Partida Rol por web

Por el rabillo del ojo  veo aparecer a Rod en un estado lamentable, dejo que el poder emane de mi para cerrar sus heridas mientras intento alcanzar de nuevo al guardia.

Los lobos seguían vivos y nos salvamos por un pelo de acabar heridos. Por fortuna, mi compañero había logrado que una de las flechas diera en el objetivo, así que uno de ellos estaba herido... pero necesitábamos más que eso.

Sostuve mi espada hacia atrás, la moví de costado, haciendo zig zag de un lado y del otro para que su filo cortara a la bestia. Con cada paso que hacía en la búsqueda del hombre al que debíamos rescatar, mi reacción al combate era más natural, mostrándome algo que existía en mí que antes desconocía: el ímpetu de la pelea.

Evitando parecer un loco e intentar disparar al alcance de esos dientes, retrocedí aprovechando el ataque de Adabella y volví a disparar otra flecha plateada con gran presteza y logrando clavarla en el lomo del animal.

Rod llegó a tiempo de ver como Wylver fallaba el golpe contra su oponente....No te distraigas y acaba con él.

El espacio allí era bastante reducido y le impedía pasar para ayudarle. Esperó a ver si encontraba un hueco por el que pasar, o bien que Wylvern necesitara un relevo y ocupara su sitio

Aquello empezaba a resultar más una situación cómica que otra cosa, puesto que ninguno de los dos combatientes era capaz  de encajar un golpe al otro.

Arborang lograba encajar otra de sus flechas plateadas en la criatura hiriéndolo de nuevo. Los lobunos reaccionaron contra los agresores, aunque erraron en sus intentos de morderles.  Adabella aprovechó el fallo de sus enemigos para encajar un fuerte golpe con la espada a la criatura a la que su compañero ya había dañado. 

La sangre salpicaba el suelo de la estancia, pero la criatura se negaba a caer.

Hubiera sido de idiotas el suponer que se quedarían quietas mientras les perforaba con las flechas, pero a pesar de logar esquivar sus peligrosos dientes empezaba a ver que iba a ser complicado escapar de ellos continuamente en la pequeña sala. Será mejor no prolongarlo demasiado Pienso mientras observo como la siguiente flecha vuelve a hacer blanco en el animal.

Teníamos que terminar de abatir a ese lobo que se negaba a caer. Me daba pena pues respetaba toda vida y los lobos me parecían criaturas encantadoras, pero no teníamos mucha chance. Si no acabábamos con ellos, ellos lo harían con nosotros.

-Falta menos, compañero. No cesemos en el ataque.

Volví a intentar golpear con mi espada al pobre bicho, una parte de mí deseaba que muriera rápidamente y sin tanto sufrimiendo. 

Cuando mi ataque vuelve a fallar resoplo. Vete  por otro lugar compañero , este bicho tienes piel muy dura  y este combate se va a alargar mas de lo que quisiera.

Apenas escucho las palabras de Wylvern. Aunque notaba cómo las heridas empezaban a cicatrizar poco a poco, se encontraba demasiado herido y demasiado débil.

La adrenalina había hecho que se mantuviera en pie, pero el parón que estaba haciendo le había debilitado demasiado. Casi sin darse cuenta se recostó en la pared

Arborang clavaba la flecha de plata en la criatura herida y finalmente, saeta tras saeta lograba poner fin a su vida. La otra criatura atacó a Adabella y esta vez si que logró darle un fuerte mordisco en su pierna, hasta tal punto que le arrancó parte de su muslo. Aquella herida hizo que la clérigo no pudiese asestar correctamente su siguiente embestida.

-Ayy!! Bestia inmunda...

La mordida del segundo lobo me lastimó fieramente. La sangre salió a borbotones de mi pierna izquierda. Me tuve que arrodillar sobre la otra.

-No puedo combatir así...

Estaba muy malherida, esperaba que mi compañero tuviese más suerte que yo esta vez. Pero así y todo, lesionada, no podía sanarme si el chucho seguía vivo. Así que, de rodillas, intenté frenar su ataque, contraatanco con mi espada si se me acercaba.

Estando Rod junto a su compañero podía notar como sus heridas se iban cerrando y como le aliviaba su compañía. Pero desgraciadamente, el que no corría ahora la misma suerte fue Wylvern que había sido herido por la criatura en un brazo, lo que le dificultó asestarle el golpe que estaba tratando de dar.

eeeeeeeeeeh, ten cuidado eso duele.Chillo al sentir como consigue herirme e intento devolverle la gentileza.

Observé de primera mano como el animal mordía a la mujer causándole un terrible dolor y arrebatándole una terrible confesión de la que ya era consciente. Debíamos empezar a movernos incluso más rápido, por lo que disparé una nueva flecha y, sin esperar a comprobar si había golpeado en la criatura, decidí moverme en busca de una mejor posición que nos permitiera acosarla y dejarle menos espacio para maniobrar... a pesar de que pudiera llevarme alguno de sus peligrosos mordiscos.

Encabritado por el dolor sentido debido al golpe que te dio tu enemigo logras encajarle un fuerte golpe en una pierna. Entonces, la criatura hace un amago de tratar de golpearte pero resbala por culpa de su pierna herida y cae al suelo facilitándote ahora tus ataques.

Adabella y Arborang continuaban con su estrategia, ambos seguían atacando sin dar descanso a la criatura, a pesar del dolor de la pierna, la clérigo se mantenía firme y estoica y encajaba golpe tras golpe a la par que esquivaba las acometidas del lobo.

Mis heridas me hacían realmente díficil el atacar, o incluso el defenderme. Aunque en un primer momento logré hacer algo para evitar ser mordida de nuevo, con el pasar de los minutos mis golpes fallaban más y más.

-No voy a soportar mucho este combate, Arborang. Intenta pegar una flecha o algo a este desgraciado, mi espada está teniendo un mal día.

Y era verdad, aunque la había blandido con gracia en las batallas anteriores, ahora me estaba agotando.

Ja,ja te tengo río con ganas al verle caer.No te preocupes compañero por fin he encontrado una grieta en su defensa.

Teniendo margen para maniobrar a costa de Adabella, me separo del animal lo justo para poder dispararle sin riesgo a llevarme un mordisco de su parte.