Partida Rol por web

El encapuchado suelta una estridente risa burlona al oir las palabras de los muchachos.

-¿Os creeis salvadores? Ese chico es una marioneta del maestro. Nada se puede hacer por él, más que desterrarlo a un lugar tan vacío como él mismo.

Si tanto ansiais tener respuestas, os reto a que me acompañeis. Pintais más de lo que os pensáis, ya que sois de vital importancia para la Organización... En parte.

El encapuchado se gira y hace un movimiento con la mano, abriendo un portal oscuro en medio de la sala.

-Este portal os llevará al piso superior, en donde tendréis que atravesar ciertas salas. Al llegar al final, tendréis las respuestas que buscáis. Os advierto, de que contra más os adentreis, más cosas perdereis. Aunque, si tan interesados estais por descubrir la verdad, un par de sacrificios no serán nada en comparación...

Dicho esto, el encapuchado se desvanece, como si nunca hubiera estado ahí, dejando tras de si una larga risa.

Hayato se mantiene callado, aunque al fin logra ponerse de pie, jadeando aún por el cansancio, con ayuda de su llave-espada y con cara de fustración. Este se queda mirando fijamente al portal, y sin mediar palabra alguna, recoje su máscara del suelo y se la guarda en la gabardina, mientras hace desaparecer su arma entre destellos de luz y haces oscuros. Se voltea, dando la espalda al portal, y se marcha en la dirección por la que había venido antes. No sin antes pararse frente a Rin. Es entonces cuando el joven rompe su voto de silencio.

-Zanjaremos cuentas tu y yo.

Hayato se acerca a Rin lo suficiente como para que fuera extraño. Después de eso, le empuja con su cuerpo para apartarlo del medio y se retira hacia el interior de la sala blanquecina, por la misma puerta que había entrado con Yume momentos antes. Al marchar, habla en alto para que sus palabras resuenen en la sala y los demás puedan escucharle.

-Yo de vosotros no caería en su trampa...

Sin decir más se dispone a abandonar al grupo. Le veis alejarse lentamente, mientras el portal seguía rezumando energía oscura.

Cuando Hayato se te acerca lo suficiente como para tener tu oreja cercana a sus labios, este te susurra unas palabras que solo tu puedes llegar a escuchar.

-Tu oscuridad es muy fuerte... Te queda poco tiempo, Rin.

El encapuchado desaparece, Hayato se marcha, y únicamente la duda y la soledad permanecen. El portal, frente a mí, parece la boca hambrienta de alguna monstruosa criatura. -Una trampa...- La palabra se repite en mi cabeza, produciéndome menos miedo que incertidumbre. ¿Qué más pueden quitarme? Avanzar significa aprender, encontrar respuestas. Detenerme es sinónimo de descanso y, a la vez, de muerte. Tengo la sensación de que, poco a poco, voy despertando, como si con cada nuevo recuerdo una parte de mí ascendiera sobre el océano de inercia en el que me hallo sumergida.

Casi sin darme cuenta, tiro de la manga de Kora, en un gesto a la vez tímido y discreto. -Yo...- No tengo nada que perder, pero mucho que ganar -quiero encontrar... respuestas- Pero no quiero hacerlo sola- Mis pensamientos y mi voz no parecen ponerse de acuerdo en lo que quiero expresar, y una escueta frase susurrada es todo lo que sale de mis labios. 

-Pero...- Añado, y en esta ocasión mis ojos se vuelven hacia Rin con un cierto temor, sin saber si es realmente de fiar. Por mucho que ella le proteja, los recientes acontecimientos no han hecho mas que minar mi confianza. Y, además, no sé si el encapuchado se ha marchado, o si solo está invisible, en algún lugar. Acechando. -Tengo algo que... decirte...- Murmuro, con voz aún más baja -No sé si es... importante... Pero tiene que ser.. a solas...

Las palabras del encapuchado son sin duda desalentadoras y en parte aterradoras y turbadoras.

Acompañarle a ciegas es una necedad, tan solo mantenerse tan cerca sin espada en mano ya me lo parece, y mi cabeza vuelve a evocarme una y otra vez nuestro paso por el desierto, y el desvío del camino de Rasheltex a su destino que le obligaron a tomar.

Miro el portal planteándome si lo primero que voy a perder va a ser la esperanza incluso antes de cruzarlo. Y es ese mismo pensamiento que me lleva a cuadrar la espalda y negarme a volver a vivir en la sombra de Faile.

Veo marchar a Hayato tan frío como llegó y sin siquiera obtener una respuesta a las palabras de Yume o las mías. Niego sutilmente con la cabeza pero le dejo marchar con la convicción de que nuestros caminos van a volver a cruzarse y es entonces cuando siento la tensión de mi manga y encuentro en su origen a Yume.

La situación me reconforta como si mis pies volvieran a pisar mi mundo y por un segundo siento mi corazón entero. Le sonrío - Busquémoslas.- llego a prometerle sin pensármelo, no hay nada que esté dispuesta a perder por las respuestas, pero lo perdería todo por ella, por Rasheltex, por Faile y por devolver la paz a los corazones.

No obstante, sus palabras siguen y acompaño su mirada hasta dar con Rin y volver a encontrar aquel miedo que oprime mi pecho y niego con vehemencia.

- Algo que ¿decirme?- repito sus palabras en mi cabeza extrañada y parpadeo sin saber que responder - ¿Quieres que salgamos de aquí?- señalo la puerta por la que entré con Rin y que se aleja del camino de Hayato y miro una vez más a Rin. - Seguro que no le importa. Seguro que cruza solo. - estoy a punto de pedirle que no lo haga pero me esfuerzo a callar pues de otro modo solo colaboraría más a que lo hiciera.

Hago una mueca claramente desagradable al ver desvanecerse al encapuchado.

---Parece que somos perros guiados de un lado para otro...- digo con aire despectivo y luego miro la cara de Yume y el comentario- Venga ¡Largo de aqui! Sí tienes que decirle algo de mujeres hacerlo de una vez ¡Pero no me hagais esperar!

Cuando Yume Y Kora se larguen a hablar invoco mi llave espada y me acerco al portal con cierta cautela, finalmente meto solo la mitad de mi cuerpo para ver que hay al otro lado

El brusco ladrido de Rin me produce una nueva sensación de disgusto que vuelve a resultarme extraña, como si fuera un chispazo de luz en un universo emocional hasta ahora prácticamente vacío por completo. Sin embargo, la seguridad de Kora vuelve a darme fuerzas frente al tétrico agujero que parece esperarnos en medio de la cegadora luminosidad de las paredes de esa extraña habitación.

-Sí... por favor.- Respondo, todavía a media voz, y me dirijo a una de las puertas, lanzando una mirada fugaz a mis espaldas antes de abandonar la presencia del chico de los ojos azules.

La nueva habitación vuelve a ser tan fría y silenciosa como la anterior. Incluso a pesar de mis pies descalzos, tengo la sensación de que cada paso resuena, repitiéndose como un eco que únicamente sirve para hacer el vacío más presente, en lugar de destruirlo.

Durante una instante, me siento turbada, con la sensación de que lo que voy a decir es una tontería carente de sentido. ¿Pero cómo puede nadie medir la importancia de algo en medio de la nada? Una gota de agua es irreconocible cuando la buscas en medio de un mar, pero puede significarlo todo cuando se la ofreces a un sediento.

Noche eterna. La llave aparece en mis manos con solo desearlo, y eso tiene que tener algún valor, aunque yo no sepa juzgar su realidad exacta. -Yo...- Miro un momento a mi alrededor, queriendo cerciorarme de que no hay nadie, y luego miro directamente a los ojos azul oscuro de Kora -...tengo sueños. Sueños extraños.- Me detengo un momento, intentando poner en orden los sucesos y las palabras. -Hay un chico. Kuro. Me dijo que soy... una princesa.- Mi voz tiembla levemente cuando añado -Y que en mi corazón... reina la oscuridad.

Oscuridad. Esa palabra tan extraña, que parece significar tanto para tanta gente excepto para mí, pero cuya marca parece implicar algo profundamente maligno aunque no sepa el por qué. -¿Soy mala por ser oscura?- pienso, de forma casi infantil, aunque las palabras no llegan a alcanzar mis labios. -Tengo que encontrar a alguien con una... "X"... para recordar... mi cometido.- Cada vez me cuesta más expresarme, como si, inconscientemente, temiera hablar demasiado, revelar demasiado de mí misma. Como si el hecho de descubrir lo que hay en mi corazón posibilitara que lo hirieran. -Tengo que recordar... antes de que sea... demasiado... tarde.

Alejarme con Yume del portal y de aquel campo de batalla improvisado para encontrar más compañía que la suya en aquella cárcel de luz me empuja las comisuras de los labios hacia mis mejillas. No obstante, una parte de mi parece arañar el suelo disconforme con ser alejada de Rin, con dar mi espalda a él en vez de verle marchar.

Pero sus palabras prometían esperar, ¿verdad?

Miro a Yume mientras andamos, buscando en esa sala vacía aquel punto que nos espera, aquel metro cuadrado de suelo que a nuestros pies les parezca que ha sido creado para nosotras y decidan pararse.

La miro sin preguntarme qué querrá porqué no quiero que mis ojos curiosos la apremien a hablar, e incluso si cambiara de idea me parecería bien. Pero mi corazón late pendiente de sus labios y de las palabras que encierran y aquel sentimiento de querer saber si puedo hacer algo para verla sonreír es irrefrenable. Es extraño como el tiempo alejada de mi mundo natal me ha llevado a comprender las palabras que tanto negué de Ryurka, a comprender qué implica tener y ser un hogar.

Al ver aparecer su llave-espada busco sus ojos dicromáticos y los encuentro en ese medio camino entre mi búsqueda y su búsqueda y sin saber porqué le sonrío y ello me llena de esa esperanza que temía perdida hasta la última fibra de mi ser.

Ella empieza hablar, y yo guardo silencio sin comprender qué daño pueden causarle sus sueños, pero parece importante para ella así que buscaremos una solución.

Alargo una mano hacia la suya armada para cubrirsela con mis dedos y una promesa pero sus palabras vuelven a fluir antes de tocarla y con temor a interrumpirla retiro mi mano para guardarlas en los bolsillos.

Esta vez mi sonrisa se torna más infantil y antes de oír el nombre del chico mi pensamientos han volado al Rin sonriente del tren de las estrellas. Atesoro esa imagen en la misma caja que la esperanza y determinación de cumplir mis promesas, en esa misma caja en la que la voz del jinete no puede acceder.

-Eres la Princesa Oscura- murmuro cuando termina y sin saberlo respondo a la pregunta no formulada por su voz- Una princesa -le sonrío con sorpresa-. Eso no puede ser algo malo.

Entonces sí busco sus manos con las mías y las tomo entre ellas evitando darme con la llave - Da la casualidad de que yo también busco a alguien. -comento risueña con intención de apartar su preocupación- Busquemos tus respuestas, busquemos a ese alguien con X y cuando los sueños te molesten, me despiertas y te presto los mios.

-Te prometo que todo saldrá bien y a tiempo.-Le aseguro casi con solemnidad.

-Princesa Oscura. ¿No puede... ser malo?- Clavo mis ojos vacíos en sus pupilas, como si quisiera leer algún significado oculto en ellos, alguna mentira, incluso. Todo lo que he estado viendo, todos los comentarios que he escuchado, no hacen sino demostrar que esta negrura que parece rodearme es negativa, peligrosa. Y, sin embargo, sus iris son absolutamente cristalinos, cálidos, sinceros.

El contacto de sus manos sobre las mías, a su vez, me sobresalta, como si fuera una sensación olvidada, cuyo nombre y recuerdo me había sido arrebatado, pero cuyo valor sigue siendo por completo real. Amistad. Sí, esa era la palabra: amistad. Y, de improviso, todo parece más sencillo.

Una débil sonrisa surge sobre mi rostro, mientras pienso en qué clase de sueños podrá tener Kora. Aunque no pueda imaginarlos (puesto que mi mente, que apenas logra comprender el presente, es por completo incapaz de sondear en el océano de las infinitas realidades que pudieron una vez o podrán tener lugar), estoy segura de que serán felices. Felices y felinos.

-¿Todo saldrá bien... y a tiempo?- Mi cabeza solo puede creer todo lo contrario. Me siento perdida, como una hoja arrastrada por un vendaval de acontecimientos a los que solo puede sobreponerse a duras penas. Y, sin embargo, puedo creer en sus palabras. Puedo creer en ella.

-Sí.- Respondo, dejando que la llave espada se disuelva en una espiral de sombras. -Todo saldrá... bien.

Las chicas se habían ido, y te habías quedado solo en la estancia. Aún podías notar el rezumar del portal que se abre ante ti, y sin poder resistir la tentación, te introduces levemente para poder mirar que hay al otro lado.

Sin que te lo esperaras, el portal te engulle hacia sus adentros, lo que hace que te desestabilices y caigas a una especie de vacio. Esta todo oscuro, no te permite ver nada, salvo la luz blanca de la estancia al otro lado del portal, pero a medida que vas cayendo, contemplas como el portal se cierra poco a poco, hasta que aquella luz blanca desaparece para dar paso a una total oscuridad. No ves ni sientes nada, solamente notas como si tu cuerpo estuviera flotando, pero a la vez como si fuera pesado. Habías perdido la noción del espacio. Sabes que estas cayendo, pero solo porque lo habías visto tras tu entrada al portal. Si no fuera por eso, ni siquiera pensarías que caes. La oscuridad era tan grande, que inconscientemente cierras tus ojos...

cuando vuelves a abrirlos, te encuentras tumbado en medio de una sala blanca, exactamente igual que de la que procedías. Pero te percatas de que donde deberían estar las puertas, solo hay paredes. Es como si estuvieras en una habitación aislada completamente.

Cuando tratas de levantarte, te das cuenta justo antes de reincorporarte, que hay un extraño papel con forma de carta o cromo al lado de tu mano derecha, tirado en el suelo.

Después de vuestra conversación, escucháis un extraño sonido procedente de la habitación de la cual habíais venido. Era un sonido muy peculiar, parecido al que hacen los humanos al sorber un líquido. Después de eso, solo habitaba el silencia, mezclado con vuestra respiración agitada.

---Ugh, puñeteros portales....seran todo lo útiles que quieran pero para nada son una comodidad....- murmuro mientras me levanto y observo la sala donde me hallo, miro con detenimiento las paredes y al ver que no hay puerta me encojo de hombros, estaba atrapado por así decirlo, podia invocar la llave espada que habia dejado caer por la sorpresa al ser engullido para invocar un vortice de eso, seria lo mejor.

Con esa decisión levanto la mano dispuesto a invocar mi arma cuando hay algo que me llama la atención, un papel en forma de carta, movido por la curiosidad ( la misma que me habia incitado a asomarme y acabar en esta sala) tomo la carta y la observo con detenimiento mirandola por ambos lados.

Como si hubiera sido una burla cruel a mis palabras, un ruido discordante se abre paso en la angustiante calma de esa estancia fría. La imagen del portal desapareciendo, llevándose consigo todas las respuestas que soy incapaz de encontrar en mi memoria, llega como una garra helada que me oprime el corazón.

La sensación de que ha ocurrido algo terrible se extiende por todo mi cuerpo, y giro mi cabeza hacia la puerta, prácticamente detenida a causa de la tensión. Sin decir absolutamente nada, permanezco junto a Kora, dispuesta a acercarme tan pronto como ella tenga a bien hacerlo, o a permanecer allí todo el tiempo que sea necesario.

Mi sonrisa se alargó inevitablemente con la confirmación de Yume a mis palabras y un remolino de calidez me cosquilleó cada célula de mí hasta aposentarse en mi corazón.

Fue entonces cuando un sonido me sorbió fuera de esa burbuja de promesas sobresaltándome lo suficiente para obligarme a dar un respingo.

Miré hacia atrás, hacia esa habitación que había quedado a cargo de Rin y mi corazón se aceleró temiendo por él. Maldecí haberle dejado solo y no pude evitar que mis pies empezaran a moverse hacia esa habitación mientras mi corazón se mantenía suspenso en mi respiración contenida.

Antes de volver a cruzar hacia la habitación, detuve mis pasos y miré a Yume.

- Dame tu dedo -le pedí sacándome un anillo de plata de mi anular-. Él te recordará mi promesa -le sonrío con complicidad poniéndoselo en el dedo o entregándoselo en mano-,de mi corazón al tuyo.

-Vamos-ánimo el paso adelantando mis ojos a mis pies en busca de Rin-.

Al revisar detenidamente la carta te percatas de que es igual por ambos lados, y parecía que no tuviera nada más que el extraño diseño que ves. Aunque mientras la miras detenidamente, una voz que ya empezaba a resultarte familiar se vuelve a oir en la estancia.

-Bien. Así que al final habéis aceptado el reto... Veamos pues que esconden vuestros corazones. Mostradnos a aquellos que no tenemos que es lo que predomina al tener corazón...

De repente, en la estancia, un resplandor grisáceo te hace cerrar los ojos, y al abrirlos ya fuera de peligro, puedes observar como una puerta del mismo color que la sala se había manifestado en una de las paredes que te cerraban el paso.

-Ese naipe refleja tus recuerdos. Tu corazón. Lo que encuentres al otro lado de la puerta dependerá exclusivamente del naipe. Pero lo que se refleje en él dependerá de tu corazón. Acércate a la puerta y alza tu mano mostrando el naipe. Veamos que hay al otro lado...