Partida Rol por web

Avanzaste hasta el edificio en ruinas más cercano, donde, tras darte cuenta de que las chicas habían decidido dejar de seguir tus impulsivos movimientos, te planteas parar y tomar un descanso.

Aquellas ruinas, a las cuales ya estabas acostumbrado, te ofrecían una protección idónea de cara a los horrores y sincorazones que habitaban en aquel lugar. Ya los habías visto, ya sabías de lo que eran capaces, pero ahora eras mas fuerte que antes, podrías hacerles frente, quizás, si descansaras un poco.

Te escabulles entre lo que antiguamente eran ventanales, para acceder dentro de un hueco que proporcionaba acceso a una pequeña grieta entre las ruinas, lo suficientemente grande como para que cupieras tumbado o sentado, y fácilmente defendible al estar resguardada entre los restos del edificio. Las ruinas mohosas y llenas de calcita eran una cobertura perfecta, y los demonios depredadores que rondaban en al oscuridad no podían detectarte entre ellas. Eso solo se aprendía viviendo en este lugar, las chicas no tendrían conocimiento alguno de ello....

Algo que te daba a pensar. Algo a lo que le dabas vueltas. ¿Porque las tienes tan presentes en tus pensamientos? Siempre has estado solo, no has necesitado de nadie, pero ahora...... Los demonios de tu mundo eran sincorazones agresivos y despiadados. Ellas podrían defenderse, pero sabías como se movían, sabías que cazaban en grupo. Podrían ser un problema para alguien que no estuviera familiarizado con el entorno.

Podías verlas desde tu ubicación, a lo lejos, y seguramente ellas te habrían perdido de vista por esconderte entre las ruinas. No las podías escuchar, pero si seguirlas con la vista. Por ahora, lo único que hacen es adentrarse un poco en la foresta, no muy adentro. Parecían estar hablando entre ellas, a la vez que miraban los alrededores.

Rin se había ido. Os habíais vuelto a separar. Ambas estáis cerca de la foresta. A simple vista, no eran más que un montón de árboles sombríos. La luz seguía refulgiendo destelleante en la lejanía. El susurro del viento al pasar entre las ramas y arbustos daba una mala sensación al cuerpo, como si solo el viento morara entre la maleza, abandonado por lo que alguna vez fueran seres vivos o con corazón. El ruido de las ramas y hojas al zarandearse levemente por las corrientes de aire aumentaban la mala sensación que proporcionaba aquel bosque. Por las cercanías no había más que maleza y ruinas, sin contar los edificios hacia donde Rin se había dirigido.

Podéis apreciar un sendero cerca vuestro que se adentraba en la foresta y que conducía hacia el interior, probablemente hacia donde estaba aquella luz. Parecía bifurcarse al fondo de donde alcanzáis a ver, llevando a izquierda y derecha del bosque, dos caminos diferentes.

Cada paso resulta muy costoso a causa del cansancio y las heridas. El silencio del bosque resulta amenazador pero, por alguna razón, también lo encuentro nostálgico. Más que muerto, parece estar dormido o, tal vez, es que dormir no sea tan distinto de la muerte. Cada recoveco oscuro parece ser una invitación al descanso eterno y al olvido, a un mundo sin dolor envuelto en sombras... pero todavía no puedo cerrar los ojos. No mientras él necesite mi ayuda.

Las dos pequeñas pociones recogidas de los restos de la batalla se agitan en mis bolsillos produciendo un leve sonido cristalino,  y la mano de Kora es la única fuente de calor de todo aquel ambiente. De normal, estaría caminando unos centímetros más atrás, sin ninguna motivación para avanzar y teniendo que ser continuamente arrastrada... pero ahora, tengo que esforzarme por reducir la amplitud de mis zancadas para no agotarme y caer extenuada antes de llegar a mi destino.

Sin embargo, me detengo bruscamente al llegar a la bifurcación, con la incomprensión abriéndose paso en mi cara. Sé que me dirijo hacia alguna parte, pero no sé cuál es ese lugar ni cómo llego.

-Es Kuro...- Susurro ya no a mi compañera, sino a mi amiga, sintiendo que debo una explicación aunque no me haya preguntado. -Está... ¿desapareciendo?- Yo misma no estoy segura de qué le ocurre, y la duda se transmite en mi voz. -Necesita mi ayuda... Pero no sé... no sé... hacia dónde continuar.

Hay algo nuevo agitándose dentro de mí. Un sentimiento que reconozco pero que había igualmente olvidado: rabia. Tengo que protegerle. Tengo que poner a Kora a salvo. Y no logro hacer ni una cosa ni la otra, como si el mundo estuviera esforzándose en frenarme. Aprieto el puño libre, buscando alguna señal a cada uno de los lados. ​-Kuro... ¿dónde estás...?

Busqué una posición en el bolsillo y se la tendí a Yume, cruzando mi brazo por delante de mí. No dije nada, tan solo acompañé aquel ofrecimiento de una sonrisa, ya había visto una igual cuando se la ofrecimos a Rin, así que presupuse que sabría qué era.

Pero, por desgracia, yo no sabía de qué me hablaba cuando parecía que necesitaba que así fuera. 

- ¿Kuro? -me detuve con ella en el cruce- ¿Quién es? ¿sabes por qué desaparece?

-¿Kuro?... ¿Quién es?...- Las palabras resuenan en mi cabeza con incredulidad. Con un asombro inaudito al darme cuenta de que no solo no tengo ninguna respuesta para ellas, sino también porque las propias preguntas no hayan surgido de mí de un modo natural. Y, más aún, por el hecho de que no necesito conocerlas para saber que él es importante. Puede que, incluso, lo más importante. Y ya tendré tiempo para plantearme por qué cuando lo encuentre y sepa que está a salvo.

-No lo sé...- La constatación de este hecho no hace sino aumentar esa sensación de dolorosa impotencia. -...Solo que es el chico que me habla... en sueños.- Por primera vez, soy igualmente consciente de lo absurdo de ese hecho. Hasta ahora, escuchar una voz ajena en mi interior no me había parecido más extraño que convocar la magia. No tenía nada con lo que comparar. Pero ahora... cierro los ojos un instante y los vuelvo a abrir con determinación. No me importa estar persiguiendo únicamente a una sombra. Eso no cambia el hecho de que sea alguien a quién mi corazón me dice que debo recuperar.

Miro a Kora y al hacerlo me fijo por primera vez en la poción que me tiende. Tardo unos instantes en comprender qué es lo que espera de mí con ese gesto pero, cuando lo hago, consigo esbozar una sonrisa sincera a pesar de la impaciencia. -...Gracias.- Susurro, antes de tomármela y sentir mis fuerzas y energías renovadas. Sigo sin saber a dónde ir... pero, al menos, el estar junto a mi amiga hace que me sienta acompañada.

La voz no volvió a manifestarse por el momento, pero algo te decía que el sendero de la derecha, el que conducía hacia la tenue luz del fondo del bosque, era el camino que anhelabas encontrar. Si más bien eso es lo que dictaba tu corazón.

-Kuro...- Cierro los ojos, escuchando los latidos de mi propio corazón. A medida que crece el deseo de encontrarle, del mismo modo crece también mi determinación. Doy un paso, sin pensar, siguiendo únicamente ese anhelo. Un paso tras otro. Cuando quiero darme cuenta, me estoy encaminando hacia la luz.

Una sonrisa breve y fugaz se dibuja en mis labios antes de mirar hacia Kora y susurrar un -...Es por aquí.- No sé a dónde me dirijo, pero sé que me dirijo a dónde debo estar.

Puede que ninguna sepamos quien es ese Kuro pero al menos las letras de su nombre me son tan familiares que oponerme a confiar en el susurro de un sueño no parece una opción.

Prometí a Yume buscar sus recuerdos y empezar a tirar de la única hebra que muestra su cabeza es, sin duda, la mejor baza que tenemos.

— Debe ser bonito —respondo sin entrar en lo de la posición. No hay nada que agradecer. Esa y las demás de mi bolsillo son tan suyas como mías o de Rin... O Faile, Yuris, Hayato...—.

Me pierdo en el desierto en el que nos atacaron y no vuelvo a mirar a Yume hasta que me indica la luz.

— Ya tengo ganas de conocerle —digo en vez de solo pensarlo como alguien que puede conocer tanto de mi amiga como Faile de mí, y, sin darme cuenta, acelero el paso—.

Ves como ambas chicas se cogen de la mano y avanzan hacia el interior del bosque tras un rato de conversación. Se dirigen hacia aquella luz tenue que habíais visto nada más llegar, cogiendo el camino de la derecha en la bifurcación del bosque. Si no las seguías, no tardarían en perderse de tu campo de visión, pues aquellos sombríos árboles a pesar de sus sombrías características, contaban con un denso follaje que impedía la visión hacía más allá de la foresta.

Empezabas a sentirte cómodo en aquel refugio improvisado. Mucho había pasado desde la última vez que te tomabas un respiro, y las heridas y cansancio empezaban a hacer mella. Necesitabas un descanso, pero si descansabas, las perderías de vista.

Así pues, con vuestras convicciones en mente, os aventuráis en la foresta dirección a aquella tenue pero visible luz que se oteaba a lo lejos, fulgurante en medio de toda aquella maraña de ramas, troncos y follaje variopinto y sombrío.

Seguisteis el camino derecho en la bifurcación, avanzando lenta pero inexorablemente hacia vuestro destino. El sonido inquietante del viento hacía mella en vuestros afligidos corazones, pues aquel extraño silencio que persistía desde que habíais llegado a ese lugar se quebraba con suma facilidad con el movimiento de las ramas y de las hojas, que danzaban al son de las ráfagas indomables de viento que penetraban al interior del bosque. 

Tras un leve paseo a través de la sombría flora del lugar, llegáis a un claro. Desde ese claro podíais apreciar la luz, algo más notoria que antes, quizás debido a la cercanía, o quizás porque la fuente ahora emitiera más luz que antes, no lo sabríais distinguir. Lo que si podía apreciarse desde allí era la silueta de lo que parecía ser una casa o cabaña. Dicha silueta se encontraba alrededor de la luz, como si la misma proviniera de allí. Ya os había dado la sensación de verlo antes, y esto solo lo confirmaba. La luz provenía de la cabaña. Algo más esperanzadas, aceleráis el ritmo para llegar cuanto antes.

No obstante, justo antes de abandonar el claro, un grupo de cuatro sombras salen a vuestro encuentro, bloqueandoos el camino. Es justo en este momento cuando en el interior del bosque empezáis a ver puntos amarillos. Varios de ellos, en secuencia de dos, juntos, simulando ojos. Unos ojos que ahora brillaban con intensidad en los enemigos que teníais enfrente.

-¿Bonito...?- ¿Es bonito que Kuro me hable en sueños? Es la primera vez que me lo planteo desde esa perspectiva y, aunque no sabría decir por qué, siento que es verdad. Es algo preciado y valioso que debo recuperar a cualquier coste y, después, ya encontraré alguna palabra que pueda poner nombre al por qué.

El camino por mitad del bosque comienza a volverse etéreo e irreal, tan silencioso como el castillo que acabábamos de abandonar, solo que sin su inexplicable blancura. Resultaría inquietante, de no ser porque mis pasos son demasiado apresurados y mis pensamientos demasiado concentrados como para preocuparme sobre ello.

Mis pupilas están fijos en la cabaña que se vislumbra dificultosamente entre la luz... demasiado fijos como para detenerse a reconocer los ojos amarillos que me rodean.

Observo como aquellas dos tontas se cogen de las manos y se internan en el bosque hacia aquella luz, como polillas atraidas al fuego, miré a mi alrededor de aquel refugio improvisado, seguro y cómodo donde podria descansar hasta recuperarme por completo y entonces ir hacia donde pudiera hallar las respuestas a todo aquel absurdo periplo, pero eso conllevaria a dejarlas solas y seguramente lo único que encontraria seria sus cadaveres destrozados....sí era afortunado.

Solté una palabrota e invoqué la llave espada mientras abandonaba el refugio  para vigilarlas de cerca mientras caminaba dediqué unas cuantas palabrotas bastantes imaginativas acera de las mujeras y su caracter.

Tras salir de tu escondrijo y seguirlas, te adentras en el sombrío bosque. No recuerdas muy bien el camino, pero sabías ubicarte por allí lo suficiente como para no perderte. No las perdiste de vista en ningún momento, pero guardaste bien las distancias, usando el entorno a tu favor, pasando desapercibido en las sombras. 

Con Caos liberado a tu servicio y bajo un manto de oscuridad, seguiste acechando a las jóvenes que acabaron por llegar a un claro. Debido al silencio y al eco resonante del bosque, pudiste llegar a escuchar algo de su conversación:

YUME: -No lo sé... ...Solo que es el chico que me habla... en sueños.

KORA: — Debe ser bonito — Ya tengo ganas de conocerle 

YUME: -...Es por aquí.

Tras aquellas palabras que escuchaste, empezaste a ver puntos luminosos amarillos entre los árboles. No titubeaste, pues caos liberado vibraba con intensidad, dando a entender que aquellas luces no eran más que enemigos que salían a tu encuentro. Esgrimiendo tu llave espada, ves como aquellas luces no iban a por ti, si no que fueron al acecho de las chicas. En el claro, dos sombras hacen acto de presencia, pero desde donde tu estabas, veias como más y más sincorazones se congregaban por los alrededores del bosque, esperando su turno de aparecer.

No habías visto ninguno de aquellos oscuros demonios que recordabas, eran simples sombras, pero no presagiaban nada bueno... Y las chicas no habían descansado.

Mi mirada estaba puesta en Yume hasta que noté la suya perdida en algun punto de su cabeza, entonces sonreí encandilada por la ternura que desprendía como la de una niña viendo danzar una llama creada por su propia mano por primera vez. Me recordaba a Faile en los grupos de estudio pero en dulce. 

Aparté la mirada para dejarle intimidad en sus pensamientos y espacio para que volviera a mí cuando quisiera. apreté los labios para guardarme mis palabras y no perturbarla como si de pronto temiera despertarla. Me adelanté dos pasos en silencio, dejando su mano tan lentamente como la largura de mi brazo me permitió en una caricia que prometía regreso y llevé ambas manos al frente invocando a mi dulce Llama.

- Está bien -pensé saludando a aquellos ojos amarillos con brillo en los ojos-, hagámoslo pero en silencio. 

Me acerqué a las sombras como si hubiese asumido el movimiento de ellas, blandiendo la espada para apartarlas del ca,mino de Yume, los dos primeros golpes fueron con todo mi peso, tanteando que había detrás de esos ojos amarillos cuyos cuerpos quedaban comidos por la oscuridad. Los demás fueron más a tientas, con los brazos cansados.

Necesitaba llegar al descanso de esa luz, necesitaba proteger a Yume y recuperar la vigilancia sobre Rin. Había metido la pata al dejarle marchar pero esto tendría que esperar como ya llevaba demasiado tiempo esperando Rasheltex.

La primera sombra al alcance de las estocadas de Kora se desvanece en la oscuridad de la que provenía tras recibir los modestos golpes de la muchacha, quien parecía tener un porte seguro y firme a pesar del cansancio. El resto de sombras centran su atención en ella, como polillas en la inmensidad de la noche a expensas del único rayo de luz disponible. Una luz que brillaba con fiereza en aquel claro, una llave espada elegante a la vez que segura que abría el paso a la verdad que ansiaba su compañera. 

Las sombras, atraídas por aquellos corazones con tanto que ofrecer, se abalanzan sobre Kora, arañándola a la vez que saltaban sobre ella, exponiéndose aún más al fulgor de Llama.

Realmente, no es hasta que la luz de la llave espada de Kora ilumina el claro durante un instante que soy consciente de que las sombras han vuelto a rodearnos. Algo oscuro borbotea en mi corazón ante ese nuevo imprevisto, que amenaza con retrasarnos una vez más: rabia.

-No... otra vez no.- Sin necesidad de concentrarme, casi por instinto, mi Noche Eterna aparece con su conocido peso en mi puño cerrado. Mi hombro protesta, a causa del cansancio de volver a combatir en tan poco tiempo, pero viendo como Kora sufre el ataque de las criaturas me convenzo a mí misma de que no puedo permanecer inmóvil. Aunque me cueste.

Cuando quiero darme cuenta, estoy de nuevo frente a otro par de ojos amarillos, rasgando la oscuridad con mi filo de cristales rotos. Ni siquiera soy capaz de tratar de protegerme frente a un posible contraataque. Lo único que deseo es terminar con esto. 

-...Desaparece...- Susurro a la tiniebla frente a mí, como si pudiera conjurarla con tan solo mi voluntad.

Los movimientos de Yume eran rápidos y potentes, pero torpes. Parecía como si la muchacha hubiera perdido las formas al tratar con su rival, el cual tras recibir la fuerza de sus combos de esgrima obedeció al dictado de la portadora y acabó disolviéndose en las sombras de las que provenía. 

Parpadeo ignorando el rasguño de la sombra al ver desaparecer los ojos amarillos. No estoy segura de haberla eliminado ni siquiera ahuyentado. No estoy segura de que algo así se pueda hacer en medio de la oscuridad.

Aprieto mis dedos alrededor de la empuñadura y divido mi atención. Parte está puesta en esos cuatro ojos que todavía amenazan con herir a Yume después de haber roto ya sus pensamientos y la otra parte está en mi bolsillo tanteando el ánimo de la obscurita. Por un momento me planteo si ella podría sorber toda la oscuridad que nos rodea pero temo que ello pueda dañar a Hayato, si es que alguna parte de él sigue tan cerca de mí.

Pero no tengo tiempo para ello. Para el ensayo y error. No con Rin lejos y Yume cerca. Y tampoco puedo estar a dos cosas o se me volverá a escapar.

Busco la sombra que tengo más cerca y cargo contra ella dos nuevos ataques, esta vez presente a lo que hago.