El Guía

El tiempo de las últimas decisiones había expirado.

Cole se adelanta erguido, situándose en el centro de la sala. Varias placas de las que formaban las paredes, con su ilusión de prístina blancura, comienzan a retirarse, mostrando los engranajes y brazos mecánicos que daban forma a aquel espacio.

Un nuevo espacio de abre ante todos, mientras la terminal desde la que siempre había hablado Hall se retira hacia atrás, reculando para dejarles acceso a lo que hay más allá. 

Una fina capa de polvo llena la escancia que acaba de iluminarse. Media docena de asientos, cada uno con su propia terminal, rodean una corta escalinata hasta el último panel visible. Siempre ha estado aquí, al alcance de cualquiera que supiera qué piezas pulsar. 

En esa dirección avanzan Walter, Laura, Graham, Brenda, Jared y, algo más vacilante, Harsha, llevada por el Capitán, quien de forma sutil no deja que se quede atrás.

Retrasados, como si no quisieran saber qué va a suceder, avanzan Fremont, Elena, Alann, e Idoia.

Otros tantos observan desde las cámaras todo lo que sucede, con diferentes grados de angustia por lo que pueda pasar y tener que conformarse con ser espectadores de este espectáculo con guión preestablecido.

Es entonces Skynet quien se detiene y mira al Capitán, éste asiente, quizá concediéndole permiso para... algo. Y un ademán de su mano es suficiente.

Del suelo algunas placas verdosas y, de éstas últimas, unos hologramas celestes de cada uno de los caídos, ahora convertidos en testigos mudos de lo que habría de suceder.

Un cambio.

El capitán asiente y se adelanta, colocándose junto a la silla central, pero sin llegar a sentarse. 

- El Guía tiene ya una decisión. Reclamo la presencia de ambos Controladores para hacerla efectiva.

Skynet avanza entonces, con una sonrisa de satisfacción en el rostro, y cuando alcanza el podium, mira hacia atrás.

Ha llegado la hora. Gracias a vosotros, por ello se os permite ver este momento de Inflexión Temporal, un momento en el que todo va cambiar, no sólo para vosotros, si no para toda la humanidad. Llenáos de satisfacción y orgullo al saber que vuestra existencia ha dejado de ser insignificante para ser el motor de algo más grande que vosotros mismos. Alegráos. Y ahora, es el momento...

Una sonrisa tranquila. Y una voz autoritaria que sólo Skynet podría conseguir.

Eva, descárgate. Ya.

Entonces medita un segundo, pero no dice nada más, parece ser que al fin algo va a suceder, pero no podéis evitar sentir un escalofrío. El carcelero se ha convertido ahora en un dios... Y ese pensamiento helaría la sangre de todos sus presos.

No es inmediato, pero pronto pueden escuchar unos pasos vacilantes que llegan desde atrás. 

Es una mujer... o parecería una mujer su no pareciera construida con la misma materia que invade muchas de las salas de la Burbuja, de textura entre orgánico y metálica. Mantiene los ojos cerrados, pero no parece que los necesite para ver. Se mueve de forma mecánica, débil, pero no deja de estar erguida, como si sólo la sostuviera lo que le queda de orgullo.

Pasa entre todos sin prestar atención a ninguno en concreto, y cuando comienza a subir las escaleras, es Skynet el que desciende para ayudarla a subir los escalones en un gesto caballeroso. 

Sin embargo, cuando se separa de ella, el brazo que le ha sostenido queda inerte, con líneas de sangre oscura desde el codo hasta la muñeca y los dedos, así como en la mano de Skynet. 

La proyección de Eva Hallbert guarda silencio.

Sólo entonces abre los ojos. Cuencas vacías y ciegas que se dirigen hacia donde Cole Matheus, hasta ahora Walter, permanece observando la escena.

Ambos Controladores colocan entonces al unísono las manos sobre sendos paneles. 

Cargo autorizado - Hablan a la vez, como si de un solo ente se tratase - Acceso.

Y el cielo se despliega frente a todos.

Cada pared, cada módulo que les rodea, pierde el color por completo, permitiendo que la luz lo atraviese. Se descubren en una cúpula de cristal, una mano tendida al universo que muestra lo que hay más allá... hasta lo que es llamado La Grieta. 

El Universo bajo vuestros pues, estrellas sobre vuestras cabezas, y en mitad de toda esa infinidad que no es nada y que podría serlo todo, sientes un vértigo que tira de ti hacia atrás. El infinito que se contempla es sobrecogedor. Miras a tu alrededor, tratando de encontrar algo sólido a lo que asirte, pero no encuentras consuelo en las sombras difusas a tu alrededor que deben ser el resto de los observadores de aquella escena. 

Bajo esa luz, la imagen de cada controlador ha cambiado. 

Skynet sonríe, lleno de gozo, mientras que la imagen de Hall se muestra raquítica, como si no fuera mas que un soplo, pero hay una tercera figura que se percibe con nitidez. 

Es Harsha, pero no tienes tiempo de plantearte porqué esa diferencia.

El Guía habla, y con cada una de sus palabras, el destino del mundo cambia.

Mi decisión estaba tomada y aunque las palabras de Fremont me advertían, yo ya había considerado algo que no le había comentado. Avance en silencio observándolo todo, movido entre la curiosidad y el miedo, un miedo que intentaba no expresar…

Eva al fin aparecía, me giro para observara y para mi asombro no era a quien yo esperaba, pues siempre la había imaginado como una niña... Aquel cambio, no sabía como tomármelo, aquella mujer no era la misma que me había suplicado mi ayuda. Observo como lo que parecía sangre se escurría por su brazo y sus ojos completamente vacíos se posaban en mí.

Aparto mi vista de ella y me centro en Skynet.

-Tengo algo que proponerte, un intercambio- Mi mano se alza hasta señalar a Eva- Su vida, será mía. Jamás volverlas a tocarla, ni dañarla…-Guarde un instante de silencio- a cambio haré que el Virus cambie y mute mas poderoso de lo que es ahora, tu séquito será mayor-

Espere su respuesta sin parar de pensar "lo único que deseo cambiar es su sufrimiento".

Algo parece que va a cambiar. El gesto de Skynet se tuerce en una mueca de rabia y, casi con esa misma premura, se transmuta en un gesto... macabro.

Concedido. No destruiré su vida. Me pondré en ello en terminar las decisiones para el Objetivo. Como ella misma diría: Si pudieses cambiar una cosa del pasado... ¿qué sería? El universo te espera. Hemos de salvar la humanidad. Como ella diría: El Objetivo es prioritario. No comprendo cómo puede gustarte una muñeca, pero está concedido.

Carraspea, sus ojos brillan en malicia.

Ahora, Guía, cambia el pasado de la humanidad... salva el futuro...

La imagen de Hall permanece en silencio, estática, como si tuviese menos emoción que cualquiera de los robots presentes... o supiera actuar mejor.

No pude evitar sonreír, al menos su vida ya no correría peligro. Pero ahora venia lo difícil… si había algo que podíamos mandar al pasado no eran los planos de la burbuja como Harsha había indicado, de que serviría eso si seguimos atascados con la dichosa pandemia.

-Toda la información que tenemos sobre la pandemia, quiero que sea transferida a la base de datos de Wikileaks a finales de 2007-

Dos se las sombras que correspondían a los caídos se están desvaneciendo. En el último instante, casi parecía que una trataba de abrazar a la contraria. 

Nada queda de ellos, instantes después.

Hallbert escucha con atención las últimas palabras del Guía y asiente despacio.

Al fin... todo termina - Murmura con una tenue sonrisa.

La expresión del contrario se contrae. Tan parecidos, tan diferentes. 

Es ahora cuando comienza.

Gota a gota, como si de vuestra misma energía se tratase, sienten cómo la energía de la Burbuja se condensa. Algunos módulos dejan de girar, y en ellos, los Droides de su interior dejan de percibir su propia gravedad. En otros, la luz se apaga sobre los cuerpos inertes de aquellos que ya no tienen conciencia para observar lo que le sucede a la sala en la que han tratado de sobrevivir estas últimas semanas, aún cuando algunos tan solo lograron subsistir unos días. 

La Burbuja, la Grande, la mayor creación del hombre, incompleta, mutilada, agotada... DESPIERTA. 

Media docena de hologramas se despliegan, gracias a lo cual los supervivientes al Proceso son capaces de ver la nueva Transformación que se está dando en la nave. La cadena de anillos fraccionados cruje, y como si de una inmensa serpiente se tratase, se comienza a enroscar sobre sí misma. Algunos módulos no soportan el movimiento, colapsando completamente hasta no ser más que escombros. 

Una inmensa Cápsula se mueve entonces, colocándose sobre el mismo Centro Ingrávido de la Burbuja, y se despliega como si de una flor de loto se tratase. La luz que emiten las grietas de esa flor que se despliega es tan intensa que ni las cámaras dispuestas son capaces de ver lo que hay encerrado en su interior. 

Esa es la última imagen que ve Sean James Terenti antes de que lo poco que queda de él sea consumido por ese atacante invisible de apetito atroz en el Almacén de Datos.

Como si esa luz tuviese materia, ésta comienza a alargarse, superando con creces las dimensiones de la Burbuja, alargándose en brazos-espiral que llegan a abarcar todo lo que alcanzan a ver, en todas direcciones. 

Las miradas de ambos Controladores parecen vacías ahora, extasiados y centrados en todo el Despliegue, y es entonces cuando una de las sombras salta hacia delante, aprovechando quizás el momento de debilidad de la mente infestada de aquel lugar. 

Fremont se lanza con toda la fuerza de la que es capaz, contra Laura. Sus engranajes chirrían y varios de sus músculos sangran por el terrible esfuerzo. La Matriarca entre los virus da un respingo, como si algo como aquello no se lo esperase, pero entonces es Fremont el que se ve obligado a detenerse. Mira hacia un lado. Es Brenda quien se ha interpuesto. La mirada que le dedica es de odio absoluto, y despacio. Cae inerte al suelo. 

Ese parece ser el disparador que los demás necesitaban. Idoia se lanza contra Brenda, pero es interceptada por Graham. Laura, Jared y Alann se ven también envueltos, pero la luz no les deja casi diferenciar entre amigos y enemigos, y solo entonces...

La energía condensada estalla, atravesando la Grieta con el paquete de información directo que Walter decidió enviar hacia al pasado. Solo la tercera tripulación había sido capaz de llegar hasta aquí.

La realidad chilla, fraccionada, herida. Una gran Paradoja se cierne sobre la burbuja. Pueden sentirla como una honda expansiva, cual maremoto, dispuesta a desvanecer cada átomo, cada pensamiento, y entonces... 

La Grieta abre los ojos y todo cambia

Cuando la descarga finaliza, es imposible saber cuanto tiempo real ha pasado. Podrían haber sido instantes o podrían haber sido siglos. 

La Burbuja aún existe ¿Qué ha cambiado, entonces? un cambio tan importante como el que el Guía imprimió en el pasado podría haber tenido todo tipo de repercusiones. 

La silueta de Skynet permanece en pie en mitad de la sala, aguardando con la misma sonrisa amable que siempre ha mostrado. El mismo gesto que oculta más de lo que muestra que ha tenido durante todo el proceso, solo que ahora tiene algo en las manos. Algo que no se alcanza a distinguir con claridad. 

En el suelo y a su alrededor hay restos rotos de ese material a medio paso entre lo orgánico y lo inorgánico. Grisáceo y aún goteante, está medio paso entre el aceite y la sangre. Hall no está, o al menos, nada que pueda identificarse como el cuerpo físico con el que entró a aquella habitación.

No hay rastro de los hologramas que representaban a las mentes en el almacén de datos. La pantalla que hasta ahora mostraba lo que sucedía en su interior solo tiene estática. Los cuerpos de todos los que habían llegado hasta allí están ahora desperdigados por el suelo, machucados o con algún brazo de menos. A simple vista se percibe que nadie ha salido indemne, y es difícil diferenciar quienes están vivos y quienes no.

El Capitán es el primero en despertar y mirar a su alrededor. Los primeros instantes de confusión pasan despacio, y acaba por dejarse caer hacia atrás en su asiento.

- No nos hemos desvanecido... qué paradoja.

Murmura para si mismo, en parte aliviado y en parte ... ¿Decepcionado? Mira los cuerpos restantes de la segunda tripulación - Aunque nunca sabremos si en realidad esto ya había pasado.

Solo que ahora sí que lo sabemos - La sonrisa de Skynet se ensancha mordaz, pero no es el momento. Ignorando la mirada interrogativa del Capitán, desciende las escaleras hacia los tendidos, algunos de los cuales están empezando a moverse, despertando despacio.

El primero junto al que se para el el propio Guía, quien no tarda en semi-incorporarse y terminar de levantarse con la ayuda de la mano de Skynet. 

Esto ahora es tuyo - Le dice sin más, tendiéndole una muñeca de ojos rojos que hasta ahora sostenía en las manos.

- Pero... ¿Qué le... has hecho?

Alcanza apenas Walter a murmurar, sosteniéndola mientras infinidad de dudas lo asaltan. ¿Había hacho lo correcto? ¿Esta era la única forma que Skynet admitía para que Hall siguiera viviendo?

Aprieta las mandíbulas con el corazón en un puño y asiente despacio. Como haría un abuelo, moja el borde de su manga y empieza a limpiar de mugre el rostro de la muñeca como si de su nieta se tratara, y le susurra - Te lo prometí. Te prometí que no te abandonaría, pasara lo que pasara. Solo lamento que haya tenido que ser bajo estas circunstancias.

La pequeña muñeca apenas mueve los ojos en la dirección en la que escucha hablar. Sus cambios faciales son nulos, y solo frunce el ceño cuando siente el roce sobre su mejilla, como si su mente estuviese abstraída de la realidad, y le extrañase el contacto. 

Te lo prometí... - repite ella en un hilo de voz, más en un ensayo de repetición que como muestra de entendimiento. 

Una parte de ella sencillamente... no está.