Partida Rol por web

A medio camino de llegar a la armadura sentí un dolor como nunca lo había sentido, los máximos dolores que sentí en mi vida fueron con mi madre cuando agarraba una varilla y me castigaba o alguna trifulca donde salí con un par de cortes mínimos. Esto era diferente, sentí como los dientes de la criatura se enterraron hasta el músculo y más.

Me arrojó como perro que juega con un hueso jugando y quiso seguir con el resto de los que le enfretábamos. Cuando levanté mi cabeza del fango vi mi armadura al alcance de mi mano, no dué en ningún momento en ir por ella y prepararme para el próximo embate.

Maldije para mis adentros no haberle hecho caso al perro y al condenado que arrojó la piedra pero no lo hice y me contuve por dentro por el momento.

–¡Hasta aquí llegas, bestia! –bramó Adric, interponiéndose entre el huargo y Malrick. Su intervención había sido más que oportuna, impidiendo que la criatura terminara el trabajo que había empezado. El paladín, sin ser consciente de los furiosos sentimientos que el hosco guerrero albergaba hacia él, se incorporó con una expresión de satisfacción dispuesto a vender cara su piel –Ese arma tuya es implacable, Máximo. ¡Mantenlo a raya, necesito unos segundos!

Y es que aunque confiaba en su destreza y la dureza de su armadura, arrastraba una feo corte y algunos hematomas de su encuentro con los goblins. Ya había visto de lo que eran capaces esos colmillos, y no quería arriesgarse a que su próximo ataque fuera el último. Así que inspiró profundamente, musitó en silencio una plegaría hacia la Estrella Más Brillante del Firmamento y notó cómo el dolor remitía.

Turno 16

El bosque parece haberse acallado mientras os enfrentáis al inmenso lobo que casi descuartiza a Malrick. Zaius, a una distancia prudencial, da instrucciones y apunta con su ballesta. Pal´to, algo más cerca, trata de acertar el enorme corpachón lanzando una daga, (acabo de recordar que sólo puedes lanzar una por asalto, golpeas dos veces sólo cuerpo a cuerpo), pero el arma termina su recorrido con el pomo por delante, y rebota sin causar daño alguno sobre el omoplato de la bestia. Todavía conserva dos dagas para atacar cuerpo a cuerpo el asalto siguiente, si reúne el valor.

Entre los árboles, Malrick está ciñéndose la armadura con las cinchas de cuero, embrazándose el escudo y preparándose para el combate. Adric, junto al huargo, se concentra y se aplica la mano al pecho para sentir, con alivio, cómo el moratón que había producido el golpe del lobo desaparece mágicamente, llevándose consigo el dolor que acarreaba.

Máximo, siguiendo sus instrucciones, se pone delante lanzándole varios golpes con su mangual, pero el enorme adversario aprovecha la poca precisión del arma para acercarse a él esquivando los golpes, y se dispone a atacarle cuando el perro, que se ha levantado en el último momento, le muerde con fuerza los cuartos traseros (2 daños). Retenido por el animal, el huargo sólo consigue chasquear sus enormes fauces frente al rostro de Máximo.

La bestia está cubierta de sangre y claramente malherida, pero se revuelve y lucha como un animal acorralado, lleno de agresividad e instinto. Todavía puede resultar extremadamente peligroso.

No era mucho – al fin y al cabo, su conexión con Ishtar aún distaba de ser la mejor – pero suficiente para que la sensación de ahogo desapareciera y pudiera enfrentarse al huargo con fuerzas renovadas. Además, Máximo y el sabueso se habían coordinado a la perfección manteniéndose alejados de los colmillos de la bestia, ¡no podía perder tiempo y debía unirse a la batalla!

–Gracias chicos, ¡buen trabajo! –bramó, lanzando una estocada hacia delante con intención de hundir su acero en el cuello de la bestia. Lamentablemente, la criatura se estaba revolviendo furioso, viéndose asaltado por tantos frentes, y no llegó a su objetivo –Máximo, ¡usa tu arma para mantenerlo a distancia*! ¡Pal´to, a los ojos! ¡Necesitamos cegarlo!

No sabía qué estaban haciendo Malrick o Zaius, pero dudaba que el mago estuviera perdiendo el tiempo. ¿Encargándose de las heridas del guerrero, quizás?

Algún día podría equiparse como es debido pero por ahora solo disponía de 5 dagas y en estos momentos ni siquiera de eso .Con el única arma que le quedaba solo podía lanzarse al combate y esperar que eso fuera suficiente para herir a la bestia o al menos distraerla lo suficiente como para que alguien consiguiese acabar con ella .La endeble daga mas apropiada para lanzar que para acuchillar no consigue ni siquiera arañar al monstruo .

El aire olía a sangre y sudor. El combate había entrado en un momento clave, después de la sorpresa inicial. Malrick estaba bastante malherido y ni siquiera me dedicó una mirada cuando le hablé. Se dedicó a ponerse la armadura a toda velocidad. Yo estaba apuntando a la cabeza de la bestia, esperando el momento de disparar. Máximo y Adric se interponían entre ella y mi virote... hasta que vi el momento. Adric había errado su ataque y Máximo y el chucho estaban a un lado. Su enorme hocico iba a ser el destino de la saeta.

Finalmente pude colocarme la armadura para poder volver al combate y avalanzarme sobre el huargo que casi me mató de un tarascón. Vi que estaba enfrentando a el resto y busqué aprovechar eso para descargarle sobre su cadera un duro corte que entró hasta golpear el hueso y quizás más. El arma se me trabó momentáneamente pero con un tirón fuerte pude retirarla.

Turno 17

El enorme huargo, cubierto de sangre y barro, se retira y se lanza alternativamente contra los compañeros intentando acabar con ellos. Desde la distancia Zaius ha apuntado con tino, y otro de los proyectiles de su ballesta se clava cerca del primero, cortando, rebotando y causando una herida leve que el monstruo ni siquiera acusa, (1 Pd). Pal´to lanza otra de sus dagas, pero la criatura se agacha instintivamente y el filo pasa girando sobre su gran cabeza, sin alcanzarle. 

Adric está en primera línea, intentando golpear el cuello de su adversario, pero éste se remueve con fuerza e impide un golpe limpio; la hoja de la gran espada del paladín resbala sobre su recio pelaje sin causar daño mientras él le da instrucciones de combate a Máximo, que con su gravedad habitual afirma apretando los dientes y se prepara para luchar a la defensiva.

Él y el perro están listos para lanzarse contra el monstruo, uno por cada lado, cuando Malrick pasa a su lado como una furia agitando su espada en el aire, y con un grito de rabia descontrolada saja la cadera de la bestia profundamente, casi partiéndola por la mitad y produciendo un geiser de sangre que rocía a todos los presentes cubriéndolos de rojo antes de que el monstruo se derrumbe en el suelo estrepitosamente (8 Pd).

La criatura está inmóvil en el suelo, rodeada de un charco de sangre que se agranda a ojos vista y franqueada por los compañeros que, resollando, se percatan de que han luchado bien, y han acabado con la terrible amenaza.

Os encontráis en el claro embarrado, frente a la ancha entrada de la cueva. Dos caminos serpenteantes profundizan en el suelo, internándose en la oscuridad. Podríais seguirlos si tuvierais fuentes de luz adecuadas, y explorar la guarida de los goblin. También observáis un camino estrecho entre los árboles que se dirige hacia el río desde el claro en el que os encontráis, probablemente hasta la presa, que podríais tomar.

Máximo os mira cansado y herido, y con seriedad os plantea su opinión; "Estamos heridos, pero la presa puede colapsar de un momento a otro. Yo puedo sanar a uno de vosotros, pero me gustaría asegurar la aldea antes de descansar". El perro, que se encuentra bien, está olisqueando el inmenso cadáver tirado en el barro.

Hagáis lo que hagáis deberíais decirme a quién sanará Máximo, y qué disposición llevará el grupo, (¿quién irá delante, quién irá detrás, usaréis exploradores?). 

La embestida de Malrick le pilla completamente desprevenido. Escuchar sus pasos, notar cómo su cuerpo pasaba a su lado como una exhalación y ver cómo su hoja cercenaba piel y músculos de huargo fue todo uno. Luego… la lluvia de sangre. Desagradable pero satisfactoria, porque significaba que habían derrotado al monstruoso ser trabajando en equipo.

–Gracias mi señora por velar por nosotros –musitó, para luego palmear la espalda del guerrero con afecto– ¡Menuda estocada! ¡Ese bicho no tenía nada que hacer!

El paladín procedió a limpiar su acero para asegurarse de que la hoja no se estropeaba y escudriñó la entrada mientras Máximo expresaba sus preocupaciones. No veo nada, una lástima que ese enano se marchara, nos vendría bien su ayuda.

–Estoy de acuerdo, Máximo. Lo primero es la presa, y luego, limpiar la zona para evitar que esto vuelva a suceder. Centra tus cuidados en Malrick, sin duda es quien peor parado ha salido del combate –mencionó, haciendo aspavientos a Zaius para que se uniera a ellos. Había resultado ser un excelente tirador –Permitidme al sabueso y a mí ir en primer lugar, su olfato nos vendrá de perlas para no volver a sufrir una emboscada.

Asiento con la cabeza en dirección al guerrero a modo de reconocimiento .El monstruo por fin ha caído y ademas sin perder a ningún miembro del equipodigo aliviado.Dejo que los demás se ocupen de la discusión de a quién curar mientras yo me dedico a recuperar mis dagas .

Una vez rearmado busco una antorcha para iluminar la cueva e investigar un poco .Creo que deberíamos de darnos prisa y destruir la presa .digo sumándome al parecer del paladín .

La criatura había caído y con ella la guardia de la entrada del lugar. Si había más criaturas dentro del lugar serían puestas en alerta por esto pero ellos parecían preferir pasar de largo. Todavía masticando bronca por el que había lanzado la piedra sigo maldiciendo por las decisiones que estaban tomando pero no me dejaban opción, si las criaturas que estaban dentro eran varías necesitaría de alguien que me acompañara.

Seguí entonces al grupo cerrando la marcha por si algo se aparecía por detrás y cubrir la espalda al resto y de paso escuchar lo menos posible de tanta charlatanería.

El combate terminó con un gran golpe de espada del guerrero. La gran bestia sucumbió ante nuestro grupo y no habíamos caído ninguno. Estaba contento por ello. Me acerqué al resto del animal e intenté recuperar mis dos saetas, que estaban clavadas en su lomo. Las limpié y las guardé. Me dirigí a mis compañeros.

-"Bien hecho muchachos. No era fácil terminar con esta bestia y entre todos lo hemos conseguido. Eso me recuerda, que debo de volver a incidir en que debemos de estar unidos y luchar como uno solo. Como veis, así es más fácil ganar las luchas."

Miré a todos uno por uno y les hice una pequeña inclinación de cabeza, indicando que lo habían hecho muy bien. Al hablar miré a Pal'to y a Malrick.

-"Por cierto, ¿encontrásteis al goblin huido? ¿O logró escapar? Si nos hubiéseis esperado, podríais haber sabido de la existencia del lobo gigante que protegía la entrada. Logré sonsacarles algo más de información a los otros que retuvimos. Son una tribu de unos 25 miembros, que lleva un tiempo asolando esta parte del bosque. Su jefe es Botto el Gordo y al parecer es el que ha hecho la presa. Los goblins que vencimos estaban vigilando por si la gente de la aldea mandaba a alguien más a detenerlos. Ellos fueron los que acabaron con el anterior grupo y seguramente los enterraron donde vimos las huellas, antes del claro."

Pongo cara pensativa y me quedo unos segundos en silencio mirando al suelo. Al rato, vuelvo a hablar para todos.

-"Nuestro siguiente paso, como bien dice Máximo y Adric, debería de encaminarse hacia la presa y asegurarla; evitando así la destrucción de la aldea. Los goblins de la caverna ya puede que sepan que estamos aquí y ¡saben que somos poderosos! No creo que salgan tras de nosotros, se ocultarán en la caverna y se harán fuertes allí. Si por el contrario decidís entrar primero en la caverna, puede que aparte de una dura resistencia por parte de Botto, nos ataquen por la retaguardia refuerzos venidos de la presa... estaríamos entre la espada y la pared, siendo este nuestro final, me temo. Por mi parte, iré donde decida la mayoría... no me queda magia, pero no soy malo con la ballesta."

Turno 18

Tras la acción, los compañeros deciden dirigirse hacia el río en busca de la presa por unanimidad, aunque Malrick parece tan mal encarado e inconforme como siempre. Adric le pide a Máximo que sane al hosco guerrero, y Zaius también cree que su magia curativa debería destinarse al más herido, así que Máximo se acerca a Malrick con un asentimiento de cabeza.

(Sigue)

"Has luchado bien, sin tu último golpe no hubiéramos superado a esa bestia", afirma conforme. "A Velex le gusta el valor en la batalla, creo que es justo que sus bendiciones caigan sobre tí". Dicho ésto hace unos gestos en el aire, que comienza a distorsionarse con la fuerza de la magia mientras él recita una incomprensible letanía sagrada. Termina tocando el hombro de Malric, que sin duda ha sido favorecido por el dios de la guerra; las heridas de los afilados dientes del huargo se cierran bajo su armadura como si nunca se hubieran producido, y todo el dolor de las contusiones asociadas desaparece.

(Sigue)

Tras la milagrosa recuperación del guerrero, Adric se ofrece a ir algo por delante, acompañado por perro. El animal también se muestra conforme, y se marcha junto a él para dar vueltas a su alrededor, olisqueando el terreno y con las orejas alerta. Detrás van Máximo, Zaius y Pal´to, que ha terminado de buscar, (y encontrar), todas las dagas perdidas tras los lanzamientos. Malrick va detrás de ellos, cerrando la marcha con su actitud habitual.

(Sigue)

Tras unos veinte minutos el perro, que va delante de Adric, se para en seco. Huele el aire, lanza un gruñido y vuelve junto al paladín. El animal parece nervioso, y mira en una dirección determinada.

(Sigue...)

El resto del equipo no tarda en aparecer, y todos os dais cuenta de que la hierba que cubre el suelo del bosque está aquí encharcada y húmeda. Cuando Adric planta su pie en la dirección señalada por perro puede ver cómo una película de agua fresca sale del interior de la tierra debido a su peso.

Está anocheciendo, pero todavía hay algunos rayos de sol rompiendo la penumbra del bosque, como lanzas colándose entre las ramas de los árboles. En un tenso silencio, podéis ver a seis goblin entre los árboles, preparados para una emboscada. Totalmente mal dirigida, de hecho, ya que las criaturas se encuentran de espaldas a vosotros, cubriéndose con los troncos de los árboles de algún enemigo que debería venir desde el lado opuesto... pero perfectamente expuestos a vosotros.

Cuando se remueven y susurran, a unos veinte metros de vuestra posición, uno de los haces de luz incide directamente sobre uno de ellos, que reconocéis como el goblin huido. Os dais cuenta de que a la criatura le dio tiempo de entrar en la guarida, alertar a cinco compañeros y dirigirse hacia el río, que deben tener a la vista. Seguramente pensó que no le seguiríais, sino que ascenderíais por el río para llegar a la presa, y con toda la mala intención del mundo os está esperando para una segunda emboscada.

Que le ha salido de culo; la emboscada se la podéis hacer vosotros desde vuestra posición. Atacaríais primero, y hay posibilidades, (1-2 en 1d6), de que los goblin pierdan su turno debido a la sorpresa. Aunque también podríais daros la vuelta y marcharos sin que os vean, o avisarles amablemente e intentar parlamentar, o darles vuestro oro, o prepararles una tarta de manzana.

Es vuestra decisión, os toca ;)

Viendo que ninguno de los dos compañeros me respondieron, agaché la cabeza y seguí al paladín hacia la presa. Estaba claro que no les interesaba mis puntos de vista ni mis opiniones, así que trataría de ser más escueto a partir de ahora.

Llegamos a un punto donde se notaba el encharcamiento en el suelo. El agua debía de haberse desbordado por los lados de la presa y estaba anegando las tierras circundantes. Más adelante vimos a varios goblins, alertados por el que había huido que se encontraba entre ellos. Ante mis ojos se rebeló la respuesta a mi pregunta anterior y a alguna otra más. Estaban posicionados para una emboscada, pero de espaldas a nosotros. Eso nos daba una ligera ventaja al iniciar el ataque. Me posicioné, parapetado detrás de un árbol, apuntando con mi ballesta al goblin herido. En un susurro, le dije a Adric:

-"Estamos en clara ventaja, podemos aprovechar la situación. Dispararles a distancia y después, sino han huido, atacarles cuerpo a cuerpo. Si vamos directamente al cuerpo a cuerpo, puede que nos oigan llegar por el sonido del agua al pisar."

Con las dagas ya preparadas avanzo en silencio y agachado para conseguir una buena posición de tiro .Cuando el mago esboza su plan le respondo simplemente asintiendo con la cabeza .La idea no es mala y todo lo que nos permita tomar ventaja en el combate me parece bien.Ademas aún no ha aparecido el jefe que ha organizado todo esto y eso no acaba de gustarme .Eliminemos al mayor numero posible desde lejos y luego acabemos con el resto.