Partida Rol por web

Steve jamás había sentido su boca tan seca como en aquel momento, había vivido muchas batallas pero sin duda nunca se había visto tan cerca de la muerte como en aquel instante, su grito y el del doctor parecieron hacer mella en el ser celestial quien después de todo siguió con su ataque hasta que antes de que pudiera darse cuenta un segundo ser celestial lo atravesó y mató.

Aquello sobrepasaba todo lo inimaginable y parecía una situación subrealista, aunque aquellos seres al parecer también morían.

Aquel ser parecía haber cumplido su misión en aquel lugar por lo que no tardaría en marcharse, era una oportunidad única para poder obtener algo de información.

Hace un rato hemos tenido un combate con unos alemanes que parecían auténticos demonios, ¿es eso posible? ¿como podemos combartirlos?

exclamo el especilista yendo al grano

A Mike la lucha entre los dos ángeles lo dejó sin habla. Una batalla eterna y lejana transcurría paralela a sus vidas y nunca habían sido testigos hasta ahora. Tyrael les salvó de una muerte segura pero ahora el ángel bueno parecía muy débil, como si el esfuerzo realizado para matar a su rival le hubiera absorbido las energías.

Cuando sintió como la mera presencia de Tyrael borraba toda presencia de hambre, sed o dolor se tranquilizó, aquel angel realmente quería ayudar.

Sus compañeros no tardaron en preguntarle por los nazis casi inmortales a los que se habían enfrentado y de quienes huían. Pero Mike se preocupó por el estado del ser divino, parecía herido o enfermo.

Luego de los disparos de cada uno de nosotros, la refriega acaba pronto. El ángel es empalado por una lanza de otro, esta vez de color blanco y alas como tentáculos azules, y de un movimiento toda esa adrenalina que tenía desaparece, sintiendo una gran calma que cubre todo mi ser al instante. Mi agarre se hace más suelto y voy bajando el rifle, antes de escuchar la voz del ángel en mi mente.

Sigo aún impresionado, sin poder decir nada mientras veo como hay varias reacciones, algunas logrando directamente hablar y otros ya de rodillas, en especial Boris quien hasta donde recordaba, no era muy religioso que digamos. Entonces logro unir los puntos, y rápidamente doy dos pasos hacia adelante, en dirección del ángel. -¡Z-Zephon! Ese es el general de los nazis que me atacaron. Sin importar que les dispararamos en la cabeza o en el corazón, sin importar si perdían un brazo ellos caminaban y seguían disparándonos como si nada. Zephon dijo que sus planes están por encima de cada tratado humano, dijo que él y su gente llevan caminando en la tierra como hace miles de años. Luego dijo otro nombre, Nirosch, dijo que purificara sus lineas y luego mató a la mitad de los nazis humanos. ¿Acaso es otro desertor de Dios? ¿O al menos escuchaste esos nombres antes? ¿Como podemos ayudarte antes de que...? Mueras, si es que acaso eso es algo posible.-

Su brillo azulado poco a poco se torna blanquecino…No hace falta ser un doctor para saber que Tyrael tiene los minutos contados…

En efecto el arcángel lentamente perdía su brillo celestino, transmutado a una débil aura del tono similar a la llama de una vela. La evidencia, en su armadura y vestimentas, contaban una feroz lucha contra Imperius antes de tocar tierra.

-Esto no lo esperaba Tyrael. Las visiones nada dijeron de esto – protesta Ocon al salir desde un matorral congelado, caminando hacia el arcángel sin heridas ni impedimentos pese al breve forcejeo contra Imperius.

-Eso luego doc. Ahora hay cosas más importantes – interviene el enigmático soldado cuando llega junto a Tyrael.

-Sin tu ayuda no podré contra Zhepon y los Nephilim – se lamenta al contemplar el decaimiento de su guía celestial.

-Espera eso no era el arma que puede eliminar por completo la existencia de un ser divino? Donde lo leí, Profesor, no era en el Apocalipsis?-

Randall, al igual que Vincent, Aaron y los demás, continuaba asombrado ante todo lo que sucedía. Hasta que las palabras de Boris lo sacan de su hechizo.

-¿Eh? Ah… pues es cierto. Las referencias son vagas…la espada son palabras y también una herramienta para el apocalipsis… ¡Todo esto es increíble! – reacciona entre un mar de emociones.

El simple hecho de ser espectador de un milagro, de algo imposible, es suficiente para prestar total atención al arcángel.

Al ver que el soldado regresa desde los arboles con un montón de dudas entonces el arcángel primero le habla a él.

-Espero que las visiones te hayan ayudado, pues de aquí en adelante deberás completar la tarea sin mí. Sabes que hacer y adonde ir. El resto queda en manos del Supremo.  – responde con gran pesar a Ocon.

A sabiendas que su tiempo se agota, Tyrael trata de ayudar todo lo posible mientras le sea posible. De modo que acaba por recostarse y así no gastar sus energías en estar de pie o arrodillado.

-No hay tiempo. Escuchen atentamente. –

-Recuperar la Espada es una tarea tan inmensa como el Paraíso. Es una tarea que podrá salvar al mundo de caer en un agujero y evitará que los Grigori y los Nephilim ataquen las puertas del Cielo. ¿Están a la altura de la tarea? ¿Harán lo que sea necesario para detener a los enemigos de Dios? –

-Escuchen lo siguiente. Sean testigos de una época, antes de que la ira de Dios cayera sobre esta tierra…-

-Una época en la que nuestro Señor había enviado ángeles de sus filas a la tierra, para proteger a las criaturas que sonreía… Llamaban Grigori a esos ángeles que siempre estaban de guardia, cerca de los humanos. Los ángeles de la guarda...-

-Ellos esperaban el momento en que los discípulos de Satán emergían de las sombras para llenar los oídos humanos de pecado y obligasen a otras criaturas divinas a seguir la senda tenebrosa. Entonces los siglos pasaron y los Grigori pasaban cada vez más tiempo ante la presencia humana. Y así empezaron a identificarse con ellos, y su resistencia a la corrupción comenzó a quebrarse. Pues ellos y los humanos estaban hechos a la semejanza del Señor-

-Los apareamientos de humanos y ángeles dieron luz a los Nephilim, seres mitad humanos y angelicales cuya capacidad para transitar las tinieblas tragedia todo lo concebido por Dios. Por eso el ángel Uriel fue enviado a advertir a Noé del diluvio…-

- El gran diluvio debía de limpiar la raza humana, su parte corrupta y también a los Nephilim y Grigori por igual para comenzar con una humanidad limpia. No lo logró-

-Los Grigori y los Nephilim supervivientes no estaban contentos de que su amado creador hubiese intentado borrarlos de la existencia. Se reunieron y focalizaron su rabia y su odio como un solo ser. Desde entonces han recorrido el mundo, ocultos a la vista de Dios, minando la fe en Dios y destruyendo a los inocentes… infectando los corazones de la humanidad para que esta siempre peleara entre si y jamás alcance la verdadera paz y bondad-

-Es por eso que han robado la Espada de Dios. Justo en este momento de inflexión en la historia de la humanidad, donde la influencia de los Grigori y Nephilim sobre los humanos se encuentra en su punto más alto. Nunca jamás hubo semejantes barbaridades sobre la tierra desde que esta guerra ha comenzado. El abrumador número de inocentes que han caído, la sangre que ha manchado la tierra y el incontable sufrimiento del resto de los involucrados ha causado una inestabilidad y un conflicto en la hueste celestial. Por eso Imperius pudo robar la espada con la intención de entregarla a los Grigori y Nephilim. Para iniciar el Apocalipsis.-

-Es una tarea inmensa, porque el resultado también lo es. ¿Aceptan llevar el peso de semejante misión? –

Las palabras de Tyrael poco a poco se antojan lejanas, provenientes de algún sitio radicado allí arriba, entre las nubes y la blanca luna  que ahora brilla para todos.

- Zhepon es un Grigori y Nisroch junto a los demás son Nephilim – comenta el aliado de Tyrael a Tala y a los demás que preguntan sobre el grupo Nazi que atacó sus líneas antes.

-Me han ayudado muchísimo Tyrael. Gracias por todo. – confiesa Ocon al sostener la mano del arcángel con las suyas.

-Hágase en mí según tu palabra-contestó Franklyn, aún arrodillado, parafraseando las palabras de la Virgen María.

La idea de formar parte de algo tan grande, enfrentándose a ángeles caídos y a aberraciones como aquellas que habían sido nombradas por el arcángel, le abrumaba, pero no podía dar la espalda a aquello. 

-¿Y de qué manera podemos nosotros, probres mortales, contribuir a esa misión?

El irlandes, de rodillas, rezaba, más aliviado de otra cosa, ya que había visto que ahora si era "el bueno" el que estaba ante ellos. Se puso en pie lentamente, recobrando su pistola y guardándola en la funda, como solía estar. Inspiró profundo y preguntó: - Sólo díganos por donde tirar, con que nos encontraremos por el camino, y si nos puede dar armas con las que luchar .... y lucharemos. No esperaba que les diera fusiles o espadas, pero si imaginaba que sabía por donde los alemantes las tendrían y podríamos quitárselas. Por un lado, para usarlas nosotros ... y por otro, para que ellos o las usen ni contra los nuestros ni contra nosotros mismos.

Mientras esperaba la respuesta le dio un codado a "Doc", y le susurró al oido: - Me da que no era natural y tenías razón lo de esos alemanes. Si, le estaba dando la razón, con la discursión que "disfrutaron", donde él mismo negaba que fuera sobrenatural la cosa y él había intentado "concienciarlas" de los contrario. Ya no hacía falta, ahora ya nos imaginábamos todos de donde salía ese poder, esa fuerza y esa depravación a la vida. Aún así miraba de reojo a Ocón, desconfiando de él, ya que ... no era lo que aparentaba ser. - ¿Es un ángel también?

-Jejejeje... ¡JAJAJAJAJAJA! -el codazo de Brannagh parece despertar a Walter, quien tras ver regresar a Ocon prácticamente indemne se había sumido en un estupefacto mutismo.

La risa, acre, amarga, continúa por unos instantes, Walter niega con la cabeza, inclinada y con una mano sobre los ojos. Incrédulo, airado.

Para iniciar el Apocalipsis.-

 -Nos estábamos apañando bien nosotros solos -hace un gesto a su alrededor pero que evoca los años de guerra, los bombardeos indiscriminados de ciudades, los muertos por centenas de millares, la locura del hombre-. Sin vuestra ayuda.

-¿Dónde estabais cuando estos mismos campos se anegaron de sangre hace treinta años? -Da un paso hacia Ocon y Tyrael-. Mi tío se despertaba gritando, todas las noches... durante el poco tiempo que vivió con nosotros antes de saltarse la tapa de los sesos. Sirvió de voluntario en el ejército inglés, vio morir a cientos en las trincheras. Como ahora...

...Ahora. Y ahora cuando hemos depurado la forma de matarnos, la hemos elevado a un arte industrializado, ahora, ¿nos habláis del Apocalipsis, del fin de los tiempos? ¡Ya lo estamos viviendo!

¿Dónde estabais cuando nos despeñábamos hacia el abismo? ¿Cuándo los inocentes mueren, dónde os escondéis? -Ahora sí, Walter saca su arma y la muestra a las dos criaturas celestiales.

-¡Mirad! -Grita- Sólo he de apretar el gatillo y ¡blam! Uno muere. Un instante y se acabaron las esperanzas, los sueños y todo el bien que una persona podría hacer... -se detiene un momento y mira a través de las lágrima a sus compañeros-. 

En cambio, yo necesito horas y las dos manos, todo mi esfuerzo, mi voluntad, años de estudio para salvar a una vida de vosotros, para arrebatar al negro destino a una mujer y un niño por nacer... y no siempre lo consigo. No se puede ganar la partida, sólo postergarla.

Cae de rodillas.

-El Todopoderoso necesita la ayuda de unas criaturas miserables, más empeñadas en destrozarse que en construir. ¡Jajajajaja, qué ridículo! No, nunca vi un Grigori susurrando al oído de un marido alcohólico que pega a su mujer, ni a un Nephilim apuñalando a un viejo solo por ser indio. No. Y tampoco he visto nunca a un ser celestial deteniendo la hemorragia de una madre que muere en el parto.

¿Ahora os importamos o bien lo que importa es vuestro precioso Cielo? ¿No le bastaría al todopoderoso -hay desprecio al decirlo- chasquear los dedos?

Baja la cabeza y mira el arma que todavía empuña en las manos. Las fuerzas parecen haberle abandonado del todo, aunque se le oye murmurar:

-Sería más fácil pegarnos un tiro...

Nada más escuchar a su jefe de unidad, caer en un estado de desesperación como tal, se tira de rodillas a su lado. 

- Venga "Doc", no desesperes. Le daba la razón, pero también sabía que Dios no se meteía mucho en las "tonterías" de los humanos, y ahora, como bien decía, le habían robado algo al "cielo" y por eso nos necesitaba, y menos mal que ahora sabemos que tenemos que buscar y a que nos enfrentamos. Brannagh miraba al ángel con cierto desprecio, como que ahora que necesitaban la ayuda de estos pobre humanos, nos venía a mendigar... - Bueno, por lo menos, nos ha librado de un ángel asesino que nos quería matar. Enseguida se puso en pie, no podía dejar que la tropa viera a su lider, un lider que en medio de un asalto había mantenido la cordura, había ordenado una retirada loca que era ... la mejor de las opciones y también había sido cuerdo, locuaz y eficaz hasta este momento. - No puede ver la tropa que su lider se está desmoronando. - Chicos, chicos, vengan comnigo, aquí, juntémonos todos. Mientras que con su cuerpo tapaba como podía a Walter, que rezaba o maldecía, todo achacándoselo al Cielo.

La reacción de Walter estaba justificada en cualquiera de los aspectos. Su trabajo es salvar vidas y en su defensa hay que añadir que en aquellas condiciones lo conseguía, en algunas ocasiones pero no se podía evitar sentirse desesperado cuando te enfrentas a un panorama desolador. Y eso era lo que nos pedía Tyrael:-Walter entiendo tus sentimientos y nadie puede reprocharte por sentirse así pero ahora mismo tenemos que hacer algo.-dije mientras me acercaba al médico, el cual estaba protegiendo Brannagh:-Tenemos que impedir que esos seres, esos Grigori y esos Nephilim, consigan un objeto que dejaría al gas mostaza como unas especias. No por ellos, ni el Cielo ni nada, ya que han ignorado lo ocurrido y no han hecho nada, si no por nosotros y así conseguir que esta maldita y estúpida guerra termine.-añado a continuación mientras estoy de rodillas frente al médico, con las manos sobre las suyas y sujetando su pistola:-Coge toda esa desesperación que sientes ahora y conviertela en ira así podrás sobrevivir a lo que se avecina.-añadí y me levanté para dirigirme hacia Tyrael y Ocon:-Vamos a necesitar que os mojéis y nos deis armas con las que enfrentarnos a ellos, ya que de lo contrario no conseguiremos una mierda y vais a perder la guerra.-les dije al final mientras señalaba en dirección a Saint Vinth y la cantidad de muertos que hay allí.  

El panorama era desalentador hasta el extremo. Lo era antes, pero incluso en los peores momentos, habíamos mantenido la cordura, nos habíamos mantenido unidos, todos remando en la misma dirección. Ahora, tras las palabras del arcangel, éramos un grupo sin cohesión ninguna, cada cual cayendo de un modo u otro en la desesperanza y la resignación.

Ahí estaba, hincado de rodillas, ofreciendo un respeto que no sabía si serviría de algo ni si era merecedor el tal Tyrael de recibirlo. Oí a Walter, en parte estaba de acuerdo, pero sus argumentos ya los había visto expuesto en multitud de ocasiones, y siempre le seguía la misma respuesta. El puto y jodido libre albedrío. La única diferencia es que esta vez no era un buen pastor quien daba el contraargumento. Era un... joder, ya ni se como nombrarlo, era un ser divino, línea directa con Dios.

Negué con la cabeza. Me levanté. Miré a ambos lados y comencé a sonreir.

Cualquiera que me viera en esos momentos pensaría que había perdido la cabeza. Que la desesperación había hecho daño. Pero nada más lejos de la realidad.

Caminé unos pasos en dirección a O'Connor, que estaba haciendo esfuerzos por juntarnos a todos y, sin dejar que acabáramos por reagruparnos dije - vamos, chicos, hemos venido a matar nazis. ¿Qué más da que sean grigoris o nephiliminis...? Si llevan el uniforme de las SS a mi me vale, tengo un arma, y mientras haya balas seguiré disparando contra esos cabrones. Ahora, señor Tyrael... ¿puedo llamarle así? - pregunté al arcángel, y a estas alturas ya me importaba un bledo ser irrespetuoso - ¿sería posible que bendijera nuestras balas para poder hacerles pupa a esos Gregorios y Necrofílicos.

Y para enfatizar más mis palabras saqué un pitillo y lo encendí...

Por un momento Sanders pensó que estaba ya muerto y que todo aquello era un sueño, una pesadilla o fuera lo que fuese menos la pura realidad.  Tras algunos pestañeos y tras pensar en pellizcarse para comprobar su teoría pareció que su mente volvía a alinearse con su cuerpo.

Al comprobar que aquel nuevo ser no parecía una amenaza sino todo lo contrario pues parecía que les estaba pidiendo ayuda, Steve bajo el arma.  Todo aquello les superaba sin duda y coincidía con el doctor en que como algo tan importante y con seres de tanto poder dependiera de la actuación de unos simples hombres.

Matar nazis esta dentro de nuestro propio cometido y no veo inconveniente en ello, pero sin duda coincido con el doctor al pensar que cojones vamos a hacer nosotros contra seres de tanto poder y porqué no los podéis resolver nosotros mismos.

Si el jodido destino del mundo esta en nuestras manos es que estamos realmente jodidos.

Precisamente, es lo que necesita Walter: recordar por qué ha vivido siempre. Si se sorprende por un momento ante la sensibilidad de Brannagh y Billy. Claro, la guerra no les ha dejado tiempo para conocerse más allá del calor humano, de la camaradería que les hacía arrimar el hombro unos con otros contra aquellos que parecían el mal encarnado... Y ahora resulta que hay un verdadero mal, un mal metafísico que se había materializado ante ellos, en carne, sangre, metal y hueso.

Toma el brazo tendido de Brannagh "No es el momento, Walter" lee en su mirada, y se levanta. Ya de pie, palmea el hombro de Billy, que ha sido el primero en acercarse.

-Gracias -dice con voz ronca que arrastra la cólera e indignación que siente. Echa una mirada rencorosa por encima del hombro hacia Ocon y Tyrael, esperando su respuesta.

A Mike le costaba asimilar lo que estaba ocurriendo en cambio, sus compañeros parecían animados, eso lo tranquilizó en cierto modo. Pero le costabaasumir que un angel les estaba encomendando una misión divina. El no sería quien rechazara tal tarea aunque se veía bastante abrumado sería un peso que compartiría con el resto de compañeros de armas.

-Yo me pongo a tu servicio, si es que puedo hacer algo.- Se sentía un poco impotente, Toparse con el poder de aquellos seres le hizo sentirse minúsculo. 

Tyrael puede percibir completamente las emociones de cada uno de los presentes. Es un caudal intenso de percepciones encontradas y contradictorias a su vez, pues eso significa la humanidad. Un conjunto de experiencias ajenas a todos los moradores del Cielo.

Pues esa parte, la humana, les es completamente desconocida a ellos. Es algo negado por simple protección y mandato de Dios luego del Gran diluvio.

Tantas preguntas y tan poco tiempo no le dan el margen necesario al arcángel a responder todo. Y su tiempo se agota velozmente…

-Lo siento. Mi tiempo ha terminado…siento no ser de más ayuda. Ustedes son los indicados…lo sabrán pronto. Él los ama. No lo olviden. – musita, sin fuerzas para otra cosa.

A continuación Tyrael comienza a desaparecer, llevado lejos por una brisa etérea.  Su lenta desaparición es su inexorable fin. Un final que solo es un cambio de estado hacia otro tipo de existencia, algo que también se rige sobre los sirvientes del cielo. Solo que su partida no es una completa perdida, porque su esencia primaria tiene un destino diferente.

Su hálito, al desaparecer su forma física, se desplaza hacia los desolados soldados que todavía esperan respuestas y ayuda a la inmensa tarea que les han presentado.  Sendos haces de luz  vuelan hacia Franklyn, Boris y los demás, para unirse en cada uno de ellos con un abrazo único y sin precedentes en la historia de la humanidad.

La esencia divina del arcángel en ese instante de unión representa un instante tan breve como un latido del corazón, que a su vez se vuelve eterno en cada uno de los soldados. En ese segundo infinito pueden percibir la vida de cada uno de los demás, sus experiencias, sus anhelos, sus miedos, sus momentos malos y sus momentos buenos; todas sus existencias se mezclan desde el hálito de Tyrael, que a su vez les regala el preciado tesoro del cielo. El conocimiento divino, prohibido a los humanos. Porque unos habían recibido el libre albedrio y los otros la sabiduría celestial.

Ahora entienden, desde la memorias del arcángel, la pena del no poder ayudar ni interferir en la tierra y socorrer a las personas. Con el Cielo bajo acecho constante por parte de los Grigori y Nephilim sus puertas han permanecido cerradas sin posibilidad alguna de interferir en el sangriento derrotero de la historia de la humanidad posterior al diluvio universal. Solo se permitió ser observadores de siglos de guerras sinsentido, esclavitud, sangrientas colonizaciones y un millar de situaciones más a causa de la imperturbable manipulación por parte de los enemigos de Dios. Por parte de los Grigori y Nephilim.

Porque las mayores acciones de la humanidad, las más significativas han sido influenciadas por ellos. Tal podría ser el caso del conductor, del Ford Deluxe V8, que atropella sin miramientos al perro y por poco mata a su dueña, o el caso del artillero alemán que sobre su bombardero Junkers decide arrojar sus bombas sobre la universidad de Stalingrado en lugar de una fábrica situada a un segundo de su mira. Incluso el primitivo impulso de ese niño por robar el jamón en aquel barrio pobre de  Hawfields. Todo esto y más ha sido la cosecha de estos seres que transitan la senda oscura y arrastran poco a poco a la humanidad para así llenar las fosas del infierno.

Los recuerdos e impresiones comprenden un recurso tan vasto como la historia del mundo y de sus hijos, el hombre. Es difícil retener todo en esa fracción de tiempo antes que la fugaz unión finalice. Es por eso que instintivamente cada uno de los presentes lo asimila de diferentes formas cuando no hay palabras para expresas los conocimientos y memorias adquiridas.

Solo está allí un momento y luego se va…

-¡No! – exclama instintivamente, en el momento que su aliado se desvanece en el aire.

En consecuencia el hombre se desploma, y de rodillas al suelo con una mano golpea la tierra congelada con gran frustración. Hasta que el regalo del arcángel se manifiesta sobre los demás soldados. Eso asombra a Mark, quien se persigna y susurra algo en latín.

Eso no se lo esperaba. Es algo que le devuelve la fe en que todo termine con el éxito de la misión.

-Descansa en paz amigo- murmura sin dejar de mirar al cielo.

Intuyendo el regalo del arcángel en sus compañeros la respuesta para Brannagh y los demás por sus anteriores inquietudes fluye por sí sola.

-Nuestras armas son más que suficientes. Solo necesitamos actualizar la munición – contesta y muestra un cargador que tenía guardado en un bolsillo interior de su chaqueta. El cargador tiene balas de un tono más oscuro.

-Las legiones de Lucifer cuando llegaron contaminaron las entrañas de la tierra junto al Caído al construir sus torres y sus armas con hierro como principal metal. El hierro se considera contaminado, manchado, infectado. Y los Nephilim como mestizos, son vulnerables al hierro. Incluso los Grigori y los ángeles también lo son, pero deben dispararles en el corazón o en la cabeza porque otra herida solo los frenará. –

-Luego del diluvio, con la crucifixión, el hierro se volvió más importante en la guerra. Por los clavos utilizados –

-No es necesario que las balas sean completamente de hierro. Con tener algo de hierro en ellas es suficiente- dicho esto Mark vuelve a guardar el cargador “especial” en su chaqueta.