Partida Rol por web

La sombra parecía desvanecerse en el mismo momento en que tu bola de fuego le impactaba.

Aunque aquello no fue el final, dos sombras más aparecieron a tu encuentro.

Te encuentras en una sala blanca completamente. No sabes muy bien que es lo que ha pasado, pero recuerdas que había un combate muy dificil. Te das cuentas de que tus compañeros no estan contigo, y rápidamente te levantas del suelo. Miras a tu alrededor, y solo ves una puerta, al fondo de un pasillo bastante amplio.

-No...- pienso con un horror sin nombre -No, no, no, otra vez no... Por favor, no...

Me llevo las manos a las sienes, deseando parar ese dolor que no surge de mi cuerpo, sino de algo más profundo, como mi mente o mi propio corazón. Un dolor provocado por la ausencia, por el vacío de mis recuerdos. Un dolor que, creía, había empezado a sanar... y sin embargo allí estaba otra vez, sordo y constante. Y nuevamente, estaba sola, en un lugar desconocido, sin saber cómo había llegado a parar allí.

Un sollozo se ahoga en mi garganta, aunque yo misma soy incapaz de saber si se trata de miedo, tristeza o rabia. Un grito mudo en mis labios pugna por salir, para llamar a alguien: a Kora, para refugiarme en su amable calidez, a Kuro, ese fantasma desconocido que tan bien parece conocerme...

Pero permanezco inmóvil, porque la inacción es más cómoda que el movimiento. Porque pensar es más sencillo que vivir. Porque hacer frente a la realidad es demasiado cansado. Porque el silencio que reina en ese pasillo es demasiado atronador y el blanco de las paredes me ciega los ojos.

¿Cómo medir el tiempo en un lugar como ese? No sabría decir si han pasado minutos o días cuando finalmente vuelvo a erguirme y miro hacia la puerta, al fondo del corredor. Y lentamente, como una autómata, comienzo a caminar hacia delante, un pie delante de otro, en un intento desesperado por avanzar. Por dejar de ser nada para convertirme en algo. Por cruzar a ese otro lado en el que, una y otra vez, todo se oculta.

Kora sintió un escalofrío escalarle la espalda, que la obligó a levantarse como un resorte y autoabrazarse para frotarse los brazos queriendo despegar de su cuerpo aquella sensación tan extraña.

Caminó algo aborrecida por la sala, en un ir y venir de impaciencia por salir no solo de ese castillo, sino de esa brecha dimensional en la que el jinete les había mandado.

Cuando volvió a poner los ojos en Rin, como había estado haciendo constantemente para asegurarse que no desparecía en una nueve negra, y le vio despierto, le saludó en un gesto de cabeza casual, fingiendo indiferencia por el hecho de que despertara aún las amenazas de esa voz a pesar de que en su interior sonreía aliviada.

- Bienvenidos al verano, la marmota a despertado al fin. - rió - Vamos, levanta, tenemos que salir de aquí y no por esa puerta. - señaló el lugar aproximado por dónde habían entrado  e inmediatamente empezó a avanzar por el pasillo. 

Suelto un gruñido como respuesta ante el comentario de Kora y me levanto .

---Que chistosa, pero tienes razón en una cosa, hay que salir de aqui- comienzo a caminar hacia la puerta y la empujo/ tiro para abrirla y me quedo en el umbral- así que venga, mueve el culo y sigamos caminando por la oscuridad...al menos que tengas miedo...lo cual no me sorprenderia....

- No tengo miedo.- la chica hinchó los mofletes a mitad de pasillo - Pero voy a buscar otra salida, una que no dé a la oscuridad.- aseguró como si fuese posible.

- vamos.- le apresuró - ¡cierra eso! Veamos que hay al otro lado del pasillo ¿quieres?- añadió la última palabra como un ruego para que no cruzara fuera del castillo - si no... Seguiré sin ti, o te cargaré inconsciente.- fue de farol pivotando sobre sí misma para dirigirse castillo adentro, pero dejando el oído puesto en los pasos de Rin.

- No te vayas, no te vayas, no te vayas.- rezó.

Y yo que pensaba que ya me iba a librar de estas cosas..-Dije mientras vi aparecer del suelo a dos sombras mas, tenía que actuar y, por suerte, estaba a la distancia adecuada.

¡Tengo magia para grupos también, tomad una demostración!

Me concentro, y noto como la magia empieza a fluir en mí, me busca y yo también la busco a ella hasta que la encuentro, veo a mis rivales delante de mi, sin expresión alguna y lo veo claro, aquí unas bolas de fuego no iban a ser tan útiles así que me concentro en atacar a las dos sombras a la vez mientras tomo precaución de que mis hechizos salgan bien, apunto mi llave-espada al cielo y empiezo a descargar una tormenta de rayos sobre las sombras intentando hacer tanto daño como me sea posible, en cuanto acabo intento disparar un Hielo contra una de ellas pero fallo de nuevo, al final ser tan pequeñas les va a ayudar incluso..

--- Lo dicho, estas cagada ¿acaso piensas encontrar una salida ENTRANDO en un castillo como este ¿que piensas encontrar? ¿un cartel que ponga " Salida para Kora"?- digo con tono burlon sin  cerrar la puerta y mi sonrisa se hace mas burlona- ¿de verdad serias capaz de abandonarme? Bueno pues adelante, cuando te encuentres con el tio de la máscara y de machaque de un golpe no llores ¿eh?

Las sombras reciben de pleno los impactos de rayo que salían disparados de tu llave-espada. Estas, malheridas, se sumergen en el suelo a modo de sombra, y se dirigen a por ti. sólo una de ellas emerge para tratar de atacarte con sus afiladas garras. Consigues defenderte, pero el golpe te había llegado a alcanzar. 

La segunda sombra emerge a la defensiva. estaban ambas enfrente tuyo, deseando arrancarte el corazón a zarpazos.

Mientras avanzas lenta pero inexorablemente hacia la puerta, una voz sale a tu encuentro. En un principio pensabas que Kuro había aparecido de nuevo en tu mente, pero descartas esa posibilidad al ver la silueta de un chico alto, con el pelo largo y negro, con una máscara que cubre todo su rostro, que se acerca desde el otro lado de la sala hacía ti.

-Una buscadora aquí... Eso si que no me lo esperaba.

Se acerca tan lentamente como tu a él, hasta que al final os encontráis de frente. La máscara del chico era bastante grotesca, y sus ropajes igual de negros que los tuyos, aunque los suyos parecían haber sufrido estragos debido a los desgarros. Era como si hubiera estado batallando contra algo o alguien.

-¿Quien eres?

Lo poco que logras notar después de todo tu caos emocional, es una fuerte oscuridad que parecía provenir del cuerpo de ese chico. Aunque eso en cierto modo te recordaba a ti, una oscuridad latente y subyugada a la voluntad de su dueño.

A pesar de vuestras palabras, Jace seguia durmiendo en el suelo, tranquila y plácidamente.

- No-estoy-cagada. - se cruzó de brazos sin dejar de darle la espalda al chico.

Cuando escuchó sus siguientes palabras se alegró de que no pudiera verle el rostro pues lograron arrancarle una sonrisa boba -Abandonarte, ¿eh? Así que en el fondo hasta me aprecias- río para sus adentros - Además - inició con un tono infantil y burlón - si me machacan no podré llorar porqué ya estaré muerta. - calló de golpe al ver que su replica no era más que una piedra sobre su tejado. 

Entonces soltó un suspiró mosqueado y volvió a girarse hacia el muchacho - Rin. - le llamó con expresión seria y dejó caer los hombros vencida - Esa voz ha dicho que la luz que entra queda retenida en estas paredes para siempre. Quiero liberarla. -se explicó señalando de nuevo con un gesto de azafata el camino que se adentraba en el castillo -Quiero que no pises de nuevo esa oscuridad.- Pero tu mismo - se encogió de hombros - si no quieres encontrar esa salida con nuestros nombres, ríndete antes de empezar.

---¿Y no crees que puede referirse a las personas que entran en el castillo  a la luz de los corazones y esas chorradas que nos decian los maestros?- le espeto  y luego pongo los ojos en blanco- tú misma,ale, venga, seguro que la voz se sentirá halagada de tenerte como invitada...de por vida...pero tú misma...

Suelto la puerta y me dirijo a grandes zancadas hacia la otra puerta y la abro.

---Ya podias haberte puesto terca cuando entramos al rpincipio, ale ¡Muevete!- digo haciaendo un gesto de resignación para que pasase el umbral.

Un nuevo encuentro, que no significa más que una nueva despedida que me veré obligada a afrontar. Una nueva pregunta demasiado difícil de responder. ¿Quién soy? ¿Cómo puedo responder a eso?

-No lo sé...- contesto casi en un susurro. El aspecto del desconocido es intimidante pero, por alguna razón, no me asusta. Hay algo en el familiar, conocido. Reconfortante. Como un aroma que en la vejez te trae memorias de la infancia... solo que ningún recuerdo llega hasta mi mente fracturada. Al cabo de unos segundos me doy cuenta de que es la oscuridad. Sí, el también la tiene. Me pregunto si él sentirá también este dolor. -Pero mi nombre es... Yume

Le miro, pero soy incapaz de distinguir nada tras su máscara. Dudo que él pueda percibir tampoco nada tras la mía. Mi rostro sigue siendo inexpresivo, como si estuviera muerto. Tengo demasiadas dudas en mi cabeza, pero me cuesta hablar y conseguir que se abran paso hasta mis labios. Hacerlo significa desenredar la maraña de pensamientos que tengo atrapada en mi cabeza. Finalmente, simplemente hago la pregunta más obvia, que me ha estado martirizando desde que me vi en esa sala blanca: -¿Dónde... estoy?

Tras tu pregunta, el joven se queda callado unos segundos. Por culpa de la máscara, no puedes saber si te esta mirando o si esta esperando algo de ti. En escasos segundos, gira la cabeza hacia uno de los lados mientras te responde.

-Ya veo... Así que tu también.

Sus pasos empezaron a avanzar de nuevo, esta vez pasando por tu lado, sin inmutarse ni girarse a mirarte. Justo al pasarte, te responde mientras avanzaba algunos pasos más hacia el interior de la sala de la que provenías.

-La luz confinada al final del camino. La oscuridad que la rodea inexpugnable... Y en medio de la nada, este lugar. Aquí todo es dispar, todo es alterado. Pues encontrar es perder, pero perder es encontrar. Así son las cosas...

Justo al acabar la frase, se vuelve a girar para encararse a ti.

-En el Castillo del Olvido. Y para gente como tu, este lugar será la llave... Igual que lo será para mi.

El joven se queda callado de nuevo, aunque esta vez parecía ladear la cabeza a ambos lados, como si estuviera buscando algo o examinara el lugar. Al cabo de otros segundos, con una voz muy tranquila, te vuelve a hablar.

-¿Que esperas encontrar? ¿Que perderás a cambio?

-Encontrar es perder... y perder es... encontrar- Oigo los pasos del desconocido a mi espalda, y su voz resonando en el interior de mi cabeza. Habla mucho, pero sus palabras no me dicen nada. Son demasiados acertijos, y yo carezco de la capacidad de resolverlos. -El castillo del... Olvido.

Una isla desierta en medio de un océano de oscuridad. Parece el lugar perfecto para mí, pero yo solo quiero marcharme. Hay demasiada soledad. Sin recuerdos, por mí misma no soy nada. Necesito de otros para tener una motivación, una razón para el movimiento.

-La llave...- Las preguntas del desconocido se vuelven a hacer oír entre las paredes blancas. Agacho la cabeza durante unos segundos mientras mi mente se pone lentamente en funcionamiento. Finalmente, me doy la vuelta para mirar a esa máscara que, más que temor, me produce una cierta sensación de compasión, como si estuviera viendo una caricatura. -No tengo... nada- contesto con voz queda -No me queda nada... que perder... Así que..., supongo..., solo puedo encontrar.

Viendo como se aleja en dirección contraria no puedo evitar suplicar con un susurro -Por favor... déjame ir contigo. No quiero quedarme aquí... sola.

Era más que probable que Rin tuviera razón, aun así prefería ser la invitada de un anfitrión invisible hasta que se me agotaran las fuerzas para buscar el camino a Rasheltex, a todas sus partes, que deambular por la oscuridad esperando el momento en que lo único que me quedaba se perdiera.

Casi tenía más miedo de cruzar ese nuevo umbral que el anterior, y más después de que Rin hubiese puesto en voz mis miedos, no obstante, no iba a darle la satisfacción de verme dudar; en su lugar, aguanté la respiración y con una burlona reverencia de princesa le agradecí el gesto antes de cruzar.

Al otro lado, solté lentamente el aire y cerré mi mano sobre la sensación fantasma de la empuñadura de mi Llama, como si presintiera que iba a necesitarla, o como si buscara absorber de ella coraje.

No volví a mirar a Rin, mastiqué y me tragué las ganas de comprobar si cruzaba la puerta detrás de mí, y seguí adelante con fingida determinación.

- No es terquedad. - le corregí solo para mí - Cumplo mis promesas. 

El desconocido para en seco su movimiento, se vuelve a quedar encarado a ti, y tras unos segundos te responde.

-A mi tampoco me queda... Nada que perder... Eres libre de seguirme si quieres, al menos hasta que encuentre mi "llave", mas no esperes una compañía agradable.

El desconocido vuelve a girarse, sin importarle si le seguirías o no. Se dirige hacia la puerta del otro lado de la sala, una puerta exactamente igual que por la que había venido el desconocido. Este la abre sin muchos problemas, y se dispone a cruzarla.