Partida Rol por web

Sigo su rastro de caos y sudor... 

-Me parece honorable Deno, que va a tener que permanecer con nosotras durante un rato. -dice Keldairai en un tono divertido.

-Creo que un poco de infusión de café y cacao será del gusto del protector -añade Galoko dirigiéndose a los dueños.

Luego ambas se sientan en uno de los esponjosos bancos bajos a una mesa, se les unen las otras dos mujeres. Te hacen una seña para que te les unas.

-Por favor honorable protector permítanos disfrutar de su compañía. -dice Keldairai, mientras señala un espacio entre ella y su maestra.

Inmediatamente tras el golpe, los acontecimientos se precipitan. El impactado recibe el botellazo sin esperárselo y rezo para que sea suficiente para dejarle K.O. Por desgracia, no contaba con que la botella estallase en mis manos y se me clavasen fragmentos de cerámica provocándome dolor. Doy un par de pasos alejándome del hombre que nos pretendía tender una trampa y doy gracias al instinto del protector y a mi precaución de no beber en ejercicio de mi trabajo. Cuando me giro para ver cómo le va al protector, ya ha terminado la pelea y ni siquiera me he enterado de la misma. Con la mano zurda sujeto mi diestra que ha resultado herida por los fragmentos de cerámica, el protector Ganikusi apunta con su espada al traidor, poniendo bajo amenaza su vida si decide intentar algo más mientras Karu Onekai regresa llevando consigo a un hombre que identifica como el delegado Askuro. El protector también ha resultado herido y gravemente en su búsqueda del delegado. Bien - Comienzo, aunque nada está bien - Espero que lo que tenga que decirme explique por qué su comitiva ha traído a la ciudad asesinatos, traiciones, desacatos e intento de homicidio de representantes del estamento públoco. Antes de atender al delegado Askuro, dirijo unas palabras a Ganikusi. Protector, mantenga a ralla y vivo al criminal. Asegúrese que no ingiere ningún veneno ni pretende suicidio. Debe estar en plenas facultades para cuando todo el peso de la ciudad caiga sobre sus espaldas. Delegado Askuro, le escucho

-Ilustre magistrado, veo que habéis puesto nerviosos a mis enemigos. -dice horrorizado al contemplar la escena. Luego se gira dándole la cara al hombre que os ha puesto en esto. -¿Qué has hecho desgraciado? Ilustre Dagio Nara, me pongo a su disposición, y ruego a los protectores aquí presentes su protección, pero este valiente hombre ha sido herido y si no es tratado con urgencia puede complicarse terriblemente -dice al refiriéndose a Onekal. -Por favor, deje de apuntar a esa escoria y ayude a su compañero a llegar a un punto de atención, yo correré con los gastos. Ese maldito no tiene el valor para suicidarse.

Llegas a palacio con un revuelo tremendo, los guardias intentan impedir tu paso hasta que ven tu arma y deducen tu cargo, aún así te preguntan -Disculpe, a pesar de ser evidente su honorable cargo, debo pedirle que se identifique.

Casi lo pierdes cuando te das cuenta que ya estás al lado de palacio, así que continuas tu marcha, lo ves justo ser flanqueado por lo guardias, y te das cuenta que sin su ayuda no podrás entrar

Comienzo a pensar que esto es una trampa y hemos caido en ella estrepitosamente y por completo. Al mismo tiempo, lavisión de este coro de vestales requiriéndome a su vera, se me antoja como un secuestro divino. Creo que ni en mis fantasías más candentes he imaginado unas bellezas tales devolviéndome la mirada con sonrisas. Pero no soy tan bobo como para abandonar el emblema de mi labor, el sable.

Gaaru Nagata protector del reino y en estos momentos me apremia encontrar al magistrado Nara. ¿Saben de su paradero?

Tengo mucha prisa, pero no seré descortés.

Deberia haber pasado por aquí en el oficio de sus investigaciones. Y me consta que necesita de ayuda.

La bella Galoko acelera mi corazón y tengo plena fe en sus avisos.

-Acaba de darse la alarma por incidentes armados dentro de palacio, no sé si tiene que ver con ello, pero su cargo le autoriza a pasar honorable protector. -dice el guardia a Gaaru.

-Espere por favor señor Gaaru, permítame acompañarle. -dice Hokelsa, quien al parecer ha venido corriendo tras la pista del protector. -Se que es pronto para que lo creáis, y que las circunstancias de nuestro encuentro han sido cuanto menos peculiares, pero os aseguro que os puedo ser útil.

El guardia mira a Gaaru a la espera de su respuesta.

-A ralla, si. Vivo, esta por ver.-digo con una sonrisa cruel en los labios.

Tras mi comentario interviene el delegado y, tras escuchar sus palabras sopeso la situación. Si bien es cierto que el otro protector se encuentra herido de gravedad, dejar aquí, solo, al magistrado puede ser bastante malo para él. Aunque, pensándolo mejor, si Askuro nos desease muertos, no habría traído hasta aquí al herido Onekal, lo habría rematado.

Con un encogimiento de hombros, envaino las espadas con una floritura para eliminar la sangre de las hojas y le ofrezco mi hombro al protector.

-Volveré una vez que su vida no corra peligro.

Tras estas escuetas palabras, abandono la estancia.

Aprieto con fuerza la empuñadura de mi espada. Hokelsa Kil deberá acompañarme Digo mirando a los guardias y a traves de ellos con firmeza.

Creo que es momento de poner fin a estos incidentes armados

Tiro a correr en busca del magistrado Nara.

Espero que el color de la sangre no sea desconocido para ti Hokelsa, porque a sangrar nos dirigimos.

Karu escucha las palabras de Askuro y del magistrado. Cuando acaban de hablar, agradece y acepta el hombro que le tiende Nakida, que ha salido bastante mejor parado que él de su enfrentamiento.

—¿Habéis descubierto algo más?—le pregunta esforzándose en no expresar dolor.

-De la sangre no se, pero se lo que es sudar... como le gusta a su señoría! Digo mientras hecho a correr detras suya y pasó entre los guardias sin ni siguiera dedicarles una mirada

Hokelsa se está quedando atrás en la carrera por los jardines cuando os cruzáis de frente a Ganikusi ayudando a Karu a caminar, ambos están heridos, pero mientras que las heridas de Ganikusi parecen superficiales, las de Karu son graves.

Debido a su pesado andar aún no os han visto.

-¿Quiere el honorable Deno escuchar una canción mientras guarda con su valor esta casa? -te dice una de las mujeres que ahora sabes que se llama Gara.

Ciertamente no puedes estar más feliz, han conseguido hacerte sentir útil, por lo que ya no te atormentan los pensamientos del deber.

Antes de que puedas responder a la pregunta se abre la puerta de golpe y dos hombres se disponen a pasar.

-¿Qué significa esto? y por que "ese" las tiene a todas para él? -dice uno mirándote con desprecio.

-Ilustre magistrado, permítame abrir ese sobre, creo que su contenido le permitirá comprenderlo todo, yo lo conozco, o al menos lo intuyo, pero prefiero que sea usted mismo quien llegue a las conclusiones, no deseo que se sienta influido. -dice el delegado, luego saca de los pliegues de la ropa una daga estilo xazita y añade -Si se mueve yo mismo lo mataré, siéntase tranquilo de acometer las acciones que considere oportunas sin preocuparse por este desgraciado.

-!Por el cielo y la montaña!

Observo que no hay hostiles cerca y de ser ese el caso, agarro a Karu por debajo del hombro para examinar la gravedad de sus heridas.

- Honorables, ¿Qué sucede? ¿y el magistrado Nara?

-La verdad es que hemos descubierto dos cosas, la primera que es un traidor que ha intentado asesinarnos, el motivo por ahora se nos sigue escapando, aunque poco le queda para escupir los detalles. Lo segundo, sus asesinos eran basura, no se en que gastaría su dinero, pero desde luego no invertía en buenos guerreros.

Tras caminar un poco más, de pronto aparecen el protector Nagata junto a un desconocido.

-El sospechoso ha intentado matarnos a traición y se encuentra retenido por el magistrado y el señor Askuro, que no parece estar implicado. Yo di buena cuenta de mis asaltantes, pero al pobre Karu le han cogido solo.  ¿Sabes dónde pueden curarle?

—No quiero entorpecer vuestra labor—les dice Karu—. Si puedo tener unos segundos de sosiego tal vez pueda usar las artes arcanas para reparar parte del daño.

De acuerdo - Le digo a los protectores, aunque lo cierto es que no estaba de acuerdo en absoluto. Más que una confirmación, era una forma de hablar.

Después me giro hacia el ilustre delegado Askuro

El protector indica que tiene usted algo que decirme, sin embargo, no ha dicho aún nada valioso. Espero que lo que tenga que añadir al abrir este sobre lo sea. Tenga en cuenta que no sólo estamos investigando un asesinato, si no que las personas a su servicio acaban de acometer un intento de asesinato sobre las fuerzas del orden de la ciudad.

Eso debía ser tomado como una declaración afirmativa, ya que no iba a obtener más en favor. El magistrado se quedó esperando a que el delegado abriese el sobre.

Por si el protector no le ha informado debidamente, estamos investigando la muerte del señor Figore. Aparentemente ese hombre le servía a usted y conocía secretos personales, así como salvaguardaba alguna información relevante en su cartera. No hay indicios de robo, puesto que papeles importantes y una gran cantidad de ciclos continúan en la cartera, sin embargo, no descartamos que hay habido un robo, en cuyo caso debería haber desaparecido algún objeto muy específico y en ningún caso realizado por un aficionado.

¿Qué tiene que decir?