Partida Rol por web

Dolmen guardó silencio, sonriendo, pues las dríadas eran de sus hadas favoritas. 

Incluso el curtido Steappa no pudo reprimir un sonido de sorpresa ante la aparición de la driada. Animales parlantes, endiablados acertijos y ¿ahora una criatura de la buena gente? Este encargo cada vez se tornaba más extraño. Pero al parecer el patrón tenía clara la respuesta al acertijo pues se pronunció con rapidez, ahora solo esperaba que fuera la correcta...o bien se temía que habrían de probar si las armas mundanas servían en ese lugar.

Rodeado de misteriosas criaturas que el padre George (a quien debo mi educación cristiana) no hubiera dudado en tildar de demoníacas, no puedo evitar preguntarme quién protege a quién aquí, pues cada vez estoy más convencido de que sin las artes de los sabios estaríamos todos perdidos. A pesar de todo, como hombre curtido en mil aventuras y entrado en años que soy, me persigno varias veces, apresto mi arco para cualquier sorpresa, y espero a la resolución del enigma.

.

   La driada sonríe y da un pequeño salto al aire, desciende lentamente flotando hasta el suelo enfrente de donde estáis.

   - Es correcto, seguidme. - Y señala con la mano a un lado de donde estáis todos.

   Miráis y veis con gran asombro que bordeando con la mirada la roca se ve un hueco donde se puede continuar. No entendéis como no lo habéis visto antes, así que no os queda otra opción que suponer que es otro de los efectos que creó Mormul. Os introducís por ahí y vais caminando dos o tres minutos.

   Seguís a la driada por lo que parece ser un estrecho sendero del bosque, que se introduce entre dos grandes peñascos enormes, no las rocas que habéis dejado atrás. Estos deben ser las dos partes de la Colina Hendida, cuya cima se divide en dos. En el hueco dejado entre ambas, se ve un gran pozo circular, que queda oculto por las ramas de los árboles de la vista desde el aire. La driada señala al lugar y dice antes de desaparecer.

   - Calebais. -

   Una súbita brisa levanta varias hojas del suelo y los árboles que envuelven a la driada, cuando se aclara la visión, se ha ido.

Dolmen sonríe, despidiéndose de la driada. 

Luego, avanza resoluta hacia la orilla del pozo y mira hacia abajo, entrecerrando los ojos pues ya no confía ni en la magia que sirve para ver cosas.  ¿Ven alguna entrada?  -pregunta a todos. 

¿O bajaremos con cuerda?  -miró por donde amarrarían una en caso de que fuera necesario. 

-Así que todo esto fue para averiguar tu nombre- le dijo el guerrero a la Driada, confundido y suponiendo que cuando decían corona se referían al nombre de aquel ser y no a otra cosa.  Caminó por delante de los sabios por si aquello resultaba ser una trampa y mantuvo la espada en su mano, sobre todo cuando el terreno pareció cada vez más propicio para una emboscada.

Tras la pregunta de la druida observó a la vez que dijo -Corona  ¿Cómo se supone que vamos a bajar hasta allí? ¿Hay acaso más cosas ocultas en este lugar?-

Estaba satisfecho con la reacción de los grogs. Estaba seguro de que habíamos llegado a la conclusión correcta antes de que la dríada nos revelara la entrada, pero su obligación era obedecer y aunque dudaban lo hacían sin rechistar ni quejarse, preparándose para cumplir con su obligación.
.
La dríada nos reveló la entrada y tras esto se me revelaba como una criatura viva y no como otra de las ilusiones creadas por el velo de Morgul. A partir de ahora habría de tener más cuidado y fijarme mejor en cuales criaturas eran reales.
.
Tras constatar que no parecía tener intenciones hostiles me acerqué hasta ella. El pozo podía esperar un poco y, en cualquier caro, pensaba dejar que a partir de este momento los grogs fueran delante para explorar el terreno. Si había peligros o enemigos ellos estarían más capacitados para reaccionar adecuadamente a las amenazas y yo para apoyarlos desde una segunda línea.
- Buen día, dríada. – la saludé con educación – Me gustaría conversar con vos sobre Calebais. ¿Con qué nombre puedo dirigirme a vos? – con los fae siempre había que extremar las precauciones y la educación dada su voluble espíritu.

Con curiosidad y un cierto reparo el grog se asomó al borde del pozo tratando de escudriñar la oscuridad y ver si había alguna manera de bajar.

.

   - No hablaré de Calebáis, pues no se me está permitido, basta saber que hice un pacto con Calebáis y mientras ellos cumplan su parte del trato yo respetaré la mía y tampoco hablaré de ello. -

   Sigue caminando y llega hasta el hueco entre los dientes de la colina y señala un enorme pozo que desciende a las profundidades.

   - Calebais. - Y señala hacia el pozo que se muestra ante vuestros ojos. Ciertamente, con la cobertura de hojas de los árboles, jamás lo habríais visto desde el aire o desde el alto de las dos cimas. Y sospecháis que el conjuro protector os hubiera desviado y jamás se hubiera encontrado accidentalmente.

   - Tened cuidado, pues abandonado no es deshabitado y aún pueden estar activas las viejas defensas. Esta torre invertida fue construída y diseñada por un grupo de magos que derrotó a un rey, a su ejército y a su reino, no subestiméis su legado. Podéis preguntar algo antes de que me vaya, pero no hablaré de Calebaís o de lo que le concierne. -

.

No entiendo cómo pueden seguir cumpliendo con su parte del trato si ya no siguen vivos, pero la dríada parece muy dispuesta a cumplir con la suya. Sin querer ofrecer información de Calebais ni de su pacto, no estoy seguro de que información de utilidad nos puede aportar.

Sin embargo es útil la confirmación de que la torre no está deshabitada, como presuponíamos.

- Tendría dos preguntas para vos, dríada. ¿Qué más nos podéis contar de los actuales habitantes de Calebais? Y, ¿qué es lo que queréis vos? - ¿querría acaso su libertad de estas piedras? Quizás no…

Ocupo con cuidado la posición que me asigna con la mirada Mailoc, al otro lado del pozo. La visión de la torre invertida me marea un poco, y le pregunto a la driada tratando de parecer tranquilo:

- ¿Por dónde se sale? ¿Por aquí mismo o los visitantes suelen utilizar otra salida?

Dolmen busca una entrada.  De no encontrar una pediría a los grogs que la bajaran con una cuerda hasta la ventana más cercana.  De ahí usaría fuerza, maña y magia espontánea para ayudar a todos a bajar.

Vamos.

Observo con gesto de reproche a Albert, su pregunta podría salvarnos la vida en un momento dado, pero un grog no debería hablar si no se le pregunta directamente... al menos me lo podría haber consultado a mí antes. Por mi parte, le pido permiso con la mirada a los señores y, si estos no parecen tener nada en contra, doy un breve paso al frente, hago una ligera reverencia y le pregunto a la driada: ¿Somos los primeros visitantes en llegar hasta aquí? Si es así, ¿lograron los otros salir? ¿Cómo? ¿Por dónde? ¿Por este mismo bosque?

.

   Primero responde a  Myrddin y luego se dirge a Albert y Mailoc, en el orden de sus preguntas.

   - Los habitantes... cierto, ya no quedan aquellos que crearon Calebais, o más bien aún perduran aquellos que crearon Calebais, eso tendrás que verlo para poder comprenderlo, pero aún recorren esas salas quienes una vez vinieron del gran éxodo y sirvieron a una de las creadoras, pero han pasado el tiempo y han cambiado... - luego continua, - yo estoy bien aquí, aunque a veces me aburro, algo de compañía de vez en cuando viene bien. -

   Sonríe a Albert.

   - ¿Salir? Sólo hay una entrada a Calebais y se sale por el mismo lugar que se entra, si hablas del bosque, no te preocupes, el velo impide entrar, no salir. -

   Mira sorprendida a Mailoc.

   - ¿Los primeros?, no claro han venido muchos viajeros y han salido, claro... aunque hace algún tiempo que no viene nadie, hubo mucho ruido, explosiones, unos pocos que estaban en la alianza salieron corriendo, pero nadie de los creadores ni que conociera, me parecían sirvientes... luego después vinieron tres de los vuestros, - señala a Myrddin y a Dolmen, - estuvieron un breve momento y se fueron, uno de ellos puso algó ahí, en esa piedra - señala a una piedra cerca del borde del agujero. - Después de eso, hace tiempo que no veo a nadie. -

.

Dolmen se acerca a la piedra señalada por la driada y busca lo dejado ahí, por algún sodal quizá, hace algún tiempo. 

Me preocupan las palabras de la dríada. Si aún perduran quienes crearon Calebais deben ser fantasmas, muertos vivientes, o haber cambiado ellos mismos y haberse convertido en criaturas mágicas, pues no ha habido jamás mago en la Orden que haya conseguido burlar a la muerte indefinidamente, tan sólo postergar su encuentro con ella.

Fuere cual fuese la respuesta, no tardaremos mucho tiempo más en descubrirlo y ninguna opción me gusta ni augura nada bueno. Sabíamos que esta empresa sería ardua y aquí tenemos una advertencia más.

Sin embargo, procuro evitar que mis pensamientos se transluzcan en mis gestos, palabras o voz.

- Gracias por vuestras palabras, dríada. Por mi parte, no os molesto más. Espero que podamos volver a vernos. – me despido de ella.

Tras lo que me acerco junto a Dolmen a la piedra que ha señalado cerca del borde. Primero observaré la piedra y probablemente la inscripción que dejaran en ella, y después el borde y lo que se ve en él.

.

   Veis como se acercan Dolmen y Myrddin a la roca que señaló la Driada, que ahora que os fijáis bien parece como el típico pilón que marcan las calzadas romanas con un número, aunque este tiene bastantes más letras en latín y no parece un número. Dolmen (o Myrddin) leen en voz alta* lo que pone:

RELINQUITO•IN•PACE•HAS•RUINAS•MALEDICTAS•ET•DESERETO•MORTUOS•AD•SUUM•BENE•MERITO•FATO•

•ORNATH•

   La driade os saluda con la mano y se va alejando, lentamente.

   La entrada a lo que deben ser las ruinas de Calebais es un foso en forma de pozo de unos diez metros de diámetro, rodeado por una amplia calzada de piedra. Cinco grandes robles crecen a su alrededor y sus ramas tapan en parte el pozo. Una escalinata está escavada en el interior de la pared del pozo, del interior de la escalina no se ve nada está oscuro. En cambio del pozo parece que sale un débil resplandor, pero sin asomarse al borde no sabe que es.

   Así mismo, las dos grandes rocas que forman la cima de la colina y que dan el nombre al lugar de La Colina Hendida, parecen haber sido escavadas o agujeradas para ser usadas por la alianza y hay una entrada en cada a lo que parece algún tipo de cueva o sala ahuecada en la roca. Una de las cimas queda al sudeste y la otra al suroeste del pozo que es la Alianza. La del suroeste parece bloqueada por algún lo que parece algún tipo de desprendimiento, rocas y trozos de viga sobresalen, pero no parecen bloquear toda la cueva, sólo la entrada.

.

RELINQUITO•IN•PACE•HAS•RUINAS•MALEDICTAS•ET•DESERETO•MORTUOS•AD•SUUM•BENE•MERITO•FATO•

•ORNATH•