Partida Rol por web

De la nada, justo enfrente de la chimenea de piedra maciza, se abre un portal oscuro. De él, sale un hombre vestido con una túnica negra. Sale disparado del portal e impacta con Kuro, dándole una patada que hace que se aleje de ti hasta que choca contra la puerta de madera, creando un fuerte ruido por el golpe que se da contra la estructura.

El hombre rápidamente coje la llave-espada que estaba clavada y la esgrime contra Kuro. Con una mirada decidida a acabar con el joven, encara su arma hacia el cuello de este, imposibilitando cualquier tipo de acción por su parte.

Cuando observas bien de quien se trataba, no tardas en reconocerle. Era aquel hombre que te salvó en el castillo del Olvido. El mismo que prestó su ayuda cuando más lo necesitaste debido a tu amnesia, el mismo que luchó contra Rin con intención de vengarse por las atrocidades que le hizo experimentar, el mismo al que te enfrentaste junto con Kora en aquellas salas blanquecinas sin entender bien el porqué, y el mismo que la protegió a pesar de todo de las garras de aquel encapuchado y de un alocado Rin. Ahora volvía a estar allí, enfrentando a un desconcertado Kuro, el cual seguía con su semblante sombrío, encarando a la mirada determinada de Hayato. Hayato no tarda ni un segundo en responder ante la amenazadora mirada de Kuro.

-¡Aleja tus sucias manos de su corazón! Un movimiento más y te abro aquí mismo. 

Me sorprendí ante el inicio de dialogo de aquel ser. Empezó subestimandome - ¿Quién crees que soy? No pude salvar a los que quiero... pero soy mucho más fuerte de lo que piensas. - pensaba para mi mismo mientras el seguía hablando, esta vez sobre mi llave a la que noté, ahora si más centrado, distinta - ¿Como ha cambiado su forma? ¿Y por qué esta? - Demasiadas preguntas pero principalmente para mi la mayoría. Al fin respondió a mi pregunta, pero de una manera un tanto enigmatica

-¿Prisionero de mis recuerdos? Eso es... - ¿Estupido? ¿Imposible? ¿Extraño? Cualquier palabra iba a sonar fuera de lugar en esa frase, pues este universo ya me había enseñado que las cosas estupidas, imposibles o extrañas, eran más que reales. No obstante, aguardé mis preguntas mientras veia como se deshacia de la capucha. Y yo que pensaba que no se mostraría

Tras una explicación demasiado complicada de donde estabamos y sobre mi crecimiento, al fin llegó la hora de mis preguntas. - Puede que tu tengas todo el tiempo del mundo, pero yo no. Tengo más cosas que hacer, gente a la que encontrar... ¿Como se sale de aquí? - Si, tenia muchas preguntas, pero quería huir de esa "prisión" - Por mucho que te hiciera más preguntas, y aunque me las resolvieras, seguiría teniendo demasiadas incognitas, pero tu parece que me conoces, entonces creo que mis preguntas sobran si sabes lo que requiero saber. Aún así, aunque te preguntara que ha sido del resto de mundos en estos años, a mi no me aportaría nada. No puedo cambiar el pasado... tan solo puedo labrar el futuro que me espera con las fuerzas que tengo, y para labrar ese futuro tengo que encontrar a los que me importan... fuera de aquí.

Hice desaparacer mi llave espada y me encogí de hombros - Por ello te lo pregunto de nuevo ¿Como salgo de aquí? - Me daba igual que me respondiera al resto de preguntas, y aunque prestara atención a lo que me respondiera, necesitaba saber si el resto estaba bien.

DiZ suelta una carcajada burlona.

-¡Ja! Directo al grano, ¿eh? Tranquilo, muchacho. No por correr más llegarás antes... No aquí, al menos. 

El sujeto pone sus manos en la espalda y se las coge, mientras camina lentamente.

-Malos hábitos adquirís los jóvenes en estos tiempos que corren... Primero, vas a tener que controlar tus emociones si quieres tener alguna posibilidad.

DiZ se planta justo delante tuyo, observándote. Podrías jurar que su brillo en el ojo había disminuido levemente.

-Te he estado analizando, si, pero no lo sé todo sobre ti. Tampoco me interesa saber cosas innecesarias para mi investigación. Voy a ir igual de directo que tú. Eres tu propio billete de salida de este lugar, pero si supiera como salir, no nos habría llamado "prisioneros" en primer lugar... Cada uno de los que pasamos por este lugar tenemos nuestro propio billete de salida, escondido en nuestros recuerdos. Y como imaginarás, todos son diferentes entre si. Primero, debes aprender a controlar tus emociones, a la oscuridad de tu corazón...

DiZ se queda parado durante un segundo, viendo tu reacción, para luego seguir hablando.

-¿Que? ¿De verdad crees que no albergas oscuridad alguna en tu interior? Eres más necio de lo que me pensaba... 

Soltando un suspiro, el sujeto se gira, para mirar a su alrededor.

-Este lugar, este "mundo" si podemos llamarlo así, es un reducto de recuerdos. Como todos lo que pasamos por aquí, deberás abrirte camino entre ellos para poder salir de aquí. Cómo o qué debes hacer para lograrlo, lo desconozco, pues solo tu puedes saberlo. La respuesta se halla en tu corazón. 

Pero antes deberás aprender a mantener a raya a esa oscuridad latente que esta empezando a enraizarse en tu corazón. Y para lograr eso, deberás entrenarte en su dominio. Un corazón fuerte es la base de una oscuridad latente, pero también de una luz que la mantendrá a raya. Aprende eso, y quizás tengas alguna posibilidad de salir de aquí. Ese es mi consejo, muchacho. Haz lo que quieras con él.

DiZ se aparta de tu camino, dejándote el camino libre, dando a entender que eras libre de obrar como quisieras.

Poco a poco, al fin entendía cosas que me eran necesarias para salir de aquí. DiZ era un tipo extraño, sin duda, pero parecía tener suficientes respuestas, a pesar de que, como el mismo había dicho, no las tenía todas. Por otro lado, seguía generandome dudas, por por un momento traté de centrarme - Nosotros somos nuestros propios billetes de salida... nuestros recuerdos... nuestra oscuridad - Cambié mi expresión a una mezclada entre la rabia y el dolor. Aunque me sorprendió su reacción.

-Claro que sé que hay oscuridad en mi corazón. - Más de la que me gustaría, pero... - A pesar de que di esa respuesta, aguanté mientras seguía escuchandole hablar de controlar mis emociones, mi oscuridad. A penas podía soportarlo hasta que simplemente, me dejó el paso libre. Me sorprendí de primeras, pues creí que iban a ser más lecciones como las que daba con Ryurka

Avancé varios pasos hasta ponerme a su altura y me detuve. - ¿Por qué habría de controlarla? ¿Por qué habría de mantenerla a raya? Inhibir mis emociones... tratar de contener que esos actos me hagan realizar actos oscuros... Sinceramente, eso me suena más ocuridad que la propia oscuridad. Más, cuando sabes por cuenta propia que en los momentos más limites, son tus emociones las que te hacen actuar. - Alcé la mirada al cielo y luego la dejé caer hacia DiZ - ¿Es que acaso no hay una manera de aceptar luz y oscuridad por iguales? Todo es luz u oscuridad, todo es un extremo u otro... ¿Y si no quiero escoger? ¿Y si quiero ayudar a los que me importan respondiendo con todo el poder que conozco? ¿Y si pudiera protegerlos desde ambos extremos a la vez? - Miles y miles de preguntas me asaltaban con el tema de la luz y la oscuridad.

Miles y miles que no dejaban de torturarme... y entre todas ellas, había una que no me pertenecía - Mi nombres es Juris, por cierto. Y dime una cosa, si somos nuestros propios billetes de salida ¿Qué haces tu aquí? O mejor dicho ¿Por qué parece que conoces tanto este lugar que nunca hayas salido?

Era un mundo extraño, tétrico y sobretodo, silencioso y solitario. Si no fuera porque el suelo que sentía bajo sus pies, el aire que respiraba, los olores y las sensaciones eran reales, Caerulea creería estar en un sueño que se convertía en pesadilla. Pues cómo definir si no aquel viaje maravilloso, cuando viajó entre las estrellas, de un punto de luz a otro. Con aquel cielo estrellado rodeándola por todos los lados posibles. Ese mismo que había observado tantas y tantas noches. Primero a solas, después con Cyan, después con su prometido Hayato... Siempre el mismo cielo estrellado, pero siempre una noche distinta. La familiaridad para con aquellas estrellas se fundía con el desconocimiento absoluto: después de todo, era la primera vez que viajaba por los mundos, la primera vez que veía tantas estrellas fugaces a su alrededor, ¡todo era nuevo! ¡Nostalgicamente nuevo, si es que se podían combinar esas palabras completamente opuestas en significado!

Y así mismo se sintió al llegar. Alegre por viajar, por estar por fin buscando a su prometido, pero triste por lo que dejaba atrás. Confiada y determinada, pero temerosa de aquel mundo desconocido. Acompañada por Cyan, Promesa de Amor, pero al mismo tiempo sola. Dentro de un sueño, pero al mismo tiempo, una pesadilla. Aquel bosque iluminado solo por la luz de la luna, que cada vez se hacía más denso, frondoso, y oscuro. ¿Cómo no estar asustada? Aún así continuó avanzando, sin siquiera saber hacia donde iba, y cuando al fin salio del bosque... Una vez más lo nostalgico se fundía con lo novedoso.

Tenía frente así una ciudad. Con asfalto, vehiculos, y casitas... ¡Pero era una ciudad tan diferente a la de su hogar! Las casas se alzaban tan altas... ¡que parecían rascar los cielos! Y la arquitectura que tenían era tan diferente... Todo era bellamente nuevo para ella, ¡y al mismo tiempo era antiguo! La vegetación no dejaba lugar a dudas: estaba frente a las ruinas de una ciudad tiempo atrás habitada. ¿Qué le habría sucedido a este mundo?

La estampa era indudablemente bella. Ensimismada por los paisajes, Caerulea comenzó a andar ciudad adentro, y no fue sino hasta girar la cabeza hacia atrás que vio que el sendero por el que había venido se retorcía en una curva de vuelta hacia el bosque, hacia algún otro lugar. Pero delante de sí, al fondo, podía ver... ¡vida! Algún tipo de criatura sobrevolaba allá al fondo. Caerulea no sabía qué podría ser. Así que siguió hacia adelante, encantada por la visión de aquellas ruinas, sintiendose como una exploradora de lo desconocido.

DiZ vuelve a soltar una sonrisa burlona.

-Vaya... Y eso que preguntar no iba a aportarte nada.

El enmascarado se encoje de hombros mientras te mira fijamente.

-Controlar no significa inhibir, joven Juris, ni tampoco contener. Significa tener el dominio absoluto sobre tus capacidades. Utilizar y retener siempre que sea necesario y a voluntad propia. Las emociones funcionan del mismo modo que lo haría una caldera. Subir demasiado la temperatura podría llegar a provocar una explosión incontrolable. Pero si la alimentas controladamente, intensificará su temperatura a límites óptimos.

DiZ se encoje de hombros tras suspirar.

-Es que acaso no te... *tose* ¿No te enseñaron nada en la academia, muchacho? Visualiza esa caldera y alcanzarás un dominio absoluto de tus habilidades. Luz y Oscuridad son las dos caras de una misma moneda. Domina una y dominarás la otra. Déjate llevar por una, y la otra te destruirá. El equilibrio es lo que nos hace fuertes, y controlar ese equilibrio es la clave para el gran poder que esa "llave" comporta. Y con llave, ya sabes a lo que me refiero.

El hombre ahora desvía su mirada, para mirar al cielo, aún con las manos en su espalda.

-En cuanto a mi... Tiempo ha cometí un error. Un grave error que costó un precio demasiado alto como para poder pagarlo. Ese error y las consecuentes elecciones posteriores fueron las que me trajeron aquí. ¿Cuanto tiempo ha pasado desde entonces? Lo desconozco, pues no recuerdo cuando fue que perdí la noción de mi tiempo y de mi espacio. Pero, aquellos que pagaron mi error... 

DiZ se queda callado unos instantes, para luego darte la espalda, sin desviar la mirada del estrellado cielo.

-Prosigue con tu viaje, joven Juris. Aquí ya no tienes nada que hacer. Tu mismo eres las respuestas que buscas.

-Hayato...- El nombre, recordado con la voz de Kora tal y como ella lo pronunció en aquel castillo blanco, resuena en mi cabeza con la claridad de una campana de cristal. Es una sensación agradable, el poder acudir a tu memoria para hilar los sucesos del presente y del pasado y encontrarles un sentido común. Para otorgarle valor a un reencuentro. Una sensación que no hace sino apuntalar todavía más mi determinación: Debo recuperar lo que me ha sido arrebatado. De una vez. Y no pienso permitir que vuelva a escapárseme de nuevo entre los dedos. No otra vez, no cuando estoy tan cerca. No volveré a perder algo que me importa. Nunca.

Vuelvo a sentir esa extraña emoción, ese extraño borboteo en mi corazón similar a cuando observé al chico de pelo azulado mientras estaba moribundo tras luchar contra la gigantesca sombra. ¿Odio? ¿Rencor? ¿Egoísmo? ¿...Oscuridad? Tal vez sea simplemente rabia. No hacia Hayato, hacia el que siento una extraña empatía, como si el sufrir dolor nos hiciera a ambos compañeros, sino hacia mi suerte o mi destino: encontrar a Kuro es lo único que verdaderamente he deseado desde que desperté, la única empresa que he emprendido por mí misma y que no ha sido únicamente por seguir a otros. No me vana a interrumpir ahora.

Mi Noche Eterna, que antes colgaba de mi mano como si simplemente fuera algo externo a mí, como la estalactita que pende de la rama de un árbol, ha vuelto a enderezarse en mis manos como si obedeciera únicamente a mi deseo y, en un instante, golpeo contra el arma de Hayato tratando de apartarla del cuello de mi... ¿Kuro?

-Este no es tu sitio...- Le digo con firmeza, amenazándole a su vez con mi llave-espada para enfatizar el gesto aunque no tenga ninguna intención de pelear. -...Kora está en peligro... Está fuera, arriesgándose por Rin...

Es la primera vez que digo su nombre y, por alguna razón, me deja un sabor amargo en la boca y en la lengua, obligándome a hacer que mi rostro usualmente inexpresivo se contraiga en una breve mueca de disgusto.

-Tienes que protegerla de los demonios...- Insisto, sin dejar de mirarle fijamente -...pero lo que ocurra aquí es mi decisión... y tú no tienes derecho a intervenir.

Kuro me pertenece. Le necesito. No sé si confío en él, ni si debería hacerlo. No sé porque, pero siento que es parte de lo que me ha hecho ser quién soy. Y nadie va a tocarle un pelo, ni para bien ni para mal, excepto yo.

Apoyo el brazo sobre mi bolsillo al notar la agitación de la cadena, disimulando. Pero el calor de la misma me obliga a apartarlo. Tengo el impulso de sacarla y arrojarla lejos de mí como antes hacía con todo lo que me dañaba. Pero queda tan poco de esa chica en mí, que casi podría jurar que Faile no se ha perdido, sino que la escondo en mí y ahora me está guiando en este mundo oscuro. Me desabrocho la cremallera y me saco la chaqueta como si nada pasara, más allá de un calor normal. Hago un ovillo de ella alrededor de mi puño, dejando el bolsillo lejos de mí, no creo que aguante mucho sin agujerear la prenda pero debo intentarlo. De refilón miro a Rin. ¿Es por él? Otras veces lo ha sido... Y además, Yen Sid... La angustia golpea en mis músculos pero me espero sin hacer nada. No puedo, no ahora, y no con Yume tan cerca. Seguro que ella también se vería afectada. Esa idea me reactiva y, con exagerada prisa, me lanzo a abrir la puerta. — ¡Yume! —grito ya desde antes de ver al otro lado, preocupada por haberla cagado al confiar en ese cretino— ¿Estás bien?

Hayato se vuelve a poner en guardia tras el contragolpe de tu arma contra la suya, lanzándose con brío de nuevo a por ti directamente, pero sin apuntarte con su arma.

-¡Detrás de ti!

Todo pasa muy rápido y casi sin que te de tiempo a reaccionar.

Kuro se había abalanzado encima de tu llave-espada mientras encarabas a Hayato, por detrás y de imprevisto, arrebatándotela de las manos de un buen tirón. Hayato se había lanzado a por ti, pero en vez de esgrimir su arma, con el brazo libre te agarra y te tira al suelo junto a él. Kuro había hecho desaparecer a Noche Eterna un instante, para volverla a hacer aparecer del revés, agarrándola por la empuñadura, apuntando su hoja hacia su maestra, hacia a ti. El joven entonces pega un sablazo horizontal, que a duras penas consigues esquivar gracias a la reacción de Hayato, quien te había tirado al suelo. Tras eso, Kuro da otro golpe, esta vez en vertical, tratando de golpearte en el suelo. Hayato entonces invoca de nuevo su cadena para interponerla entre vosotros y él, bloqwueando el ataque.

-Él... No es... quien buscas...

Dice Hayato a la vez que resistia el embite del supuesto Kuro.

El joven empieza a reir de forma maníaca, mientras seguía haciendo fuerza contra la llave-espada de Hayato. Su semblante se había vuelto mucho más siniestro, y su voz parecía haber cambiado a una más perturbadora.

-¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!!! Que perspicaz y persistente eres, Hayato. Tal y como el maestro predijo, me has estado siguiendo y al final me has descubierto. Ha sido tan facil manipular a tus amigos... Que poco confían ellos en ti, ¿verdad?

Kuro vuelve a picar el arma de Hayato con tres golpes seguidos a cada cual mas potente.

-¡Deja de resistirte a nosotros! Únete de una maldita vez a la organización. ¡Ese es tu destino, cascarón!

Tras el último golpe, sigue haciendo presión contra Hayato, mientras te mira.

-Pobre Yume... Estas desesperada, princesa oscura. Es tan fácil engañarte ahora, que con solo un poco de presión ya te tengo donde quería. No eres más que la sombra de lo que una vez fuiste. Que pena me das. Que existencia más vacía... Has tenido suerte de que tu salvador se presentara a tiempo. De lo contrario tu corazón habría sido mio de una vez por todas.

Una extraña aura oscura empezaba a emanar de "Kuro", infestando también a Noche Eterna con ella, haciendo que su forma empezara a variar a una mas retorcida y oscura.

-Hay tanto que no sabes, "princesa"... Gracias por completarme. Me hacías verdadera falta. Impresionante el parecido con el joven Kuro, ¿verdad? No se porque me parezco tanto a tu guardián... Pero yo, Vanitas, vuelvo a renacer. Ahora, podré cumplir la voluntad del maestro. Aunque este cascarón empieza a desgastarse lentamente...

Los ojos de Kuro, no, de Vanitas, ahora eran amarillos. Un amarillo antinatural completamente, algo que reflejaba maldad. De pronto, deja de hacer fuerza en contra de Hayato para posteriormente fundirse en una sombra dentro del suelo.  Daba la sensacion de que el propio suelo de madera se lo había tragado, pero una mancha negra ahora se dibujaba en el suelo, la cual recorre la estancia, y llega hasta la chimenea, zona en la cual Vanitas vuelve a emerger de su sombra, algo más retirado de vosotros dos. Os apunta con la llave-espada, la antigua reminiscencia de lo que una vez fue Noche Eterna, ahora desfigurada y corrompida por el aura de Vanitas.

-Esta llave-espada... Está incompleta. Quizás es porque aún te faltan tus recuerdos... ¿O quizás porque ahora tu corazón no la necesita para subsistir? .... Ya entiendo...

Vanitas mira a la puerta de madera, contra la que había chocado anteriormente.

-"Ella"... "Ella" te ha dado una luz, ¿no es así?. Te ha dado unos nuevos recuerdos, una nueva personalidad, te ha bañado con parte de su luz. Es por eso que a pesar de arrebatarte la llave-espada, no has perdido tu corazón. Interesante... El maestro querrá saber de esto. Parece que sigues jugando un papel principalmente importante, princesa oscura. Y no solo tu... Kora se llama, ¿verdad? Quien habría pensado que ella... ¡JA!. ¡Ahora te entiendo, Hayato! Ahora entiendo porque las proteges. Dos princesas en un día... ¡Luz y Oscuridad! Justo lo que hace falta para "La Llave".

Vanitas te mira fijamente.

-Esto se va a poner peligroso...

Apunta hacia atrás con la hoja de su nueva llave-espada, para abrir un portal oscuro.

Abres la puerta abruptamente, deseando que Yume estuviera bien, y que tu presentimiento fuera infundado. Pero lamentablemente, la escena que ves al irrumpir en la cabaña estaba demasiado cerca de lo que pensaste.

Kuro estaba al final de la casa, apuntando con una llave-espada a Kora y... ¿A Hayato? Este segundo estaba en el suelo, llave-espada en mano, parecía que acababa de recibir unos cuantos golpes por la postura defensiva que el hombre había adoptado. Yume estaba al lado suyo, sin su arma, indefensa, en shock. Su mriada denotaba que no parecía entender nada de la situación, pero estaba al lado de Hayato, así que podías deducir que allí el enemigo no era el, si no más bien Kuro. Este esgrime una llave-espada muy parecida a la de Yume, por no decir que su forma te recordaba demasiado a la llave-espada de tu amiga. Sin embrgo, parecía estar deformada, como corrompida. Emanaba un aura de oscuridad, tanto del joven como de la llave espada, y parecía estar apuntando a los dos jóvenes con ella.

Lo único que habías conseguido escuchar de la conversación había sido la parte final de la misma, pues habías irrumpido de repente, aunque parece que Kuro esperaba que lo hicieras, por la posición alejada en la que se encontraba. Su voz no tenía nada que ver como cuando lo conociste. Era más siniestra. Como más alocada.

"- ...Dos princesas en un día... ¡Luz y Oscuridad! Justo lo que hace falta para "La Llave". Esto se va a poner peligroso..."

De pronto, la puerta de madera se abre abruptamente.

-¡Yume!  ¿Estás bien?

Tras el violento sonido de la madera chocando, detrás de la puerta, una joven con una mirada determinada a entrar aparece. Una joven que todos conocían muy bien. Kora estaba preparada para afrontar lo que fuera que allí dentro se escondiera y que pudiera amenazar a su amiga, pero lo que encuentra es una escena de lo más peligrosa.

Yume y Hayato estaban cerca de la puerta, por lo que son los primeros a los que Kora alcanza a ver. Rin parecía haber preferido no entrar, sin embargo, se le podía ver detrás de la chica, con las manos en la cabeza, tranquilo, y sin ninguna prisa por entrar a la cabaña. Kuro se encontraba más alejado de la puerta, al otro lado de la cabaña, cerca de una chimenea de piedra, invocando un portal oscuro con la llave-espada emponzoñada de vileza y oscuridad, un aura que emanaba del propio joven que la esgrimía.

El portal se acaba de abrir, y el joven hace desaparecer la llave-espada de su mano, aun envuelta en un aura oscura. Mira a la joven Kora con una mirada de lo más perturbadora.

-Me sorprendió percibir que tras nuestro encuentro en el paso interdimensional acabarais en el mismo mundo que yo. Pensé haberos liquidado allí, pero veo que sois más duros de lo que aparentáis. Sólo me hizo falta un poco de presión para atraeros hasta aquí.

Tras sus palabras, y al ver las vestimentas de "Kuro" Kora y Rin no tardan en deducir de quien se trataba realmente. Era Vanitas, pero sin la máscara. Quien se hubiera imaginado que tendría esa apariencia.

-¿Sorprendida? Ya tengo lo que buscaba en el paso interdimensional, así que ya no necesito nada más de vosotros.... Por ahora.

Vanitas estaba a punto de cruzar el portal.

-Seguro que pronto volveremos a vernos, escoria.

A pesar de haber perdido a Noche Eterna, algo en ti había cambiado. Ahora te sentías más segura que la primera vez. Ya sabías luchar sin llave-Espada. Sabías que podías usar tu magia, pero algo en tu interior te dicta a estar tranquila, como si el arma que acababas de perder realmente siguiera estando ahí de alguna forma. Oyes unas palabras en tu mente. Esa voz... La reconoces al instante. Era la voz de Kuro. Era dificil escucharla, pues hablaba muy bajito, como si le faltaran las fuerzas.

-Invocadme... Princesa... Sigo... En vuestro corazón... Invocadme...

Y ahora metaforas sobre como controlar ambas, luz y oscuridad. Debía reconocer que eran mucho mejores que las enseñanzas de la "academia" como la llamaba DiZ, pues eso de mantener a raya la oscuridad y combatir con la luz... siempre me dejó un poco atrás. Noté como tosía al igual que parecía referirse a otra llave cuando hablaba de la misma. Miré inconscientemente a mi llave espada aferrandola con fuerza para notar su reacción y así obtener la respuesta que quería. Finalmente la hice desaparecer.

-Quizás tu sino consiste en vagar por la oscuridad al pensar solo en el pasado, al ver solo a aquellos a los que hiciste daño y pensando que solo era culpa tuya. No sé cual es la situación de lo que ocurrió, pero normalmente suele haber más de un culpable. Si estás vivo es porque tu destino no ha terminado y porque igual puedes mejorar el de los que quedaron atrás, o favorecer a los que aún faltan por llegar. Pero tan solo es un consejo - sonreí burlonamente al repetir sus palabras

Miré al cielo y continué hablando - Sea como sea, si tanto llevas perdido, puede que si te aferras a mi logres salir de este mundo siniestro. Si mi salida solo está en lo que haga yo... saldré. Pues tengo demasiado que perder y no puedo atascarme en la oscuridad de este mundo. Gracias por los consejos DiZ... y espero que puedas salir de aquí tu también - Sin más comencé a andar en busca de más respuestas

-Controlar luz y oscuridad, es facil decirlo... Pero tengo que hacerlo. No por mi, no por ganar poder... Por ellos, por los que me importan.

Al alejarte unos metros en el sentido que habías tomado, oyes unas últimas palabras de DiZ.

-No me cabe duda. Siempre fuiste un buen alumno.

Sorprendido ante la última frase que te dedica el enmascarado, al girarte para mirarle, él ya no estaba en donde se había quedado. Más bien, al mirar a tu alrededor, no le ves por ninguna parte. Se había esfumado por completo.

Extrañado pero decidido con tu elección, continuas por el camino ante ti. 

A pesar de llevar un buen rato caminando por el camino, el paisaje no parecía cambiar. Los mismos árboles, la misma luna, el mismo matiz... DiZ no se equivocaba en decir que aquello era una prisión, pues te empezaba a dar la sensación que estabas caminando en círculos, a pesar de no haberte alejado del único camino que había. 

De pronto, notas algo extraño en el ambiente. Un escalofrio te recorre la espalda. Algo no iba bien... Y efectivamente, poco tardaron en asaltarte tres sombras, con aquellos ojos amarillos saltones fijándose en ti. Estaban dispuestas atacarte, pues como buenos seres de la oscuridad que eran, no podía ser de otra forma. No obstante, la situación es bastante anómala. Raro era que te asolaran solo tres sombras, cuando por lo general sabías que viajaban en grupo por su reducida fuerza. 

Sin pensar mucho en eso, invocas tu llave espada y te dispones a plantarles cara, ya habría tiempo de pensar después.

-No es...- Miro la transformación de Kuro o, mejor dicho, de quién no-era-Kuro, completamente inmóvil, con mis ojos abiertos sin pestañear, sin comprender. -¿Vanitas?

Esto no tiene sentido. Ninguno. Inconscientemente, retrocedo un paso, mientras mis dedos se cierran fútilmente en el vacío en el que una vez se había encontrado mi Noche Eterna, ahora una sombra corrompida en el puño de aquel chico. Algo dentro de mí me hace pensar que debería sentir temor, o quizá humillación, pero únicamente siento confusión. ¿Por qué no se ha consumido mi corazón? ¿O por qué debería haberse consumido, en primer lugar?

-Kora...- Escucho su voz, pero lo que veo es la peligrosa mirada de Vanitas clavada en ella. Y entonces entiendo lo único que me hace falta entender: que mi error ha puesto a Kora en su mira, y que debo de enmendar eso antes de que ella sufra daño. -Kuro... te recuperaré... lo prometo... tan solo espera un poco más... ayúdame una última vez.

En un instante, las sombras se enroscan en mi muñeca, acompañadas de un brillo rojizo y, en un único movimiento, inesperado incluso para mí misma, cargo contra Vanitas encadenando seis rápidos golpes.

-Hayato, protege a Kora.- Insisto, con firmeza, mientras de la punta de mi llave espada, afilada como una garra de animal, escapan simultáneamente una bola de fuego y un cristal helado. Una llave espada afilada como mis recuerdos. Como mis Recuerdos Latentes.

Hayato se levanta rápidamente, tratando de reaccionar a la situación lo más rápido posible. A pesar de que Vanitas se hubiera salido con la suya, el joven decide plantarle cara. No se sorprende demasiado al ver la interrupción de su ex-compañera Kora, más bien era algo que esperaba, a pesar de tener que volver a ver a Rin.

Escuchando a una decidida Yume, Hayato asiente con la cabeza, alzando su llave-espada y poniendose en guardia. No obstante, al mirar de reojo a Kora y a Rin, como si intuyera lo que sus ex-compañeros fueran a hacer, vuelve su mirada a Yume y la sigue.

-¿Y quien te protege a ti? ¡Te guardamos la espalda, princesa!

Hayato coloca su llave espada en frente de su rostro en una posición defensiva, preparándose para desviar o repeler algún posible ataque de su enemigo.

Según andaba todo estaba bastante tranquilo... bastante en calma. Demasiado para mi gusto. El mismo paisaje una y otra vez, ni un apice distinto y mi mente pensando casi con antelación todo lo que iba viendo.

En un momento del camino me detuve suspirando - ¿A donde se supone que voy a llegar si siempre es el mismo camino? - pensé en voz alta mientras miraba todas mis opciones posibles. Aunque esta idea pronto fue deshechada cuando las sombras aparecieron a mi alrededor - Ya me parecía raro que tardaran tanto en salir. Un mundo sin sombras es imposible... igual que un mundo sin luz. - Pensé mirando a mi llave mientras la invocaba - Je... Vamos venid a por mi y divirtamonos.