Partida Rol por web

- Si nos siguen dando permiso para cazar a hijos de puta, por mi parte no habrá problemas - dijo con cierto tono de odio. La cosa es que un noble aburrido a cientos de kilómetros no decida que vayamos de un lado para otro cumpliendo caprichos.

Khastal se sentó con ellos.

-Vamos Rennor, no te quejes. No va a ser peor que ir a buscar rábanos, además seguro que paga más-dijo aunque rectificó enseguida- no digo que no me encante el guiso que nos hacen aquí pero... bueno seguro que es más interesante. espero que al menos sean buenas noticias-dijo mirando de reojo a Helena, pues no le apetecía mucho quedarse allí durante mucho mas tiempo.

Observe con una leve sonrisa a la joven pelirroja, viendo como rápidamente había recuperado la compostura tras conocer la noticia. -Como bien dice, hablaremos de todos esos cargos, cuando junte a sus compañeros para una pequeña charla, aun así tampoco han de preocuparse demasiado, ya que mi papel aquí sera el de apoyarlos y ayudarles a fundar este nuevo reino... Viendo como Mara se incorporaba de su asiento, hice lo mismo, y le devolví la reverencia. -El placer es mio señorita Eckart, cuando usted y sus compañeros estén preparados, pueden venir a hablar conmigo en cualquier momento...

Entre por la puerta del puesto, cabalgando junto a Khastal y mientras Mara se iba a conocer a ese nuevo noble y Rennor y Shallana´ha se iban a ver sus nuevos juguetes, yo descabalgue del caballo, y tras sacar mi mochila, la deje apoyada contra la pared de la casa y me estire dejando que mis músculos se destensaran después de estar tanto rato a caballo. -Uffff... Que bien... ya echaba de menos las comodidades de la civilización... Me acerque a una de las amplias mesas y me senté en el banco estirando mis piernas y dejando descansar mis piernas y mi trasero tras tanto rato a caballo. 

Sonreí al notar la mirada de Khastal y le guiñe un ojo con gesto divertido.

Sin embargo la voz de Garess hizo que apartara la mirada de Khastal y que girara la cabeza hacia mi viejo amigo. -Vaya, vaya... ¿Aun sigues por aquí? Pensaba que ya se te habría comido algún troll... 

"¡JA! Hace falta mucho mas que un troll para acabar conmigo" Sonriendo estreche la mano del soldado. -No dudo eso Garess... mala hierba nunca muere. "Bueno, por lo menos he visto que esta vez no te has perdido y has podido encontrar al grupo... ¿Que tal te ha parecido?" Una pequeña sonrisa asomo por la comisura de mi boca y mire de reojo a Khastal. -Me gusta... Es agradable poder estar en un grupo así...

Una vez se han agrupado todos se sienta. 

— En primer lugar vamos a dejar el odio a un lado porque encima que estamos aquí para descansar sería un desperdicio echar a perder la buena sensación de la buena comida y la cama caliente por culpa de la aparición de un señor. Por muy estirado que sea. 

Respiró profundamente antes de encogerse de hombros. 

— Ni buenas ni malas noticias. Son noticias importantes. Al parecer otras expediciones enviadas Brevoy han encontrado fortificaciones donde asentarse en el Cenagal y los Cerros de Nomen y se han convertido en una especie de gobernantes de los territorios. Y esperan que nosotros hagamos lo mismo una vez encontremos un lugar donde hacerlo. Así que a menos que alguien tenga algo que objetar nos han ascendido a reyes de nuestra pequeña colonia. 

Deja unos segundos de silencio antes de seguir hablando. 

— Obviamente los detalles de el gobierno los he dejado para discutirlos cuando estemos todos. Hay muchos pormenores que discutir y es mucha responsabilidad. Pero está claro que esto nos coloca en una posición cuanto menos... interesante. Mi sugerencia es que cada uno digiera la información esta noche y plantee sus propios interrogantes y nos reunamos con el mañana. 

La noticia realmente fue una bomba, o mejor dicho, un bombazo. De primeras, abrí muchos los ojos, bastante incrédula ante lo que estaba oyendo. Agité la cabeza como para quitarme de encima la niebla que oscurecía mi mente antes de volver a fijarme en Mara

A ver, a ver, a ver muevo las manos y la cabeza hacia un lado y hacia a otro bueno, nada, hemos quedado en hablar mañana. Ahora mismo me has dejado toda loca sonrío con una media sonrisa mientras miro al resto, aprovechando para beber un poco de vino.

Reyes...........bueno, más que reyes seremos condes, o barones, vasallos de los señores de Brevoy, digo yo. Hace nada estaba todavía entrenando para vengarme de esos malditos bandidos y ahora ¿dicen que nos ha hacer señores de estas tierras? mi cabeza era un hervidero, con ideas que se escapaban de mi propia comprensión. Ahora, con más motivo, deberíamos de limpiar estas tierras, sobre todo si van a ser nuestras tierras.

— Todavía no he elegido una fecha. Estaba consultándola con vosotros. Si queréis ir mañana podemos ir mañana. Si queréis ir ahora, podemos ir ahora. Pero sí... Es una bomba. Y básicamente es un buen resumen de lo que acaba de pasar. 

Imposible.

—¿Qué...?

Aquello le pilló completamente por sorpresa. En realidad, ni siquiera llegó a creérselo. ¿De verdad pretendían hacerles gobernantes de un reino? Él no se había apuntado para eso. La carta con la que había llegado allí era clara: abrir las rutas, expulsar a los monstruos y bandidos, acabar con todo el que se opusiera. Esa era su misión, ni más ni menos, aunque por supuesto había más.

No era un secreto que la guerra civil amenazaba Brevoy. Tanto era así que, en realidad, si ellos estaban allí, era porque los señores de la espada así lo habían querido. Todos sabían, aunque se dijera en susurros, que Rostland estaba en una clara desventaja frente a sus vecinos, y que si querían vencer a Issia necesitaban que esas expediciones salieran bien.

Justo por eso no podía entender que confiaran en gente como la que habían contratado para ello. Las jóvenes naciones no eran algo fácil de llevar ni para aquellos que tenían conocimientos y experiencia, pretender que unos simples aventureros y mercenarios lo hicieran era una locura. Una que podía acabar desde el principio con el futuro que estaban buscando. Definitivamente, más que una locura era una estupidez.

Respiró hondo, aguantando el aire en sus pulmones mientras miraba a sus compañeros, analizando rápidamente como serían de útiles para un puesto de poder, y al final suspiró.

—Es una idiotez —sentenció al final. Durante días había estado rezongando, pero no eran más que gruñidos y quejas sin importancia, más una forma de llamar la atención que un verdadero descontento. En cambio, con aquello, no parecía así. Estaba completamente serio—. ¿Os imagináis un país dónde tengan a alguien como yo como gobernante? —negó—. No soy un señor, y ni siquiera podría hacerme pasar por uno. No sirvo para eso. 

Él no necesitaba una noche de sueño para recapacitar sobre eso. ¿Una sala del trono, largas audiciones reales y los juegos de la política? Era inteligente, lo suficiente para saber que no debía meterse en eso. ¿Qué aldeano iba a ir a contarle a él un problema? ¿Qué noble iba a tratarle con la deferencia que correspondía? Antes que lord, le llamarían demonio, azuzarían a las masas contra él, le acusarían de los problemas de los campos y las ciudades, de las plagas que asolaran las cosechas, las enfermedades que mataran al ganado y de los niños que desaparecieran. No era una buena idea, y además...

—Tampoco quiero serlo. Mi sitio no está al frente de algo así —se encogió de hombros—. Causaría más problemas de los que podría solucionar, ya habéis visto como me miran muchos. Hasta los kobold se asustaron.

En esos momentos tenía más ganas de hablar con Oleg sobre las ganancias que iban a conseguir con las cosas que habían recuperado y alguna compra que quería encargar para cuando volvieran a la ciudad, que de seguir con aquella cháchara inútil. Con suerte para cuando se volvieran a juntar a la mañana siguiente, todos habrían recapacitado y dejado los sueños a un lado. Tenían mucho trabajo que hacer, como para ponerse a divagar en algo como aquello. 

- Yo tampoco sirvo para estar al frente, dijo sinceramente, hasta Oleg lo sabe, e hizo una mueca burlona para demostrar que no se había enfadado por el comentario de antes. Admito que es algo totalmente distinto a lo que me esperaba pero si ser agorero siguen siendo problemas...aunque también una gran oportunidad. 

Se cruzó de brazos y cambió el peso del cuerpo de un pie a otro mientras intentaba ordenar sus ideas: Sin embargo, estamos aquí luchando por la gente y eliminando problemas así que se nos verá como los salvadores de los alrededores, incluso tendremos mejor reputación que una Señora de la Espada a tanta distancia. Además, gobernar no es solo el que está al mando; mi padre siempre decía que la mayoría de los nobles no sabían ni ponerse la ropa sin ayuda...hay consejeros, ayudantes, cancilleres, ... Pero nos estamos adelantando, quizás debamos escucharle primero y luego hablar entre nosotros.

Al oir a Malak no puedo evitar lanzar una risa un tanto despectiva ¿ya estás como siempre? eres un llorón. Si quieres que te la gente te admite, lo primero es que te admitas tú mismo. Deja de pensar que no eres capaz de hacer esto o aquello. Aquí has demostrado ser de utilidad, como todos nosotros. Cada uno tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos, pero todos juntos hemos logrado cosas importantes y valiosas. según voy hablando, me apoyo con los codos en la mesa, acercándome un poco más hacia Malak Y ten por seguro que eso que hemos hecho, habrá llegado a oídos de los señores de la espada.

Que parece una jugada arriesgada y un tanto desesperada ¡pues sí!, pero como contratar mercenarios para limpiar las rutas comerciales y las fronteras. Es un tema de confianza. ¿Cuántos reinos vasallos van a crear? ¿3? ¿4? no todos les van a salir rana, quizás 1, o 2, pero tendrás a otros 2 o 3 reinos que les favorezcan. un tanto más calmada, me vuelvo a recostar, respirando más profundamente, momento que toma la palabra Rennor, dejándome un tanto sorprendida.

Al acabar, señalo con la mano al explorador ¿Has visto? todos tenemos algo que aportar, como bien ha comentado Rennor. Adelantándome y comenzando a dibujar sobre la mesa, si esto es el supuesto reino hago un círculo imaginario se necesita alguien a la que la gente admire, que tenga carisma y empatía golpeo con el dedo dentro del círculo, mirando a Mara, a la que buen seguro la gente admirará y seguiría, también se necesita alguien que les pueda guiar en la fe y el camino de la iglesia vuelvo a dar un golpecito dentro del círculo alguien que sepa comerciar otro golpe, necesitamos a un jefe militar y ahora señalo a Malak alguien que pueda intimidar con su mera presencia, o alguien que tenga conocimientos mágicos, o incluso alguien que luche porque la gente cumpla con las leyes y sea capaz de mantener la justicia en todos los rincones, conocedor de nuestro territorio en ese momento miro a Rennor

Como ves, hay múltiples posibilidades para que cada uno de nosotros ponga su granito de arena acabo señalando con la mano en un semicírculo a todo el grupo

—Mmm —a su peculiar modo, aquello era forma de capitular; Shallana podía darse por satisfecha, porque no iba a conseguir nada más por el momento. Sin embargo, significaba que podía pensar en ello, recapacitar. 

Tal vez podría... Gruñó. Ya pensaría en ello.

—Tampoco importa ahora mismo. Primero deberíamos descansar, hablar con Oleg sobre lo que haremos con lo que hemos traído, y ya después ver que pasa con este tema. 

Asiento con una sonrisa tienes razón. Vayámonos a descansar y mañana hablaremos con Oleg y con el tipo ese, antes de ver nuestros siguientes pasos.

Yo creo que deberíamos de seguir con nuestra estrategia de ir limpiando la zona hasta llegar a esa fortaleza. Podríamos preguntar a Oleg por la compra de algún veneno potente. Al fin y al cabo, podría ser una vía para, si no acabar con la vida de ese Lord Venado, si debilitarle a él y a sus defensas. No se mucho de veneno, ni su precio ni su dificultad en conseguirlo.

-Estoy con Shallana-dijo la semielfa- será mejor preocuparnos por los bandidos antes que soñar en fantasías y tonterías, da igual lo que haya dicho el noble -dijo levantándose- yo, por mi parte, me voy a descansar a mi habitación. Despertadme mañana cuando tengamos que salir de nuevo-se giró un segundo hacia la elfa y le hizo un pequeño gesto como preguntándola que es lo que iba a hacer o una invitación para que la siguiera y después se fue a su cuarto.

Miraba hacia el cielo anaranjado, mientras veía como poco a poco la noche se hacia con el lugar... Me mantenía escuchando la conversación, pero me mantenía un poco ajena a esta, ya que yo solo vine a echar una mano... A mi en ningún momento me dieron vela en este entierro y menos para ayudar a formar un reino... 

¿Aunque si me lo pidieran me quedaría para ayudarles? Sumida en mis pensamientos mire a mis compañeros y en mi mente supe la respuesta... Si... Me gustaría poder ayudarles y ver en que acababa todo esto... Ademas... ¿Que suponían unos pocos años para mi? pasaran cien años y yo aun seguiré aquí... Quizás podía posponer un tiempo mi investigación acerca del tercer mundo...

Mire a Khastal cuando esta se incorporo y camino hacia uno de los edificios, sin embargo su gesto arranco una pequeña sonrisa en mis labios y me incorpore yo también de un pequeño salto... -Yo también me retiro... Mañana nos vemos... Despidiéndome con un leve gesto, tome mi mochila y seguí los pasos de Khastal entrando tras ella.

Abrí la puerta de la estancia común en la que se veían varias camas y pude ver a Khastal cerca de una de ellas... Sintiendo mi corazón latir con fuerza en mi pecho, me acerque hacia ella y la abracé por la cintura apoyando mi cabeza contra su espalda. -¿Que piensas de lo que os han dicho? Parece increíble que os den la posibilidad de tomar el control de esta zona... Me quede callada unos instantes y bese la parte posterior de su cuello... -Sabes... Al principio pensaba continuar mi camino una vez que mi trabajo aquí hubiera concluido, pero ahora tengo interés en ver como acaba todo esto... Y... y también tengo interés en ti... Solté su cintura y tome su mano haciendo que se diera la vuelta hacia mi... -Me gustas... Me resultas muy atractiva y... y quiero intentar que lo que sentimos la una por la otra crezca... Suspire levemente sintiendo el calor de sus manos entre las mías... -Nunca he buscado una relación estable, pero... si.. si es contigo... me... me gustaría intentarlo... Alce la mirada hacia Khastal sintiéndome muy nerviosa... -¿Quieres intentarlo junto a mi... Me dejarías permanecer a tu lado?

Poco a poco todos os fuisteis a la cama y el silencio se apropio del campamento, roto únicamente por las tenues voces de los guardias de vigilancia... Arropados por la oscuridad todos os sumisteis en un sueño tranquilo... Las primeras luces de la mañana se filtraron a través de la ventana y el calor del sol en vuestras camas, fue alejando el sueño de vuestros cuerpos...

Conforme empezasteis a salir de la casa, os encontrasteis de nuevo con el puesto comercial que bullía de vida, Oleg hablaba sentado en una mesa con Jhod, el sacerdote, mientras que ambos desayunaban tranquilamente. En la otra mesa Zinwal permanecía sentado, sumido completamente en la lectura de un libro que tenía entre sus manos...

Pese a aquella molesta situación, ver a Khastal seguida de la elfa le sacó una leve sonrisa, un mínimo gesto a medias entre la complicidad —consigo mismo en realidad— y una lujuria remanente en su mente. Esa noche, tardaría en dormirse un buen rato, y cuando lo hiciera lo haría mucho mejor de lo que en un principio había creído; al final, seguramente no dedicaría mucho tiempo al asunto de la creación del reino.

—También me voy a descansar —dijo, poniéndose en pie finalmente—. Descansad.

Y con paso ligero, se marchó de allí en dirección a la habitación y el jergón que le estaba esperando...

Cuando horas más tarde la luz del sol acarició su rostro, filtrándose por la ventana y caldeando la estancia, se sentía más descansado, más tranquilo. Volver a dormir en un lecho renovaba sus fuerzas y animaba su espíritu. Era el primer paso para regresar a la civilización.

Con más energía de la que había tenido en días, se puso en pie y se puso unos pantalones que, gracias a su magia, estaban sin mácula. Los pequeños conjuros de prestidigitación no eran más que trucos menores pero, para asuntos cotidianos como aquél, no tenían parangón. Con el tiempo, había aprendido a darle numerosos usos de los más variados, y hasta llegar a aquél lugar inhóspito no se había dado cuenta de lo útil que llegaba a ser, y de lo mucho que empeoraría su vida sin ellos. Tanto era así, que no entendía como los demás podían vivir sin algo así. 

Fuera como fuera, y aunque se sentía limpio, quería echarse un cubo de agua por encima antes de desayunar una comida casera recién hecha por la amable Svetlana, así que salió de su cuarto tal cual iba, directo al pozo. Ignoró por el camino a varios de los huéspedes del puesto, así como al anfitrión, fingiendo que estaba perdido en sus pensamientos, y también ignoró de manera deliberada al resto de soldados, trabajadores y otra gente que hacía bullir de actividad aquél lugar que más que un fortín fronterizo parecía el centro de cualquier mercado de ciudad. Tardó poco rato, eso si, en tirarse un cubo helado por encima, uno que le activó por completo, y en regresar al salón principal.

—Buenos días —saludó, ahora si, en dirección a la mesa dónde se sentaban Oleg y Jhod. La misma a la que se dirigió y en la que se sentó sin esperar invitación—. Es un placer volver a estar aquí, no sabes las ganas que tenía de regresar de esos malditos bosques y polvorientas llanuras. Pero bueno, es el trabajo, ¿eh? —rió sin gracias y miró a los otros dos—. ¿Como sea, qué tal ha ido todo por aquí?

Esa noche, cuando terminan de discutir antes de ir a acostarse va a buscar a Zinwal tras hacerse con una botella vino del puesto, dejando unas monedas de oro si no había nadie despierto a modo de compensación. Tiene una mirada llena de curiosidad mientras piensa las preguntas que va a plantearle. 

-No me preocupa mucho lo de controlar esta zona-dijo despreocupada- osea, quiero decir, no creo que nos dejen reinarla o al menos no nos digeron nada cuando nos dieron este trabajo. Además, miranos, ¿tu crees que valgo para ser gobernante?-dijo bromeando pero de pronto la elfa se le acercó y le dijo aquellas cosas. La cara de Khastal se volvió roja como un tomate, no se esperaba aquello.

-C-claro que quiero-dijo titubeando- me fascinas desde el primer momento en que te vi, me encantaría que estuvieras a mi lado. Ahora siento no ser la reina de este lugar y poder tener unos aposentos más dignos-le dijo con una tímida sonrisa devolviendole el abrazo y uniendose a ella.

Aceptando la propuesta del resto de descansar en lugar de abordar al mensajero que esperaba sin prisas, Rennor cenó y salió a los establos. Pasó algo de tiempo cepillando a Brisa, una actividad que le permitía relajarse y sumirse en sus pensamientos a la vez que mantenía el lazo con la yegua. 

Se había apuntado a limpiar la zona de bandidos, era una forma directa de calmar su sed de venganza aunque fuera consciente de que no estaba relacionado que lo que le había pasado a su familia pero ahora se enfrentaban a otro tipo de peligros: kobolds, arañas, humanos transformados por dioses,...no le importaba, era parte de la misión sin embargo ahora les encargaban organizar el territorio ¿crear un reino? Las implicaciones que eso tenía le abrumaron, era un nivel demasiado alejado de la lucha, de la naturaleza.

Terminó el cepillado y se fue a su cuarto a dormir, el día siguiente se presentarían nuevos caminos que recorrer junto a sus compañeros...dejaría que ellos llevaran las riendas de la negociación.

Ya con la mañana avanzada bajó a desayunar y vio entrar a Mal'ak hablando con Oleg: Buenos días ¿qué hay de desayuno?