Partida Rol por web

Hiroto miro al Grulla  y sonrio en amplitud - Se que la espera mata Grulla -Sama, pero la Reunion durara hasta que termine - explico con una frase rebuscada u obvia - Si gusta ire a ver el por que de su tardanza - ofrecio el Escorpion ante la pregunta del Grulla.

Mientras se relajan, un hombre de edad madura, vestido con un kimono de corte sobrio ingresa. No parece notarlos de entrada, exclamando a la par que con la mirada recorre el local...

-Denbe! DENBE!

Su voz tiene el sonido rudo de los trabajadores campestres, pero la postura y dignidad que reviste al anciano dan a entender mas que eso.

El posadero, que simplemente estaba de pie a un costado, observando a sus clientes, se planta en un instante junto al hombre, saludandole con correccion...

-Hirohisa-sama! Que agradable sorpresa verlo aqui!...E

-No hay tiempo para tus zalamerias, posadero.+le corta en tono seco, para interrogarle+ Donde esta Tsuruchi-sama, o alguno de sus yoriki? Me informaron que estaria aqui... Debo hablar con el, es urgente!

Mudo un instante por la interrupcion, reacciona sin embargo con pesteza al pedido del hombre.

-... Perdoneme, Hirohisa-sama, pero el Magistrado se encuentra reunido con importantes emisarios de varios Clanes...+contesta en tono servicial+... ha dado ordenes de que nadie les interrumpa. Si desea dejarme su mensaje o aguardarlo, puede hacerlo, pero me temo...

El hombre toma las manos de Denbe, un gesto por demas dramatico. Los de buena vista pueden incluso percibir una lagrima en sus ojos...

-...Por favor, amigo... Suzue y Kotae... han desaparecido!. Por favor... Necesito que el magistrado o sus hombres me ayuden a encontrarlos!!...

Comienza a sollozar, lentamente...

Su expresion se vuelve palida unos instantes... Luego sostiene las manos del viejo, tratando de confortarlo en voz baja... Se nota que se ha puesto tenso y alarmado al escuchar esas palabras...

Anzai iba a continuar con la charla cuando se sucedió la conversación enmarañada en la que solo sacaba en claro que habian secuestrado a dos personas que no conocía y que Tsuruchi-Sama estaba en una reunión con Ninsei y los otros. No podía interrumpir la reunión, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados, de modo que se levantó y miró a ambos:

- Hiroisa-Sama, permítame el honor de ser yo, Yoritomo Anzai, aprendiz de magistrado el que ofrezca su humilde ayuda para encontrar a esas dos personas que han desaparecido. Sé que mi corta experiencia no es mucho, pero es todo lo que puedo ofrecerle ante las órdenes dadas por Tsuruchi-Sama. Solo dígame que ha pasado y sientese un momento para que pueda hacerle unas preguntas para encontrarles.

No era el tipo más honorable entre los de su clan, ni siquiera el más experimentado en la posada en cuanto a su cargo, pero no podía dejar de trabajar para la auténtica Justicia cuando se presentaba la oportunidad. Ese hombre necesitaba ayuda, y él podría ayudar...

- Uno aprende a nadar tirándose al río.- Respondió Higetora a la invitación del samurái Shiba. Sin embargo, antes de que pudieran empezar su partida, se vieron interrumpidos por la entrada de un anciano. Escucha desganado su petición y la réplica del Yoritomo, mirando con mala cara al anciano.

El joven se levantó al ver que un nuevo huesped entraba y observó con atención la escena, intrigado por la urgencia de los interlocutores.

-Disculpe un momento, Kuni-sama -dice volviéndose a su compañero de shougi-, voy a ver si tienen algún problema serio y si podemos hacer algo por estas gentes.

Salió de la salita que estaba compartiendo con el samurai Cangrejo y se acercó a Denbe, siendo un poco menos eufórico y lanzado que su igual Mantis. No al menos sin conocer detalles.

-¿Ocurre algo, señores? ¿Nos pueden explicar qué está pasando?

 El unicornio recogía poco a poco las monedas y las iba metiendo en una bolsa. Contemplaba de reojo la escena. No habría tenido ningún problema por ayudar al anciano pero parecía que ya estaba sobreatendido. Ademas investigar una desaparición requería más tiempo del que disponía. No podía volver a alejarse, arriesgándose a no estar allí cuando acabara la reunión.

Termino de recoger las fichas. Había dejado la que estaba en el centro para el final. Pero esta no la guardo, la pasaba entre los dedos mientras observaba la escena que tenia lugar en la posada.

Notas miedo, en los ojos del posadero... Ademas, notas que las ropas de Hirohisa, a pesar de su corte sobrio y colores neutros, es de seda de calidad superior.

HIroto giro su rostro para ver aquella conversacion entre el Posadero y el hombre de Kimono que entraba cantando su nombre con algun problema entre manos, el primero en ofrecer ayuda fue Anzai, rapido como una buena estocada pero quizas demasiado apresurado.

Luego los demas..... El Escorpion se levanto y camino hacia el grupo sin decir palabras.

- Oh, no se moleste, Bayushi - sama. No era impaciencia; estaba haciendo los preparativos del viaje de vuelta y quería saber de cuanto tiempo dispongo.

Sin embargo, la atención de Junichiro no estaba centrada en el Escorpión, sino en el anciano. Estaba claro que no era un simple anciano; Denbe estaba más asustado que preocupado, y las ropas del anciano parecían de gran calidad a pesar de su aparente sencillez. Estaba claro que pasaba algo realmente grave y que Hirohisa era más importante de lo que a simple vista parecía. Tal vez aquello una oportunidad para averiguar que estaba ocurriendo en ese sitio y si tenía algo que ver con la reunión de su superior. Habían mencionado de nuevo a Tsuruchi - Sama, lo cual aumentó más aún su interés. Se acercó a donde se encontraban el posadero y el anciano, se colocó junto al Magistrado Mantis, e hizo una reverencia.

- Permitidme sumarme a las palabras de Yoritomo - sama. Mi nombre es Daidoji Junichiro, y se me da bastante bien encontrar personas. Hirohisa - sama, si puedo ayudar en algo, pondré mis talentos de cazador a su disposición.

El lloroso anciano levanta la cabeza al oir las palabras que le dirijen algunos de los samurai reunidos. Entonces parece verlos por primera vez, y reacciona haciendo una profunda genuflexion...

-Honorables señores, muchisimas gracias!!! Las Fortunas me han sonrreido, al enviar gente como vosotros en este momento!!

Seca sus lagrimas rapidamente, adoptando una postura más digna, aunque la alegria que va reemplazando su pesar es evidente...

-Perdonad mis modales,.. me llamo Hirohisa, y soy jefe de carpinteros del pueblo. Debo asumir que son los invitados de Tsuruchi-sama?... No quisiera distraerlos de sus ocupaciones pero realmente... estoy desesperado... +se frota las manos con nerviosismo+... no... no se cuanto tiempo tengan mis pequeños...y ellos son lo mas valioso que tengo...

-Calmate, Hirohisa-kun...+le serena Denbe, confortandolo+... estos honorables señores son los yojimbo de los invitados. Estoy seguro que si te serenas y respondes a sus preguntas, ellos haran lo que este a su alcance...

Hace que el anciano se siente.

-Dame un momento, te traere algo de te. Luego nos explicaras que paso y buscaremos a los niños.

Se incorpora, moviendose rapidamente hacia la cocina. Esto les deja solos con el anciano, que evidentemente se esfuerza por mantener la compostura.

Anzai asintió ante las palabras de Denbe en cuanto al té:

- Ponga té para todos, y cárguelo a mi cuenta Denbe-San. - Miró al anciano.- Hirohisa-Sama, venga con nosotros a una de las salas y cuentenos con más tranquilidad, serenese. - Dijo ofreciendole asiento en la sala más cercana. Antes de dirigirse a ella para seguir con la charla.- Haré todo lo posible por ayudar, y algunos de mis honorables compañeros, aquellos cuyo sagrado deber les permita ayudarme, estoy seguro de que también lo harán. - Dijo mirando un momento al Daidoji, que también habia ofrecido su ayuda.

 El jefe de carpinteros. Eso explicaba muchas cosas; sin duda sería el heimin más rico e importante del pueblo, y en situaciones así, un heimin podía tener más peso que un samurai joven e inexperto. Ayudar al anciano podría servirle para recopilar algo de información, y de paso sería una oportunidad para probarse a si mismo y soportar mejor la tediosa espera. Acompañó al anciano y al Mantis a la mesa, y se sentó junto a ellos.

- Díganos entonces que ha ocurrido, Hirohisa - sama. He oído que han desaparecido dos niños, lo cual es muy preocupante. ¿Como podemos ayudar?

Mientras el posadero desaparece en la parte posterior a por el te, el anciano acepta la invitacion de Anzai, sentandose con el y el grulla en el cubiculo que compartian con Iuchi.

El hombre cruza las manos sobre la mesa, con la mirada baja, calmandose y escuchando. Cuando responde lo hace en un tono sereno.

-Sepan en primer lugar que agradezco sobremanera la ayuda que me ofrecen tan generosamente, honorables samurai... y no la olvidare jamás, mas alla de lo que pueda suceder... pero deben comprender, cuan dificil me resulta estar calmado. Esta mañana deje mi hogar en paz, y al regresar de la jornada, hace pocas horas, encontre la casa desierta, los muebles en desorden, y ni una señal de mis pequeños... Temo sobremanera que a pesar de mis advertencias hallan entrado en el bosque, y la bruja les halla capturado...

Aprieta los puños con evidente desesperacion:

-Mi hermosa Suzue... Si ella esta en peligro, es seguro que Kotae halla salido en su ayuda... Pero que puede un niño contra un monstruo?