría por ver criaturas agresivas atacarles, hacía que pudiera estar un tanto tranquilo... Bueno, tranquilo hasta cierto punto, pues la carga que llevaba a cuestas hacía que mi mente estuviera en constante pensamiento tratando de hallar una forma para actuar con ella.

Poco a poco acabamos llegando a la posada, lugar donde no esperé ni un solo momento. Tomé una única habitación, no me importaba que solo hubiera una cama, ni que esta fuera individual o doble, lo único que me importaba era dejar a la chica con la cual cargaba en una cama y en un lugar tranquilo. Combinado a ello y viendo lo que la posada tenía para ofrecer a sus huéspedes, me desvié un momento para tomar algo de refrigerio... Por mucho que me preocupara la chica, si me descuidaba a mi y las criaturas atacaban, la chica sería la menor de mis preocupaciones, al menos cuidándome tendría una oportunidad... Sino fuera porque no quería quedarme estático en un punto.

Así pues cuando ya lo tuviera todo, subiría a la habitación que nos hubiera tocado, e iría directamente en el interior de esta a posar a la chica sobre la cama, dejándola en una postura de reposo y cubriéndola con una manta por si acaso.

Tras todo ello suspiré - No sé si hubiera preferido quedarme atacando a aquellas criaturas... - dicho aquello me acercaría a la ventana para mirar hacia fuera con cuidado, vigilante pues es lo único que podría hacer por ahora - Pero no te preocupes chica... Ni siquiera se como llamarte - reí para mi mismo - Encontraré a alguien que pueda ayudarte, alguien que pueda traerte de vuelta... A fin de cuentas, el problema no es buscarlo - Es encontrarlo - un detalle nimio que cambiaba todo, pero que sin embargo no llegaba a un punto negativo. Tan solo buscaba, si es que la chica aún podía escucharme, darle esperanzas... Esperanzas que ni siquiera yo sabía si podía tener...

-Por ahora reposemos un poco, y luego iré a echar un vistazo por la ciudad - huelga decir, que pese a que hiciera de vigía, descansaría y tomaría aquel refrigerio esperando pues ver que la ciudad volvía a cobrar vida... Alguien debía de haber en tan basto mundo que pudiera ayudarme.

En ese mismo momento, una voz se escuchó desde atrás tuyo. Era una voz de hombre joven, simple y llana, no parecía agresiva ni tampoco parecía afable. Simplemente no tenía personalidad.

-Yume. Se llama Yume.

El joven se quedaría apoyado de lado, de brazos cruzados, en el marco de la puerta que separaba el ala izquierda de la recepción, mirando hacia tu espalda. Sus apariencias eran muy dejadas. Llevaba una casaca raída de color gris, quizás negro en sus mejores tiempos, que le llegaba hasta las rodillas, abierta. Una camisa negra agujereada y ceñida, mostrando su musculatura a través de esta. Unos pantalones igual de gastados tejanos, y unas botas que le llegaban hasta la espinilla.

Su cara también dejaba que desear. Su vello facial estaba muy descuidado, no tenía una barba muy frondosa, pero se la notaría de unos cuantos días. Las ojeras también serían muy presentes en su rostro, además y su pelo largo, oscuro, y desaliñado, contando que algunos mechones le cubrirían parte del rostro. Su mirada denotaría indiferencia, pero mirarle a los ojos era una sensación muy extraña. Era como si sus ojos pudieran ver a través de ti, como si pudieran ahondar en tus pensamientos.

Tras escuchar aquella voz, ni me lo pensé dos veces. Como si envainada estuviera, llevé mi mano a mi cintura para hacer aparecer la llave espada al mismo tiempo que me giraba para, al sacarla, apuntar con la punta de esta a aquel ser que había hablado.

No era lógico acercarte por detrás, escuchar conversaciones ajenas aunque fueran monologas y mucho menos que a ese tipo que estuvieras escuchando tuviera más alta la guardia que el resto de la gente de la misma ciudad. Así pues acabé de aquella forma apuntándolo con la llave espada, y lanzándole una mirada de completa desconfianza, analizándolo por completo buscando si iba ni quiera a intentar hacer algo antes de entrar a la habitación.

Por suerte, o por desgracia, no se movió del quicio de la puerta. No obstante yo si, poniéndome en medio de el y la chica - ¿Quién eres? ¿Qué quieres? Y si es verdad que ese es su nombre... ¿De que la conoces? - sin siquiera apartar la vista de el, empecé a interrogarle, siendo que ante la última pregunta, señalaría con un ladeo de cabeza a la tal "Yume", que había salvado dejando a Jace atrás.

El hombre ni pestañeó en cuanto le apuntaste con tu arma. Simplemente dejó transcurrir unos segundos antes de alzar las manos como si hubiera sido arrestado. Dejando ir un leve suspiro, este se dirige a ti con un tono de voz neutro, normal, llano.

-Que poca simpatía tienes ante tus antiguos compañeros, Juris... ¿Es que ya me has olvidado?

El individuo, quizás en un acto de valentía o de pasotismo, apartó tu arma con la mano cuidadosamente, desviando la punta del filo de esta hacia un lado.

-No me apuntes con eso, anda, que tampoco te he dicho nada malo.

Tras eso, el hombre pondría sus manos en el bolsillo de su casaca.

-Veo que la oscuridad te ha cambiado a ti también... Pero por lo menos, yo te recuerdo. En fin... No se le puede pedir al sauco que engendre limones... Soy Hayato, por si también lo has olvidado, soy tu antiguo compañero de aprendizaje. Si, uso la llave-espada. Si, salimos de misiones juntos. Si, caí en combate. Y si, la oscuridad también me ha cambiado. Pero mi corazón sigue siendo mío, al igual que el tuyo es tuyo. Así que, todos contentos, final feliz.

Hayato se encoge de hombros tras acabar de hablar. Ladea la cabeza, para tratar de mirar más allá de tu persona.

-¿Donde está? Yume, quiero decir. No deberías quitarle el ojo de encima. Esas cosas la van a perseguir incluso en el lugar más seguro que conozcas. Oh, y mi conexión con ella, eso es un secreto. Tendrás que conformarte con que no me interesa que le hagan daño.

-¿Que? - pregunté ante su primera pregunta, sorprendido a la par que confuso, pues no entendía lo que decía. Pese a que pudiera conocerlo, su rostro no me sonaba, su cuerpo me era desconocido y mis recuerdos eran difusos en según que momentos. - Si recordara a alguien con tu aspecto, créeme, lo reconocería - Aseguré, pues no era yo quien solía olvidar a los que eran cercanos para mi. Recordaba a todos los que habían pasado por mi vida, y si quien tenía delante de mi era un antiguo conocido o compañero, sin duda no lo recordaba de la forma que ahora se mostraba ante mi.

Pese a que pudiera desviar mi llave espada, mi prioridad era proteger a aquella chica que tenía conmigo, por eso pese a aceptar su "pequeña" solicitud, mantuve la guardia con el filo de mi llave. No iba a detenerme hasta que no supiera que la chica estaba a salvo, incluso en presencia de este ser.

Cuando comenzó a explicarse, o al menos a señalar cosas que estaban en mi interior, sentí un impulso tremendo de responderle mal, pero cuando dijo su nombre toda la molestia de mi interior desapareció cambiándose por sorpresa y confusión - ¿Ha...yato? - simplemente no podía creerlo - Te vi... te vi morir, a manos de una de nuestras compañeras. Es... ¿C-como has vuelto? - Pese a que dijera que la oscuridad lo había cambiado, no era lo mismo que me pasó a mi. Yo fui engullido por la oscuridad, tragado en ella y puesto a prueba una y otra vez hasta conseguir liberarme... No, hasta aceptarla. A mi la oscuridad no me cambió. La comprendí y la tomé como parte de mi mismo. Sin embargo... ¿Que le había hecho la oscuridad a Hayato?

Dudando, pero manteniéndome firme en mi postura, traté de bloquear la visión de Hayato - A salvo. No le estoy quitando ojo de encima, y por muchas criaturas que vengan a amenazarla, no dejaré que ninguna se la lleve. Si no me quieres decir tu conexión u objetivo con ella, está bien, pero yo también voy a impedir que le hagan daño... Así que si quieres que confie en ti, cuenta que te ha pasado hasta ahora ¿Que te hizo la oscuridad? ¿Como es que has resucitado? Y sobre todo... Algo que solo sepamos los dos. - No podía decir que no confiara en Hayato, pero a estas alturas donde cualquier ser de oscuridad trataría de tentarnos y hundirnos en la más densa oscuridad, ser precavidos no era nada malo.

Por su puesto traté también de notar y ver a Yume, como estaba y si notaba presencia hostil cercana

"...P-pero si iban a huir..." murmuró la chica al ver cómo Rin remataba a las sombras que se habían fundido con el suelo. ¿Por qué? ¿Por qué era tan cruel como para ensañarse tanto con esas sombras? Rin ya se estaba moviendo adelante cuando ella, todavía mirando el suelo donde antes estaban las sombras, preguntó "...¿Qué es un sin-corazón?" repitió la pregunta que él no le había respondido todavía. Tuvo que dar algunas zancadas para alcanzar al chico que seguía avanzando hacia adelante. "...¿Por qué a los sin-corazón hay que machacarlos? ¿Son los depredadores alfa de este mundo o algo?" sabía que quizá estaba siendo una molestia, nuevamente. No quería ser desagradecida con su anfitrión, quien seguro la preferiría calladita y sin perder el ritmo de camino, pero... ¡había tantas preguntas que quería hacer! Si no sabía nada, al final, seguro que terminaba siendo aún una carga peor, y quería evitarlo como pudiera.

Llegaron a las afueras del bosque, hacia una carretera de piedra vieja iluminada por la luz de la luna. -Ahí es. Ahí es por donde hemos de ir. - dijo él, mirando al cielo, y Caerulea casi pregunta en voz alta: ¿A la luna? Pero siguió su mirada hacia el horizonte donde estaban los restos de una ciudad, recordando que ya había estado en aquella bifurcación antes. Que quería haber ido a explorar la ciudad, ver las pintadas de las paredes, correr y saltar por las ruinas haciendo parkour... Pero eligió mejor entrar en el bosque, en dirección al humerío y la cabaña. Gracias a ello pudo encontrarse con Rin, quien a su vez sabía dónde podría encontrar a Hayato así que por fortuna no se equivocó al elegir...

Le costaba seguirle el ritmo a Rin. No tanto porque ella no fuera rápida, sino porque se distraía mirándolo todo, como si fuera nuevo y misterioso, y así lo era en verdad para ella... Pero no había tiempo de maravillarse con el mundo tan distinto al suyo en el que se encontraba: se avecinaban problemas. 'Una cosa muy grande'... ¿Pero el qué? Ya lo verían, suponía...

Yume seguiría en su posición sin moverse, tranquila, dormida.

Hayato cerraría los ojos, impasible ante todas tus preguntas. No obstante, dejaría ir un suspiro antes de hablar, a la vez que levantaría las manos.

-Fiu... Como te las gastas. Antes no eras tan agresivo... Sigo notando una actitud muy hostil. Puedes estar tranquilo. No soy tu enemigo, te contestaré lo que quieras a cambio de que no me vuelvas a mostrar tu "Corazón Dividido"...

Esto último lo diría con un ligero toque de burla. Se encogería de hombros manteniendo las manos en alto antes de proseguir.

-¿Contento con eso? Para empezar... No morí a manos de Rin. Eso es lo que vosotros pensasteis. Si que es cierto que Rin me apuñaló con esa intención... Pero el muy ignorante no sabía lo que pasaría al privar a mi corazón de su cuerpo con su llave-espada. Éramos demasiado inexpertos para saber eso.

Bajaría los brazos y se los pondría de nuevo en los bolsillos de su casaca, no sin antes señalar a la chica.

-¿Sabes lo que le ocurre a un cuerpo cuyo corazón ha sido arrebatado, Juris? Le pasa precisamente lo que ves ante ti. El cuerpo es un mero cascarón. Un receptáculo para nuestro corazón. En él se guardan nuestros lazos, nuestros recuerdos, nuestra luz. Pero también nuestros miedos, y nuestra oscuridad.

Le miraría a los ojos fijamente, sin mostrar atisbo de emoción alguna.

-Si se lo arrebatas, el cuerpo pierde su función. Y se convierte en algo más aterrador que una sombra o un sincorazón. Los cuerpos vacios adquieren conciencia, y un remanente de esos recuerdos los vuelve... Inexistentes. Incorpóreos, eso es lo que son. Cuando pierdes tu corazon, no mueres. Simplemente adquieres una nueva no-existencia. Esto me lo explicó el maestro Yen Sid. Aquel que me salvó de mi funesto destino en Villa Crepúsculo.

Hayato empezaría a caminar de izquierda a derecha, sacando sus manos de los bolsillos y cruzando los brazos.

-Hay muchas cosas que no sabíamos. Pero quizás sería mejor que te las explicara el maestro. Deberías venir conmigo a su torre. Y por supuesto, nos llevaremos a Yume.

De pronto, se escucharía un un ruido en la planta superior. Hayato guardaría silencio.

Escucharlo me hizo dudar un tento más... Parecía ser el, no un engaño, pero mi corazón me pedía que no bajara la guardia... aún así, terminé cediendo relajando mi posición un poco y apartando mi llave espada lo suficiente - La oscuridad me ha enseñado  a que no me dejara engañar por lo que pudieran decirme los sentidos, pues estos podrían ser fácilmente manipulados - No es que fuera una completa verdad, pero desde que salí de aquel mundo sin duda tenía muchisimo más cuidado y estaba aún más centrado.

No obstante, callé cuando el empezó a explicarme todo, y en el proceso guardé mi llave espada en señal de, aunque leve, confianza hacia Hayato. Aún no estaba todavía seguro de si poder confiar en el, pero que hablara tanto de lo que ocurrió en el pasado, me hizo darle ese beneficio de la duda.

Además, lo que parecía ocurrirle a Yume, parecía mucho más serio que cualquier otra cosa que pudiera tener importancia ahora en la escena. Así pues no era cosa de Hayato o mia, sino de Yume y lo que debiamos hacer con ella. Su destino no parecía alentador y sin duda si era posible querría evitarselo a toda cosa. Pero una cosa era quererlo y otra cosa, lograrlo.

Al final no tuve más que aceptar la posible ayuda de Hayato - Yen sid... En Villa Crepusculo... - apreté mis puños en plena señal de recordar mi pasado y luego suspiré - ¿Tendrá una forma para ayudarla? - pregunté sin tapujos refiriendome a la chica - Si es así... Entonces acepto el ir - pero entonces un sonido fuerte se escuchó de la parte superior que me hizo ponerme en guardia sacando la llave-espada

Miré a Hayato, dudoso y le señalé arriba - ¿Es cosa tuya? - pregunté sin perder la guardia