Partida Rol por web

¿Son satiros, verdad? (Y gracias por la respuesta del otro día, se me olvidó escribirte)

«No todo lo que corre por el bosque se puede comer», se dijo Albert en voz baja. «Y casi que me contento con que no nos coman a nosotros.»

- Como digáis, señora -contestó a la indicación de Dolmen.

Myrddin asiente inseguro a la idea de Dolmen. Cuando termina de hacer el lento gesto de asentimiento todos podeis ver que ha parecido "parpadear" un instante, como si hubiera recorrido unos metros sin haber tenido la necesidad de hacerlo físicamente. Ahora estoy aqui, ahora estoy allá.
Continua hablando con voz pausada, como tratando de hacer memoria recordando sus conocimientos sobre estas criaturas.
- Tened cuidado con estos sátiros. El alcohol, la musica y el fornicio no es lo único que les gusta, tambien los concursos y los enfrentamientos. Su sangre es caliente y sus temperamentos volatiles.

Me dirijo a Dolmen con toda la delicadeza de la que soy capaz: 

-Señora, con todo el respeto, no es la primera vez que trato con sátiros y creo que sería mejor que las mujeres evitarais el contacto directo con ellos. Propongo que nos acerquemos el señor Emrys y algunos de mis hombres. 

Después, a mis hombres:

-No desenfundéis las armas, no conviene provocarlos, pero estad muy atentos, estas criaturas pueden ser extramadamente peligrosas.

   Al acercarse Dolmen (y tal vez el resto), las criaturas dejan sus quehaceres y os observan, pero a quien más observan es a Dolmen. Por el entusiasmo que muestran en la entrepierna, parece que se alegran de veros (o de verla, más bien).

   Algunos de los sátiros (pues esa ascentral raza es) os ofrecen vino y fruta. Os tienden sus odres y hacen gestos para que aplastéis los higos secos sobre las rocas. Ellos echan largos tragos de los odres (que parecen contener vino) y os hacen gestos para que los imitéis. Y unos pocos se acercan a Dolmen, muy animados.

Niego a los demás suavemente para indicarles que no acepten la comida ni la bebida. No saben que efectos puede tener en ellos comer o beber comida o bebida faérica.
Levanto la mano en gesto de solicitar que se detengan en su acercamiento. Se señala a ellos mismos, a su grupo.
- Nosotros. Buscamos. Mujer. - dice hablando en el idioma local.

No creo que se restrinjan solo a mujeres, Mailoc.  Cuidado cuando os agachéis. -advierte Dolmen.  Sin beber, empezó a hacerles plática:

Buscamos una driada, que vive en la colina hendida. Si nos lleváis para allá podremos disfrutar un rato juntos.  Después de hablar con ella.  

Prefiero no decir nada, sé de sobra dónde está mi lugar y siempre he respetado a los señores a los que sirvo, pero no puedo evitar una mueca de desagrado al pensar que ese comportamiento tan poco precavido puede poner la vida de mis hombres en peligro.

   Las criaturas con patas de cabra se muestran cautelosos y miran a Beato, a las mujeres (Dolmen y Maela) y a los guerreros. Uno de ellos señala con la jabalina a Beato - Hombre con metal como el otro hombre-con-metal que va a caballo en vez de ir andando.

    Otro señala a los grogs. - Hombres como los que  llevan harpas que arrojan jabalinas. - Y se quedan mirando con cierta desconfianza y se alejan un poco, andando en círculos y observando con cautela.

    Al separarse un poco al fondo veis a otro fauno, bastante más viejo que el resto, este sátiro os hace un gesto cuando el resto de los sátiros no miran y señala a la sombra de un árbol, donde hay unas cuantas piedras que hacen las veces de asiento.

De momento habían tenido suerte y los sátiros habían decidido ignorar la estupidez que había hecho Dolmen. Provocar su lujuria solo empeoraría las cosas y los pondría en peligro a todos. Menos mal que se suponía que ella sabía tratar con estos seres…

Antes de acercarme a ellos le murmuré por lo bajo a Dolmen malhumorado.

- Haced caso a Mailoc y quedaos detrás de los hombres. No juguéis con su lujuria o nos podrás en peligro a todos, sodale.

Tras lo que me acerco al viejo sátiro que hay bajo el árbol, ante el que realizo una pequeña reverencia.

- Saludos, señor de este bosque. – le saludo con formalidad. Era mejor andarse con pies de plomo con la buena gente.