Partida Rol por web

Le dio un buen sorbo al té esperando que se le quitara el sabor a tierra de la boca, ayudó pero no tanto como querría. Sonrió ante el comentario del entrenamiento de Yoshiharu, esperaba que los cangrejo no se contuvieran con él. Iba a responder sobre la pregunta del viaje cuando Saito hizo la suya. -Cruzar Rokugan puede ser divertido si te aconsejan donde parar. -Dijo con una amplia sonrisa. Podía recordar algunas tabernas y mujeres maravillosas en el su viaje hacia el sur. -Y respecto a los espíritus, trato de no molestarlos y que ellos no me molesten, el ser humano se basta y se sobra para crear problemas. -Su madre solía acudir al templo, él prefería otros placeres. Tras hablar le metió otro largo sorbo al té casi terminando la taza.

El ronin escuchó con atención como se desarrollaba la conversación, el Doji tenía la boca llena de miel, pero de sus palabras se traslucía que habían tenido problemas, problemas del tipo sobrenatural. Frunció ligeramente el ceño ante tal perspectiva ¿Había sido en Tierras Cangrejo? Si este era el caso, cerca de las Tierras Sombrías, aunque llamativo, no era extraño, pero si había sido fuera de ellas... merecía la pena tenerlo en cuenta para el viaje que tenían delante, deberían pedir algo de jade a sus anfitriones.

Mientras reflexionaba, tomó un escueto sorbo de té y miró al Cangrejo: no se parecía a los tópicos de su Clan, parecía un guerrero controlado y eficiente, sin fanfarroneos. Tendría que tantearlo para ver si era de confianza, pero probablemente era alguien a tener muy en cuenta. La pregunta sobre la fé le pilló un poco de improviso, y dió gracias a que la pronta respuesta de su compañero Unicornio le diese algo de tiempo para reflexionar.

- Los Kami caminaron sobre estas tierras y la presencia de las Fortunas se palpa tanto en las zonas salvajes como en las Cortes más elevadas ¿Quien no conoce un bendecido por Benten o ha vuelto a su camino gracias a Koshin?.- dijo con voz ronca, calló un momento después, consciente de que resultaría raro que un ronin alzase la voz antes que sus compañeros y, más aún, que demostrase ser alguien piadoso. Bebió un sorbo de té.- Un guerrero sin un alma pura, es medio guerrero, el mundo material y el inmaterial son uno y ambos deben honrarse.

 Los caminos como la vida misma nos enseñan a conocernos a nosotros mismos a umentar el acerbo de nuestras experiencias al tiempo que ponen a prueba los valorres y principios ne los que creemos.

 Respecto  a temas tólogicos y espirituales, quien soy y que soy deberia ser suficiente respuesta, mis honorables compañeros.

  No me gusta el cariz que esto esta tomando, primero me encuentro un poco fuera de lugar incluso tras ver las maneras del unicornio en esta reunión social, para que luego salten con una pregunta que que debe ser contestad por si sola, cada alma es un espiritu, que elija el camino de lo mundano y terrenal o elvevarse y trascender al final es solo una decisión personal.

Isawa Wataru notó como en el momento en que las palabras del haiku de Saito fueron pronunciadas, las energías del vacío se arremolinaban cerca de él. Tan pronto como acabaron, éstas se disiparon hasta alcanzar la armonía habitual. El qué había sucedido era algo que requeriría más estudio.

Tras cierto rato de reflexión sobre sus conocimientos teológicos y lo aprendido con los Isawa, Wataru parecía convencido de que era similar a una profecía menor. De algún modo, los kami de Vacío habían usado como conducto al sohei. Había algo más en él que intrigaba a Wataru pero no podía determinar qué era.

Doji Itsuo disimuló una sonrisa bajo el abanico ante las palabras del Shinjo mirando ligeramente en dirección a Saito, que evaluaba las respuestas. El Sohei respondió con una sonrisa sincera y una carcajada:

- Sabias palabras, joven Shinjo-San, sin duda cruzar el Imperio Esmeralda puede ser divertido. - Su mirada se vuelve de nuevo contemplativa cuando mira al joven Ronin.- No lo habría descrito mejor, sin embargo me temo que en estos tiempos hay muchos medios guerreros por el mundo. Es un honor encontrar a un verdadero guerrero completo en estos días. - Dijo con una inclinación respetuosa hacia el Ronin.- Estoy seguro de que actuará con una entereza digna de elogio ante lo que está por venir en los días venideros... - El Ronin sintió un escalofrío ante esas palabras, el tono era diferente de nuevo a ojos de la Kitsuki, el aura fría volvía a repetirse para el Isawa, para el resto era una figura monástica cuyas palabras a veces estaban cargadas de peso.

Su mirada se vuelve de nuevo contemplativa cuando mira al joven Ronin.- No lo habría descrito mejor, sin embargo me temo que en estos tiempos hay muchos medios guerreros por el mundo. Es un honor encontrar a un verdadero guerrero completo en estos días. - Dijo con una inclinación respetuosa hacia el Ronin.- Estoy seguro de que actuará con una entereza digna de elogio ante lo que está por venir en los días venideros...

Por un momento, el calor del orgullo comenzó a llenar el pecho del ronin, eran raras las ocasiones, y más raros aún los samurais, que reconocían algún rasgo positivo en el desheredado. Sin embargo, la sensación murió tan rápido como había nacido con la siguiente frase del Cangrejo, sustituida por un escalofrío que recorrió su columna vertebral de arriba abajo. Toshiro intentó reprimirlo, pero no fue capaz de hacerlo, a pesar de todo su autocontrol.

¿Por qué habían provocado en él esa reacción las palabras del Hiruma? Ladeó ligeramente la cabeza y frunció el ceño, un gesto sutil, pero tremendamente expresivo en el hierático ronin. Se sentía... turbado. Y no era algo habitual en él, por unas meras palabras, lo que no hacía más que acrecentar su desconcierto.

Sin embargo, cuando habló, sonó tan solemne como siempre:

- Actuaré de acuerdo con mis principios, y las ordenes de mi señor, para su gloria y honor. Los elogios son irrelevantes.

Toshiro había comprobado de cerca que muchos samurais vivían en un falso mundo de ego engordado, y que esa soberbia los hacía descuidados. Él no caería en ese error.

 Ominosas palabras que suenan a profecía de aquel al que el vacio envuelve. Mucho oculto hay a aquellos que no ven más allá de lo evidente.

 Más  por aciagas que sean vuestras palabras, cargadas de sabiduría están y solo un necio no atendería a ellas. 

Digo manteniendo la mirada al Hiruma. Aquí entran en juego muchas variables y no todas del reino mortal. Susurra una voz en mi cabeza como para alertarme de que no deje caer en saco roto lo escuchado y sentido.

Muunokhoi levantó su taza para celebrar las palabras de Saito sobre cruzar el imperio esmeralda. Buscó a su alrededor para echar llenar su taza de nuevo y seguir disminuyendo el mal sabor que tenía en la boca. No hizo mucho caso a las ominosas palabras que dijo luego, estaba más ocupado en volver a servirse.

La falta de cortesía que evidencian algunos de los presentes me resulta ciertamente incómoda, algunos hablan de honor, valor y deber, pero olvidan que cortesía, sinceridad, honestidad y misericordia son virtudes igual de fundamentales en el bushido.

-Más que devoción, respeto y admiración, ¿Cómo? Si no fue por el contacto con los Kami y su invaluable ayuda, que ahora somos seres civilizados, sensibles y orgullosos. -digo en respuesta a Hiruma-san. Acto seguido centro la atención en el Isawa, cuyo orgullo propio de las feroces Matsu le era desconcertante y divertido a partes iguales. Escucho con atención a mis futuros compañeros mientras espero paciente que se nos revele el momento de iniciar el viaje.

El sohei respondió a Takeaki con una inclinación de cabeza y fue a decir algo cuando alguien, uno de los sirvientes hizo una llamada a la puerta con suma educación. El sirviente entró en la habitación con cuidado, dejando el umbral de la puerta libre de manera que las dos figuras con aspecto marcial pudiesen entrar una vez anunciados:

- Nobles señores samurai, Miya Mitsuko-dono y Kakita Iwao-sama me indicaron que les trajese ante ustedes.

Los dos samurais entran, la heraldo de familia Imperial hizo un saludo típico de un bushi y tomó asiento antes de hablar:

- Señores samurai, noble señora, ahora que he sido formalmente presentada me gustaría si tienen a bien tomar un rápido refrigerio antes de transmitir el mensaje que el maestro Tokumichi-dono me encargó hacerles llegar, teniendo en cuenta que nuestra noble compañía aún no nos ha dignado con su presencia. Y antes de que tome el refrigerio, les presento a Iwao-san, que bajo las órdenes del maestro, ha tenido a bien de acompañarme y velar por mi espalda durante el viaje hasta el grupo.

Dicho esto, quiso verterse té en una taza cuando Saito se le adelantó con un movimiento elegante y tranquilo, sirviendo a la Miya.

- Ha tenido que ser un viaje digno de ser relatado, Mitsuko-san, me alegra verte dejando el pabellón alto para un mensajero imperial.

Realizo una ligera reverencia después de que los recién llegados hayan tomado asiento, mientras me preguntó por qué ningún León ha sido invitado a incorporarse a nuestro grupo. Que haya miembros del Clan Grulla y del Clan Dragón me parece obvio, pues aquel al que debemos proteger y su futura esposa pertenecen a familias de ambos clanes, pero que ningún miembro de la "Mano derecha del Emperador" esté presente me intriga en grado sumo.

- Charlar sobre espiritualidad está bien, para los momentos ociosos - digo, rompiendo el silencio que he mantenido hasta ahora, a sabiendas de que, al contrario de lo que marca la cortesía, no estoy dejando que el Kakita se presente, o que la mensajera imperial nos deleite sobre cómo fue su viaje hasta aquí - Pero opino que hay temas terrenales más importantes que deberíamos tratar. El viaje hasta tierras Dragón será largo, y creo que deberíamos debatir sobre qué sendas tomaremos - mi voz suena fría debajo de mi insulsa máscara.

Toshiro observó con alma la entrada del bushi grulla junto a la correo imperial. La chica quería sonarle, creía recordar vagamente haber tratado con ella en servicio a su señor, pero no lograba recordar las circunstancias exactas. Circunspecto y (para que negarlo) aún inquieto para las palabras del Hiruma, ignoró las interacciones entre la heralda y el sohei, perdida su mirada en el fondo de su taza de té, que comenzaba a enfriarse.

La voz del escorpión le sacó de sus meditaciones, rompiendo el protocolo y buscando una aproximación más terrenal a la misión que tenían por delante, casi en el estilo del Unicornio y, desde luego, mucho menos zalameramente de lo que había actuado hasta el momento. Quizá su silencio le había servido para cambiar de estrategia y buscar otro ángulo desde el que clavar su aguijón. Así, una aproximación directa, le haría parecer menos dado a una puñalada venenosa. Toshiro seguía sin fiarse de él, y mucho debería hacer para que eliminase sus reservas. Mucho más para ganarse su confianza.

En espera de que la situación cortesana siguiese desarrollándose, y la espera no se alargase demasiado, miró alrededor hasta cruzar sus ojos con los de un sirviente, haciéndole un gesto para que le cambiase la taza de té frío por una nueva. El "cha" estaba arruinado y sabría a hiel en su boca y, dado que era poco probable que encontrase un buen té hasta que terminase la misión, prefería aprovecharlo.

Tras anunciar nuestra entrada, avanzo junto a Miya Mitsuko y también saludo a los presentes. Una vez que Miya-sama toma asiento, me acomodo yo también y escucho sus palabras. 

Cuando me me menciona, casi empecé a decir "Es un honor compartir viaje con samuráis de familias tan reputadas", pero tuve que sellar mis labios rápidamente, puesto que Saito-sama comenzó a hablar.

Una vez que volvió a reinar el silencio volví a abrir los labios, pero esta vez fue el escorpión quien, siendo algo desconsiderado, comenzó a hablar, privándome de la oportunidad de presentarme debidamente. Así pues algo contrariado escuché sus palabras y guardé silencio.  

Hablaba sobre planificar el viaje, este cambio tan radical de tema me deja algo descolocado y, dándome cuenta de que el momento para presentarme ya a pasado el momento para presentarme, decido guardar silencio y evaluar a los allí reunidos.

Saito asintió a las palabras del escorpión:

- Sabias palabras, Hyaku-San. Personalmente sé lo que elegiría llegado el caso. Pero supongo que hay una razón para la llegada de Mitsuko-San. Además, deberíamos esperar a que Iwao-San se presente debidamente. En ocasiones como esta, el protocolo puede volverse algo... Laxo. Mis disculpas, Iwao-San. - Dijo el sohei con una ligera inclinación hacia él.

Curioso, muy curioso. Que deba ser el cangrejo quien atienda al protocolo dice mucho. En cualquier caso parece que vuelve a ser mi momento, aunque claro, tampoco merezco menos.

Deleitándome siendo el centro de atención, digo con voz seria:

-Buenos días a todos, ¿Habéis comido arroz hoy? Soy Kakita Iwao, nieto de Kakita Kazuo, es un honor estar en presencia de tan nobles samurái.

Dicho esto, hago una leve reverencia hacia todos los presentes y continuo observando la sala.

 Respondo a la reverencia, mientras pienso, vaya grupo variopinto, espero que una vez en le camino dejemos tanto formalismo y etiqueta o sera un infierno sin necesidad de conjuras, emboscadas o ataques. 

Una de las cejas de Toshiro se elevó ligeramente, al tiempo que fruncía ligeramente los labios. Era un gesto tan sumamente sutil que pasaría desapercibido en la mayoría de los rostros y que la gran mayoría de las personas, al "enfrentarse" a él, simplemente no lo percibirían; pero para el áspero rostro del ronin era toda una declaración. El nuevo Grulla, Iwao, en su breve presencia en la sala, había demostrado ser poseedor de todo lo peor que se podía esperar de un miembro de su clan: orgulloso, soberbio, pagado de sí mismo y poniendo por delante su familia y herencia antes que los méritos propios, para dejar bien marcada la distancia entre él y el populacho. Y esos rasgos, en mitad del camino, podían significar problemas. Toshiro ya había lidiado con samurai demasiado orgullosos para su propio bien y sabía a donde conducía aquello, no deseaba la reputación de su señor manchada por otra muerte. 

La ceja que se había elevado previamente descendió, arrastrando a la otra hasta convertirse en un ceño ligeramente fruncido, recordando otro samurai orgulloso. No era el momento ni el lugar pero... no, aquello había quedado atrás hace tiempo.

Se concentró en el té, tomando un sorbo de la taza renovada, en espera de que la situación se resolviese y pudiesen, por fin, partir. Las paredes y la pompa y ceremonia de las circunstancias empezaban a pesarle, deseaba estar al aire libre de nuevo. A pesar de ese sentimiento, no lo demostró exteriormente, y se limitó a soplar ligeramente el té, y tomar un segundo sorbo.

Mitsuko esperó pacientemente a que el momento de las presentaciones del Grulla acabasen con las consiguientes miradas, antes de ponerse a relatar las nuevas del oficial de magistrados: - Ahora que las presentaciones y el refrigerio han seguido el protocolo, me gustaría pasar a las órdenes transmitidas por el maestro Tokumichi. En primer lugar, me entristece comunicar que hace cuatro lunas, el reverenciado kensai y magistrado esmeralda Tsume Hojo y su grupo de magistrados perecieron con nobleza cerca de tierras Unicornio, aunque por desgracia los detalles no han llegado hasta mi. - Dió un trago a su té.- En segundo lugar, se dispondrá a acompañaros Kakita Iwao-San. Tercer punto de esta reunión: Aunque inicialmente era el propio protegido quien tenía la última palabra sobre el recorrido, recientes informaciones de fuentes fiables han llevado a Tokumichi-Dono a considerar que la última palabra sobre ésto debe ser para el líder de la escolta de honor. Las probabilidades de un ataque poco honorable contra su persona son lo bastante altas para sostener esto si atendemos a la información antes mencionada. Se os proporcionarán mapas confeccionados por cartógrafos de la familia Miya, con caminos marcados que no aparecen en mapas convencionales con este propósito. ¿Alguna duda entre los presentes?