Partida Rol por web

La Alianza Rota de Calebais

Escena I - Una Carta del Pasado

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27/02/2012, 17:49
Director

Denis de Sade no podía controlarse, como tampoco Beoval. Sus golpes eran cada vez más violentos, más salvajes. Los dos enormes hombres lanzaron a algunos soldados, antes compañeros, por los aires, en un caos a su paso. Beoval clavó su puño en el estómago de un arquero, que se dobló sobre sí mismo, mientras Denis derribaba a un soldado para, alzando su pie, hacerle crujir su endeble cuello.

Sin embargo, de pronto, ambos sintieron cómo sus fuerzas se desvanecían. Cayeron al suelo, con sus conciencias desapareciendo para dejar paso a la paz del sueño.

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27/02/2012, 17:50
Director

Bajo el sol oculto tras densas nubes, se erguían dos enormes elevaciones rocosas, que cerraban el paso a todo aquel que, como ellos, quisiera alcanzar el Bosque de la Colina Hendida. Entre ambas pétreas prominencias, un estrecho sendero serpenteaba hacia el norte, perdiéndose tras varios recodos.

Las Gargantas Gemelas.

Sobre sus monturas, los aventureros observaron el lugar, recordando todo lo que Grimgroth les había contado antes de partir de Mistridge, días atrás.

Para alcanzar el Bosque de la Colina Hendida, donde se encuentra la desaparecida Calebais, debéis superar antes las Gargantas Gemelas. Quizás en dos horas a caballo podáis cruzar el paso, pero debéis tener cuidado… ni la floresta ni las gargantas son lugares donde se reciba bien a los viajeros.

El viaje hasta el lugar había durado tres días, en lo que lo más destacado había sido la ausencia de tormenta. Nada más abandonar Val du Bosque, el tiempo había mejorado sustancialmente, como si el Jinete de la Tormenta fuera realmente el único culpable de aquel terrible clima. El Jinete… los magos que se habían quedado en Mistridge iban a tratar el problema, mientras Fresno ex Mercere había partido en busca de ayuda hacia el resto de Alianzas del Languedoc. Según Grimgroth, el destino de Calebais era más importante que todo aquello… al menos por ahora.

Cicos, Dolfus y Marlene dirigían la expedición. Bajo su mando, una pequeña tropa debía asegurar la supervivencia y éxito del cometido: El joven Oren, el medio-shide, sería los ojos y los oídos del grupo, mientras Beoval y Denis serían el músculo, y la última defensa mundana de los hechiceros. El porqué también los acompañaba Burokt, el goblin, el único amigo de Oren, era, cuanto menos, difícil de discernir. Cierta era que el pequeño ser de piel verde y largas orejas poseía un conocimiento féerico único, pero su aguda voz había sacado de sus casillas a algunos de los aventureros en estos días, especialmente a Denis. Ahora, el goblin montaba tras Oren, sobre una yegua que parecía incómoda con los dos sobre ella.

Los seis caballos y sus siete jinetes observaron las Gargantas Gemelas. Las moles de piedra parecían esperarlos, alzándose como gigantes mudos, inmóviles.

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28/02/2012, 12:28
Beoval

Beoval bostezó ruidosamente, rompiendo la silenciosa observación que del paso entre las rocas hacía el resto del grupo, y asustando ligeramente a su montura, que cabeceó varias veces y golpeó con su casco el suelo, casi a modo de reprimenda por la sonora exhalación del grandullón. Se estiró ostentosamente, desentumeciéndose de la larga cabalgata e hizo crujir su cuello y hombros. Estaba aburrido. Hacía varios días que carecía de acción (si bien la última "fiesta" había resultado demasiado extraña y salvaje...le habían explicado por señas y dibujos que todo lo acaecido con el maldito jinete había sido producto de un hechizo, o maleficio, o cualquier otro suceso que siempre parecía acompañar a aquellos seres extraños de poderes asombrosos, los magos) Tras despertar del frenesí destructor de la batalla, había sentido pena genuina por los infelices a los que había segado la vida, mutilado o herido, y fue común ver la imagen de un gigantón compungido vagando por las almenas de la muralla restregando sus manazas por sus enrojecidos ojos, mientras el piadoso cruzado Denis acercábase a consolar al muchacho. Hasta el escurridizo Oren hacía un alto en sus idas y venidas para preocuparse de Beoval.

Mas el deber obligaba, y Beoval enrolóse en la expedición misteriosa que les había llevado hasta la base de aquel roquedo donde se encontraban ahora, y su mente ahora se veía embargada por la emoción de formar parte del grupo y las ansias de hacer algo. Chistó para llamar la atención de Oren (-"shhhh...¡¡shhhh!!") que giró su cabeza junto con los jefes de la expedición, a los que veía un poco molestos por su ruidoso comportamiento.

Se bajó del caballo y se puso junto al explorador; se señaló a él mismo y a Oren con un dedo y luego se llevó dos dedos a sus ojos para luego señalar el camino ante ellos, mientras quedamente preguntaba:

-"¿Kannum vér vegrinn?"

 

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28/02/2012, 23:23
Oren Alston

Al aproximarse a Las Gargantas Gemelas Oren tiró suavemente de las riendas hacia atrás, tal y como le habían explicado en más de una ocasión, y su montura se frenó en seco, con tal brusquedad que le hizo agarrarse a la crin para mantener el equilibrio. Llevaban tres días de marcha y aún no se explicaba cómo había conseguido montar, si podía llamarse montar, a aquel equino, "será obra de algún mago..." pensaba, pues sus experiencias anteriores con caballos habían sido todas nefastas. 

Observó el estrecho camino que les predecía, un agudo aunque breve pitido alcanzó sus tímpanos, y elevó su mirada para contemplar la alta garganta rocosa que, frente a ellos, parecía desafiar a todo aquel que planease continuar el camino -¿Qué más sabes acerca del bosque de La Colina Hendida?, estoy seguro de que has escuchado más de una historia acerca de este sitio- Se dirigió en voz baja al goblin que llevaba un buen rato sin hablar, aparentemente entretenido observando el paisaje.

Aún detenido en el mismo lugar, observó cómo Beoval se le acercaba y, tras hacer unas sencillas señas, le preguntaba algo en aquel peculiar idioma que sólo él conocía -No puedo interpretar tus palabras, ni tú las mías, no sé porqué demonios siempre andas preguntando cosas... limítate a eso de las señas...- parecía como si hablase para sí mismo, a pesar de que el destinatario de aquellas palabras fuera el grandullón de barbas pobladas. Tras considerarlo durante un par de minutos, Oren decidió bajarse, con dificultad e impericia, de su caballo, y ayudó a Burokt a que hiciera lo mismo  -A partir de aquí continúo a pié, iré a echar un vistazo ahí delante- dijo en voz alta para que los magos, que parecían sumidos en sus pensamientos, le escuchasen, y justo antes de ponerse en marcha miró e indicó a Beoval con un gesto de la mano que le siguiera -Pero yo voy delante- 

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29/02/2012, 10:24
Denis de Sade

Denis no podía dejar de fijarse en la "conversación" de Beoval con Oren, y de como este siempre tenia que ponerse por delante del grupo aparentando ser el lider, siempre seguido por su Goblin, al cual Denis no podía dejar de lanzarle miradas de odio siempre que Oren no se diese cuenta.

LIDER... esa palabra que para el una vez significó DIOS, y ahora se habia convertido en la palabra MUERTE, era lo único que era capaz de seguir sin descanso.

El Templario decidió seguir muy de cerca a Beoval con la intención siempre de ayudar procurando no abrir su bocaza ya que, al no ser muy hablador, y visto lo visto la ultima vez que lo hizo, era mejor no hacerlo a no ser que fuese estrictamente necesario (desde la lucha anterior con el jinete negro mano a mano junto a Beoval, Denis sentía que una gran relación de amistad había crecido entre ellos a pesar de la incomunicación, todo lo contrario que con Oren que aunque lo respetaba y hablaban el mismo idioma, sus actos anteriores de rebeldía lo habían sentenciado en su mente para los restos).

 

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29/02/2012, 18:28
Marlene Lemoine

La maga cabalgaba encima de un equino del color de la noche. Al llegar a aquella Alianza, había procurado elegir su montura y mediante las habilidades de un experto mozo de cuadra, lo había criado desde potrillo, de manera que aceptara su montura. Cabalgaba holgada y relajada, mientras que sus rojizos cabellos se entremezclaban con sus trenzas y lazos de estridentes colores. El ruido metálico cortaba la quietud y el silencio de ciertos momentos, la que provenía de las numeras bolsitas colgadas de su cinturón.

Ella se mantenía en la retaguradia con el resto de los Magos, mientras que sus acompañantes se adelantaban. Sobre todo Oren, el medio duende con su goblin, que parecía estar más cómodo a pie. El templario y el custos completaban la avanzada.

De vez en cuando Mirielh desmontaba de su corcel y tocaba el suelo, pareciendo sopesar algo, mientras que murmuraba algunas palabras.
Delante de ellos las gargantas gemelas, un lugar al que Grimgroth les había advertido...Y se dispuso a seguir a sus custos...

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29/02/2012, 18:38
Marlene Lemoine
Sólo para el director

Notas de juego

Al tener un vasto conocimiento de la piedra y los terrenos, si hace falta o considera que es necesario, usara "Los ojos del terreno traicionero" (InTe15)

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29/02/2012, 22:27
Cicos Tremeris

-De nuevo otro viaje - se dijo para sí Cicos, cuando tomaron el camino hacia el Bosque de la Colina Hendida. Apenas habían transcurrido dos meses desde que había llegado a Mistridge, después de un recorrido errante de alrededor de seis meses por diversos tribunales meridionales de la Orden. En realidad, no le apetecía demasiado. Le hubiera gustado haber podido iniciar sus actividades de estudio y de laboratorio, pero estratégicamente la opción de prestarse para encontrar la perdida Calebais era más conveniente para así labrar un posible futuro en una nueva alianza, lejos de su vida anterior.

Después del incidente con el Jinete de la Tormenta, nadie podía dudar de sus habilidades como magus. Pero tenía que afianzar su posición en Mistridge, por si acaso... No fuera que llegaran a la alianza comentarios infundados o malintencionados acerca de él, como se temía pudiera suceder. Por el momento, ningún Boina Roja, que él supiera, había traído a Mistridge con él ninguna misiva al respecto.

El viaje continuaba tranquilo y Cicos aprovechaba para conocer la Provenza y sus parajes. Los Cárpatos eran su hogar natal, pero no desdeñaba la posibilidad de quedarse a vivir en estas latitudes, pues el clima era más agradable y cálido que allá en su tierra. Entre estos pensamientos optimistas y el entretenimiento que le ofrecía mirar lo que hacían los custodes transcurrían las horas de viaje.

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29/02/2012, 23:29
Dolfus ex Jerbiton

Dolfus ex Jerbiton disfrutaba de los paseos a caballo le permitían evadir su mente sin el esfuerzo de tener que andar. El ataque del jinete ya era cosa del pasado el futuro pertenecía a Calebais, que por su parte se encontraba en el pasado; "El tiempo", el mago se preguntaba si algún día alguien desvelaría los misterios que escondía ese concepto.

En frente de la expedición vio como un agitado Oren se adelantaba con su goblin y el incomprendido Beoval.
La aventura por encontrar la desaparecida Calebais no había hecho mas que empezar pero parecía que algunos ya tenían prisa.

y al fondo las Gargantas Gemelas erguidas como heraldos de un mensaje que parecía contradecedir aquel dicho latino, " Audentes fortuna iuvat".

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01/03/2012, 17:48
Director

Las Gargantas Gemelas los esperaban, alzándose como gigantes mudos, inmóviles. Guiando a la compañía, Oren y su goblin se adelantaron al resto. Beoval seguía sus pasos, atento a todo. Denis cabalgaba tras ellos, llevando las riendas de los caballos desmontados del medio-sidhe y del gigante. Cerrando el grupo, los tres magos, sobre sus monturas, observaban las enormes elevaciones en las que se iban a adentrar.

Entonces, Oren se detuvo, agachándose. No necesitó decir nada, pues todos se dieron cuenta de las huellas. Por allí, no hacía mucho tiempo, había pasado gente, a pie y a caballo.

Advertidos de que quizás no estarían solos, los aventureros se adentraron en el estrecho paso. Los cascos de los équidos resonaron entre las altas paredes de piedra, donde el tímido sol que a veces asomaba de detrás de las nubes no podía alcanzar con su único ojo dorado. A la sombra, y en fila, avanzaron hacia la salida que les esperaba, según Grimgroth, al otro lado.

Casi inmediatamente, sintieron la opresión del lugar. Las elevadas paredes parecían, sobre todo en ciertas ocasiones, demasiado cercanas una a otra, creando una agobiante sensación de estrechez. La altura de las gargantas, inmensa, apenas dejaba ver un alejado cielo a través de una irregular grieta que mostraba nubes mezcladas con trazas de azul y amarillo. Hasta Burokt, el goblin, callaba.

Y el eco. El eco no ayudaba. Todo paso se magnificaba en aquel sitio, y hasta la más queda tos parecía un grito ante los guardianes de piedra que rodeaban a la compañía. Continuamente, podían oír guijarros caer, haciendo que alzasen la vista para ver el inminente peligro de derrumbe, pero nunca ocurría nada. Marlene desmontaba continuamente, agachándose para comprobar algo sobre el sendero. Pero siempre volvía a subirse a su animal, al parecer satisfecha.

La primera hora de viaje fue eterna, agotadora, tensa.

Fue en ese momento cuando se encontraron con la bifurcación. El sendero de la derecha ascendía levemente, en un camino zigzagueante. El de la izquierda, que debía descender, estaba obstruido por rocas, bajo las cuales asomaban manchas de sangre. Su rojo era tan intenso que solo podía significar una cosa: allí había habido muerte… recientemente. Una leve capa de polvo aún inundaba el lugar, advirtiendo del derrumbe que había acaecido en aquel sendero.

Tanto un camino como el otro estaban flanqueados por viejas estatuas, cuya piedra tallada había estado desmoronándose durante, por su apariencia, muchos años, quizás siglos.

La estatua de la derecha representaba un hombre alto, cuya barba y túnica estaban tan erosionadas que apenas eran distinguibles. En una mano portaba un bastón, y en la otra una corona rota. En su base, tiempo atrás, debía de haber existido algún tipo de inscripción, pero ahora las letras estaban demasiado desvanecidas para poder ser leídas.

La otra escultura, la que se hallaba junto al sendero bloqueado, mostraba a una pequeña y extraña criatura, similar a un hurón bípedo. En sus manos agarraba lo que en su día debió de ser una lanza o una vara, aunque la piedra se había roto por varios lugares. En la zona del corazón, una palabra había sido tallada: Ierimyra.

De alguna forma, el sol logró penetrar con su luz a través de las nubes del cielo, y de soslayo iluminó la estatua del hombre. Sus ojos, vacíos, parecieron preguntar al grupo qué hacían en aquel malhadado lugar. ¿Calebais valía tanto la pena como para morir por ella?

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03/03/2012, 12:13
Denis de Sade

Para Denis, toda su vida se había basado en elecciones, aunque la mayor de ellas fue la de dejar a su mujer en Lyon e irse a Jerusalén a luchar con su orden Templaria.

Siempre había tenido que elegir, y siempre lo hizo mal, ya que por su culpa su mujer fué brutalmente asesinada y nada de lo que ahora hiciese en vida podría darle descanso a ese sentimiento de culpabilidad.

En esta ocasión, no habia elección ya que solo habia un camino posible. Denís solo esperaba que Dios hubiese elegido bien, si es que aún continuaba con él. 

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03/03/2012, 12:49
Dolfus ex Jerbiton

"Ierimyra", donde había visto antes aquel nombre. Dolfus recordó una noche en la biblioteca de Mistridge donde encontró un extraño libro en él contaba la historia de Ierimyra. Dirigiéndose en voz alta a sus compañeros se dispuso a contarla.

-En un tiempo lejano cuenta la historia que había una Bjornaer obsesionada con una hazaña, tal era su obsesión por conseguirla que las malas lenguas dicen que se volvió loca, yo creo que simplemente cambió, su percepción del mundo muto. La hazaña por la que se obsesionó era dotar de inteligencia a los animales, y por los restos de este hurón bípedo creo que lo consiguió..- acabó esta última parte casi susurrando.

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03/03/2012, 20:16
Marlene Lemoine

Mirielh desmonta de su corcel de manera ágil. Se acerca a la estatua del hurón mientras toca la inscripción con su blanca mano.

Una interesante historia, Dolfus meintras acaricia la inscirpción, parece algo pensativa Aunque no veo la razón para tal hazaña. Cuál sería el motivo en darle raciocinio a un animal? dice apelando a su lógica artesana. Nuevamente saca su pequeño monóculo observando la estatua del hurón seguido por la del hombre...

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03/03/2012, 20:20
Marlene Lemoine
Sólo para el director

Notas de juego

Usa nuevamente el monóculo con "Visión de la magia presente"...

Duda...el paso a traves del hombre tb está cerrado o solamente el del hurón?

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04/03/2012, 00:12
Cicos Tremeris

Quizás deseaba tener su propia corte de servidores agradecidos - respondió Cicos a Marlene, aunque sólo era una hipótesis más. Para evitar miradas interrogatorias, continuó: - Si nosotros, como hombres, estamos agradecidos y adoramos a Dios por todos los dones que nos ha concedido, ¿qué no harían unos seres a los que se les ha concedido raciocinio por aquella persona que les sacara de la ignorancia y les despertara al mundo? Muy probablemente, si su investigación mágica surtió efecto, la relación entre dichos animales y la maga nunca habría sido al mismo nivel, sino de sumisión y dominio.

Debían tomar una decisión y el camino se dividía en dos. Cualquiera de las dos vías resultantes parecían similares a priori, pero Cicos se decantaba más por la de la derecha.

-Deberíamos mandar a alguno de los rastreadores para que eche un vistazo a esas manchas de sangre del camino de la izquierda- comentó dirigiéndose a Dolfus y a Marlene, casi esperando que fueran ellos los que expusieran la petición a los custodes, para evitar problemas con el idioma. -No obstante, si las manchas no son significativas de nada, me inclino más por seguir el camino de la derecha, hasta encontrar al ladrón rojo, si acaso, pues probablemente indique en realidad la dirección hacia Calebais.

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04/03/2012, 05:36
Beoval

Beoval pasaba el peso de su corpachón de uno a otro pie, inquieto. No gustábale permanecer mucho tiempo quieto en un mismo sitio, no en aquéstos parajes tan desconcertantes, y a eso se le unía un irracional desasosiego que le acontecía cada vez que encontrábase en compañía de esos seres tan misteriosos, los magos.

"Bla, bla, bla, bla... a ver si se deciden de una vez y elegimos un camino", pensó, incómodo. Púsose a rebuscar entre sus ropajes, más por inercia que por hambre, pero ¡oh, sorpresa!, de uno de los bolsillos interiores de su abrigo sacó un pedazo de queso curado que comenzó a mordisquear mientras lanzabas miradas de regodeo al goblin de Oren u observaba curioso la estatua de aquél bichejo, aunque sin comprender de lo que ella comentaban sus compañeros.

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05/03/2012, 19:48
Oren Alston

La estrechez del camino incomodaba a Oren, quien gustaba de espacios abiertos por los que moverse libremente y que dejaban margen de maniobra en caso de algún enfrentamiento inesperado, y hacía que aligerase el paso con el fin de atravesar aquél angosto lugar. De cuando en cuando aquel molesto pitido resonaba en sus oídos, haciendo la travesía aún más cargante.

Inmóvil como los demás, frente a la bifurcación, contemplaba ambos caminos sopesando cual sería el acertado, si es que lo había. "¿Habrá sido casual o intencionado?", se preguntaba si aquel derrumbamiento se había producido de forma natural o había sido provocado por algo o alguien... en el segundo caso ninguno de los caminos sería seguro.

-Da la impresión de que nos quieren guiar hacia el camino de la derecha, podría ser una trampa... o no, en cualquier caso me gustaría explorar éste camino-

Dicho esto se acercó al montón de rocas yposando su mano izquierda y pierna derecha, comenzó a trepar.

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06/03/2012, 18:21
Director

Oren trepó por las rocas que cerraban el sendero de la izquierda, dejando atrás a sus compañeros, y al goblin. Una vez alcanzada la cima, miró una última vez atrás, antes de seguir adelante. El sol, tímido, surgió de nuevo de entre las nubes, brillando ahora casi por encima de su cabeza, si aquello era posible a esa hora del día. Un suave calor empezó a templar armadura, piel y tela, e hizo destellar los pequeños cuernos de Oren, mientras se movía saltando entre las irregulares piedras caídas.

Entonces, bajo el sol, y con cada leve sonido retumbando en exceso contra la roca, empezó a sentir que el paso del tiempo era difícil de desenmarañar. ¿Hacía cuánto habían dejado atrás la entrada de las Gargantas Gemelas? ¿Minutos, horas? El sol volvió a quedar oculto bajo negras nubes, aunque estaba seguro de que había estado más alto de lo que debía.

Fue en ese momento cuando, a mitad de camino, vio a varias figuras trepando por el otro lado del derrumbe. Pequeñas criaturas surgieron ante sus ojos, y Oren se dio cuenta de que estaba ante las criaturas representadas en una de las estatuas: seres bajos, de no más de un metro de altura, similares a hurones bípedos. Sus cuerpos estaban llenos de pelo castaño y enmarañado. Sus estrechas cabezas de ojos demasiado grandes estaban sostenidas por largos cuellos extremadamente finos. Vestían andrajos, y portaban garrotes con clavos oxidados, viejas lanzas y, algunos, escudos de madera casi deshechos. Sus grandes pies desnudos apenas sonaban sobre las piedras.

Antes de darse cuenta, ya estaba bajo una lluvia de lanzas y piedras, que cayeron desmañadamente sobre él entre gritos sin articular.

Y no dejaban de trepar más y más de esos extraños hurones.

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06/03/2012, 18:21
Director

Mientras Oren trepaba por aquellas rocas, que sepultaban el camino de la izquierda, Marlene Lemoine observaba atentamente las dos estatuas. No tardó en guardar su monóculo, justo a tiempo para ver cómo Oren alcanzaba la cima del derrumbe. Desde abajo, el resto del grupo observó al ágil explorador. El sol, tímido, surgió de nuevo de entre las nubes, brillando ahora casi por encima de la comitiva, si aquello era posible a esa hora del día. Un suave calor empezó a templar armaduras, pieles y telas, e hizo destellar los pequeños cuernos de Oren, justo antes de desaparecer de la vista de los compañeros.

Entonces, bajo el sol, y con cada leve sonido retumbando en exceso contra la roca, empezaron a sentir que el paso del tiempo era difícil de desenmarañar. ¿Hacía cuánto habían dejado atrás la entrada de las Gargantas Gemelas? ¿Minutos, horas? El sol volvió a quedar oculto bajo negras nubes, aunque estaban seguros de que había estado más alto de lo que debía.

Fue en ese momento cuando oyeron voces, más allá del derrumbe. O, al menos, sonidos articulados. Y golpes de piedras, y madera.

¿Qué ocurría más allá de aquella barrera de rocas caídas?

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06/03/2012, 18:21
Director

Notas de juego

No ves nada raro en las estatuas.

El sendero de la derecha está despejado :)