Partida Rol por web

¿¿¿Mama???? ; Al escuchar esa voz, Denis supo a lo que se estaban enfrentando, así que, envainó su mandoble, y sin soltar la antorcha se desabrochó el peto, y al aflojarse la cota de malla se pudo entrever lo que nuestro caballero llevaba en el pecho. Era una cruz, gravada a fuego en la piel, la cual iba de hombro a hombro y desde el cuello al ombligo.

Este se santiguó y dijo en voz alta:

"El infierno está aquí, entre nosotros.

Detrás de cada roca, de cada muro, de cada esquina... Es el mundo detrás del mundo".

Después de esto, cogió su mandoble de nuevo y se puso a rezar mediante susurros ya que creía que seria más útil que cualquier arco y flecha que pudieran portar.

Vermeer sintió el miedo deslizándose a hurtadillas bajo su armadura. Para cuando el eco aniñado devolvió las palabras, se sentía rígido e inmóvil, incapaz de avanzar más en aquella penumbra. Oía el fuego de las crepitantes teas que portaba el resto, y también los resuellos de arcilla bajo los pies inmóviles.
Entonces, las palabras de Alberto, de nuevo rodeado de extrañas circunstancias, en éste caso, una misteriosa liberación.

El temor tornó en ira, y desenvainó velozmente, hasta rozar con su punta afilada el cuello del anciano:

- Atadle otra vez.De la mordaza se encargará mi espada... -tenía que obedecer a frithnand.

Así, se prometió no envainar la espada mientras Alberto estuviera ante él. Los lanceros eran débiles, en fuerza, y sobre todo, en espíritu.

El miedo inicial fue desvanecido por la sorpresa de ver como Alberto había sido liberado sin su consentimiento, se giro y con paso decidido se detuvo ante el y su escudero que amenazaba con su espada el arrugado cuello. Con un susurro audible solo para los que estaban cerca, no quería armar mas jaleo que el ya armado por sus acompañantes, le espetó- A la siguente orden desobecida por tu parte o por la de cualquiera de vosotros, la espada de Marcus no se detendra con el contacto de la piel- Miró a sus lanceros con enfado y por ultimo clavo los ojos en Alberto.- ¿Ha quedado claro?, no me des motivos para que no queden remordimientos en mi conciencia. Atenlo y por lo que mas queráis que no se vuelva a desatar sin una orden mía -Apoyó su mano en el hombro de su escudero y le siseo algo inteligible para los demás.

Volviendo al grupo, pidió calma y silencio- No arméis alboroto no nos conviene desvelar nuestra posición, Lo que haya allí abajo no debe saber que estamos aquí, si no queréis que nos pase como a estos desgraciados- Todo esto susurrando, pero el habitación parecía incrementar su voz. Agacho la cabeza y rebusco en algunos cadáveres en busca de algo que le fuera útil, alguna pista, algún emblema, algo que pudiera decir que había pasado allí

"Como puede ser esto verdad"

El grito del infante revotó contra las paredes, parece que alguien se ha perdido

Dolfus escuchó las palabras de Marlene, la maga siempre tenía un digno punto de vista, su afán por encontrar el porque de las cosas era digno de admiración. La atención del mago cambió de tercio y ahora esta se fijó en el ex cruzado, que no contento con adorar dioses surgidos de un libro ahora encima gritaba su salmo con tal volumen que hasta en otro tiempo lo oirían.

Pero entonces surgió una extraña cosa, el viejo amordazado por su señor había conseguido liberarse y de nuevo cotorreaba sin cesar, y por si fuera poco excepcional el asunto se le añadía el desconocimiento de los que él declaraba como autores de su liberación, los lanceros. ¿Con que arte lo ha conseguido?
A este episodio se sumaba un hecho pasado, "El tambien fue derribado, su parma..."

Tenía que averiguarlo, era un asunto capital. Entre la oscuridad todos eramos vulnerables. Se acercó a Beoval para saber que su hacha lo protegería.

Y con ese pensamiento Dolfus contemplo la escena.

- No creo en estas cosas, pero Alberto parece que tiene un don que desconocía, la próxima vez que pase algo así solo necesitaras un asentimiento por mi parte para actuar.- Los acontecimientos vividos desde que se introdujeron en el bosque lo llevaban a creer en cosas sobrenaturales, cosas que jamas había creído y que ahora estaban pasando delante de sus narices. "Como puede ser esto verdad"

Dolfus movió sus manos mientras se concentraba en su objetivo.

Y de fondo la escena.

El asombro de Dolfus se vio reflejado en su casi siempre alegre cara, "¿Como este susodicho consejero había conseguido repeler su hechizo?", Dolfus decidido a meditar enumero lo que hasta ahora sabía:

Primero fue repelido al igual que un mago nada mas entrar en el Bosque
Segundo tiene un odio hacía los magos
Tercero se ha liberado controlando la mete de sus captores
Cuarto y último ha repelido mi hechizo mágico.

"¿Como actuar ahora?"-se preguntó para si mismo Dolfus.

-¿Me traes ante demonios y también pretendes atarme?- Clavó su mirada en Frithnand -¿Estas seguro que este es el camino?- dijo Alberto sin resistirse a ser atado.

Tras lo escarpado de la bajada, el juglar mira atento toda la escena. Cuando el soldado encuentra el rastro de sangre y se muestra todo el escenario, un pequeño escalofrio recorre su cuerpo. Entonces, la palabra, tan comun y tan insustancial en cualquier momento menos en este, suena por toda la sala. La tension se nota en ambos grupos, unidos ahora en uno mas numeroso y, esperan, mas seguro. Las declaraciones de Marlene no animan el asunto. Tras unos momentos de vacilante estudio de la sala, mientras el resto hace lo que supone el bardo los tranquiliza, se dirige hacia el puente.

Señores, no soy muy ducho en arquitectura, pero este puente puede estar podrido, mas la puerta a su otro lado parece ser la unica salida aparte de saltar al pozo...- Dice susurrando, para que no resuene en demasia su voz, que contiene un pequeño toque tenso en ella.

En silencio, Oren se acercó a la barandilla que bordeaba el foso y echó un vistazo hacia el fondo, sus ojos se cruzaron momentáneamente con aquellos otros que brillaban desde las profundidades de Calebais "¿Qué clase de criatura aguarda ahí abajo?... debe de haber hecho de estas ruinas su morada, y ahora nosotros venimos a profanarla", sabía que, sin importar lo que fuera, sería hostil y acabaría encontrándose con ellos.

Ajeno al inoportuno revuelo ocasionado por el viejo, se aproximó al puente de madera y cuando llegó al comienzo posó un pié sobre éste, dejando caer parte de su peso en él para así medir el estado de aquellas maderas. "¿Mamá?... nada es lo que parece y apuesto a que esa voz no proviene realmente de un crío".

Bajo el pie de Oren, el madero pisado crujió suavemente, magnificado en aquel malhadado lugar. Sin embargo, parecía que podría aguantar algo de peso.

Mientras tanto, tras él, los lanceros volvían a atar las manos de Alberto, que no opuso resistencia alguna. Las palabras de Denis resonaban en las paredes del pozo, al fondo del cual diversas burbujas seguían rompiéndose al salir de la superficie de la lejana agua.

-Voy a cruzar- susurró mirando al resto, pues en aquel lugar hasta el más ligero susurro se amplificaba lo suficiente como para ser oído en toda la instancia. Confiado, posó su otro pié sobre la madera y ésta volvió a crujir como quejándose de tener que soportar el peso de una persona después de tanto tiempo, pero aún así ahí estaba. Con pasos gráciles y cuidadosos fue avanzando a lo largo de aquella pasarela hasta encontrarse en el otro extremo.

-Si pasáis de uno en uno no debería de haber problema... aunque me preocupa que el peso de Beoval sea demasiado...- Comunicó a sus compañeros en una voz que no se alejaba del susurro.

Cicos estaba sorprendido y algo asustado, pero no creía, al menos por el momento, que lo que hubiera allá abajo tuviera que ver con demonios... No sabía decir por qué, no obstante.

Se le ocurría realizar un hechizo para saber algo más de la voz que llamaba a su madre, pero para ello necesitaba hablar alto de forma que aquello le escuchara. Por tanto, esperó a que Dolfus y Marlene acabaran y, según lo que obtuvieran, se arriesgaría a lanzar la magia o no.

Calla Denis, y baja la voz, quieres??...deja al averno de lado por una vez en tu vida...reprime la colorada al cruzado.

Lo que ha sucedido aquí no tiene que ver con lo que hay allí abajo la mujer responde casi en un susurro a lo dicho por Sir Fithnand. Ve al viejo que misteriosamente se había liberado, pero contempla como lo sujetan nuevamente. Lentamente se aleja del pozo, mientras que retira su monóculo para guardarlo nuevamente bajo sus ropas. Se acerca al resto de los magos y les dice algo por lo bajo casi en un murmullo imperceptible.

Oren ya había cruzado al otro lado del puente, aunque había soportado el paso del mismo, planteaba las dudas con respecto a Beoval. Me parece buena idea que pasemos de a uno al otro lado, dejando por último a Beoval, atemoslo por la cintura y entre todos sostendrán la cuerda tensa del otro lado, si el puente cede eso evitará que caiga...

Dicho esto, la mujer comienza a cruzar el puente, despacio y con cuidado...

Mi monóculo no funciona, pero mi parma está activa...dice en un murmullo casi imperceptible a sus compañeros...Creo que la magia de detección no funciona en estas paredes...

- Pues pensaba realizar precisamente un hechizo de detección, una vez terminarais vosotros... - respondióle Cicos a Marlene también por lo bajinis...

Cicos cuchicheó con Marlene y con Dolfus algo entre ellos. Tras la sugerencia de Marlene y viéndola cruzar el puente despacio, se animó a decir en alto, esperando que todos lo entendieran:

- Ego in secondo - y se adelantó hasta donde comenzaba el puente, atento a que Marlene pasara al otro lado para cruzar él.

"...me traes ante demonios y..."
Ahí estaba otra vez. No había forma de hacer callar al necio anciano. Necio, desestabilizando el grupo, corrompiendolo en su mente. Ya no pudo soportarlo mas. Agarró la empuñadura y dirigió la espada hacia adelantee, para atravesar el cuello que la hoja ya besaba, hundiéndola hasta el puño.