Partida Rol por web

Intentando ser lo mas raudo posible y en busca de eliminar de los ciudadanos la visión de una cabeza decapitada. Busco en los alrededor algún tipo de saco o trapo, incluso si hubiera algún tenderete cercano lo cogería de ahí, compensando económicamente de ser preciso al propietario del comercio. De encontrarlo y ser posible se lo tiendo al portador de la cabeza para que lo cubra.

Gaaru le tiende a Thegren un saco de lino basto para que oculte el trofeo. Obtenido sin problemas de un hombre que se lo dio al ver las intenciones del mismo.

-Bien, supongo que podemos dejar para después la historia, pero estoy deseando conocerla.  -dice Deno relajando la mano de la espada.

Dado que el consenso común es volver a palacio todos os dirigís sin más hasta allí. Debido a la cercanía enseguida os presentáis, pero nadie queda en la sala.

-Creo que os esperan en la recepción norte, allí han establecido un pequeño cuarto de recuperación donde descansa el magistrado. -os dice un sirviente cuando os ve aproximaros al gran salón. -Permitidme guiarles honorables.

-Es un delegado del clan del Loto. (tos) Todo esto empezó cuando su segundo fue asesinado hace cuatro días, o cinco, no lo sé, me empiezan a bailar los días. El caso, murió un hombre en extrañas circunstancias e investigando el asesinato nos encontramos que había sido otro subordinado, una lucha de poder interna al parecer, por el favor o por la influencia. Al principio parecía que el propio Askuro no sabía nada, casi como si hubiese sido una pelea por ser su subordinado favorito, pero algo no encajaba con la actitud, y ese mismo día empezaron los ataques hacía nosotros. Ganikusi derrotó a tre...

La frase se interrumpe cuando la puerta se abre.

Al entrar a la habitación los cuatro protectores y el muchacho misterioso se encuentran a la magistrado de la nutria sentada junto al herido magistrado del loto, la muchacha que le salvó la vida en su momento duerme en una manta al lado de su paciente.

-Por los cielos ¿qué ha pasado? -pregunta Dagio Nara. A la luz de las lámparas todos veis el rostro que hasta ahora la oscuridad había disimulado. Thegren tiene la cara entera llena de sangre, un ojo cerrado con la costra de la sangres seca por encima y una herida grotesca el cruza la frente con un palpitante brillo rojizo allí donde la sangre lenta pero imparable no ha dejado de fluir. -Despierta a la muchacha y que te atienda, eso no tiene buen aspecto. Y ahora si sois tan amables de ponerme a la última os lo agradeceré.

La dama Morome entra en la sala súbitamente, ataviada con ropas distintas a las que llevaba por la tarde, ahora viste de forma mucho más austera, una fina toga de gasa que pese a cubrirse en varias capas provoca ciertas transparencias y evidencia las formas.

Como un halcón que no se permite errar el picado se abalanza hacia el único que no está resguardado por un rango real.

-Senca creo recordar, si, el joven misterioso que se presentó voluntario para cumplir las peticiones de nuestro amado kelda -Senca siente el peso de la mirada, el magnético poder que la señora del palacio posee, el poder de destruir el prestigio de quien sea necesario, Senca conoce bien ese poder. -Entráis a mi casa cubiertos de sangre dos veces en un día, con hombres atados, y al parecer, con una cabeza en un saco. -lo cierto es que pese a la indudable mejoría en la imagen, el saco se había ensangrentado y no era necesaria mucha imaginación. -Creo que estoy en el derecho de exigir una historia que compense los mancillamientos acometidos.

Aunque habla a todos, y espera la respuesta de cualquiera, se dirige a Senca sabiendo que este no posee escudo ante la petición de la señora del palacio, aún así lo hace con mucha elegancia, casi se podría decir que hay algo de súplica amable en lugar de orden, casi.

Cita:

Mis disculpas magistrados Digo con un casi susurro solemne y bajando la cabeza; Porque lejos de resolver nada, creo que estamos añadiendo mas y mas caos a una situación ya de antemano muy delicada.

Cita:

Yo guardo silencio, dando tiempo a Ganikusi de hacerse cargo de responder por Senca y no ser descortés hacia ellos.

Sin embargo si veo que no arrancan seré el primero en manifestar los eventos ocurridos ante la dama Morome.

El caós seguía creciendo conforme mas y mas gente se sumaba a aquella desorganizada narración, cada uno esgrimiendo sus asuntos y forzando interrupciones y saltos en el desarrollo de los hechos, no obstante aquella declaración de la dama Morome le pareció crucial.

- La dama Morome dice bien, si quieren dar las menos explicaciones convendría que comenzaran a actuar de forma más discreta. Yo misma estaría cuanto menos disgustada por ver como se comportan si fuera mi casa y mis invitados. - Dijo a los Protectores, aunque había un suave tono a reproche, ganaba tiempo para los protectores y trataba de complacerla dando le la razón levemente y de ese modo calmar sus ánimos. Y al mismo tiempo les aconsejaba cautela.

Pero mas concretamente fue a Senca a quien se quedo mirando a continuación esperando su respuesta, le había hecho una pregunta alguien de mas status que él, debía contestar.

Oí las palabras del protector Thegren, me disculpo si ha sonado como no es, quería decir que hemos trabajado juntos para atraparlos, y que sin tu ayuda yo habría caído en la emboscada. Dije a modo de aclaración. No es que me preocupara lo que pensara, pero creia que debía explicarlo.

Ya una vez dentro del lugar, la mujer comenzó a asaltarme, era normal, forastero, nuevo en la ciudad, y sin nadie conocido cerca. Así es, soy Senca.

Escuché sus palabras, casi advertencias o amenazas, supongo que tiene razón, ha sido un día curioso, y efectivamente en ese saco hay una cabeza. Dije intentando parecer que aquello era algo extraño, aunque siendo sinceros, merecía estar en un saco fuera de su cuerpo. Una advertencia para los demás. Esas cosas abren la mente. 

Sin embargo, ese hombre murió en la reyerta. Los otros dos, sólo han sufrido las consecuencias de no querer colaborar. El gobierno está por encima de todo, y la verdad por encima del gobierno, ahora tenemos dos prisioneros, uno de los cuales ha confesado. 

Respecto a la historia que pide, Thegren y yo llegamos por caminos separados a la misma casa, él no se como, yo siguiendo el barullo, me muevo bien entre la gente. 

En la casa todo parecía sospechoso, hubo un ruido y corrí a ver que pasaba, al preguntarle, en vez de contestar me atacó y me defendí con la vaina de mi espada,y algún don que me han dado los dioses. 

Dentro de la casa había dos más, parecían heridos pero se levantaron y caí en la emboscada, entonces Thegren apareció y me salvó de ella, me recompuse y ganamos la reyerta. 

El resto es lo que ha visto. Miré al protector de mi clan, me disculpo por caer en una emboscada, debí ser más cauto. 

Espero haber explicado todas sus dudas. Oh, una cosa más, dijeron que el encargo estaba casi cumplido, pero que no sabían que un protector acompañaría a su objetivo. Quizá sean más. 

-Tranquilo joven, aún está por aclarar como un ciudadano común se ha metido en todo esto, aunque supongo que has sido útil y por ello no sería justo ni adecuado avasallarte con pregunta al respecto de por que alguien que no es protector entra armado en una casa en esta ciudad. -Morome Keldai busca en el protector del Gato la corroboración de sus palabras. -Veo que insistes en el amparo del honorable Ganikusi. ¿Tomaréis a este joven como auxiliar a vuestro cargo protector de la Golondrina?

-Perdone excelente dama que la interrumpa -dice Deno demostrando que se puede ser fino incluso cuando se manda callar a la señora en su propia casa -Senca ha mencionado que era un encargo, eso corrobora lo hasta ahora evidente, la cabeza de Dagio tiene precio, como ha sido error mío su situación, me quedaré con él, como su guardián, siempre que me acepte tras lo ocurrido, hasta que todo esto termine.

-Por supuesto que te acepto Deno, no puedo culparte de lo ocurrido, por flexible que sea el junco no puede predecir al huracán. Sería un necio si dudase de tu valía por esto, sigo vivo, a mi me sirve. -Dagio va cogiendo fuerzas de nuevo, incluso intenta incorporarse, pero la muchacha recién despertada le lanza una fulminante mirada y este se queda recostado.

-Bien eso explica algunas cosas, pero no las suficientes. Necesito que un protector confirme que el decapitado era en efecto un criminal que merecía la muerte, y a ser posible, a cambio de dejaros esta sala como base de operaciones, que esto se resuelva aquí y ahora. -la mujer se acerca a uno de los atados -Dime cuanto sepas y te prometo que haré que en tu futuro haya misericordia, hazme perder el tiempo y no habrá ley del cielo que me impida descargar mi ira contra tu linaje.

-Que te follen puta zorra, vete a comerle el rabo a uno de los señores del Lot... la bofetada que interrumpe la frase se oye nítida.

La mujer se acerca al otro -Misma historia, a ver si tu eres algo más listo.

-Eres idiota si crees que puedes prometernos nada, nuestro destino ya está sellado, hemos fallado, estamos muertos, pero si hacemos lo que no debemos el castigo no solo caerá sobre nosotros.

Cuando la dama se volvió hacia los prisioneros, pese a que le pareció fuera de lugar, se relajo pues su atención no estaba ni en Senca ni en los protectores.

- Los comentarios soeces e inapropiados no os ayudaran, enfadar a su excelencia solo hara que reclame que se os haga daño de maneras que supone que no solo os harán sufrir fisicamente sino psicologica y mentalmente, ser inteligentes por favor. Os preocupan terceros, podemos protegerlos. Incluso podríamos llegar a pensar en daros a vosotros un uso diferente del de comida para perros. Pero no lo haremos por nada.- Dijo Ammatam imperturbable. - ¿En qué habéis fallado especificamente? - Esperó una respusta durante un segundo.

Vio las miradas obstinadas de aquellos dos hombres. Querían que todo acabara.

- Si fingiéramos que el magistrado ha muerto, sus familias estarían a salvo y él estaría a salvo. Pero solo podríamos hacerlo si tuvieramos un plan que seguir. También podríamos fingir vuestras muertes y proteger a vuestras familias. - Ammatam los miró con compasión para continuar argumentando. -Por lo que decís no tenéis una oferta mejor sobre al mesa, nadie más se preocupa por ustedes o los vuestros. Y antes de que trate de ofenderme con el claro propósito de acabar con esta conversación de una forma abrupta, piense que no he sido yo quien le ha puesto en esta situación. Sino gente ajena a todos nosotros y puede que ustedes mismos. - Carraspeó.

- ¿En qué habéis fallado especificamente? ¿Para quién?

Cuando la dama entra ne la sala se la nota alterada. Exige respuestas y por lo visto debo ser yo quien las de. 

-Senca y Thegren han actuado con osadía y temeridad, pero han hecho un gran bien hoy. Es cierto que las formas no han sido las adecuadas y que han expandido un cierto temor por las calles. Pero también han logrado dar caza y arrestar a los maleantes que nadan causando problemas en la ciudad.

Es cierto que Senca no tendría que haber obrado así, siendo únicamente un ciudadano. Pero he de reconocer que para no ser más que eso, se ha desenvuelto muy bien. Estoy convencido de que a Ammatan le vendría bien alguien con sus habilidades. Tomándolo como protegido podría tener una espada en momentos de necesidad para su protección. 

De este modo la honorable dama tendría un pretexto para salvaguardar su honor sin derramar sangre, Senca salvaría la vida y obtendría una justa recompensa por su destreza y logros, y Ammatan lograría un defensor muy leal pues le debería la vida.

De este modo todos saldríamos ganando.

Dama Morome, demostrar que eran criminales es simple, permítame desvelar el rostro de la cabeza que porto y preguntemos a Deno si, en efecto, pertenece a uno de los hombres que le atacaron a él y al magistrado el otro día. -Ante una seria afirmación con la cabeza por parte de Morome, retiro la bolsa y enseño la cabeza a Deno, quien confirma lo que Morome había preguntado.-Una vez solucionado este primer asunto, pasaré a explicar como sucedieron los acontecimientos: 

Mientras ustedes discutían, me escabullí de la sala y, utilizando mis dotes de rastreo, conseguí llegar hasta la casa que anteriormente comentó Senca. Una vez allí, trepé por un ventanuco situado en el segundo piso y comencé a escuchar las voces de los bandidos. Escuché cuatro voces distintas, de las cuales dos de ellas estaban discutiendo en un ambiente muy caldeado, así que decidí esperar. En un momento dado, el individuo del cual poseo la cabeza ahora mismo, atacó al otro bandido que discutía, matándolo en el acto. Aproveché la confusión del momento para arrojar un cuchillo a los dos presos que se encuentran en la sala ahora mismo, dejándolos inutilizados en el suelo. Me enzarcé en una batalla contra el ahora decapitado, de la cual solo obtuve la herida que ahora cruza mi cara y me vi obligado a retroceder, huyendo por la ventana por donde había entrado en un primer momento. En ese momento debió entrar al edificio Senca, encontrándose de frente con un enfadado bandido. Di la vuelta hasta la puerta principal y, al verla abierta, apunté con mi arco al criminal que estaba luchando con Senca ensartándolo contra la pared. Ordené a Senca ayudarme a apresar a estos dos... gilipollas y nos encontramos con ustedes tres de vuelta al palacio.

-Con orgullo termino de relatar mi hazaña y espero la respuesta de los presentes. Mientras tanto, me acerco a la sanitaria que se encuentra en la sala para sanar mis heridas.

Estáis tentando a vuestra suerte. Se debe respetar a las damas. Contesté instintivamente a los comentarios de los bandidos. 

Perdón, no debí decir nada. Pero el respeto es importante para mí.

Miré y escuché a la mujer de antes, (Ammatam), tenía otro estilo, personalmente, preguntaría cuál es su mano buena y cortaría la otra bajo los ojos de la cabeza decapitada, demostrando a la vez la clemencia que se podía tener ante la colaboración, y la ira si no lo hacían. Ella buscaba otro método, sin duda menos sangriento, y quizá igual de útil. Miré todo el discurso con un sentimiento cómplice, sus familias no deben pagar por sus pecados, pero sus superiores, si es que los hay, podrían no pensar igual. Era una buena oferta.

Agradezco honorable Ganisuki que me acepte. Y, en mi defensa diré que la espada no ha sido desenvainada desde mi entrada en la ciudad. Conozco la ley. 

Callé ante el resto de acusaciones, ¿como era posible que un ciudadano normal hiciera eso?, era una buena pregunta, su respuesta sería, he tenido que aprender a defenderme. Como vendedor errante he topado con bandidos, por ello dispongo también de un arma. 

Thegren, de forma bastante obvia por lo que conocía de él, no dudó en enseñar la cabeza decapitada en la sala, eso se parecía más a lo que yo habría hecho. No sólo nos daba información, se la seguía dando a los apresados. 

*Aquí pasa algo de tiempo en el que debéis resolver si Ammatam acepta como auxiliar a Senca.

Algo terrible ocurre a continuación, uno de los prisioneros, el que parecía preocupado por su familia, se gira violentamente y muerde el cuello del otro arrancándoles un buen pedazo de carne.

La cara del que había insultado a la dama es una máscara de sorpresa que palidece con velocidad en una mueca muda que poco a poco emite un grito ahogado antes de derrumbarse al suelo en un charco de sangre. El otro escupe y se apresura a hablar mientras su antiguo colega aún grita.

-Voy a colaborar, pero este debía morir, el era un fanático y si seguía vivo no habría salvación. -el peso del otro lo tira al suelo al desplomarse pero permanece calmado, esperando que su gesto no le provoque la muerte, y si es así, tampoco parece importarle.

Ammatam fue distraída levemente por la sugerencia de Ganikus. La estaba meditando.

- Podría ser útil y conveniente, le mantendríamos bajo vigilancia para descartar su complicidad y clarificar su oportuna aparición salvaguardando su honor y si lo merece poder hacer recaer la gloria que sin duda se ha ganado y la que ganaría con su servicio.- Decía Ammatam - Si el consiente, claro está, pues lo apartaríamos de sus asuntos...- Estaba diciendo aquello cuando uno mordió al otro.

Ammatam que no había sido importunada por la cabeza decapitada se hecho para atrás para evitar la sangre. Y su rostro se contrajo en rabia, por no haberlo previsto. Ahora no sabrían si era el desesperado y débil o era el fanático matando al débil antes de que cediera. Ahora tendrían que corroborar todo dos veces.

- Apartadlo de él - Ordenó Ammatam - Sanadora ¿Puedes hacer algo? - Se interesó, sabiendo que llamarla sanadora era demasiado para aquella chiquilla y que la herida era mortal.

Tras corroborar lo inevitable se volvería hacia el otro reo.

- Espero que os esmeréis en convencernos, por que ya no puedes justificar si el fanático lo eres tú o lo era él. - Dijo irritada por aquella busca interrupción - Nos dirás todos cuanto sabes ¿Verdad? - Era una pregunta retórica para que entendiera como percibía aquel acto. Inspiró fuerte por la nariz. - Empieza.

¿Pero que cojones? ¿Para esto utilizo los nudos que me enseñaron?Joooder.- Me muestro, más que sorprendido, harto. Mi cansancio me impide reaccionar de forma exaltada y me limito a echar una mirada que podría matar a alguien. -Debemos hacer algo ya con este par de indeseables, decidan o me tocará intervenir de nuevo.

Toda esta escena de caos y sangre, no tiene ningún sentido y mas ahora que tenía que partir hacia el Oeste. Si bien la dama Morome nos habia excusado de esa tarea por el momento, no podia pasar mucho mas tiempo hasta que esta escoria hable.

Entre todas estas acusaciones y justificaciones podrían haber pistas veladas, aun así, a mi entender no queda nada claro.

Cita:

Yo mismo ayudo a separar el ahora cadaver del supuesto fanático, coloco al que queda vivo de rodillas frente a la magistrado. Me aseguro que mientras mi diestra lo sujeta firmemente, no sea que se le ocurra otra genial idea, mi siniestra haga sonar el metal de mi espada. Que entienda que cualquier movimiento, va a provocarle dolor atroz.

Gaaru queda impactado por la solidez de las ataduras, se descarnó las muñecas y probablente se haya dislocado un hombro para poder realizar el asesinato, no fue un gesto cualquiera, lo hizo con toda la intención.

-Por supuesto ilustre, es mi deseo colaborar, mi destino poco importa aceptaré el castigo que me corresponda, solo pido la protección para mi hermano y mi madre, ambos son gente de bien y no merecen ser involucrados.

Cambia el registro de uno lastimero a uno totalmente seco

-Hace tres días se nos contrató para detener al magistrado Dagio, al parecer está molestando a alguien importante, por suerte ese alguien importante es lo bastante idiota para ir en persona a contratar a sus matones, se trata del delegado Taramo, ese viejo tiene comprada a media ciudad pero al parecer no puede comprar a unos magistrados, supongo que aún no les ha dado tiempo a corromperse.

La úlitma frase la dice casi como compadeciéndose del futuro de los idealistas, luego continúa su discurso

En fin, llevamos tres días intentando pararle, pero hoy nos llegó el aviso de que había hecho un avance que exigía su detención inmediata a toda costa. Así que el muerto de la casa le apuñaló en la calle, el resto estábamos cubriendo otras rutas, si hubiese pasado por la calle de las campanillas habría sido yo quien le hubiera agredido, y creo que yo no habría fallado. Suerte supongo, para vosotros, desde luego, lo peor hubiese sido que fueran por la ruta de la plaza de la armonía, pues el hombre a quien pertenece esa cabeza -señala la cabeza decapitada con un gesto de mandíbula -Era un demonio con la espada, como bien puede dar fe la cara del feo -se ríe ante esa frase recordando el cuchillo que hace poco menos de una hora estaba clavado en su pecho.

-Maldita sea mi ineptitud -Deno expresa con amargura y un odio que parece dirigido a él mismo -Dejarme vencer por semejante escoria, juré que sería el mejor en memoria de mi hermano y le he fallado. Os cuesta oírle, pues es un murmullo rabioso que apenas puede salir por los dientes que aprieta con frustración.

-No os torturéis honorable -la voz de Morome es firme pero dulce - Aún podéis seguir mejorando hasta ser el mejor guardian del orden que el reino jamás ha visto, pero incluso ahora sois magnífico, el ilustre Dagio respira, y estoy segura que de no ser por vos, eso no sería así.

-Es cierto amigo -Dagio parece sentirse culpable -No soy ciego, vi que me apartaste del golpe, al menos lo intentaste, yo no ví al agresor, pero tu si. Pero una vez herido y con el aumento de la tensión lo noté, era un matón rápido y eficaz, nadie habría podido prever eso, no te mortifiques. Aceptaré y exigiré que te quedes conmigo y que juntos lleguemos al fondo de esto.

La joven médico termina de vendar la cara de Thegren, ahora limpio de sangre, desinfectado y con un vendaje que tapa su ojo derecho tiene un aspecto menos salvaje, ahora vuelve a parecer un protector.