Partida Rol por web

-Es un Kuni. +gruñe un poderoso Cangrejo, defendiendo a su yojimbo+. Lo suyo es la magia y pensar, Tsuruchi-san, no saltar con las espadas desenvainadas. Ademas... no estamos en la Muralla. Eso relaja la disciplina...

Mira a Higuetora al decir esto, pero no añade nada más

-Puedo decir lo mismo del mio! +comenta una bella guerrera unicornio. Toma un bocadillo de la mesa, añadiendo, a la par que + ... aunque a decir verdad esperaba que viniera a buscarme, pero..

-Hiroto es un cortesano, no un bushi o shugenja... +acota la voz templada y agradable de un apuesto Escorpion de mascara blanca+... si en verdad existe un monstruo asi en las cercanias, no seria logico de su parte arriesgar su vida si no es absolutamente necesario. Es un trabajo para el magistrado local o sus yoriki...

-Logico no, pero honorable si, Bayushi-san...+interviene un anciano de aspecto serio, aunque voz amable+... Anzai-kun es un joven impulsivo en comparacion a otros cortesanos, pero es su anhelo de justicia el que lo mueve a actuar asi, no otra cosa. No por nada es magistrado de nuestro clan...

Mira al hombre de ropajes adornados

-Con su permiso y beneplacito, Tsuruchi-san, desearia que el se encargue de investigar el problema que ha traido el maestro carpintero... junto a cualesquiera de los otros honorables yojimbos que desee hacerlo y tenga permiso de su protegido, desde luego. De este modo podriamos continuar nuestra reunion y la solicitud de este buen hombre seria atendida rapidamente. No es el acaso quien construyo para vos esta exelente habitacion especial? 

- Apoyo la iniciativa de Yoritomo-san...+añade vivamente un ¿hombre? de ropas azules de vivo color y sedas finas+. Mi daidoji es un cazador, como veran... aunque algo distraido en la parte de etiqueta... son utiles en el campo, con las bestias y los enemigos.... Estoy seguro que sera de mucha utilidad a su magistrado si se presenta algun problema.

Tabaletea sus dedos sobre la mesa, escuchando tanto las defensas de algunos como las solicitudes de otros... Finalmente asiente con un gesto.

-Esta bien. Hiroisa-san es un colaborador servicial, es lo minimo que puedo hacer...

Mira a los yojimbos, que parecen aun no haberse repuesto de la idea que estaban siendo espiados por sus senseis... Les habla en el tono de un padre molesto, más que otra cosa.

-Dos de mis yoriki iran con los yojimbo de Ninsei y Chomei a investigar lo sucedido. Si algunos de ustedes desea ir con ellos, puede ejercer esa voluntad  ahora y solicitarlo como corresponde. El resto, se quedaran a recibir lecciones de Etiqueta...

Su pequeña "broma" arranca otro grupo de risitas entre los sensei reunidos, algo que esta vez todos comparten, mirando a sus yojimbos...

El Kuni miró a su señor con una ceja encorvada. La displicina era básica para la supervivencia del Cangrejo, pero el salvar la vida y ser salvado de la muerte era rutinario en la muralla, y estrechaba los lazos de la tropa;  por eso se permitió un pequeño deje de irreverencia. Sin embargo, dada la situación, se aseguró de que sólo su señor captase el leve matiz de desenfado. - Sin duda, Murai-sama, hemos pasado demasiado tiempo lejos de la Muralla. Aún así, sospecho que habéis llegado a la misma conclusión que yo sobre esta extraña figura del bosque, y es probable que estéis de acuerdo en que necesita la debida atención de un Cangrejo.

 -Siento haberla decepcionado Fujiki-sama- Shiko se levanto para presentar sus disculpas a su maestra. -Permitame acompañarles para resarcirme de mi error.- El unicornio estaba profundamente avergonzado, su pasividad habia sido premeditada. Habia considerado que dadas las circunstacias aquella era la manera mas correcta de actuar o por lo menos la que se esperaba de el.. Pero había fallado.

Anzai se habia quedado de piedra por las palabras de animo y orgullo expresadas por Ninsei-Sama, le sacaron una leve lagrima de orgullo. Cuan dramaticas eran las vidas de los samurais que se emocionaban con una muestra de fe por parte de sus superiores:

- Debí de haberos avisado antes, Ninsei-Sama, al igual que al resto de asistentes y autoridades, pero temía que tardaramos demasiado o que en nuestro intento de cumplir con la etiqueta, llegaramos demasiado tarde a salvar a esos dos jovenes. Me pudo el ansia de justicia... La proxima vez haré las cosas como es debido. Tengan por claro que mientras pueda empuñar una espada, esa bruja no se irá sin su merecido castigo... Tienen mi palabra. - Miró a sus compañeros.- Tengo a mi lado a hombres cuyo honor no quiero ni sé medir, pero cuyo valor sobrepasa las palabras, estoy seguro de que harán lo mejor según sus campos de estudio y acción. Aquellos que no puedan ser combatientes que saquen a los jovenes de la zona mientras damos cuenta del peligro, eso seria tan valeroso como enfrentarse al enemigo. - Luego miró a todos.- Y ahora si nos disculpan, el tiempo apremia... - Dijo inclinando la cabeza en gesto de respeto y saliendo del lugar junto a los que querian acompañarle.

El joven, algo confuso por ver que estaban escuchando todo lo sucedido, intenta disimularlo y hace una reverencia a los reunidos, adecuada a sus elevados rangos. Profunda y cuidada. Después, dirigiéndose a su maestra, habla con templanza y algo de apremio.

-Mai-sama, ¿me disculpáis de mis deberes, ya que os encontráis en tan augusta compañía y me permitís ir al auxilio de los niños desaparecidos de inmediato?

Hace una pausa, en la que su boca hace una mueca torciendo la boca por unos instantes. Una pequeña manía que parece tener mientras piensa.

-Sé que puede sonar una petición algo caprichosa, pero espero que la entendáis.

Asiente con un gesto seco al Kuni. Evidentemente un veterano como el sabe de las brujas de pantano... Pero cuando habla, su tono rudo incluye un leve atisbo de amenaza...

-Si NO fueras, harias las proximas guardias con los koma... Apresurate.

Toma una taza de sake de su mesa luego de esta breve frase, bebiendola lentamente.

Como interesante contraste al Hida, la protegida de Shiba contesta a su yojimbo

-No esperaria menos de ti, Bakunaruchi-kun...+sonrrie dulcemente la hermosa muchacha.+... Con todos estos fuertes compañeros...+hace un gesto delicado, que abarca a los sensei que permanecen en la mesa+, creo que puedo prescindir de tu compañia por un rato, y mucho más por una causa asi... Le contare de tu gesto a Rei-chan cuando volvamos... Ahora ve, y que las bendiciones de Shiba sean contigo...

Por una vez, Chomei había dicho algo sensato. ¿Falta de etiqueta? Bueno, vale... Eso podía ser grave en un cortesano, pero él era un cazador Daidoji. De hecho, ni siquiera sabía en que había fallado su etiqueta, aunque tampoco es que le importase demasiado. Quizás había sido demasiado impulsivo al acercarse a Hirohisa tan rápidamente y preguntarle directamente, y lo correcto hubiese sido actuar como Bankunaruchi o Hiroto. Pero la etiqueta está bien en la corte, no en el campo de batalla o cuando hay vidas en peligro. Pero bueno, tendría que disculparse si quería acompañar cuanto antes a Hirohisa. Hizo una profunda reverencia y se dirigió a los hombres de la mesa.

- Disculpadme, Chomei-sama y honorables señores. He sido demasiado impulsivo; mi instinto me decía que tenía que actuar con premura, y he descuidado mis maneras. No volveré a avergonzaros de esa manera; lo juro por mi honor. No obstante, he ofrecido mi ayuda a Hirohisa-sama y no quisiera faltar a mi promesa. Si vos me lo permitís, me gustaría acompañarle a buscar a los niños perdidos.

Suspira languidamente, moviendo la mano en asentimiento...

-... Estos bushi... no saben vivir sin buscarse problemas.  Esta bien, ve de una vez... no podemos ser menos que el resto, verdad?+sonrrie a sus compañeros de mesa, pero cuando se vuelve a ti su ceño se frunce+. Luego hablaremos de modales. Ahora haz lo que sabes.

Es una forma bastante sencilla, para lo que suele hablar Chomei, de darte su permiso... aunque eso de "luego hablaremos"...

Junichiro hizo otra reverencia ante las palabras de Chomei

- Os lo agradezco, Chomei-sama. Honorables señores, si me disculpan, me marcho. 

Se dio la vuelta y se dirigió hacia Hirohisa y el resto de yojimbos, mientras maldecía para sus adentros. Demasiado bonito para que durase... Había vuelto el cretino pomposo. ¿Buscar problemas, lo había llamado? ¿Que pretendía que hiciese; quedarse de brazos cruzados a verlo parlotear? Si quería un yojimbo cortés y versado en la etiqueta, podría haber elegido un Kakita. Él se esforzaba por ser cortés, pero había sido entrenado como Daidoji, y el lugar de un Daidoji es tras las filas enemigas, no de yojimbo personal de un cortesano afeminado.

- Yo prefiero quedarme aqui si no resulta molesto - comento el Cortesano - No creo que mis habilidades sean el combate o el rastreo pero podria ser la logistica - Sonrio de lado, se quedo mirando a quien acompaño en el viaje por unos segundo para luego volver al selecto grupo que haria al incursion.

- Ustedes diran -

Esta bien...+dice, con tono despreocupado a Iuchi, masticando. Traga y ahora si, su sonrrisa se amplia+ Necesitas esas experiencias. Que te diviertas...

La joven Otaku parece complacida de la desicion tomada...

El anciano Mantis mira a Tsuruchi, luego de la diatraba de Anzai. No dice nada. El otro tampoco. Pero una mirada de inteligencia corre entre los dos, que asienten levemente.

Luego observan la disposicion del resto de los yojimbos, con miradas escrutadoras. Todos parecen bien dispuestos a ir en ayuda del carpintero, a excepcion del Escorpion...

Sus palabras arrancan miradas de desprecio del Cangrejo y la Unicornio, e incluso el Grulla se permite hacer un resoplido burlon. La Fenix y el Mantis, sin embargo, mantienen una placida calma. Y es el mismo Bayushi que oficia como sensei quien asiente a su pedido.

-Por supuesto, Hiroto-kun... +asiente suavemente+ Pero para actuar como oficial de logistica debes saber lo que necesitan... como lo haras desde aqui? Ve con ellos a la casa del maestro carpintero, y en cuanto decidan un curso de accion, regresa con el informe...

Su expresion bajo la mascara es indescifrable. Pero ciertamente lo que describe es la labor de un oficial de enlace. La conocera?

 -Gracias Fujiki-sama. El unicornio sentía una gran admiración por esa mujer. En ese momento habría hecho cualquier cosa para demostrar su valía. No sabía por qué motivo habían estado observando sus reacciones. Pero de ninguna manera iba a permitir que su maestra se tuviera que ruborizar por su comportamiento.

Se separo hasta la puerta de la posada, se coloco a un lado y contemplo al resto de sus compañeros. Esperando a que los demás estuvieran listos para partir. Estaba muy tenso, tenía los puños cerrados y apretaba los dientes. En sus ojos se veía su estado de excitación y nerviosismo, aunque su rostro mantenía la misma seriedad.