Partida Rol por web

La humedad del ambiente provocó que hiciera un mohín. Tenía la piel pegajosa por debajo de la armadura y eso no le gustaba nada. -No irá a llover de repente, ¿no?- alzó la mirada hacia el cielo con cierta preocupación. Lo último que quería era estar en medio de una misión y terminar calada hasta los huesos por haber sido demasiado imbéciles de no ser capaces de saber si llovería aquella noche o no.

Comenzó a desplegar las tiendas de campaña, contabilizando los sacos y viendo las provisiones con las que contaban. Al parecer estaban bien equipados.

-Habéis tardado- expresó la paladín con un gruñido cuando llegaron Trece y Himmund. Este último le indicó al guerrero que diese el informe, por lo que Eira esperó con cierta impaciencia mientras clavaba una mirada inquisitiva en él.

Regresamos al campamento, donde ya estaba todo montado. Eira nos pregunta y Himmund me encarga el informar.

- Entendido - respondo mostrando disciplina - Hemos revisado la entrada y nos adentramos un poco para comprobar el panorama. La gente que estuviera aquí despareció sin dejar rastro, sin cadáveres ni signos de lucha ni nada. Y tampoco había animales o insectos, cosa que nos pareció muy extraño. Nos adentramos un poco más y encontramos un agujero en la pared que desvelaba lo que parecían una sala de unas ruinas que creo son anteriores al Imperio de Omnia. Tras verificar eso decidimos regresar aquí sin sufrir incidente alguno. Ahora después lo pondré todo por escrito si así lo preferís.

Y así concluyo mi informe. Una vez tenga el visto bueno iré a coger un refresco, pues tengo la garganta un poco seca. Y tras un par de sorbos miraré qué hay de comer.

Unas ruinas anteriores al Imperio de Omnia...

Cuando Trece terminó de relatar el informe, Eira ya tenía alzado el diario que había hallado. -Encontré una cabaña con muchos libros, planos y diarios, este parecía el más reciente. Es posible que su dueño fuera algún historiador o arqueólogo que estaba en la plantilla. En él también descubrió las ruinas, luego poco a poco fueron desapareciendo los trabajadores, aunque él creía que era debido a que las obras estaban por finalizar- aunque nadie se lo había pedido, ella también había expuesto lo que había descubierto. Quizás luego no tendría otra oportunidad igual de buena en la que le prestaran atención, por lo que no entraban en sus planes perder esa oportunidad.

Me acerco a Eira visiblemente interesado en el diario.

- Vaya, esto esclarece un poco los sucesos, pero sigue siendo muy misterioso.

Tras hojear un poco el diario (si Eira me lo permite) voy a por el refresco (no lo cogí antes) y miro a los que me acompañan.

- ¿Qué vamos a cenar?

Eira le dejó a Trece el diario. Ella ya lo había leído, así que decidió que lo mejor sería compartir la información. El guerrero pudo leer lo siguiente:

Día I

Acabo de llegar a esta montaña de mala muerte. Dicen que han encontrado unas viejas ruinas y tengo que identificarlas. ¡Ya, claro! Probablemente se traté de un viejo cementerio. O peor aun, una tumba sin nombre con cuatro baratijas antiguas. No se por qué el Capítulo manda a alguien de mi estatus para esto. Con un novicio habría bastado. 

Día II

¡Albricias! Pues resulta que si que son una ruinas en toda regla. Por lo poco que he podido ver, podría tratarse de una de las muchas culturas pre-imperiales que se perdieron en el tiempo. Este descubrimiento sin duda lanzará mi reputación hacia las nubes. Esto ansioso por ponerme a investigar. Solo espero que esos patanes que abrieron el agujero no hayan deteriorado el interior. Y no pienso tolerar que nadie me robe la investigación. Por seguridad, no anotaré aquí nada de lo que descubra. 

Día IV

Las obras deben estar por finalizar. Cada vez hay menos trabajadores por la zona. ¡Si hasta los del turno de esta mañana se han largado sin decir nada! Tendrían prisa por ir cuanto antes a su próximo agujero en el que meterse. Les pasa por no estudiar. 

Día VI

Esto está prácticamente desierto. El jefe parecía nervioso y molesto. Ha pedido que manden un equipo de seguridad y todo. Supongo que esos paletos la estarán armando porque les van a despedir en nada. El lado positivo es que estaré más seguro. Algunos de esos envidiosos obreros trataban de asustarme haciendo ruidos extraños durante mis expediciones al interior. Como si eso fuera a detenerme. En fin, toca seguir, a ver que descubro hoy.

 -No soy la chacha- dijo con los brazos cruzados sobre el pecho. -Hemos montado el campamento, vosotros sois los que habéis tardado más de la cuenta. Así que os toca encargaros de la cena- zanjó con rotundidad.

Leo con bastante interés el diario, el cual confirma lo que dije.

- Vaya, esto confirma que las ruinas son pre-imperiales.

Sigo leyendo hasta acabar. No hay mucha información pero da una ligera idea de lo que está pasando. Parpadeo ante las quejas de la paladín.

- Lo siento mucho, pero estábamos preocupados por este asunto. No tengo ningún problema con ponerme a cocinar, sé hacer un estofado de rechupete*.

No había mucho con lo preparar una buena cena. Tan solo la comida de las raciones precocinadas . Sin embargo, el lado positivo de los estofados era que de podían hacer con cualquier cosa, hasta con un par de botas de cuero de ser necesario. 

Así, con un buen fuego y usando las raciones como ingredientes, Trece consiguió apañarse. En cuanto el agua rompió a hervir, empezó a teñirse con un apetitoso color marrón. Y ese aroma... Era capaz de hacerle babear a cualquiera. 

A medida que se iba cociendo, el estofado comenzaba a espesarse. Los trozos de carne y verdura se ablandaban. Tras un último sorbo de prueba, el estofado estaba listo.

Había quedado de diez.

Puede ser que en otras cosas no destacase o que siquiera fuese bueno, pero si algo se me da realmente bien fuera de los combates es la cocina.

Equipado con un delantal voy a por los utensilios de cocina y compruebo los ingredientes disponibles. En las raciones tengo todo lo necesario, y eso siempre es mejor que tener que cocinar unas botas de cuero (que alguna vez tuve que hacer en un momento de necesidad).

Tras poner el fuego empiezo a hacer el caldo, y poco después echo la carne. A medida que está haciéndose voy añadiendo algunos ingredientes más para que tengan el tono, la textura y el sabor correctos, y el apetitoso olor indica que todo está haciéndose muy bien.

Sigo atento con el estofado mientras preparo algún aperitivo para que mis compañeros puedan tomar algo mientras esperan con ansias que el plato principal esté listo.

En unos minutos el estofado está listo, y tras catarlo compruebo que está perfecto. Voy sirviendo en cuencos varios cucharones del estofado, sirviéndolos a mis compañeros y a Walter. Finalmente me echo en mi cuenco y tomo asiento, esperando al veredicto de mis compañeros antes de empezar a comer.

Declinó la oferta del aperitivo con un gesto de mano. No quería quedarse sin hambre antes de cenar. -Tampoco vayas a acabar con todos lo suministros. Igual mañana necesitamos comer también- no sabía el tiempo que les llevaría explorar el lugar y averiguar lo que había sucedido con los trabajadores, pero no quería arriesgarse y quedarse sin nada de suministros.

Eira miró con curiosidad cómo el guerrero se desenvolvía en la cocina. Aunque tenía sus dudas, debía admitir que olía bien. -No sabemos si las ruinas han estado habitadas todo este tiempo, ¿sabemos algo acerca de la sociedad pre-imperial?- aunque le parecía una verdadera locura, prefería no descartar ideas y estar preparada para lo que pudiera venir.

Alargó las manos para coger su tazón con la ración de la cena. Olisqueó el contenido varias veces para asegurarse y lo probó. Sólo dijo un "mmmh". No era su costumbre felicitar a la gente, y esta no era una excepción, pero su silencio mientras continuaba comiendo con tranquilidad hasta no dejar ni una gota dejaba claro que le había estado delicioso.

Ese estofado olía de maravilla. Aceptó una de esas tapas que solo reclinó la paladín. Una vez tenía su cuenco en la mano, no dudó ni un solo instante en meterse una enorme cucharada a la boca. 

-Delifiofo- Atinó a decir intentando no quemarse. -Lástima no poder acompañarlo con un buen Penfolds- Antes de continuar, procuró esperar el tiempo suficiente para que se enfriara un poco. Tiempo que aprovechó para responder a la preguntad de Eira.

-Muy poco. Sabemos que existieron esas sociedades por diversas antigüedades que se conservaron por pura suerte. Algunas piezas de cerámica y poco más- Su voz denotaba cierta emoción contenida -Cuando el gran imperio llegó al poder, todo esa arte y cultura fue cayendo en el olvido hasta desaparecer. Con el tiempo, las ciudades se modernizaron y todos los lugares emblemáticos desmantelados para usar los materiales para construcción. Qué se hayan encontrado unas ruinas así es algo que no tiene precedentes- 

Volvió a seguir metiendo la cuchara en el tazón.

-Además, por algunos grabados en dichas cerámicas, se cree que eran dados a realizar rituales que a día de hoy estarían completamente prohibidos. De esos que implican sacrificios humanos-

Sé que Eira no dirá nada, pero por su reacción sé que le ha gustado mi estofado. Miro con disimulo a Himmund y Krysta para saber qué les parece.

Sacrificios humanos... solo la mención hace que arrugue la nariz. Eso me parece al menos igual de malo que esclavizar a nadie. No digo nada al respecto y me limito a seguir escuchando mientras sigo saboreando el estofado. Definitivamente me ha salido delicioso esta vez, y mira que la cocina se me da bien pero no a tanto nivel. Será cosa de tener que cocinar para otros aparte de Sil y mi maestro.

Esto hace que me plantee mi futuro a largo plazo, para cuando me retire. ¿Debería pensar en abrir o adquirir una taberna o un asador?

Pese a que lo que había dicho Walter parecía cuanto menos escabroso, Trece parecía tener la mente en otro lado. -Céntrate- le reprendió con dureza.

Eso de los sacrificios humanos no le gustaba. No sabía si habría sobrevivido alguien en las ruinas que se encontraban ocultas en aquella cueva, pero, de hacerlo, dudaba que se tratara de personas precisamente cuerdas. -¿Y los sacrificios se hacían en algún momento concreto?- sorbió con cuidado lo que le quedaba de sopa. -Si esperaban a la luna llena o alguna cosa de esas- mientras tanto, Eira trataba de recordar si había leído algo sobre el tema.

Atendió a la pregunta de Eira con interés. 

-Podría ser posible. Algunos fenómenos celestes como las lunas llenas o los cometas afectan a la magia, potenciándola. Pero como he dicho, no queda nada más que cerámicas demasiado ambiguas como para sacar algo. Lo que si se conservan son algunos escritos de los primero años del imperio en el que calificaban dichas prácticas de herejías peligrosas que debían ser eliminadas-

Después de esa charla, la cena transcurrió con cierta tranquilidad. Krytsa, cautivada por el resultado culinario de Trece, se dedicó a avasallarlo con preguntas de cocina de toda índole. Ingredientes, especias, formas y técnicas de cocción...

Poco a poco el sueño empezó a hacer mella en el grupo. Y uno a uno se fueron retirando a sus respectivas tiendas a descansar. Tal y como auguraba el tiempo, la noche fue húmeda y fresca, pero sin lluvia. Según el gusto de cada cual, descansarían mejor o peor.

El día siguiente amaneció con una suave niebla. Himmund se había levantado antes que nadie y ya había preparado el desayuno; una de esas raciones envasadas para cada uno...

Eira asintió lentamente con la cabeza, sin añadir nada más a lo dicho por el señor Gropius. Solo esperaba que la razón por la que habían desaparecido los trabajadores no estuviese vinculado a una civilización que daban por extinta  y que se dedicaban a hacer sacrificios.

Una vez terminaron de cenar, se dedicó a quedarse algo apartada del grupo, pero lo suficientemente cerca de la hoguera para tener la luz necesaria que le permitiera leer el diario que había encontrado. No sacó nada en claro, pero aun así lo intentó.

La noche no fue lo mejor de la velada. No acostumbraba a dormir a la intemperie. La humedad había conseguido calarse en sus huesos, haciendo que le fuese difícil evitar la piel de gallina y los escalofríos que le impedían conciliar un sueño profundo.

Se levantó ojerosa, pero no hizo mención alguna al respecto. No era la primera ni sería la última vez en la que dormiría poco, por lo que se lavó la cara para espabilarse. -Muy currado- dijo irónicamente, mirando la ración envasada que le correspondía. Se la comió sin rechistar. Era mejor tener fuerzas que ponerse quisquillosa y pasar hambre.

-¿Cómo lo hacemos para investigar la cueva y las ruinas? Si nos dividimos abarcaremos más camino, pero también dividiremos fuerzas- comentó. El líder era Himmund, por lo que esperó a que fuera él quien lo decidiera.

Escucho atentamente las explicaciones de Walter, pero desgraciadamente tampoco sabía mucho.

Después paso un rato agradable con Krysta, respondiendo a todas sus dudas y dando varios consejos culinarios, además de enseñarle un par de trucos. No tardan mucho mis compañeros en irse a dormir uno a uno, y yo me quedo un rato más junto al fuego hasta que me empieza a vencer el sueño por lo que también me retiro a dormir una vez he recogido y limpiado todos los utensilios de cocina.

Me despierto por la mañana y de desayuno tenemos raciones. Doy los buenos días a mis compañeros y empiezo a comer la mía sin ninguna queja cuando escucho el comentario irónico de Eira. Lo entiendo, pero no creo que podamos permitirnos el lujo de comer igual de bien.

- Siempre puedes quejarte al dueño del restaurante - bromeo.

Tras comer la paladín pregunta por la forma de proceder a investigar las minas y las ruinas, y espero en silencio la respuesta del líder mientras tengo en la boca el cubierto con el último trozo de la ración.

Himmund desayunaba su parte en silencio, haciendo caso omiso a la crítica de Eira y a la posterior broma de Trece. Una vez acabó, repasó en primer lugar a sus compañeros con la vista para comprobar su estado. 

Tal y como esperaba, Krysta estaba en perfectas condiciones, así como Trece. Arqueó una ceja sorprendido. No se podía decir lo mismo de Eira, que por sus ojeras denotaba que había pasado una mala noche. Y Walter... Aun estaba con los ojos legañosos, el pelo alborotado y bostezando. Mientras se acababa el desayuno con gran parsimonia. 

-Iremos todos juntos- Respondió. -Será más lento. Pero mucho más seguro. Dividirnos sería como pedir por favor que nos maten poco a poco. En cuanto a la formación. Trece y yo iremos delante, seguidos por Krysta. Eira, tu cerraras la marcha y protegerás a Walter. ¿Todo claro? Y antes de que se me olvide- Sacó de su bolsa cuatro trozos de metal de forma circular. Del tamaño de una moneda más o menos. Con una runa grabada en una de las caras. -Ni se os ocurra perderla-

Miró a Trece arqueando una ceja. Le sorprendía que fuese capaz de bromear teniendo en cuenta que acababa de criticar abiertamente el escueto desayuno que tenían y del que se había encargado Himmund. Parecía que el muchacho comenzaba a soltarse el pelo.

El templario no tardó demasiado en darles instrucciones acerca de cómo proceder. -De acuerdo- le tocaba cerrar la marcha. Solo esperaba que Walter no le pusiera difícil lo de proteger su trasero.

Tomó el pequeño disco que les entregó Himmund, supuso que sería algún artefacto que les proporcionaba la Academia para evitar perderse o que explotaría en caso de ser capturados. Esperaba que esto último solo quedara como idea graciosa de su cabeza. Asintió con la cabeza y buscó un lugar seguro donde poder guardarlo. -¿Esta cosa se puede agujerear?- preguntó mientras lo observaba minuciosamente. Si se lo podía poner como collar sería un gran apaño.

- Entendido - digo puntual y serio ante las instrucciones de Himmund.

Cuando el templario saca las monedas cojo una y la observo con atención, sobre todo en la runa. Cuando avisa que debemos guardarla bien me la guardo dentro de mi armadura y me preparo para marchar al frente con la espada desenvainada.