Partida Rol por web

Aquella ciudad era impresionante. Que Jace estuviera haciendo de guía sin duda era una buena idea. Empecé a pensar que no era mala idea tener aliados, igual podría seguir un tiempo con el... Si no hago que lo trague la oscuridad como con todos los que me rodeaban.

En cierto punto me postre un poco decaido, pero por suerte la alegría de la misma ciudad esquivó la atención que podría haber sobre mi. No quería dejar que pensara que tenía un lado debil.

Con algo de asombro y notando esa extraña sensación que tenía en el reino de la oscuridad, me puse en guardía sin convocar a mi llave espada, para luego ver a solo una chica tirada en el suelo mientras esa sensación oscura desapareciera... Casi como si se hubiera teletransportado desde el reino de la oscuridad como nosotros.

Corrí preocupado cayendo al suelo para comprobar el estado de la chica, dandole la vuelta a la cabeza para verle la cara y tratando de buscar su pulso. - Jace ¿tienes algo que sirva de curación? Sino estaría buscar a alguien que pudiera curarla en caso de estar herida - Pero y si la oscuridad que estaba aquí es de su parte... No la podría culpar. Yo soy el primero que quería abandonarme a la oscuridad.
 

Nos adentramos dentro de los muros de la ciudad, aceptando servir como guía para Juris. Antes de entrar, me sentí confuso con respecto a todo lo que ocurría. Jamás me habría imaginado que volvería aquí, y mucho menos que la avalancha de nostalgia me resultase tan demoledora. Creí haber olvidado gran parte del aspecto de Vergel, pero me sorprendió que instintivamente lograba caminar hábilmente por sus calles, como si mi memoria y mi suerte me guiaran ajenas a mi mente. El increíble blanco que adornaba sus calles, ese precioso reflejo del sol en los adoquines y en el agua cristalina era algo que me forzaba a soltar unas cuantas lágrimas discretas, claro, recordando cuando vivía aquí, porque en medio de la noche, la solitariedad se me hacía un tedio agonizante. 

Nos continuamos perdiendo sin rumbo fijo por las calles de la ciudad, y no podía evitar recordar lo feliz que era caminando por aquí en mis tiempos dorados. Eso de dejarse llevar por las intrincadas calles, recorrer el alcantarillado en su infinita complejidad, y juguetear entre las fuentes, era algo que me recordaba profundamente a una felicidad por la que luchaba por volver. Luego de cierto tiempo, llegamos a esa fuente principal tan animada a pesar de la completa ausencia de personas en el sitio. Me distraje en su hipnótico ritmo a principio, hasta que caí en cuenta junto con Juris de aquella presencia, junto con el irritante hedor de la oscuridad. Por lo que creía saber, estaba yéndose justo con nuestra aparición, lo que me daba la tentativa de algo terrible: Acababan de partir luego de causar estragos, y aquella chica era posiblemente la víctima de su ansiedad. 

Nos aproximamos con ferocidad hacia ella, Juris adelantándose a revisar su estado, que desde la distancia parecía incierto. Asiento a su pregunta, y con preocupación en el rostro le respondo:-Sé usar magia de curación, sólo conozco un hechizo pero es bastante fuerte, lo suficiente como para sanarla en caso de emergencia. 

Verla allí tendida me forzaba a volver a aquel momento en el que perdí a mis amistades, de esa misma manera, tendidos en el suelo luego de haber sido asolados por la oscuridad. No permitiría que algo así volviese pasar. 

Ahora que estabais más cerca os percatáis de que la chica más bien parecía estar dormida. No tenía heridas, ni aparentaba lesiones de ningún tipo. Su constitución es atlética, fina, pero con musculatura. Su largo cabello rubio se entrelazaba por su rostro, mientras que una horquilla plateada se había quedado mal colocada en medio de un mechón de pelo. Sus blancas vestimentas simulaban las de una espadachina, una falda abierta por delante y larga, unas medias acompañadas de un pequeño pantalón que le llegaba a los muslos, botas anchas y guantes de esgrima, decorado todo con motivos rojos y rebordes dorados. Su lenta y tranquila respiración os quitan preocupación sobre su estado, pues no parecía necesitar ayuda urgente, pero estaba claro que el sitio en donde se había dormido no era el más ideal precisamente. Era extraño que se hubiera dormido allí. 

Aparentaba una edad más o menos parecida a la que pudiera tener Juris, pero había algo en ella que resultaba extrañamente familiar, a pesar de no reconocerla.

¿Por su olor? ¿Vivaracha apariencia y ropas alegres? ¿Demonios, devihumanos? Con lo que decía, y el tono de voz con retintín con el que hablaba Caerulea pensó por un momento que se estaba quedando con ella en una especie de broma extraña, o sarcasmo quizás, pero no podía tampoco evitar pensar que quizás, de alguna manera en aquel mundo la gente tuviera el olfato especialmente afinado y fuera costumbre vestir de manera más... 'seria'. Quizás hubiera un peligro más que real, demonios, y gente muy mala. Quizás solo estuviera advirtiéndola, especialmente cuando miró hacia fuera de la cabaña, asegurandose de que no hubiera peligro.

"Rin." repitió la chica asintiendo, memorizando el nombre del extraño de ropas arrugadas que hablaba de demonios y devihumanos. Los ojos de la chica se iluminaron cuando le dijo que sí, que quizás si que había visto a un chico como le describía. La chica se puso en pie y entonces Rin volvió a advertirla de los demonios. "De acuerdo, me iré..." asintió con seriedad. "Sólo díme a dónde fue. Mi prometido. El que dices que huele a oscuridad." el rostro de la chica denotaba que estaba muy decidida. "No hay que tenerle miedo a las sombras. Siempre hay una luz que las crea..." dijo, mirándose la mano en la que sin darse cuenta había aparecido Cyan otra vez en algún momento. "Las sombras me trajeron aquí, siguiendo su rastro. Tengo que encontrarle. No pienso perderle otra vez, nunca, nunca más."

El joven mira de reojo a la extraña chica, mientras pone sus manos detrás de la nuca y se estira.

-¿A donde? Ni aunque te lo explicara detalladamente y con ilustraciones lo llegarías a entender. Digamos que se fue a hablar con un viejo loco para mirar de expiar sus innumerables pecados. Pero no te molestes en buscarle aquí. No le encontrarás. Este no era su lugar, y aunque sea apropiado para ese sujeto, este es mi mundo, y no el suyo.

Sus palabras sonaban resentidas a medida que más hablaba.

-Bah, no se ni para que me molesto. Como no tengas manera de abandonar este mundo, lo veo complicado. Este no es lugar para una chica como tu. Y lo mismo les dije a ese par de lloronas. Tu también deberías irte. 

Tras comprobar su estado y oir la declaración del hechizo de mi compañero, le paré por un momento levantando una mano - Parece que solo está dormida - Seguí mirando para tratar de averiguar de donde podría haber venido o di se realmente no estaba herida como pensaba. Toda aquella oscuridad que había a su alrededor no era buena, y si bien parecía fisicamente bien, podría tener algún daño que no se viera... Como su corazón.

Suspiré profundamente.

-No deberiamos dejarla aquí, este no es lugar para dormir. Tampoco creo que sea de este mundo. - Eso era obvio, tan solo había que ver el rastro de oscuridad que había dejado cuando la encontramos - Igual deberiamos despertarla a ver si puede caminar, sino la llevaré en brazos hasta la posada - Tras decir esto empecé a zarandearla suavemente - Ey chica ¿Estas bien? - Pregunté mientras trataba de despertarla.

Miré entonces a Jace con una simple mirada de "¿Se te ocurre como despertarla?" para que lo intentara también para después volver a zarandearla.

Espero un momento en lo que Juris verifica su estado, y cuando avisa que está bien, dejo toda la preocupación que tenía a un lado. No estaba en riesgo al parecer, sólo había tomado un profundo sueño en medio de una plaza a media noche. Qué va, nada peligroso, pienso tratando de añadirle algo de humor a lo peliagudo que me sonaba todo. Dudaba seriamente que se hubiera quedado dormida ahí sin más, pero no podría saber más detalles sin sacarla de su trance. En eso concuerdo con Juris, no era prudente dejarla ahí a su suerte, sin embargo llevárnosla dormida no tenía diferencia alguna con un secuestro.

-Francamente, no tengo la menor idea de cómo puedes plantear que no es de por aquí, digo, ¡mira su ropa! Yo no es que sepa mucho de moda, pero a mí eso me parece bastante común...-Pauso luego de haber hablado con ese tono cómico y exagerado que trataba de forzar-...Bueno, quizás me esté equivocando en ello. Si, correcto, despiértala, es mejor levantarla antes que llevárnosla a cuestas hasta la posada, ello es sencillamente repulsivo. Quizás solo se quedó dormida por aquí, no creo que sea grato despertar en una cabaña con dos desconocidos viéndote con curiosidad. 

Eso sí iba enserio, sin ningún ápice de sarcasmo o alivio cómico. Se llevaría un buen susto si lo primero que viera fuera a nosotros, cualquiera se sentiría incómodo con eso. Veo como Juris la zarandea tratando de despertarla, y contradiciéndome completamente, invoco mi Llave-espada y, de un movimiento enérgico, la estampo contra el suelo cerca de ella tratando de que el ruido del metal la asustase lo suficiente como para sacarla de su sueño, sea profundo o no. 

"¿Par de lloronas? ¿Viejo loco?" preguntó con confusión, y ligeramente intimidada por el chico y su insistencia de que este mundo era peligroso. ¿Pero decía que habían venido más personas aparte de ella? Tal vez ellas hubieran visto a Hayato y pudieran guiarla hasta él... "N-no quiero abusar de tu hospitalidad... ¿P-pero podrías llevarme hasta alguna de esas personas que has mencionado? ¿Hasta el anciano, por ejemplo? Él podría decirme a dónde fue Hayato... " levantó la llave espada, Cyan, para enseñarla. "...Llegé a este mundo gracias a esto... y creo que podría salir de la misma forma... Pero sin una pista o rastro de Hayato, no tengo a dónde ir... ¿Me ayudarías?..." pidió Caerulea bajando ligeramente la cabeza sin dejar de mirar a Rin a los ojos, en gesto de respeto y disculpa pero también de determinación.

Rin mira a Caerulea con intriga.

-¿Hayato, has dicho? Si así se llama ese a quien buscas, estoy seguro de no equivocarme. Digamos que he tenido el placer de conocerlo en sus diferentes facetas. Lo siento, pero no me interesa ayudarte.

No obstante, antes de que se de media vuelta, muestras tu llave espada al joven, quien la mira y se sorprende.

-¿¡Pero que...!? ¿Que demonios haces con una llave espada? ¿TU también eres una portadora?

Rin te mira a los ojos, entrecerrandolos, algo mosqueado.

-¿Quien eres? No te reconozco de la academia, ni tampoco recuerdo haberte visto nunca por Tierra de Partida...

Se cruza de brazos a la vez que espera respuestas.

-Has hecho que recupere el interés. Digamos que podría ayudarte, puede que me sea propicio facilitarte un poco las cosas... Pero antes dime, ¿De que conoces al payaso ese? No es trigo limpio. La verdad, me sorprendí mucho cuando volvió a aparecer después de haberlo matado, aunque no me extraña que cediera a la oscuridad. Y luego todo lo del mentor, el maestro aquel del que no me acuerdo de su nombre y tal, pues no me extraña que se le torcieran los planes...

Rin se expresa con naturalidad. Acto seguido murmura para si en voz alta.

-Últimamente ese bastardo es demasiado popular... Y para colmo se liga a las dos niñatas y se las lleva con él. Ni que fuera un enviado de la luz o algo así... Maldito nerd... Debe de estar pasandoselo bien con ellas...

Sus palabras empiezan a divagar, entre comentarios, murmuros, y quejas, cada vez mas flojos.

¿Cómo? ¿Qué no iba a ayudarla? "¡Pero!..." sin embargo en aquel momento fue cuando Rin vio la llave espada y le preguntó sobre ella. "¿Una portadora?" la chica ladeó la cabeza, confundida. "No, no he estado en ninguna academia de cerrajeros-armeros ni en ninguna tierra partida..." contestó, frunciendo el ceño. "Ya te he dicho que no soy de aquí..." y sin darse cuenta empezó a murmurar en voz baja una corta explicación "_{...Me trajo Cyan, mi llave espada, la única amiga que he tenido nunca, ella fue la que...} ¡Ah! ¿Vas a ayudarme?" la expresión en el rostro de la chavala cambió por completo, iluminándosele el rostro de alegría. No le duró mucho, pues se quedó pálida y con los ojos muy abiertos cuando escuchó la frase 'después de haberlo matado'.

La chica dio un paso atrás, alarmada, y contuvo la respiración en una exclamación ahogada. Este hombre... ¡¿había matado a Hayato?! Caerulea consiguió calmarse al recordar que Rin había dicho que Hayato había vuelto a aparecer. "No es un payaso... ¡Es mi prometido, y no vuelvas a matarle nunca más!" contestó frunciendo el ceño, cruzándose de brazos e inflando los mofletes en gesto de desaprobación. Rin se puso a murmurar en voz alta para sí, diciendo algo sobre un 'bastardo' muy popular que se había ligado a dos chicas. Caerulea supuso que había pasado a hablar del maestro y mentor de Hayato, ese hombre cuyo nombre Rin todavía no acababa de recordar. Aquello le dio tiempo a Caerulea a volver a bajar la cabeza, mirar a Cyan, y al llavero que colgaba de ésta representando la alianza entre los dos prometidos, y la chica peliazul pudo así calmarse.

"Le conozco desde hace cinco años... cuando yo tan solo tenía trece..." comenzó a explicarle a Rin contestándole a sus preguntas. "Él cayó a mi mundo del cielo como una estrella fugaz..." la chica sonrió entonces, su corazón se llenaba una vez más de calidez y nostalgia mientras lo recordaba. "Y-y yo fui corriendo a ver qué había pasado... pensé que sería un meteorito o algo... y que podría llevarme un trocito a casa. Heheh... resultó que era un viajero perdido que había venido de las estrellas... Pero me lo llevé a casa igual." Caerulea se sentó en un taburete de la cabaña que por fortuna seguía intacto, y continuó. "Él no tenía dinero ni a dónde ir, así que le ofrecí hospedaje en mi casa, y nos hicimos amigos... Convivimos juntos durante cuatro años y entonces... entonces..." la chica se llevó la mano a su anillo de compromiso. "Me pidió la mano a la luz de las estrellas... en el cuarto aniversario tras conocernos. Y yo acepté..." la sonrisa de su rostro se volvió amarga entonces. "Pero algo o alguien le estaba siguiendo y él quería protegerme, así que tuvo que irse... Me prometió que volvería en menos de medio año, pero nunca... nunca le volví a ver desde entonces."

Caerulea levantó la cabeza y miró a Rin, cargada de determinación en el rostro. Se puso en pie, y se llevó una mano a la altura del corazón. "¡Es por eso, que tengo que volver a encontrarlo! S-si se ha perdido... si está a oscuras, como dices que está... ¡Yo...! ¡Quiero ser la luz del faro... que le guíe de vuelta a casa a través del mar de las estrellas!"

A pesar de vuestros intentos por tratar de despertar a la joven, esta parecía no reaccionar. Seguía durmiendo profundamente a pesar de todo. Ante a lo único que parece reaccionar es a la llave espada de Jace. Una vez clavada en el suelo, la chica parecía tratar de alcanzarla con la mano de forma refleja. Lentamente, su mano se deslizó para tratar de alcanzar el arma, pero su cara, respiración en incluso condición seguían igual. Era como si estuviese soñando, o quizás, tratara de agarrar el arma por alguna otra razón.

Poco tardaron en aparecer aquellos que buscaban vuestro poder, pues dos entes oscuros aparecieron cerca de la chica. No obstante, como si se sintieran atraidos por algún motivo, tratan de alcanzarla, ignorandoos a vosotros. A pesar de saber que provenían de la oscuridad, había algo en esas cosas que difería de los sincorazón a los que estabais acostumbrados.

Rin arquea una ceja a la vez que ladea la cabeza, cruzado de brazos. Entremedio de la explicación de Caerulea, este se arrasca la cabeza, y al momento de la crítica extraña de la joven de cara al asesinato de su prometido, pone un dedo en la oreja y se la hurga, haciendo ver que esa última parte no la había escuchado. No obstante, al ver la reacción infantil ante la declaración que el joven había hecho, este la mira extrañado.

-O eres muy tonta, o te has golpeado fuertemente la cabeza al llegar aquí. ¿Te has dado cuenta de la estupidez que has dicho?

No obstante, siguió escuchando su historia, dejando ir un leve bostezo entre medio. Para cuando acabas, Rin suelta un leve suspiro.

-Bufff.... Me recuerdas a alguien que hablaba igual que tu... Oye mira, lo que menos necesito ahora mismo son historias moñas de amor. Suficiente he tenido ya. No recordaba que Hayato fuera alguien tan cursi... Sea como fuere, el Hayato que recuerdas y el que estudió conmigo en la academia son personas completamente distintas. Por mucho que tu quieras ser su luz, el está sumido en la oscuridad. Y allí seguirá. Alguien que toca la oscuridad no vuelve a ser el mismo, y eso lo sé muy bien.

Rin te mira a los ojos.

-Si. Le maté. Le maté porque cedió a la oscuridad de su corazón, porque se volvió una amenaza, y porque no era un buen líder. Y lo volvería a hacer innumerables veces si hiciera falta. Creeme, ese Hayato no es el que describes. No sabes nada de ese chaval. Te llevarás una profunda decepción... Si aún así quieres verle... Sé donde está. Por poco que no te lo encuentras en esta misma choza en la que estamos, pues acababa de partir hacia cierto lugar. Te llevaré allí, pero antes, necesito hacer algo aquí. No me puedo ir de aquí sin acabarlo, así que tienes dos opciones, o te esperas aquí como buena pava que eres, o me sigues y te das de ostias contra los sincorazón de este lugar. Tu misma.

Acto seguido, Rin se gira y sale de la choza, sin decirte nada más.  

-¡EH! - Grité cuando vi que clavaba su llave cerca para generar ruido - Ten más cuidado ¿Quieres? No hace falta ser tan bruto para ayudar a alguien. Retira tu llave espada - mencioné cuando volví a mirar a la chica para ver como reaccionaba a la llave de Jace, igual también puede que reaccionara así a la de cualquiera, pero era interesante ver como ocurría aquello. - O no... ¿Puede que sea una portadora? - Pregunté hacia Jace pensando en ofrecerle mi llave espada para ver si reaccionaba de alguna otra manera. Pero antes de que pudiera hacer nada teniamos compañia. No parecía que vinieses a por nosotros, sin embargo, no iba a quedarme para averiguar si iban a por nosotros o a por la chica.

-Hay batallas a veces que es mejor no librar - Le comenté a mi compañero mientras iba cogiendo a la chica para cargarla a mi espalda - No sé quien es, pero eso no nos exime de ayudarla. Es mejor huir de la oscuridad por ahora y ver si podemos despertarla más tranquilamente. Aún así, tu puedes cubrirnos. Tenemos que llevarla a la posada Jace. ¿Te encargas tu de que no se nos acerquen? - Por mucho que llevara a la chica encima mía, podía usar la llave espada, aunque fueran con movimientos torpes. Pero tendría que ver si podía confiar finalmente en Jace o no. Solo usaría mis ataques en caso de extrema necesidad.

Ignorando las quejas de Juris, observo curiosamente cómo el efecto de la llave en el suelo hace reaccionar de manera inconsciente a la mujer, que parece tener un instinto de base por usar un arma como la nuestra-Tranquilo, lo tenía todo pensado, independientemente del resultado-Le comento con tranquilidad mientras desatasco mi arma del suelo, sacándola de la grieta minúscula que forma y posándola sobre mis hombros-Seguramente lo sea, quería agarrar mi arma, ¿eso quiere decir que perdió su llave? No tengo idea si puede llamarla estando tan dormida.

Me distraigo un poco mirándola fijamente, tratando de comprender qué demonios le pasaba, ya era evidente que no estaba sencillamente dormida, su consciencia estaba atorada en algún sitio que no podíamos ver. Iba a tratar algo más, pero la aparición de los...¿sincorazón? me alerta, algo en su aspecto no encajaba, sentía que eran más siniestros de lo normal, bastante más agresivos, aunque sólo fueran dos. 

-A ver...Huir no es la mejor opción, pero con la carga de la bella durmiente de aquí, poco podríamos hacer-Respondo al plan de Juris mientras agarro mi arma con fuerza, listo para lo que fuera-Mi tanque de energía todavía tiene para partir algunas sombras, trata de correr y yo los mantengo a raya hasta que no pueda más. Los contendré y, si tengo suerte, podría aplastarlos en el proceso. 

¿Historias cursis y moñas de amor? Caerulea se ruborizó, pese a que probablemente la intención de la frase fuera desdeñosa, a ella le sonó casi a piropo. "Jaja... s-supongo que tienes razón, nunca lo había visto así..." sonrió y bajó la cabeza con modestia. Oir que Hayato había convertido su vida en casi un cuento de hadas lo hacía todo aún más romántico para ella. Hacía que todo la soledad con la que había vivido antes de encontrarle mereciera de algún modo la pena.

¿Tan terrible habría sido la transformación que Rin decía que Hayato había sufrido? Rin la miró a los ojos con mucha frialdad y seriedad, asegurándole de que una vez alguien se sume en la oscuridad nunca regresa de allí. Caerulea hasta el momento pensó que había estado hablando metafóricamente, pero no fue hasta aquel momento que cayó en la cuenta de que quizás estuviera hablando de algo diferente, algo más literal, en cierto modo. Fríamente le dijo a la cara que lo mataría otra vez cuantas veces hicieran falta. Amedentrada por la seguridad y frialdad de las palabras de Rin, Caerulea dudó por unos segundos, flaqueando su determinación por unos dolorosos momentos. Si Rin no le hubiera dicho entonces que sí que la llevaría hasta él... "G-gracias... Te lo agradezco de veras..."

Corrió a seguirle, después de todo era la única pista que tenía y no quería perderla. "¡Te sigo, te sigo! ...¿Qué es un sincorazón?"

Aquellos dos seres no dudan en lanzarse a por la chica, pero se detienen momentaneamente cuando Juris la carga. Se miran entre ellos girando la cabeza, como si no comprendieran que pasaba. De igual forma, parecen centrar su atención en Juris, y van detrás de él.

Rin golpea su frente con la mano.

-¿¡Que qué es un... !? En serio chica, ¿¡de donde carajo has salido!? ¿De un mundo de fantasía?

Sigues a Rin al exterior de la cabaña. No sabes cuanto tiempo ha pasado desde que habías llegado allí, pero la luna no parecía que se hubiera movido un ápice. No era posible, contando que por lo menos habrían transcurrido un par o tres de horas desde tu llegada. Es un fenómeno de lo más curioso, pues daba la sensación de que el tiempo no transcurría, o quizás fuera más acertado pensar que la noche no acababa.

Rin se adentra al bosque del cual habías venido con paso firme y rápido. Le sigues caminando, pero te ves forzada a acelerar tus pasos dado que Rin se movía veloz y ágil entre los árboles. Al final, acabas poniéndote a la carrera para tratar de igualar su ritmo.

De pronto, más seres de la oscuridad salen a vuestro encuentro. Cuatro de aquellas sombras de ojos amarillos. Rin se detiene en seco, y les gruñe,mostrando sus dientes y su cara molesta por tener que enfrentarlos.

-Baaaah, ya estamos otra vez. Eh, muchacha, toca abrirse camino a espadazos. Pégate a mi, dudo que sepas luchar si ni siquiera sabes que es lo que tienes enfrente. ESO, es un sincorazón.

Dice mientras invoca un arma de la nada, de la misma forma que tu cuando invocas a Cian. Aparecen unas llamas negras de su mano, mientras un claro y leve resplandor hace que dichas llamas se materialicen en un arma muy similar a la que tu llevabas. Una espada peculiar, con forma de llave. De tonalidad plateada y negra, con unos motivos intercalados entre el blanco y el negro, y un llavero con forma de corazón agrietado que colgaba de su empuñadura.

-¡Y a los sincorazón hay que machacarlos!

Sin darles tiempo a respirar, levanto mi arma del suelo y me lanzo contra ellos sin temor alguno. A penas si había sufrido daños en la refriega anterior, y me sentía aún bastante motivado para eliminar a una sombra en tan bonita noche. Por su actuar, parecen criaturas bastante básicas de pensamiento, así que al ponerme frente a ellos trato de agitar mi espada como señal para que se fijen en mí. Con algo de suerte y pensamiento de cabeza dura, les llamaría la atención lo suficiente como para que se olvidaran de Juris y la chica desmayada, esperando que estas cosas no me tragaran vivo en combate. 

-¡Aquí, cabezas planas!-Les grito notoriamente fanfarroneando, con un sentido bastante más ácido en mis palabras-¿Enserio pueden caminar con esas patas sin morirse de la pena? ¡Si yo tuviera esos pies me los arrancaría de la 
vergüenza!

Salí corriendo mientras Jace empezaba a pelear contra las sombras - Avisame si alguno me da alcance - Dije durante la carrera mientras Jace parecía desenvolverse sin problemas... por ahora.

La chica peliazul cerró los ojos por un segundo amedentrada de nuevo por Rin. Debía de ser muy duro para él aguantarla, no podía culparle. En general, el mundo del que ella procedía era hermoso, pero su vida no fue precisamente una fantasía... Al menos, no hasta que Hayato llegó...

Rin se movía muy rápido. Caerulea tuvo que echar a correr tras él, y si pudo mantener el ritmo del chico fue solo porque ella en su isla ella siempre corría y corría por los tejados, saltando de edificio a edificio haciendo parkour. Las dificultades que tuvo para seguirle el ritmo de carrera a Rin eran similares a las que tenía en seguirle el ritmo en lo que decía y lo que discutieron. Caerulea todavía tenía dificultades en relacionarse con la gente. O era muy ruidosa y enérgica de manera infantil y desenfadada, o por el contrario le pasaba como ahora y era fácilmente amedrentada. Pronto descubrió qué eran los sincorazón. Eran las criaturas oscuras lindas pero peligrosas que había visto antes, contra las que había luchado antes de entrar en la cabaña. ¡Ella sí que sabía luchar! Quería demostrarle a Rin que era fuerte, que podía luchar, ¡o tal vez cambiaría de opinión y no la llevaría hasta Hayato, su prometido!

Así pues, Caerulea también invocó su llave espada, Cian, dispuesta a combatir.