Partida Rol por web

No pude evitar maldecir por lo bajo ante aquella aparición, las chicas eran muy tontas por andar solas por ese mundo y ahora podia ver las consecuencias, sin embargo traté de permanecer con la cabeza fria e invoqué la llave espada mientras trataba de  buscar a una sombra aislada, cuando la localizo lanzo la llave espada dispueto a acabar con ella sin dejar que las otras me detectes e ir acabando una por una.

La última sombra visible en pie, ignorando que su compañera acababa de ser neutralizada por la muchacha, arremete contra la misma, tratando de propinarle un arañazo con sus afiladas y oscuras garras.

Las sombras no se percatan de tu presencia, pues estaban centradas en las dos muchachas. Ellas tampoco parecían haberse dado cuenta.

Sí las muchachas no se han dado cuenta d ela presencia de las dos sombras lanzo de nuevo la llave epada contra una de las que persigue mientras maldigo la ingenuidad de las dos chavalas

Los ojos amarillos desaparecen a mi deseo, pero la oscuridad permanece. Kora no pronuncia una palabra, como tampoco las criaturas pronuncian ningún sonido, en un silencio que resulta aún más sobrecogedor por la ausencia de visibilidad. No sería capaz de sorprenderme si, en aquella situación, me disolviera en apaciblemente en sombras sin tan siquiera haber sido herida, como mi Noche Eterna cuando la desconvoco.

Pero debo continuar. Al menos, debo hacerlo si quiero encontrarle. Así que corro frente a Kora y lanzo dos profundos cortes en forma de X para acabar por la espalda con el último de los sincorazón que la amenazan. Cuando sean eliminados, podremos seguir. Y a cada paso, estaremos un poco más cerca.

La última sombra se evaporó en la oscuridad al recibir los golpes de Yume. El camino parecía estar libre para seguir avanzando, pero los ojos amarillentos entorno del lugar amenazaban con salir a su encuentro, más por el momento, no parecían salir a vuestro encuentro.

Os apresurasteis a avanzar, arma en mano, esperando algún ataque por parte de las sombras. No lo dudasteis ni un momento. Os agarrasteis de la mano y empezasteis a correr por el sendero que seguía adentrándose en el bosque.

Escuchasteis ruidos desde los árboles, como golpes con un arma de filo puesto a que podía escucharse un eco metálico al acabar los ruidos. También escuchabais el característico sonido que hacían las sombras al desvanecerse después de ser derrotadas. Algo o alguien estaba luchando contra ellas, y no ibais a desaprovechar la oportunidad.

Al fin conseguisteis llegar al amparo de la tenue luz que habíais avistado momentos atrás, ahora bien clara. Era la luz de una pequeña hoguera, situada en medio de un pequeño claro, junto a lo que era una cabaña construida principalmente con madera. Las sombras parecían no acercarse al lugar, pues aquellos amarillentos ojos dejaron de acecharos. ¿Podría ser en parte por la entidad que estuvo luchando contra ellas en el bosque?  ¿O quizás era más bien por aquella peculiar hoguera?

Sin duda era algo fuera de lo normal, pues las llamas no tenían su característico color, si no más bien uno algo antinatural. Eran de un tono amarillo claro, como si estuvieran impregnadas por algún hechizo.

La cabaña, muy rústica en esencia, tenía luz en su interior. No parecía estar mal cuidada, así que seguramente debería vivir alguien. No obstante, no escucháis ningún tipo de ruido que proviniera del interior. La puerta y ventanas eran robustas, y estaban cerradas, pero la luz del interior sobresalía por las rendijas de las juntas de madera, denotando que posiblemente podría haber alguien dentro, o al menos, que se habían dejado la luz encendida, fuera lo que fuera que hubiera allí dentro.

No dejé que la mano de Yume se escapara de mis dedos mientras corríamos unos pasos junto a otros hacia esa cabaña. Flame seguía en mi mano, fuertemente apretada contra ella. 

Temía la batalla que escuchaba al frente y mi corazón rezó un par de veces por encontrar a Rin al otro lado de esas sombres desvanecidas, por imposible que fuera. E incluso en un mundo de tinieblas lo imposible debía seguir como tal pues no supe ver el pelo azulado de mi compañero por ningun lado.

Dejarlo solo dolía tanto como me había escocido en el puño y en el alma haberle pegado. Y me hacía responsable de cuanto se oscureciera su corazón. No quería tener que usar la obscurita con él, por no querer tampoco quería que Hayato estuviera atrapado en ella. Y sobre todo, no quería que la ultima vez que viera a Faile fuese al perder su mano como no dejaría que Yume perdiera la oportunidad de recuperar su memoria. 

Quería demasiadas cosas y tenía tan poco poder para asegurarlas todas... 

Suspiré largo y tendido expulsando mis preocupaciones del pecho. 

"Paso a paso" - solía sonreír mi prima cuando la magia no venía a mí en Magnolia- Paso a paso -me dije a mi misma apretando con fuerza la mano de Yume antes de soltarla para llamar a la puerta de la cabaña. 

- ¿Hola?

No recibes respuesta alguna. Lo único que alcanzas a escuchar era el ruido del viento filtrándose a través de las muescas de madera, haciendo un rechine algo escalofriante. No obstante, seguía viéndose luz.

Ante la falta de respuesta, miro a Yume para comprobar que está bien pero no le pregunto ni con ojos ni con palabras si le parece bien entrar; intuyo que es necesario.

Empujo la puerta con una mano y con la otra tomo la de Yume para pasar juntas.

Por un segundo hubieras jurado que la puerta no iba a abrirse al tratar de abrirla con la mano, pero justo entonces, esta se abre repentinamente y con fuerza. Una oscura figura estaba cogiendo del pomo por el otro lado, y antes de que te de tiempo a reaccionar, pones tu mano, la que trataba de abrir la puerta, en su pecho.

Era caliente al tacto, y la respiración tranquila. No cabía duda de que era una persona, hipótesis que se confirma cuando te fijas en que lo que había abierto la puerta, aquella figura misteriosa no era más que un joven de pelo cenizo, alto, con fuertes brazos y una extraña vestimenta muy ajustada al cuerpo. Sus ojos, bastante grandes, se quedaron impasibles mirandoos a ambas. No parecía haberse sorprendido de veros.

El joven se te queda mirando. Acto seguido, mira a Yume para luego bajar la mirada hasta tu mano, tras lo cual, vuelve a alzar la mirada mirandoos a ambas de nuevo.

-¿Podrías quitarme la mano de encima? Aquí y ahora sería muy violento que jugáramos a las caricias.

Da medio paso hacia atrás, apartándose de tu involuntario toque, y posteriormente suelta un suspiro al mirar fijamente a Yume a los ojos por escasos segundos.

-Pasad. Os habéis demorado más de la cuenta. Estaba a punto de salir a buscaros, pero veo que habéis lidiado bien con los obscúreos que acechaban el claro del bosque... Es agradable de ver. 

Ahora volvía a dirigir su mirada hacia Kora.

-Por lo menos esta vez la princesa no ha elegido a unos peleles como guardianes.

Se aparta de la puerta, permitiendoos el paso a las dos. Mira al exterior, inclinando levemente la cabeza a ambos lados.

-¿Sois las únicas? Esperaba a más... A todo esto, ¿el payaso ese que os lleva siguiendo desde que habéis desembarcado en este mundo no os quiere acompañar, o como va la cosa?

De repente se oye un grito en la lejanía. Tras varios segundos, como si de un rayo precedido de su trueno se tratase, un segundo chillido se escucha, esta vez, más fuerte y más cerca. El joven de pelo cenizo parecía ponerse nervioso, mirando a los cielos antes de obligaros a entrar.

-¡Vamos, vamos! Adentro, que no tenemos todo el día. No querréis ser comida de "demonio", ¿verdad?

Al separarse de mi mano, no sé reaccionar más que quedándome mirando a ésta y enrojecer.

No sé si por vergüenza de lo que parece que ha interpretado de mí o por rabia hacia mí misma.

Hincho los mofletes tomando aire con el que intento despertar mi cuerpo y mi mente pero lo que de verdad ayuda es ver cómo le habla a Yume.

Cojo la mano de mi amiga, entrelazando nuestros dedos al pasar dentro de la cabaña. No quiero dejarla sola ni un segundo y menos cuando puedo oler cerca sus recuerdos.

— ¿Conoces a la princesa oscura? —pregunto metiendo en una mil preguntas sobre Yume y ese mote que ya le habían dado y que quiero dejar claro que conozco— ¿Y de qué payaso hablas? —rezo porque hable de Rin y no de Hayato o alguien a quien no he sentido seguirnos.

— A todo esto, soy Kora. ¿Y tu?

Kuro rápidamente os entra en la cabaña, para proceder a cerrar la puerta violentamente, poniendo tras de si un gran tablón de madera. Al acabar, se queda mirando a Kora, y posteriormente a Yume, tras lo cual, tras quedarse absorto en sus pensamientos, responde a la joven con cierta indiferencia.

-Más de lo que ella misma se conoce...

Tras lo cual vuelve a mirar a la joven portadora a los ojos, con un aire ciertamente burlón.

-Me refiero al chaval gruñón que se ha separado de vosotras, el único que es residente de este mundo. ¿No es amigo vuestro?

Kuro arquea una ceja al ver la expresión de Kora.

-Oh, que no os ha dicho cual es su origen... Vaya, quizás he metido la pata.

El muchacho se rasca la cabeza antes de seguir con la explicación, a la vez que ya mas relajado camina alrededor vuestro con cierta tranquilidad.

-Veras, preciosa. Este mundo fue consumido por la oscuridad hace mucho tiempo, tanto que ni los propios habitantes del mismo lo recuerdan. Tal es así, que desde hace tiempo se han acostumbrado a vivir en esta penumbra eterna, sobreviviendo a las hordas demoníacas conformadas por poderosos seres sin corazón que les asedian continuamente. Los pocos supervivientes formaron "el enclave", un grupo que resiste ante las constantes amenazas del rey demoniaco, un ser malvado que quiere destruir todo el mundo y sumirlo en el caos. Parece el preludio de un cuento de fantasía, ¿verdad?

Tras la explicación, el joven de pelo cenizo se para delante de ambas, observando con cierta gracia como Kora había hinchado los mofletes.

-La cuestión está en que estos "demonios" son muy fuertes. Solo alguien que se ha criado entre demonios los conoce lo suficiente como para derrotarlos, y ese es el caso de vuestro amigo el gruñón de ahí fuera. Así que no os preocupéis por su bienestar, seguro que sabrá apañárselas contra esa arpía.

Tras acabar su conversación, hace una reverencia y justo al inclinarse se pronuncia de nuevo.

-Soy Kuro, y a pesar de saber que "milady" no se acordará de mi, fui proclamado guardián y protector de su realeza oscura. Un placer contar con tan apuesta damisela como escolta adicional. Empezaba a preguntarme si algún día se decidiría a elegir bien.

Tras derrotar a tantas sombras que entorpecían tu paso y el de las chicas, acabáis llegando a las inmediaciones de una cabaña de madera muy rústica, algo poco común en estas tierras que ya conocías de sobras. Parecía una cabaña hecha e improvisada hacía más bien poco. Te daba algo de desconfianza, y más teniendo en cuenta que los pocos supervivientes de tu mundo solo vivian en un subterraneo al que hacían llamar "El Enclave", una red de túneles justo debajo de las ruinas de los rascacielos que usaban a modo de barricada y resistencia contra los demonios sin corazón. Era realmente extraño que algún necio se construyera una cabaña en medio del bosque, estaría completamente asediada por los demonios a todas horas.

Mientras pensabas en eso, las chicas parecían haber picado la puerta de la cabaña. Un chico de pelo despeinado cenizo y una extraña armadura ajustada al cuerpo las recibe. Tienen una pequeña conversación antes de que el muchacho las hiciera pasar tras escuchar un lejano gruñido. Al entrar, el joven cierra la puerta, con las chicas a dentro del refugio, no sin antes mirar hacia tu ubicación, y podrías jurar, que el joven te había mirado a los ojos expresamente a ti, a pesar de que las chicas no se hubieran percatado de tu presencia.

Tras aquello, el gruñido se oye más cerca, como si se acercara a tu ubicación.

Todo cuanto contaba ese chico era terrible, le escuche hechizada con los ojos colgados de sus labios y mano tapando mi labio inferior como si quisiera contener el aliento y todo comentario para no interrumpirle. La otra mano se sostenía casi sin fuerza dentro de la de Yume.

Sentí pena y miedo por el mundo de tinieblas en el que habían crecido Yume y Kuro y algo de celos al saber que éste desconocido sabía más de Rin que nosotros, incluso sentí el impulso de preguntar por la muerte de Hayato pero temía tanto la respuesta que me dolió darme cuenta que creía a Hayato y no quería quitarme la venda de los ojos.

Parpadee cuando me llamó damisela y arrugué la nariz extrañada ¿Era a mí?

— Todo lo que decida está bien —me quejé por ese reproche tan gratuito—.

Cogí aire — ¿Qué harpía? ¿Le has visto y no le has ayudado? Vamos a buscarle. A Rin y a los recuerdos de Yume —apreté con más fuerza la mano de la princesa—. ¿Tu sabes dónde están?

De repente, Yume te coge de la mano, apretándola levemente.

-Kora... Él estará bien. Lo siento. Siento lo que Kuro dice.

Yume entrecierra los ojos, respirando profundamente.

-Sé que dice la verdad. Aunque no lo recuerde... Algo me dice que confíe en él. Si Rin se ha criado aquí... Él sabrá salir del lío. Siempre lo hace.