Partida Rol por web

Una noche de descanso placentero. Un frugal desayuno. Una caminata bajo un radiante sol por un agradable bosque. ¿Qué más podía pedir para empezar aquella misión? A cada paso que daba Adric se sentía más convencido de que aquél era el camino que ella había elegido para él. ¿Cómo podría explicarse que aquella no fuera más que una suave pendiente en vez de un abrupto acantilado?

–Te mentiría si te dijera que confío en que tu padre esté sano y salvo, muchacho –dijo el paladín, que encabezaba la marcha con una sonrisa en los labios. Intentaba ser comprensivo con él, pero tampoco quería darle falsas esperanzas –Si está vivo cuando lo encontremos, me alegraré como el que más. Pero debes estar preparado para recibir malas noticias. Pero debes sentirte orgulloso de él: su comunidad se preocupa por él y ha criado a un muchacho lo suficientemente valiente para adentrarse en lo desco... oye... ¿qué es eso?

El muchacho se le adelantó para inspeccionar el cadáver, y si bien podría ser una buena fuente de alimento, no era momento de preocuparse por ello: el causante resultó ser un sabueso de buen tamaño que parecía tan sorprendido como ellos –Pero mírate. ¡menudo superviviente estás hecho!

Adric se había criado entre animales, y los perros no le eran desconocidos. Había jugado con ellos, cazado con ellos y, lamentablemente, a veces combatido contra ellos. Encontrarse con una criatura de tan buen tamaño sólo podía significar algo bueno. Sin embargo, no estaba de más ser precavido. Se puso en cuclillas para no resultar amenazados y extendió la mano con un pedazo de carne de sus propias raciones mientras murmuraba una pequeña plegaria que le permitiría abrir los ojos al mal que les rodeaba.

El  apacible viaje  va transcurriendo entre la conversación del paladín y alguna que  otra respuesta escueta a preguntas del muchacho .Cuando surge el perro mi primera  reacción es dejar caer los brazos para que mis dagas caigan hasta las palmas de la mano .Una vez  las dagas empuñadas  me mantengo a la expectativa   ...el bicho  no parece agresivo pero  por su tamaño y aspecto combativo podría dar  trabajo a un par de guerreros .

Cuando el paladín se agacha  con un trozo de carne en la mano solo puedo esperar que el perro  tenga la panza llena y no  quiera añadir la mano de nuestro compañero a su menú.ten cuidado .le susurro para no espantar al animal 

Volvimos a la cabaña después del cruce de palabras con el sujeto y a punto estuve de partirle la cara pero el tipo que se da aires de noble me frena y si comenzaba a golpear al borracho seguro iba a intentar frenarme por consiguiente también le iba a tener que partir su prolijo rostro. Dejo que la situación pase de largo porque al día siguiente tendría que aventurarme junto a Adric y no sería bueno tenerlo en el grupo con un ojo negro, no sería muy útil.

Pero una vez dentro de la cabaña se desató una charla innecesaria por parte de Adric y ahí es donde me di cuenta de que quizás hubiera sido mejor pegarle al borracho y tenerlo al noble con el ojo negro y silencioso ahora. Ni bien terminó se paró en el centro Zaius. Por todos los dioses, éste sujeto había arrancado en la caravana casi sin que nadie le hablara y el al resto. Se ve que se contuvo todo el tiempo al punto de casi estallar de todo lo que está hablando ahora, varias veces pensé en interrumpirle todo lo que decía pero eso quizás generaría un nuevo discurso por parte de él. Finalmente me resigné a que siguieran hablando y me dispuse a afilar mi arma sin importarme mucho si el ruido los molestaba en algo, después de todo ellos ni se preocuparon en preguntarnos si hablar tanto podría molestarnos.

Comenzó el nuevo día y con ello las ganas de estos tipos de seguir hablando, miré el cielo buscando nubes que hicieran llover tanto que les impidiera hablar pero no fue el caso. Siguieron así hasta que algo pasa allá al frente que los silencia. Que sean orcos o algo que les haga callar la boca. Giré para poder mirar atrás y los costados buscando no quedar a merced de otra amenaza mientras mis manos buscaron hasta encontrar la empuñadura del arma y la agarradera del escudo.

Turno 7

Máximo se aparta al ver que se trata de un perro, y observa alrededor, suspicaz. Hace un rato estaba charlando con el paladín; "Sé lo que puedo esperarme, soy joven, pero no estúpido. Si mi padre ha muerto, oficiaré para él un entierro como manda Vélex", dice apretando los labios. Después deja paso a Adric y a Pal´to, que en principio encabezaban la marcha delante de él.

Mientras el pícaro susurra algunas palabras de aviso al paladín éste se adelanta y se planta frente al sabueso, agachándose y sacando algo de carne seca de sus reservas. Al mismo tiempo, con una plegaria a los dioses, activa su capacidad para detectar el mal. Nada perverso parece acechar en el animal, o en los alrededores.

Luki y Zaius caminan en segunda fila y parecen bastante despistados. Tras ellos va Malric, cerrando el grupo quizás para no obligarse a charlar con sus integrantes. En cuanto ve al sabueso embraza su escudo y desenvaina su arma, esperando un ataque que afortunadamente no llega a materializarse. A su alrededor hay sólo árboles meciéndose al viento, y pájaros cantando.

(Sigue...)

Adric consigue transmitir confianza al animal, que se acerca y olisquea la carne. Parece que no ha recibido atenciones últimamente, porque en vez de comérsela lame ávido la mano del paladín con una lengua grande y babosa, antes de sentarse sobre sus cuartos traseros y respirar pesadamente, a la expectativa.

(Sigue...)

En unos momentos os dais cuenta de que, a parte del animal perdido y del jabalí muerto, no hay nada más de interés en el lugar. El perro sin nombre empieza a dar vueltas por los alrededores, olisqueando, y de vez en cuando se acerca al claro charco de agua sobre las rocas para beber más. Debe encontrarse saciado, porque no come de la carne de su presa, ni de la que le ofrece Adric. Sin embargo no se marcha, y se queda cerca de él y de Pal´to.

Cuando al fin retomáis la marcha el animal os sigue. Mientras el grupo camina ascendiendo el sendero, (primero Adric y Pal´to, después Máximo en solitario, en tercera posición Zaius y Luki y finalmente Malric), el perro va trotando de aquí para allá, curioso, saliéndose del camino para adelantaros o para ir atrás, junto a Malrick.

Tras otra hora caminando, (lleváis algo más de dos horas desde el alba), os encontráis algo extraño. Desde el lecho embarrado del río que serpentea a vuestra izquierda hay un rastro de lodo seco, como si algo hubiera salido arrastrándose desde el fondo del cenagoso curso. El rastro de barro se interna en el bosque, entre los árboles, y podéis ver que desaparece un poco más allá. Eso no parece ser un problema para el perro sin nombre, que sigue olisqueando sonoramente la hierba fresca por la que lo que fuera que salió del río continuó su camino.

Un viento agradable corre entre los árboles trayéndoos aromas florales, y los pájaros cantan. Podéis hacer caso omiso al suceso y continuar ascendiendo, intentar rastrear de dónde demonios ha salido el rastro metiéndoos en el lodo del río, (tirada de 1 en 1d6 a menos que seáis exploradores), o bien seguir el rastro que se interna en el bosque para ver a dónde ha ido lo que fuera que salió de allí. Normalmente tendríais que tirar también para seguir el rastro, (1 en 1d6), pero parece que vuestro nuevo compañero peludo puede hacerlo sin necesidad de tirar, porque, bueno, es un perro. 

¿Qué es lo que haréis?.

–Eres un buen chico, ¿verdad? Claro que sí. Un chico que ha comido carne hasta hartarse –Adric hablaba con entereza y madurez, pero cuando se dirigía al sabueso parecía haberse convertido en un niño de apenas cinco años. Acarició la cabeza de la bestia con firmeza detrás de las orejas, echando un vistazo a su dentadura para buscar rastro de enfermedad. Su Diosa le había dejado claro que allí no había nada que temer, y para él eso era más que suficiente. Satisfecho con lo que vio, se incorporó y se llevó a la boca el mismo trozo de carne que le había ofrecido y siguió encabezando la marcha.

El sorprendente encuentro le llama la atención, pero para Adric no parecía suficiente motivo para desviarse de su camino –Siempre podremos echar un vistazo cuando terminemos, debemos aprovechar las horas de luz y no sé a qué altura nos encontraremos el origen de esta repentina sequía. ¡A no ser que fuera el fantasma que recorre el río que ha decidido atravesar por el bosque!

Bromas aparte, ¿qué sería aquello? ¿Una criatura que estuviera hibernando? Podría ser fácilmente. 

Se trata de un rastro múltiple, varios montones de barro arrastrados en paralelo que desaparecen al internarse en el bosque, de unos cincuenta centímetros cada uno.

No hubo movimientos que dieran a entender que una amenaza nos estuviera acechando. Tomé una postura más cómoda y guardé mi arma y esperé que el resto dirimiera que tenían ganas de hacer asumiendo que más de uno se pondría a dialogar. Por mi parte miré que era aquel rastro y sin atinar mucho de que era, si ver hacia donde se dirigía. Siempre puede haber una aventura dentro de una aventura y quizás esta sea la misma. Pero me limité a esperar que el resto hablara largo y tendido antes de ver que hacer.

Al poco de salir del pueblo, junto al pequeño Máximo, nos encontramos una situación curiosa. Un canis lupus familiaris estaba almorzando un jabalí en mitad del camino, parecía un buen ejemplar que había sido abandonado por su dueño por alguna causa... vejez, alguna lesión, etc. O sólo puede que se hubiera escapado.

Adric enseguida le ofreció algo de comida y el chucho, complacido, se acercó sin miedo alguno y le lamió las manos. Estaba deseoso de caricias. En breve, seguimos nuestro camino río arriba, con el perro dando vueltas a nuestro alrededor. Podía sernos de ayuda para avisarnos de antemano si hubiera algún peligro, seguir algún rastro o incluso en la lucha... pero también podía delatar nuestra posición con sus ladridos.

Al cabo de dos horas desde que salimos de la aldea, vimos junto al lecho del río un rastro de barro que se internaba en el bosque aledaño. Me acerqué al margen del río y estudié un poco los rastros de barro. Volví al sendero junto a mis compañeros.

-"Bueno, este rastro sale del río y se interna en el bosque. Puede que sea de algún animal que viva por la zona y se haya acercado a beber agua. Estoy de acuerdo contigo Adric, deberíamos de seguir adelante para aprovechar la luz diurna. A la vuelta, si queréis, podríamos ir a investigarlo. Por cierto, Máximo... ¿sabes si tu padre o alguno de sus compañeros tenía un perro? He estado pensando que quizás este chucho los acompañaba; y si es así, podría llevarnos a donde estén ahora."

Ajusté mis pertenencias y esperé a que continuáramos la marcha, no sin antes echar un último vistazo al sitio por donde se perdía el rastro de barro.

Me agacho a examinar las huellas más por curiosidad que por otra cosa  ya que he salido pocas veces de la ciudad y no soy demasiado diestro en lo que se refiere a seguir rastros  . ¿Qué demonios  puede dejar este rastro ? comento en voz alta  dando rienda a mis  pensamientos .Miro a los demás  esperando  una respuesta que no llegas asi que me vuelvo a incorporar  .Nuestro  amigo de cuatro patas  parece que sigue un rastro  pero a saber si tiene algo que ver con nuestra misión o simplemente es algo que nos va a distraer de nuestro objetivo .

Me rasco la barbilla ..no saco mucho en claro del rastro pero parece que va hacia e bosque y de aleja del río que es lo que se supone que teníamos que investigar , no ?

–Debíamos investigar el motivo del repentino secado del río, buen Pal'to –dijo Adric, asintiendo a las palabras de Zaius. Había encontrado un buen aliado en esas tierras alejadas de la Luz –Eso puede ser cualquier cosa, pero no nos aclararía por qué ha dejado de fluir el agua. Nuestro objetivo está en el nacimiento.

Escuché como todos y cada uno daba el esquinazo a lo que se nos puso por delante con excepción del enano que no había llegado a opinar al momento. Vi que el perro estaba dispuesto a seguir el rastro de lo que fuera que se fue por ese lado y me acerqué, le acaricié un poco su cabeza y con un gesto leve le marqué el rastro. - Ve. - Le dije en un tono seco pero tranquilo esperando ver que hacía y si avanzaba, seguirle el paso.

Observas detenidamente las huellas del suelo, y te das cuenta de que el barro parece haberse desprendido de cuerpos anchos, duros y rechonchos, y de que las huellas pertenecen a algún tipo de artrópodo. Llegas a la conclusión de que podría tratarse de cangrejos de río gigantes, o quizás pedipalpos, unas criaturas parecidas a los cangrejos pero con largas colas que utilizan como látigos para defenderse. En ambos casos son bestias monstruosas y anfibias que normalmente se alimentan de carroña, peces y mamíferos que se acercan al agua para saciar su sed. Y son hostiles y peligrosos.

Turno 8

Dais una pequeña vuelta por el área mientras debatís si seguir el rastro de barro o seguir río arriba. Adric y Zairus votan claramente continuar la marcha, y Pal´to parece indeciso y emite un voto neutro. El mago intenta averiguar algo sobre la naturaleza de la bestia usando su rastro y los conocimientos que, como mago, ha adquirido a lo largo de su vida.

Malric al principio permanece en silencio, pero finalmente se acerca al perro, que está olisqueando el rastro, y le anima a seguirlo. El animal, sin embargo, ve a los demás miembros de su nueva manada poco dispuestos a acompañarle, y se queda con vosotros. Máximo, por su parte, parece confiar en vuestro criterio y tampoco se pronuncia hacia una u otra opción.

Así, por dos votos contra uno, decidís continuar río arriba, en busca de lo que sea que impide el fluir del agua. El día es agradable, y volvéis al precario camino en vuestra formación habitual; Adric y Pal´to delante, Máximo tras ellos, Zaius y Luki detrás y finalmente Malrick, vigilando la retaguardia. El enano parece muy pasivo y poco dispuesto a continuar; silencioso, quizás esté pensando que embarcarse en una misión tan peligrosa no haya sido la mejor idea.

(Sigue...)

Unos diez minutos después de encontrar el rastro de barro, el sendero de tierra hace un recodo y el follaje se aparta un poco a vuestra derecha, dejando unos diez metros de prado verde y helechos hasta los árboles. Seguís caminando pegados al lecho lodoso del río, cuando desde los árboles se oyen los golpes secos de varios disparos de arco.

Cinco saetas cortas y oscuras surcan el espacio que os separa de los árboles y caen sobre vosotros, tomando por sorpresa a Adric, a Luki, a Máximo y al perro (¿?). El primer proyectil alcanza a Adric en la cabeza, de refilón, y el paladín cae un momento de rodillas cuando una cortina de sangre se derrama sobre sus ojos (3 daños), lo cual deja a la vista a Pal´to, que con agilidad logra rodar por el suelo mientras un segundo proyectil pasa sobre él a toda velocidad, cayendo en el lecho del río.

Un tercer flechazo sale disparado contra Máximo, clavándose en su hombro (2 daños). El muchacho, aturdido, se encara hacia el bosque arrancándose valientemente la saeta y llevando la mano a su mangual. Otros dos ataques se suceden contra Luki y contra Zaius, pero al ir detrás, más cubiertos por los árboles del sendero, las dos flechas se clavan en las ramas de los árboles y no les alcanzan. Malrick estaba en retaguardia, y los arqueros no tenían buena visión para alcanzarlo.

Viendo en la penumbra entre los árboles os sorprende ver a cinco criaturas verdosas, bajas y con grandes cabezas entre los helechos, cargando otra salva de flechas. "¡El de delante ta matao!", dice uno de ellos con risitas y regocijo creyendo mortal la herida de Adric. En el siguiente asalto sólo podrán actuar aquellos que no se encuentren sorprendidos, (Pal´to, Malrick y Zaius).

Podéis moveros hasta los cinco goblin y atacar, o bien desenfundar un arma a distancia y atacar, o bien lanzaros al río o meteros entre los árboles para que no puedan alcanzaros con sus flechas. 

Adric y Luki pueden hablar y observar la situación, pero no moverse o atacar.

Es vuestro turno!

Después de debatir qué íbamos a hacer, continuamos río arriba, hacia nuestra principal misión.

-"Amigos, he estado pensando en esos rastros que hemos dejado atrás y como dije antes, creo que son de alguna criatura grande. Algún tipo de artrópodo: como los cangrejos de río gigantes o los pedipalpos. En ambos casos, son bestias hostiles y peligrosas... muy territoriales. Si queréis, os puedo hablar un poco sobre ellas. Son..."

De repente el bosque se abrió hacia la derecha y nos encontramos en un pequeño prado. Unos sonidos característicos resonaron en el aire: el chasquido de unos arcos. Todo ocurrió muy deprisa, Adric y Máximo fueron heridos por las flechas. Divisé a unas criaturas entre los árboles riéndose de nosotros, eran goblins y nos habían tendido una emboscada.

Rápidamente, gracias a mis reflejos felinos, me puse al lado de un árbol para tener algo de cobertura a sus disparos. Los veía bien, eran cinco, medio escondidos en la floresta. Saqué un par de pétalos de rosa roja de unos de mis ocultos bolsillos y, mientras los iba acariciando, empecé a recitar el conjuro que debería de dejarles dormidos en un instante.

-"Akular-alan suh Tagolann Jistrathar."

Caminábamos por el bosque sin demasiadas precauciones  y eso se paga .En un segundo nos encontramos en una emboscada donde las flechas vuelan buscando nuestros cuerpos ..reaccionó  casi más por instinto que por otra cosa y me lanzo al suelo para evitar los proyectiles. Después de rodar  me incorporo y lanzo dos dagas hacia el goblín más cercano..No les dejéis recargar  y que alguien arrastre al paladín hasta un lugar seguro. 

Veo como las dagas  vuelan hacía  mi enemigo , solo puedo esperar  acabar con él   y que mis compañeros   consigan eliminar a al resto  .

Aunque habían indicado que lo mejor era continuar, parecía que Malrick tenía otros planes con el sabueso. Adric tampoco podía culparle: parecía el tipo de persona que no gusta de compartir vivencias con los demás y que sólo estaba allí por el oro, y el paladín tampoco era quién para obligarle a nada. Si prefería marcharse, era su elección. Aunque agradeció que finalmente el perro decidiera quedarse con ellos y el grupo no se rompiera.

–¿Cangrejos dices? Menudo tamaño, buen Zaius. ¿Y crees que serían comestibles? Quizás sea una buena presa que llev... –Adric sintió el dolor antes siquiera de entender qué había sucedido. Un destello en su campo de visión y un dolor lacerante, y de repente el mundo se cubrió de un color carmesí. ¿Qué sucede? Estaba aturdido y confuso. 

Entonces escuchó lo gañidos y fanfarronerías. Los gritos de combate. El olor a ozono de la magia en el aire. Una emboscada.

Se pasó la mano enguantada por la cara y vio que estaba cubierto de sangre. Mi sangre –¡A cubierto! –gritó, sin saber que sus compañeros ya habían puesto las medidas pertinentes para protegerse de los pielesverdes.