Partida Rol por web

Le sorprendía que le llamasen "madera" ... "tarugo" ... o algo así cuando era de metal ... en su inmensa mayoría, pero había algo en si. Igual lo que llamaban alma estaba generándose en su interior. Estaba sorprendido.

Los servos de su cuello sonaron al hacer que su cabeza asintiese a la mujer herida por la granada.

- Woody estará bien. No lo reconocería, pero ... rezaba porque no le hubiera llamado bicicleta o algo así.

Ryker les invitó a pasar, y de repente se vieron en una de las zonas de acceso al gran patio central del Last Resort. Música electrónica, bebidas de alta graduación, mesas llenas de consumidores y consumidoras (en aquel lugar la prostitución no solo era femenina), risas y bailes exóticos en el escenario.

En aquel antro, estrechamente vigilado por la mafia de Ryker, uno podía escoger el vicio que más le acomodaba, desde drogas de dudosa legalidad servidas en bandeja a sexo a la carta, orgías con desconocidos, masajes con o sin final feliz, apuestas deportivas y timbas de poker que podían terminar contigo tirado en un callejón y el chip de crédito más vacío que el alma de un político.

Esquivaron a los camareros y las marcianas de dientes afilados, pieles de color, grandes cuernos y atuendos minúsculos para llegar hasta la "zona VIP", fuertemente vigilada por la mafia del garito. Allí, una chica muy amable que normalmente trabajaba en la barra les enseñó "sus habitaciones". Éstos eran unos cuchitriles que recordaban a los compartimentos de los cruceros espaciales, con el espacio suficiente para tener una cama, una pila para lavarse, un par de electrodomésticos integrales empotrados, una smartTV minúscula con pantalla táctil, un armario para guardar sus cosas y un baño desplegable que a la vez era plato de ducha, y con el que tendrían que apañarse para hacer sus abluciones. Algunos de ellos habían dormido en sitios peores, y al menos éstos cuchitriles no tenía pinta de que hubieran sido empleados por las trabajadoras del lugar.

Tras éste tour inicial, la chica (a la que llamaban Cherry) les enseñó las "salas comunes" de aquella parte, que consistían en un gimnasio donde iba a entrenar los pistoleros, una sala con unas lavadoras y secadoras, y lo que parecía una cocina grande adjunta a un pequeño salón, donde los guardias de Ryker hacían un poco de vida social.

Sin más, Ryker guió a Reeva y Julianne hasta una sala pequeña que fungía como enfermería, donde tenían a un par de tipos bastante maltratados por unas contusiones. Uno tenía una varilla de acero que le atravesaba el brazo, mientras que el otro había sufrido una rotura parcial del cráneo que necesitaba de una trepanación o sustitución de la placa craneal por una prótesis. Al parecer, estaban cumpliendo un encargo de su jefe cuando se produjo la "gran explosión" y un trozo de la cúpula de la arcología dormitorio se desplomó encima de ellos... y de otras treinta personas. Algunas habían muerto, pero éstos dos capullos habían tenido más suerte. Sin embargo, no podían pasar por el hospital, dados sus antecedentes penales, o su siguiente parada posiblemente fuera la cárcel.

El resto se reunió informalmente en la sala de estar de los guardias, que en ese momento estaban en plena faena y a penas pasaban por allí. Monakar seguía retocando a BCD, ahora auto-bautizado como Woody, pensando en que algunas piezas iban a requerir de sustitución, sobre todo las del escudo exterior.

Tricia sabía que lo peor estaba por llegar. La cúpula de la resistencia querría saber que había pasado en la pirámide. La cúpula de la resistencia les creería muertos, o quizá responsables de la muerte de tantas personas. La cúpula de la resistencia no sabía que ahora llevaban encima datos por lo que los gobiernos de la galaxia matarían sin pestañear. En resumen: su situación era jodida.

Pero lo primero era lo primero. Tenían mucha información, y no habían tenido tiempo de analizarla. Todo el conocimiento de los antiguos marcianos, la verdad sobre Kuato, la localización de aquellas cámaras del tesoro marcianas que necesitaban ser activadas para... no sabían muy bien qué.

Y ahí estaba, con los ojos clavados en un vaso de plástico reciclable lleno de sojacafé, un vomitivo sustituto del auténtico café cuyo sabor hacía mucho tiempo que había olvidado, pensativa. Minerva fumaba un cigarrillo, contribuyendo un poco más a cargar la atmósfera, ahora vestida de cintura para arriba con una camiseta sin mangas que definía unas formas femeninas que no solía mostrar. La coquetería era algo que, sencillamente, le daba absolutamente igual.

No podía decirse lo mismo de la chica para todo que iba y venía trayéndoles cosas que habían pedido. La camarera, que Tricia sabía que era algo así como una hermana para Ryker.

-Aquí tiene las herramientas que pidió -dijo a Monakar, dejando la pesada bandeja sobre la mesa de aluminio.

Bebió de un botellín de agua, mirándoles con mucha curiosidad. A algunos les conocía y otros, en realidad, eran un misterio para ella. Y si algo no soportaba la buena de Cherry era un misterio. De todo quería enterarse siempre. De todo se enteraba.

-¿Se sabe que ha pasado? El canal federal no dice más que tonterías. Pero se rumorea que aparte de la explosión y los destrozos... los de New Hope dicen que ha subido un poco la presión barométrica y la calidad del aire exterior. ¿Que paranoia, verdad?

Bebió otro trago.

Ryker volvió de sus asuntos, que siempre eran acuciantes y múltiples. Cogió una silla prefabricada (las hacían con dos láminas de metal soldadas), le dio la vuelta y se sentó delante de Tricia. Ay, Tricia... durante mucho tiempo, una conquista fallida. Ahora mismo, no sabía muy bien como calificarla. ¿Héroe rebelde o la mujer más buscada de Marte?

-Bueno, ahora que estamos en petit comité, vamos a hablar las cosas serias.

Carraspeó, mirándola fijamente.

-Puedo mandar traer las cosas del señor Monakar. Costará un poco por que seguramente vigilen su taller, pero lo podemos acomodar aquí, donde los almacenes de la planta alta. Ahí hay más espacio, aunque lo tendríamos que acondicionar. Podría ser vuestra guarida, como lo fue antaño de otra gente, cuando yo no era el jefe.

Levantó el dedo, como poniendo un pero o condición.

-Me gustaría que ésta nueva relación se basara en la sinceridad. Ahora mismo la gente está diciendo cosas muy locas. Y yo, la verdad, podría darte una línea segura para que te comunicaras con los tuyos. Pero antes de dártela, necesito que ésta relación empiece con buen pie.

Parpadeó, su mirada se volvió algo dura, inquisitiva.

-Ahora me vais a contar que demonios ha pasado, sin omitir detalles. Y luego entre todos vamos a decidir si es mejor que sigáis técnicamente muertos o cuándo procede haceros resucitar. Por que... -sonrió- Ya sabéis que en cuanto se enteren de que seguís coleando, son capaces de reducir a éste sitio a una masa de hierro y carne fundidas con una bomba de neutrones. Así de peligrosos sois ahora mismo... y yo quiero saber por qué.

- Toma aceite calentito para amenizar el ambiente.

Pensaba BiCiDi para sus adentros. Aún se había acostumbrado a que le llamaran "Tarugo" así que ... sería cosa de tiempo. Tenía intención de ayudar, ya que, si daba la información, se resolvía el problema, pero acababa de descubrir dos cosas. La Discrección y la Empatía. Tenía que dejar que el resto hablase. Si fuera necesario, ya daría su "opinión" al final.

Impasible, esperó.

Tricia observa a la doctora Reeva. Es ella la que ha estado en contacto con la entidad que los llevó hasta allí y les hizo seguir un patrón de actuaciones. No sabía si sería procedente contar todo lo ocurrido, sospechando que ciertas cosas es mejor no airearlas aún. La existencia de un complejo arquitectónico marciano funcional y su posterior reducción a escombros no sería muy bien acogida por prácticamente nadie, sobre todo teniendo en cuenta los souvenirs que se habían llevado de allí. Pero, ¿cómo si no iban a explicar la detonación masiva de la pirámide? ¿Es el momento de hablar de Kuato? ¿Estaba Tricia dispuesta a avivar la llama de la revolución tras años y años de hastío conformista?

Kuato vive. La lucha sigue.
Es lo único que quería decir Tricia para poder zanjar la conversación. Por desgracia, la revolución no era lo que una vez fue y las alianzas cada vez exigían más. Conocía a Ryker desde hacía años, pero una punzada de paranoia empezaba a apoderarse de su subconsciente y sentía que tras esa explosión, muchos de los aliados potenciales que pudieran tener se habrían vuelto recelosos.

Se limitó a asentir, esperando a que la doctora ofreciese la información que podía ofrecerse sin riesgo.

Afortunadamente teníamos cobijo.

No era de lo mejor, pero era lo que necesitábamos para poder seguir con vida. Mucho mejor que las alcantarillas y tener a los polis detrás nuestra. Una gran suerte, pero ¿por cuánto tiempo? De hecho, nuestro anfitrión no estaba ciertamente seguro de nuestra presencia. Quizá que fuera conocido de Tricia y que apoyara la causa rebelde nos daba algo de crédito. Pero habíamos llegado en el peor momento. Y encima era por nuestra culpa.

- Necesitaré agua y toallas. Puede que trapos limpios, señorita.- Pedí a Cherry cuando pasó por allí.

Luego miré a los pacientes. Joder estaban hecho un Cristo! - Punción del biceps con salida al exterior.- Susurré para mi misma enumerando os agravios.- Rotura del hueso parietal derecho... ummm.. mala pinta...- No todo podían ser buenas noticias desde luego. Pero mi trabajo empezaba allí, mientras el resto hablaba en la sala cercana.

-Julianne.- Llamé a mi nueva ayudante.- Mi bolso, saca lo que te vaya pidiendo, ¿vale? Voy a necesitar ayuda. - Cuando regresó con mi bolso, la miré fíjamente para que me entendiera nuevamente. Mis ojos naranjas fluorescentes refulgieron al activar los rayos y ver las fracturas óseas de os pacientes.- Se fuerte... ahora eres enfermera, ¿entiendes? Sus vidas dependen de nosotras.

Sin mas me fijé e mi primer paciente.

La varilla le atravesaba el brazo, y el tio gritaba como un loco cada vez que rozaba el objeto metálico.- Julianne, sujétalo. Lo siento tio, pero no tengo anestesia aquí. Así que... o aguantas como un hombre o te dejas noquear por la chica. Elige rápido, o... -sin venir a cuento, y una vez vi que Julianne se sujetaba, arranqué la varilla de improviso. Para qué hablar más o una cuenta hacia atrás. La herida fue sellada con el hypogel y la venda taparía el resto de la herida. Las fibras del hypogel se encargaría de regenerar, con el tiempo ,las aberturas interiores, ya que, afortunadamente no tenía nada roto.

Mas complicado fue el que tenia el cráneo roto. Este estaba inconsciente, por lo que la anestesia no era el problema. Era complicado y menos si no estaba en mi clínica. Afortunádamente entre Julianne y yo conseguimos acotar la fisura y separar el trozo fracturado del parietal con una trepanación craneal. Era jodido y complicado, las herramientas para hacerlo eran básicas. El escalpelo láser me ayudo bastante pero la placa craneal tuvimos que encontrarla de cualquier material, ya que el titanio era caro y el turbinio, aún mas, y no teníamos tiempo para andar de compras. Julianne me sugirió de ponerle la placa craneal con la lata de una bebida energética a lo que yo respondí con una risa.

Tras la sesión médica y dejar a los pacientes descansando y con sus contantes vitales estables, salimos a la sala con el resto. Notaba como las miradas se fijaban  en mi y no creía que fuera por mi labor médica. Esperaban un respuesta a lo sucedido y yo, sin tener todas las respuestas con migo suspiré y me dejé caer, cansada en un asiento libre. No pude evitar fijarme en las formas femeninas de Minerva ahora solo con la camisa puesta.

-Kuato sigue vivo, señor Ryker.- Dije dejando de mirar a Minerva como enseñaba sus partes...metálicas. - Es difícil de explicar, pero se comunica conmigo a través de pensamientos o... recuerdos. No sabría definirlo bien. Nos guió hasta una zona muy antigua. Una mina de turbinio, justo bajo nuestros pies. - Me encogí de hombros intentando expresarlo de la mejor manera posible.- O puede que la cuna de una civilización marciana muy antigua. La policía nos emboscó. Hombres de Kohagen. Escapamos por los pelos y... no quedó nada, señor Ryker. Todo se hundió al escapar. Si no me cree, mire el arma que traemos y dígame si ha visto algo igual alguna vez.

Me incliné hacia adelante mirando fijamente a ese hombre.

- Es algo serio, Ryker. Cohagen sabe algo. No se qué, pero lo sabe. Algo relacionado con el turbinio y antiguas civilizaciones marcianas. Algo que no quiere que sepamos. Quiere seguir reinando, quiere mas y mas poder. Somos una amenaza. Vendrán a buscarnos porque....quiere a Kuato.

La joven no sabia que pensar de aquel lugar pero por el momento tenia la sensación de que ni si quiera la tenían como rehén. Aquel sitio era particularmente los lugares que había evitado durante su corta vida. No porque generaran repulsión en ella, si no por todo lo contrario, había una parte de ella a la que le dolía profundamente ver a lo que se tenia que recurrir la gente, juego, drogas y sexo. Posiblemente todo para olvidar la realidad.

Durante el camino caminó muy pegado a aquel grupo que hacían ahora de compañeros, aun se sentía confusa en que era lo que hacia ella allí. Sus ojos evaluaron el local de forma curiosa y a la vez ligeramente espantada. Fue entonces cuando vio en una de las plataformas uno de los proclives espectáculos del lugar. Azorada desvió la mirada del escenario hacia una de las mesas. "Aun era demasiado joven para eso". Pensó mientras sin darse cuenta uno de los asistentes de la mesa que estaba mirando la vio a ella. La reacción fue de evidente desprecio y odio mientras codeaba a su compañero de mesa a la par que reía.

Su mirada se desvió nuevamente hacia el suelo y continúo con el grupo. Probablemente si no fuera escoltado por aquellas personas ahora mismo estaría en el callejón de atrás mientras varias de las personas del lugar la linchaban. Su mirada continuo baja hasta que llegaron a una zona algo mas privada. Rápidamente se vio desplazada hacia lo que parecía una enfermería.

Miro los heridos y su rostro no pudo más que componer una expresión de lastima. Tenía ligeros conocimientos de primeros auxilios, pero aquello era otro mundo. Parar una hemorragia, aliviar un par de contusiones... podía hacerlo, pero lo que tenían ellos era mucho más grave. Su vista se dirigió hacia la mujer pelirroja. Ya podía ser una muy buena doctora o aquellos desdichados seguramente no pasaran mucho mas de un día.

Fue entonces cuando se dio la vuelta y la mando a por el bolso. Su cuerpo se movió solo, el entrenamiento que había tenido en la policía, aunque la hubiera llevado allí tenia también cosas buenas y era el poder responder a ordenes sin dudarlo. Cuando volvió las palabras de Rev la motivaron ligeramente. Parecía segura de lo que estaba haciendo y tenia razón, las vidas estaban en sus manos. Asintió ligeramente mientras tragaba saliva y fue procediendo a tenderle todos los instrumentos que le pedían. Quizá no supiera cómo tratar a aquellas personas pero al menos sabía que era lo que le pedía la doctora.

Cuando llego el momento de ponerle la placa craneal y la doctora dijo cualquier cosa lo primero que intento tenderle fue una lata pero por alguna razón parecía que cuando decía cualquier metal no era exactamente cualquiera. O al menos eso dedujo de su risa.

Bufo un momento culpándose de aquel desliz mientras miraba a su alrededor hasta que sus manos fueron a la bandeja plana que contenía los instrumentos que habían ido usando hasta ese momento. Dejo los objetos encima de la mesa directamente y le mostro al bandeja. Era de aluminio reforzado y al menos no tenia publicidad en el dorso. Quizá aquello sirviera después de hacer un recorte con el laser.

Finalmente aquello acabo y parecía que había sido para bien.- ¿Están... estables?.- Preguntó mirando a los dos hombres que ahora parecían dormir o estar muertos. Por la mirada que le dirigió Rev parecía ser lo primero. Soltó un ligero suspiro y la acompaño hacia la sala contigua. Cuando la mujer se sentó, a diferencia de ella, se quedo de pie mirando al resto del grupo.

No era por motivos de desconfianza, sencillamente sabía que si se sentaba en un lugar cómodo o perdía parte de aquella adrenalina que había estado manteniendo intencionadamente desde que se encontraba con aquel grupo, caería dormida.

El escudo de Woody estaba bastante dañado, pero al menos intenté estabilizar sus componentes en la medida de mis posibilidades. Cuando tengamos oportunidad de acceder a algunos recambios, podremos mejorar considerablemente su estado-pensé.

Al entrar en el Last Resort sentí cierta tranquilidad. Aquello era un lupanar futurista de mala muerte, pero al menos no era tecnología marciana ancestral e inconmensurable. Nos recibió un tal Ryker, que era el anfitrión de aquel chiringuito y el jefe de la mafia que lo custodiaba. Al parecer el chaval nos ofrecía un refugio a cambio de información y ayuda. Esa ayuda pasaba, entre otras cosas, por mi ayuda con la seguridad informática. Cuando dijo que mandaría a gente a por mis herramientas, sólo pude encogerme de hombros, casi asintiendo. Aquello parecía estar bastante decidido, así que de nada serviría oponerse. Al menos por ahora tenía unas cuantas herramientas básicas que había pedido.

Tras la advertencia de Reeva a Ryker sobre Cohagen, me asusté. No sabía si contar a Ryker información sobre lo que habíamos descubierto allí abajo era prudente. A mi entender, era más peligroso decir que éramos portadores de un antiguo conocimiento que sería ansiado por todos, a simples terroristas que habían destruido una pirámide. Dije, al momento, intentando desviar el asunto:
- Está claro que en el contexto que nos movemos la seguridad es muy importante. No sólo hemos reventado la pirámide, sino que como dice la doctora hemos escapado con algunas armas, digamos, singulares. Si Cohagen lo sabe el precio de nuestras cabezas es sencillamente incalculable. Es lógico que como dueño y señor de esto quiera usted que no quede reducido a un montón de escombros. ¿Qué seguridad tenemos en esta buena casa ahora mismo?

Dime donde ayudar con la limpieza de escombros e intentar recuperar algo,o simplemente nos ponemos en la azotea a vigilar, nos tendrás que pasar algo de ropa larga y ancha, para que no nos reconozcan... - dice Minerva después de cada cual haga su trabajo.

El tema de contar lo que había pasado se lo dejaba a Tricia, lo conoce mejor que ella.Ahora mismo quería estar entretenida con algo o se aburriría mas de la cuenta.En algo debía de invertir su tiempo.

El tema de despejar algo, vigilar una zona, no lo veía tan mal, además si esta con Woody, podría intentar conocerlo mejor.

Parpadeó cuando le contaban todo eso. A veces miraba a Tricia para corroborar que lo que estaban diciendo era verdad. Echó un ojo a las armas alienígenas. Habían encontrado algunas, según las malas lenguas, algunos exploradores y arqueólogos. Pero ninguna, o casi ninguna, estaba en buen estado o era funcional. Aquella parecía totalmente nueva. Sin duda, habían dado con uno de los famosos búnkeres marcianos protegidos por un escudo de energía. Un búnker debajo de la mina de la pirámide, que es lo que estaban buscando los federales. Lo que siempre habían buscado: el poder de la tecnología, que les convirtiera en los nuevos amos de la galaxia.

-Tenéis a los chicos de la banda. De mi banda. No somos un gran ejército, pero... al menos bastamos para defender ésto.

Parpadeó, mesándose la barba.

-Realmente, creo que tendríais que volver a contactar con la resistencia. Todos esos datos que tenéis, os pueden ayudar a procesarlos. En éste momento, la resistencia estará en sus horas más bajas. Un poco de ayuda no les vendría mal. Lo cual me lleva a pensar que, quizá, solo quizá, sea procedente tantear a uno de mis contactos de las colonias exteriores. Ellos siempre están en busca de algo para nivelar la balanza contra los federales.

Suspiró, mirando a Minerva.

-No te preocupes, la gente está trabajando en eso. Ahora mismo hay tropas federales por doquier, con la excusa de ayudar en los trabajos. No es conveniente que nos vean por la calle, no cuando ellos tienen la maquinaria para el desescombro. Me temo que por mucho que puedas ayudar, la mala fama va a ser difícil de contrarrestar. A no ser, por supuesto, que me digáis que tenéis unas grabaciones de los federales matando a los mineros. Podríamos venderlo como una legítima defensa, los mineros tratando de impedir que los federales accedieran al búnker temiendo que se produjera la catástrofe que se ha producido.

Puso una mano en el hombro de Cherry.

-Ella es muy buena haciendo montajes de ese tipo. Os podría echar un cable.

Eso de tus contactos en las colonias exteriores que buscan "algo" para nivelar la balanza contra los federales me suena un poco raro. ¿Forma parte de la resistencia o van por libre? No te lo tomes a mal, Ryker, pero hay que andar con pies de plomo. Esto no puede caer en malas manos... Tricia mira a su alrededor, posando la vista sobre esos despojos renqueantes en que se ha convertido ahora su bando. O al menos, no en manos peores que las nuestras.

Poniéndose en pie, da unos pasos hacia el robot federal y lo observa, poniendo su mano en el hombro del doctor. Creo que entre ambos tenemos material de sobra para buscar algo de metraje que nos sirva de presión social y política. Si se prestan a ello, claro.

Mientras os ocupáis de ello, déjame echar un vistazo al lugar y trae a tu banda. Tengo que asegurarme de que saben lo que hacen y de que tenemos un plan de escape si se presentan aquí los federales. Tricia hace un gesto a Minerva para que la acompañe. En combate, había probado su valía con creces y estaba claro que era la indicada para pensar una estrategia.

El robot añadió: - Creo que al que menos tienen que ver es a mi. mientras abría los brazos, para mostrar en su plenitud su estructura corporal.

Vamos para alla.. - dice Minerva con una sonrisa.

En cuanto a las armas, eso lo hablas con Tricia, pero esta monada que tengo, me la quedo de momento jejeje.. - dice sonriendo -.., a no ser que la jefa diga lo contrario.

Tranquilo Woody, acá estarás de maravilla, mientras no te metas en líos, por cierto, dentro de esa cabeza tuya no grabas todo lo que miras por esos ojos?.. - pregunta con curiosidad Minerva.

Acto seguido, se viste con alguna prenda para mas o menos pasar desapercibida y se dispone a acompañar a Tricia.

- Daría igual- opiné inclinándome sobre la silla y juntando mis manos. - Seguro que Cohagen haría ver a la gente que el video que mostramos es un montaje o algo así.- Suspiré algo abatida.

Miré a Cherry. No quería infravalorar su trabajo, pero dudaba que unas imágenes de los federales atacando a los mineros valiera de algo. Escusas. Siempre habría una excusa para decir... por ejemplo, que eran simpatizantes terroristas o algo así.

- Pero menos es nada.- Afirme mirando al robot.- Quizá Woody tenga un registro de grabaciones, una lista de instrucciones o algo así que merezca la pena.-

No quise decir nada de Julianne. Para mi, seguía siendo solo una muchacha metida en un jaleo del que no entendía nada. joder, apenas lo entendía yo. Cerré los ojos y puse mis manos en las sienes como si me doliera la cabeza. Realmente intentaba "contactar" con Kuato. Ni que tuviera linea directa! Era como esperar que Dios te diga un "¿Digamé?" al llamar a su teléfono privado.

- No se porque, pero algo me dice... que eso que hemos visto allí abajo, la estructura  y todo eso... no es la única. Sería bueno, señor Ryker, si algún contacto suyo, de esas colonias, ha oido algo al respecto. Si La resistencia es la que realmente ha... contactado conmigo.. Kuato...- me encogí de hombros.- ... dudo que nuestro trabajo haya acabado.

Contestó como si fuera algo sorprendido.

- Voy archivando, pero tengo, de cuando en cuando hacer renderizados y desfragmentados. Luego habló de una manera más humana: -  Mi capacidad de aprender y recordar es mucho más eficaz pero mi memoria ... es más limitada que ... miró al científico, de manera acusadora, como que le podían haber creado un poco mejor. ... la que me dieron al "nacer".

Se puso durante un momento como en trance. Estaba buscando en su almacenamiento. Luego "regresó": - Teníamos un plan de asalto, pero era bastante "básico". Lo gracioso es que encontramos ... tenía dudas de desvelar aquello, pero eran su familia ahora; incluso le habían puesto nombre ... una terminal con una información extraña y se priorizó el hallazgo, e incluso se derivaron unidades especiales como una EVA y tropas de escolta.

La joven seguía callada en la sala sin comentar nada. Quizá el resto no se diera cuenta pero para ella aquella situación era demasiado dispar como para encontrarse cómoda. Había pasado de pensar en aquellos terroristas como el enemigo para encontrar que realmente eran ellos las víctimas. No solo eso, había pasado de tener que encargarse de seguir ordenes de la Federacion a estar en una sala pensando formas de intentar ponerlos contra las cuerdas.

La centurionana agito la cabeza de forma negativa como si todo aquel lio en su cabeza aun no se hubiera aclarado. Su cabeza se volvió a elevar para mirar al resto cuando el ahora "WOODY" hablo. Trago saliva mientras asentía ligeramente y abría la boca.- Se priorizo demasiado... Incluso nos dieron el rango más alto posible de ese momento.- Tras decirlo se cayó de nuevo. Había pasado de cadete al equivalente de operación especial para pasar directamente a desertora. Aquello era algo que no podía asimilar del todo bien.

Finalmente dio un pequeño suspiro y murmuro por lo bajo.- _{Si salgo de esta viva creo que mi padre me matara...}- Su mirada se elevo de nuevo hacia el robot.- Justo antes del desprendimiento de rocas, de que quedara... inconsciente.  Creo que en ese momento se emitió algo por los canales.- Dijo la joven mientras su mano se colocaba en el respaldo de uno de los asientos y se apretaba . Justo cuando pedíamos refuerzos ellos... Su voz se quebró mientras dejaba de hacer fuerza con la mano y daba un paso atrás. Realmente no quería creer lo que había visto. Estaba demasiado ocupada luchando contra aquellos robot, seguro que había visto mal aquello. Si WOODY tuviera una grabación de aquel momento quizá.... quizá pudiera despejar algunas de sus dudas.