Partida Rol por web

Por suerte aún estaba a salvo. Solo quedaban dos de esos bichos y tenía que actuar y librarme de ellos. Así, me intenté proteger del ataque y luego me lancé sobre ellos para atacar sin piedad
 

Ambas sombras se desvanecieron al recibir tus golpes con la llave-espada. La cadena de golpes bastó para quitarlas de tu camino. No parecían haber más enemigos, por lo que tenías vía libre para continuar por el sendero.

Seguiste caminando, extrañamente tranquilo. No hubieron más sombras que se lanzaran a por ti, algo que te extrañaba dadas las circunstancias.

Por un momento te pareció escuchar unos gritos y algunos golpes, aunque no podrías decir con certeza si eran reales o si simplemente era el viento. Lo que si que parecían algo lejanos, y provenían de la dirección a la cual te dirigías.

Avanzaste con paso rápido y firme, aunque tuvieras la sensación de estar dando vueltas por aquel lúgubre lugar, sin nada que difiriera del paisaje al que ya te habías habituado.

De pronto, tras haber avanzado lo suficiente, escuchaste algo diferente. Unos pasos, pesados, pero firmes, parecían aproximarse en tu posición. La penumbra del lugar te impedía ver muy en la lejanía, pero jurarías alcanzar a ver una figura humanoide, aunque no podías saberlo con certeza, pues estabas rodeado de árboles con grotescas apariencias. ¿La mente te estaría jugando una mala pasada, o realmente se trataba de alguien en tu misma situación?

Te aventuras en la foresta dirección a aquella visible "señal" que se oteaba a lo lejos, fulgurante en medio de toda aquella maraña de ramas, troncos y follaje variopinto y sombrío.

Seguistes el camino avanzando lenta pero inexorablemente hacia el lugar del que parecía provenir aquello. El sonido inquietante del viento hacía mella en tu afligida orientación, pues aquel extraño silencio que persistía desde que habías llegado a ese lugar se quebraba con suma facilidad con el movimiento de las ramas y de las hojas, que danzaban al son de las ráfagas indomables de viento que penetraban al interior del bosque. 

Tras un leve paseo a través de la sombría flora del lugar, llegas a un claro. Desde ese claro podías apreciar la luz y la humareda, algo más notoria que antes, quizás debido a la cercanía, o quizás porque la fuente ahora emitiera más luz que antes, no lo sabríais distinguir. Lo que si podía apreciarse desde allí era la silueta de lo que parecía ser una casa o cabaña. Dicha silueta se encontraba alrededor de la luz, como si la misma proviniera de allí. Ya te había dado la sensación de verlo antes, y esto solo lo confirmaba. La luz provenía de la cabaña. Algo más esperanzada, aceleras el ritmo para llegar cuanto antes.

No obstante, justo antes de abandonar el claro, un grupo de cuatro sombras salen a tu encuentro, bloqueando el camino. Es justo en este momento cuando en el interior del bosque empiezas a ver puntos amarillos. Varios de ellos, en secuencia de dos, juntos, simulando ojos. Unos ojos que ahora brillaban con intensidad en los enemigos que teníais enfrente.

Caminé sin rumbo quién sabe por cuanto tiempo, ya ese término se me hacía algo vago teniendo en cuenta mi situación. No sabía aún donde estaba, en qué recóndito espacio de universo desgarrado y moldeado me habían tirado, pero lo que sí sabía es que había alguna entidad que jugaba como Dios con la forma de la realidad. Me paré de golpe cuando comencé a escuchar los golpes, lejanos latidos en las sombras, sentía que alguien o algo más estaba acompañándome, pero no sabría afirmar si era otra artimaña de lo que sea que estuviese controlando mis pasos. Después de todo, hasta podía cuestionarme si siquiera mi existencia era una ilusión. 

Una vez llegado a la posición que avisaba, y vislumbré la figura que se escondía tras mi extraña ceguera, no pensé mas que en acercarme y confirmar mis suposiciones. No sabía nada de lo que estaba ocurriendo, mucho menos tendría la fuerza actual para confirmarlo, sencillamente me acerqué con la confianza de que me revelara su forma, y quizás algo mas que meras sombras, como las que me han estado rodeando desde que llegué. 

-Seguis siendo debiles para mi - dije antes de hacer desaparecer la llave espada - Pero ahora que lo pienso... ¿Que habrá sido de los demás mundos si esta oscuridad llega a reinar en ellos? - Miré al infinito cielo que había sobre mi como si esperara que este me diera una respuesta

Agité mi cabeza de lado a lado quitandome esa idea de la cabeza - Si quiero averiguarlo primero he de salir de aquí. Espero que realmente haya una salida después de todo como dice DiZ - Seguí caminando poco a poco en la dirección que iba

Al tener un objetivo en mente y enfrente, Caerulea se sintió preparada y decidida. Había decidido enfrentarse al peligro, y quizás por eso cuando aquellas extrañas criaturas se aparecieron frente a ella, no se asustó. Era la primera vez que veía esos seres, le parecían lindos pero viniendo de aquel bosque tétrico y tenebroso supuso que serían hostiles. ¿Quizá fueran la fauna de aquel bosque, o de aquel mundo? Caerulea no tenía ni idea, pero estaba más que lista para enfrentarlas. Lo único que tenía a mano para combatirlas era su preciada Cyan. Una llave entre mundos... pero también una espada...

"¡Muy bien! ¡No pienso salir corriendo ni esconderme nunca más! ¡Pienso encontrar a mi amado! ¡Venid a mí si os atrevéis!"

Sumido en tus pensamientos, no te percatas de que una silueta humanoide se acerca a ti con paso firme. No consigues distinguirla hasta que ésta no se acerca lo suficiente.

No te habías dado cuenta de su presencia, siquiera sabías que podía ser o que pretendía, pero se había acercado con decisión, y de una forma un tanto amenazante. Por su silueta en la penumbra, dirías que era un chico joven.

Un joven de aspecto amenazante se acerca hasta la silueta de un hombre misterioso de largos cabellos, quien no podía discernir de que o quien se trataba. La oscuridad del bosque, combinado con los siniestros árboles, no daban mucho lugar a vislumbrar la verdad, pero estaba claro que aquellas dos figuras humanoides estaban a punto de encontrarse.

El hombre de largos cabellos tarda demasiado en percatarse de la presencia del joven que se le había acercado con decisión y paso firme. Sus intenciones aún eran un misterio para él. No obstante, el chico, por su parte, tampoco podía fiarse demasiado de lo que sus sentidos le dictaban últimamente.

Las sombras no se lo pensaron ni un instante. La primera de ellas, la cual se había acercado lo suficiente desde las sombras, sale desde su escondrijo en el suelo de un salto, propinándote un arañazo, buscando arrancarte la llave-espada de las manos. No obstante, al salir de su proyección en el suelo, esta se materializa tarde, volviéndose tangible justo al aterrizar, fallando su arañazo.

Era como si Cyan guiara a Caerulea. La llave espada y ella se movían a un mismo compás, y pese a que Caerulea no había combatido en su vida y sus movimientos eran algo torpes y brutos, su determinación en aquel momento inquebrantable guiaba su fuerza y sus pasos.

Una silueta difusa en mitad del camino es lo único que veo al seguir andando. Con dudas, continuo el camino más lento que antes pero sin detenerme. Al contrario que lo hace mi contrario pues puedo ver que sus pasos son decididos y viene más raudo - ¿Un enemigo? No puede ser... Las sombras son fáciles, pero este ser... si no se quien es no sé como de dificil es. - inconscientemente hice aparecer la llave espada en mi mano mientras poco a poco iba aminorando mi marcha - Viene... Será mejor que me prepare para lo que sea

Puse mi posición de guardia tan solo acercandome un poco más. - Vamos... si me quieres muerto, tendrás que luchar por ello.

Tras haber perdido cierto control sobre el paso del tiempo, mi reloj interno se habría convertido en un estrago de manecillas que giraban al compás de su propia voluntad. ¿Cuánto había pasado desde que terminé en aquel bosque? Si es que se le podía llamar con alguna denominación de lugar a este difuso sitio, donde las ilusiones se predisponían a marear constantemente mi percepción. Ya no podría afirmar con cierto temor si lo que estaba enfrente mío era o no una imagen residual, palpable o quizás una sombra camuflada en un aspecto...bastante detallado, a decir verdad. Sin embargo, es su decisión de invocar su arma lo que me libre, casi, completamente de dudas. Y aunque una llave-espada fuese algo complicado de simular sin poseerla, luego de mis anteriores experiencias no sabría afirmar hasta qué punto llegaban las capacidades ilusorias del dios bastarde que controlaba este mundo a su favor. 

-¡Alto, descuida!-Replico al notar la tensión que surgía del ambiente-Un aliado, creo...¿O debería preguntar yo eso?-Continué con ciertas dudas al respecto, en situaciones como éstas, siempre debía permanecer a la defensiva-A menos de que te diluyas en el aspecto de una sombra, o peor, no tengo intenciones de dañarte. 

El profundo azul de los ojos de Kora cayó sobre el colgante que con tanto recelo había guardado, teniéndolo y confiando en él a partes iguales para acabar siendo solo una pieza con la que herir su piel.

Le preguntó sus cien dudas en un parpadeo mientras sus dedos se enredaban inconscientes a la cadena.

— ¿Yo? —murmuró ordenando sus ideas tras la oferta de Hayato— Parece ser que no —comentó aceptando la derrota y mandando una disculpa a Yen Sid por defraudarle.

— Cuando Yuris me dijo lo que te había pasado... Tuve que verlo y la encontré justo antes de que... —no supo cómo decirle que las sombras le habían robado el cuerpo y prefirió no exponer que Yen Sid pretendía que mantuviera a Rin bajo control con esa medalla maldita.

— ¿Por qué no ha funcionado? —preguntó alzando la mirada a su exlíder y apretó la mano de Yume— ¿Es peligrosa para... Otros?

Mantuve la guardía alta, al igual que mi arma, y le escuché con tranquilidad. Poco a poco bajé el arma y di un par de pasos para ponerme cerca, aún con la guardia alta - Mismas condiciones para ti. Si no te desvaneces en las sombras no tendrás que temer... Aunque no prometo lo segundo y dudo mucho de que puedas dañarme - Si este sigue aquí... una de dos, o estamos ambos muy perdidos, o es un producto alucinogeno mio. - ¿De donde eres? - aunque lo normal sería preguntarle el nombre al contrario en este caso preferí saber de donde venía

No obstante no podía fiarme de todo aquello que mis ojos vieran, cualquier paso en falso era peligroso, y más si se trataba de algo de este estilo - Si no me das razones para mantener mi arma, la envainaré.

Me sentí escéptico cuando me preguntó de dónde venía, ¿Había alguna manera sencilla de responder eso? Repasé un poco todo lo que había ocurrido, un total y miserable camino caótico que había desembocado en este tétrico lugar donde las ilusiones eran lo único que tenían algo de vida. Nada me garantizaba que aquel que tenía enfrente no lo fuera, claro, hasta habían logrado hacerse pasar por mi propio hogar, ¿Había algo entonces que no pudieran mimetizar? De hecho, nisiquiera sabía quién o qué lo hacía, luego de la irrupción dimensional de Vanitas, nada volvía a tener algo de sentido, más allá del rencor que le sentía a la oscuridad que permanecía intacto. 

-Vengo de Vergel Radiante, pero de eso hace mucho tiempo-Le comenté al sujeto que tenía enfrente, con algo de melancolía por ello-No obstante, ¿tiene eso algo de trascendente? 

Hice favor de sus peticiones, no tenía nada que esconder en las sombras, aquellas a las que tanto despreciaba por haberme arrebatado todo, obsesiones viles que seguían tentándome. Caminé sin demasiada prisa hacia él, tratando de mantener un ritmo tranquilo pese a mis prisas de salir de allí. Una vez lo suficientemente claro, solo tenía que probarle mis intenciones. 

-¿Te tranquilizarás solamente viéndome la cara?-Afirmé desafiante, tampoco tenía demasiadas herramientas para demostrar mi existencia-Un poco absurdo ello, la verdad. Si sufriste lo mismo que yo en este sitio, deberías de saber que los rostros de este lugar son de poco fiar. Una ilusión perfecta, diría yo. Así que...

Suspiré durante un momento, solo haría una cosa así contra un enemigo, pero la situación lo ameritaba. Apreté mi puño buscando algo de valor, e invoqué mi propia Llave-espada hacia mi mano, que surgió con un cegador brillo plateado hacia mi mano. La blandí durante un momento, para luego clavarla en el suelo con firme tranquilidad, dejando de lado cualquier intención hostil que pudiera tener. 

-Estoy seguro que las ilusiones no son capaces de hacerse pasar por una de estas-Comenté tratando de esbozar una ligera sonrisa de tranquilidad, ya las sombras no tenían poder sobre mí. 

Le escuchaba mientras me mantenía firme en mi posición - Vergel Radiante... No es de mi mundo... - Suspiré. Si bien parecía por sus palabras tener algo de añoranza por su mundo natal, eso no quitaba que pudiera estar haciendose pasar por un aliado.

Cuando dió los pasos fue cuando mi postura pasó de firme a rigida. Si bien ya estaba en cuarda que se acercara no ayudaba en nada a que pudiera tomarle confianza, sin embargo me mostró su rostro y no solo ello, también su arma. Una llave espada resplandeciente como las otras e indudablemente única... Muchos son los que poseén una y trato de repasar con mi mente a todos los que conozco, pero daba igual que le recordara o no.

Bajé mi llave espada y le miré moviendome para que pudiera verme él un poco mejor junto a mi llave espada cuyos colores negros y blancos contrastaban por si mismos sobre mi hombro donde había movido con un simple gesto de comodidad. - Tu cara era más que suficiente. No he tenido ilusiones tan perfectas, ni algo por lo que merezca la pena tenerlas. Pero tu llave espada ha sido el elemento perfecto para confirmarme que no tengo que matarte. - Acto seguido hago desaparecer mi llave espada bajando el brazo.

-¿Tu también estás atrapado aquí? Supongo que nuestros caminos son el mismo...

Hayato miró a Kora a los ojos, a aquellos ojos llenos de dudas, de preguntas, las cuales no parecían querer salir de sus labios por razones que solo ella conocería. Se rasca la nuca con la mano derecha, suspirando, agitando su frondosa melena en el proceso. Si bien era cierto que el tiempo había hecho estragos en el recuerdo que la joven pudiera tener de él, de sus tiempos en Tierra de Partida, no debía olvidar por lo que habían pasado todos. Ya no eran aquellos jóvenes. Quizás habían pasado meses, pero para él, para su situación, habían pasado años. No obstante no olvidó sus puntos característicos, y inconscientemente volvió a mirar a Kora, esta vez con aquella expresión tan pasiva, la misma que aquel entonces. Sus ojos estaban reflejando el recuerdo del antiguo Hayato, quien aún residía dentro del nuevo. La regañina fue como las de antaño.

-¿Cuántas veces voy a tener que deciroslo? ¡No os expongáis demasiado al peligro! Habéis corrido riesgos innecesarios cuando os dije que...

Para en seco y suelta un suspiro, agitando la cabeza para volver a poner su mirada de siempre.

-En fin, no tiene caso decirlo a estas alturas... Si, esa obscurita es peligrosa. Daña los corazones de la gente, lenta e irremediablemente. Mientras el collar está en el cuello de alguien, la piedra usa su naturaleza oscura de forma pasiva. Al contacto con la piel, el corazón va absorbiendo la negatividad de la piedra muy lentamente, hasta intensificar la oscuridad latente en el mismo. Aviva esa oscuridad reflejando sentimientos negativos, como la tristeza o la desesperación, y los intensifica, haciendo que el usuario caiga en la oscuridad tarde o temprano, y en el peor de los casos, causando amnesia o pérdida de recuerdos debido a una exposición prolongada. Pero tiene algo positivo, y es que gracias a eso se obtiene cierto dominio sobre la oscuridad, hasta el punto de poder usarla para beneficio propio e incluso volverse inmune a sus efectos destructivos o poder usarla para combatir, intensificando el poder del usuario en gran medida. Lamentablemente esto último no lo puedo asegurar, pero eso fue lo que Rasheltex me dijo antes de ponérmela en el cuello. Que lo tengas precisamente tú...

Hayato mira de reojo a Yume para luego volver a mirar a Kora.

-Deberíamos continuar vuestra ronda de preguntas fuera de aquí. Este mundo es un agujero negro sin salvación. Está destinado a ser engullido por la oscuridad, si es que no lo ha sido ya. Quizás sería buena idea ir a ver a Yen Sid. Hay mucho que desconocíamos cuando empezamos nuestro viaje... Y hay demasiado en juego.