Partida Rol por web

Bebedor, seguro de sí mismo. ¿Un mercenario, quizás? ¿Pero por qué nos reclutaron a nosotros si había disponible alguien como él? A medida que Adric se iba acercando a Reggo seguido por un más que silencioso Malrick, el paladín intentaba analizar al tipejo –¡Hola! Encantado de conocerte, Reggo. Éste de aquí es mi compañero Malrick, y yo soy Adric. Me ha llamado la atención tu presencia aquí en Caudal. ¿Estás de paso? No parece un sitio donde uno podría encontrarse un hombre de tu porte.

Una de las cosas que había aprendido durante sus viajes, es que la gente estaba más predispuesta a bajar la guardia y hablar de sí mismos si eras amable y destacabas sus fortalezas. Los tipos rudos, malcarados y que caminan con los puños apretados solían encontrarse las puertas cerradas, pero hasta el más inflexible de los guardias agradecía un hombro sobre el que desahogarse.

¿Hablar con la gente   y encima acompañado del enano ?El paladín no debía de haberme visto bien ..no inspiro precisamente confianza en la gente   y tampoco sé como hablar con ellos .Así que después de dar algunas vueltas , mas por cubrir el expediente  que por otra cosa  ,vuelvo al   lugar donde nos habíamos separado .Miro al paladín   y cuando se cruzan nuestras ojos   me  encojo  de hombros  y  me apoyo en silencio en la pared mas cercana .

Sin hacer  demasiado caso a la conversación me dedico a mirar a la gente de lugar  mas por costumbre  que por otra cosa porque dudo que  ellos hayan llegado hasta aquí ..pero  a saber .

La propuesta del paladín le tomó por sorpresa, en su ingenuidad pensaba que este trabajo no requerirá del trato con otros, pero asi fue, más aún, se le requirió que buscase a un joven para inquirir sobre el asunto del agua. Siguió a Chernoye, el cual tampoco parecía muy contento con la búsqueda del joven, algo parecía desagradable, pero Luki no sabia el que. tras buscar, y no encontrar al joven, se detuvo un momento, pero pensó que quizás no había buscado suficiente, así que redobló la búsqueda, en caso tal de no encontrar al joven, daria por terminada la busqueda y se dirigira a la casa de los Ferro, estaba algo cansado, lo intentaría una tercera vez en la mañana.

Salimos en tres grupos separados y resulta que el lugar donde íbamos era el mismo para otro grupo. ¿Para que nos separamos?. Poco importaba ya porque estábamos juntos viendo como un sujeto se cree tan malo que rompe su cuenco contra la pared dejando restos de cerámica en el piso. Observo por un momento el lugar donde cayó y si hay gente en ese lugar, si viven niños e incluso mujeres dentro del mismo.

La hospitalidad de los Ferro me conmovió. Esta pobre gente veía en nosotros a los salvadores que arreglarían todos sus problemas. Esperaba que fuera así, bastante tenían con vivir alejados de sus hijos.

Después de hablar un poco entre nosotros, salimos a investigar un poco por la aldea. Yo me dirigí a hablar con Plubio, el cuál encontré hablando con el que era el alcalde de la localidad.

-"Buenas noches tengan ustedes. Todo bien, muy amable por preguntar. Antes de irme a dormir y descansar, me gustaría preguntarles varias cosas, si no es mucha molestia."

Pongo una pose amable y serena, mostrando una sonrisa en mi rostro.

-"Veo que la mayor parte de la aldea se dedica a la pesca y la agricultura, con lo que el río es vuestro principal sustento. Según he oído, se secó hace dos días sin previo aviso. ¿No notaron nada raro en el caudal de agua durante los días previos? Un río no se seca de la noche a la mañana."

Miro alternativamente a los contertulios.

-"¿Tienen algún conflicto con otra aldea o gente que viva río arriba? Puede que, de ser ese el caso, hayan hecho una presa o desviado el cauce del río. ¿Alguna mina, quizás? He visto cuando llegábamos que había gente aprovechando que no hay agua para buscar oro en el lecho del río."

Hago una espera aposta y sigo con mis preguntas.

-"Háblenme de las horas posteriores a la desaparición del agua. Se que enviaron al alguacil y a tres hombres robustos a investigar y que no han vuelto, ¿cuándo fue eso? ¿Eran gente competente y legal, comprometida con la aldea? Me explico... ¿son gente de aquí, con familia y propiedades? Quizá aprovecharon para irse de la aldea por algún motivo. Después de eso, ¿mandaron a alguien más río arriba?"

Hago de nuevo una pausa y continuo.

-"He visto a dos tipos un tanto... ¡ejem! Extraños, forasteros... que no cuadran con las gentes de la aldea. Estaban bebiendo cuando llegamos, unas casas más para allá. ¿Qué me pueden decir de ellos? ¿Por qué no se apuntaron para ver qué había sucedido con el río? Parecen aventureros, tipos duros..."

Ya, llegando al punto y final de mi locución, les cambio un poco de tema.

-"Dado que mi hobby es la historia, los mitos y las leyendas, y aunque suene extraña la pregunta en estos momentos, ¿podrían contarme si hay alguna historia, suceso o cuento sobre su aldea o los lugares circundantes? Creo que con esto último os dejo en paz por esta noche, jajajaja."

Después de que me respondan a todas las cuestiones me doy la vuelta y me dirigo a la casa de los Ferro. Pero al andar dos pasos, me freno en seco y me giro de nuevo hacia Plubio y el alcalde.

-"Por cierto, mañana por la mañana partiremos río arriba para investigar lo sucedido. ¿Vendrá alguien de la aldea para hacernos de guía o nos darán alguna indicación? Podríamos necesitar algo de equipo, ¿dónde podríamos conseguirlo? Y... no es por parecer avaro... pero algún compañero sólo ha aceptado participar por la promesa de oro, ya me entienden... Creo que dijeron que nos darían '25 mo a cada uno' por averiguar qué le ha pasado a la comitiva que enviaron y otras '25 mo a cada uno' por averiguar qué le ha pasado al río, ¿verdad? ¿Nos darán algo de ese dinero como anticipo?"

Ahora sí, cuando terminan de contestarme, me doy la vuelta y marcho hacia la casa de los Ferro.

-"Adiós y buenas noches, señores. Han dejado en buenas manos este asunto."

El mago se lanza a hablar por lo codos  y por un momento envidio su capacidad  para  relacionarse  tan abiertamente con la gente...Si , supongo que él no creció pensando que cada  conversación podía ser una distracción para clavarte un  puñal por la espalda y  por eso tiene esa facilidad . Yo mientras tanto sigo apoyando en la pared  y hago un tímido  intento de sonreír a un aldeano cercano .Perro por su cara de espanto  y la  prisa que se da en desaparecer  mi sonrisa debe de ser de todo menos tranquilizadora ...en fin ..  cada uno a lo suyo y esta visto que  se me da mejor pasar desapercibido .

Me nuevo  y  intento buscar   a los hombres que menciona el mago .Es seguro que no podre hablar con ellos pero si les puedo  vigilar desde las sombras   quizás  averigüe    algo .

Turno 5

Adric Fell y Malrick se encuentran en el exterior de la aldea, disfrutando de una noche razonablemente cálida junto a Reggo, un tipo de aspecto canalla que acaba de bajar del barril en el que estaba subido, y que les hace un gesto con la palma de la mano para que le den un momento, que usa para sacarse un enorme corcho del bolsillo y encajarlo en el agujero de la pequeña barrica.

Cuando ha terminado observa que Malrick está observando con mala saña los pedazos del cuenco de barro rotos junto a la cabaña. Han caído junto a ella, en el exterior, junto a un charco.

(Sigue...)

"Oh, tranquilo, siempre lo barren al día siguiente", sonríe divertido. "Además, no sé si te has fijado pero aquí les soobra el barro", afirma haciendo un gesto ebrio hace el inmenso cauce seco del río, un interminable almacén de cieno. "Pueden hacer todos los cuencos que les dé la gana", se sonríe.

Después comienza un periplo inseguro hacia una de las cabañas, mientras Adric halaga su orgullo. "¿Un hombre de mi porte?, oh, gracias por darte cuenta, yo también estoy encontod... encantado", dice haciendo una reverencia bastante cómica. "Tú también pareces tener mucho porte, creo que vi un dibujo tuyo en una novela de caballerías que leía de niño", afirma con su inagotable e irreverente sonrisa.

Luego se queda quieto en un impass de borracho, mirando la resplandeciente luna, antes de retomar la conversación. "Oh, sí, mi presencia aquí", sonríe otra vez. "Claro que estoy de paso, llevo de paso... a ver... tres meses, más o menos. Es un sitio tranquilo,  olvidado por las autoridades, tienen vino, está olvidado por las autoridades, hay algunas mozas guapas, está un poco olvidado por las autoridades, y...". Vuelve a quedarse en éxtasis ébrio. "Está un poco olvidado por las autoridades", termina antes de dirigirse a lo que parece la casa en la que se hospeda.

Antes de desaparecer por la puerta, sin embargo, se da la vuelta. "Oye, ¿vosotros sois los que el jefe ha contratado para lo del río?. ¡Qué valor!", se ríe ruidosamente. "La verdad es que el agua no es el líquido que más me interesa de esta aldeucha, pero siempre me han movido otras razones. Por diez piezas de oro al día os acompañaré, tengo unas habilidades muy específicas relacionadas con...", mira a Adric antes de terminar, sospechando. "... robar. Y encontrar trampas. Soy un tipo honesto, y muy leal mientras mi vida no corra peligro. No pediré más dinero que ése, todo el botín que encontréis, que probablemente será ninguno, para vosotros", dice antes de daros las buenas noches y marcharse a dormir la mona.

(Sigue...)

Mientras el paladín y el guerrero hablan con Reggo, Pal´to ha agotado sus escasas reservas de paciencia y se ha vuelto a la casa de la familia Ferro. Sólo la pareja de ancianos le dan la bienvenida, ya que el resto de los compañeros todavía no ha llegado. 

De hecho, el mago Zaius se encuentra departiendo con el alcalde, y sometiéndole a un auténtico interrogatorio. El hombre, aunque cansado, parece agradecerlo: si este hombre se preocupa tanto por el asunto es posible que llegue a solucionarlo. Algunos aldeanos se acercan a la conversación, y participan también de ella.

"Sí, señor. A la agricultura y a la ganadería, pero no ha salido de ahí el oro que les vamos a pagar", responde Plubio al aventurero. Uno de los labriegos que se han acercado sentencia; "Mucho oro sale del río, a las veces. E si arrebuscas e arrebuscas, pepitas gordas han llegao a salir". En cuanto a las cosas extrañas que pudieran haber percibido antes del suceso, el Corregidor niega pensativo con la cabeza; "Nada, de verdad, fue muy extraño. Corría el agua el día anterior que daba gusto, y a la mañana siguiente estaba seco. Un desastre, amigo".

Cuando Zaius le pregunta por la región río arriba, toma la palabra una señora mayor que se había acercado a pegar la oreja. "Pos para arriba no sube naide desde que era joven yo", declara. "Sólo árboles e árbolas, e bechos e bechas hay por allá". Un tipo bajito que lleva un tamiz en la espalda aclara también; "Además, creció aquí la aldea porque el oro aquí se adeposita, e no más arriba ne más abajo".

Después, el hechicero pregunta a los lugareños que han ido reuniéndose a su alrededor por los extraños y forasteros que pudieron ver, y por los hombres que se enviaron río arriba, y el Corregidor vuelve a tomar la palabra dándose importancia. "Señor, arriba fue el alguacil, que sabía menear la espada, y tres pescadores de brazos fuertes con sus remos. De aquí eran, y comprometidos. Hubiera ido también el hijo del alguacil, que vino de la capital hace poco y ha estudiado los misterios de Velex el dios de la guerra, pero su padre lo juzgó joven, y se olía que peligro podía haber", dice. "Razón tenía, que no han vuelto", termina.

Una muchacha joven, pálida y rolliza, contesta a Zaius por el extranjero; "Uno es, que no más, y acá nos olemos que algo debió arrobar, ¿sabéis?. Porque dineros tiene, e nos paga cama e comida", termina. "¡E bebida, sobre todo!", concluye un joven que se pone junto a ella, consiguiendo que algunos de los presentes rían.

Durante todo el tiempo que Zaius ha estado en el pueblo hablando con la gente más y más aldeanos han salido de sus hogares y participar de la conversación, así que cuando pregunta por chismes, leyendas locales y rumores lo que le llueve es una avalancha de curiosidades e historias interminables; un hombre le cuenta que un duende vivía en el granero de la aldea, y robaba el grano los fines de semana. Otro, que el fantasma de un pescador recorría las aguas del río cuando la luna está llena. Otro, que antes de levantar la aldea vivía aquí una tribu goblin. Otro, que hay bajo el suelo ankhegs que devoran continuamente las zanahorias de su huerto. Las historias, algunas de ellas bastante disparatadas, mantienen a Zaius despierto hasta las tantas, pero tienen el efecto de animar a los aldeanos.

Cuando el mago pregunta por el adelanto ya se ha ganado a la gente de Caudal. "Adelantaremos diez piezas para cada uno, ¿vale?", le dice el Corregidor. "Mañana a la mañana las tendréis en la casa de los Ferro, se nota que sois gentes de fiar que haréis vuestro trabajo", termina diciendo.

Un vistazo alrededor confirma a Zaius que poco va a poder comprar con ese dinero; en la aldea no hay ninguna tienda formal, y parece que la gente vive del trueque y de los pocos buhoneros que pudieran venir cargados de útiles, así que, cansado tras el largo día, se vuelve a dormir a casa de los Ferro.

(Sigue...)

Luki, por su parte, decide echar un último vistazo a la aldea antes de zanjar la búsqueda del muchacho que vieron al entrar. Da algunas vueltas, seguido por las miradas curiosas de dos niños que casi alcanzan su escasa altura, y se cruza con el gentío que Zaius ha conseguido reunir en la calle principal de la aldea.

Finalmente, encuentra al joven saliendo entre unos árboles lleno de determinación, y al verle se dirige al enano.

(Sigue...)

A pesar de su evidente juventud, el porte y el aspecto del muchacho son muy adultos. Al llegar al enano, al que sólo aventaja por media cabeza, lo mira a los ojos con una gravedad impropia de su edad. "No voy a ir sólo", dice apretando los dientes. "Soy Máximo, el hijo del alguacil de la aldea. Y sé que le ha pasado algo, lo sé. Casi salgo ahora, en mitad de la noche, pero lo he pensado mejor mientras subía junto al río. Vosotros vais a ir a acudir mañana, y tendré más oportunidades si os acompaño. Además me crié aquí, y conozco los caminos cercanos a la aldea", afirma.

Luego mira al suelo, con los ojos brillantes. "Iré con vosotros", termina con una clara afirmación sin dejar espacio a la duda. "Queráis o no. Mi padre está en peligro, y si yo muero combatiendo lo que sea que le amenaza Velex me acogerá en su seno", termina.

Tras un momento, observa al joven enano de "hombre" a hombre. "Tu pueblo entiende de honor. ¿Me apollarás?. Juro no reclamar oro ni recompensa, no es eso lo que me mueve", termina.

(Sigue...)

El sujeto se comporta de una manera que merece una golpiza, miro a Adric que parece tenerle más paciencia pero yo no. Voy hacia el lugar donde tiró el cuenco para levantarlo y disponerlo en un lugar mejor, donde los niños no puedan pisarlo y lastimarse los pies. Termino de hacerlo y me acerco, despacio pero determinado, del que se da de aires de superioridad ante los demás porque tiene un arma. En mi cabeza va una idea loca donde éste tipo tiene que ver con todo esto, alguien lo mandó acá para que vea como van las cosas y tiene a su jefe aguas arriba impidiendo el paso del agua. Ya se sacaron a los peligrosos de encima hace unos días y ahora puede estar tranquilo tomando todo lo que guste sin esperar que alguien le dijera algo, hasta que llegamos nosotros. Miro al bonachón de Adric un momento porque seguro va a querer responderle algo y si no se apura, el que va a responder seré yo.

Tres meses haciendo poco más que aflojar la bolsa y llenarse el estómago. Adric escuchó el discurso del ladronzuelo con una sonrisa, aunque lentamente podía leerse en su rostro que se compadecía de él. Si lo que dice es cierto, es evidente que se esconde de algo, o de alguien. Caudal es, sin lugar a dudas, un lugar ideal para no ser encontrado –Lo estudiaré con el resto, ¿sí? Ya veo dónde duermes, así que llamaremos a tu puerta mañana temprano si estamos interesados en contratar tus servicios.

No había que ser ningún lince para darse cuenta de que Reggo estaba agotando la paciencia de su taciturno compañero, así que Adric posa su mano en el hombro de Malrick para indicarle que no valía la pena el esfuerzo y regresó al hogar de los Ferro para recabar la información del resto de compañeros. Allí expuso lo sucedido, compartió su parte y escuchó con atención la abundante información e historias que había recopilado Zaius. Este hombre es increíble –Yo voto por no contar con Reggo para el viaje. Nadie nos asegura que nos deje tirados a medio camino o que tenga algo que ver con el incidente. Respecto al muchacho... ¿quiénes somos nosotros para negarnos a que quiera buscar a su padre? Su corazón brilla de emoción y coraje, se vio claramente cuando nos lo cruzamos.

Después de una plácida noche de descanso – Adric tardaba un precioso tiempo en retirarse la armadura – el paladín despertó con los primeros rayos del sol, salió de la casa con el torso descubierto y procedió a realizar unos ejercicios seguidos de unos rezos para asentar su espíritu para lo que estaba por venir.

La cantidad de información había sido abrumadora. Medio pueblo salió para desahogarse un poco y contar sus chismes. Hablar no era mi fuerte, la verdad; siempre me había costado mucho abrirme a los demás, pero aquí conseguí olvidarme un poco de ello. Al ver que ya no iba a conseguir más información y después de saciar mi curiosidad, me volví junto a mis compañeros. Allí nos relatamos la información conseguida y votamos sobre la conveniencia o no de que se unieran a nosotros Máximo y Reggo.

-"Bien... si queréis escuchar mi humilde opinión, os diré que cuántos más seamos más probabilidades tenemos de salir bien parados de esta empresa si se nos pone cuesta arriba y hay lucha. También diré, que necesitamos un guía que nos acompañe río arriba para que no nos perdamos si abandonamos el curso del río, tengamos que tomar algún atajo o que sepa de lugares para poder descansar tranquilamente."

Estoy de pie en medio de todos, con actitud pensativa y las manos agarradas por la espalda.

-"También debo de indicar los pros y las contras de dejarles acompañarnos. Como bien dice Adric, ese tal Reggo no inspira confianza. Puede que tenga razón y que sea un tipo que esté compinchado con quién quiera que haya hecho desaparecer el agua del río. O que nos traicione en cualquier momento. No le conocemos de nada y no tenemos tiempo para ello, pero... he de recordar, que hasta hace muy poco, nosotros mismos ni nos conocíamos. Y aún ahora, seguimos sin conocernos bien; pero hemos decidido confiar en el que tenemos al lado en esta búsqueda. Sólo digo que muchas veces las apariencias engañan, sólo eso."

Con la misma pose, empiezo a deambular por la sala.

-"Sus habilidades, que no se si serán de utilidad viendo el estado de embriaguez al que se somete a diario, puede que nos sean necesarias... o puede que no. Lo que sí tengo muy claro es que el precio que pide NO se lo podemos dar. Si la cosa se alarga unos días se quedaría con todo nuestro beneficio. Lo suyo sería que el alcalde se encargara de pagarle lo convenido a él también, no nosotros; así cobraría lo mismo que los demás y sería más igualitario. También he estado pensando en el por qué no acompañó al alguacil días atrás y he llegado a la conclusión de que no fue porque NO había recompensa."

Me paro en seco y me doy la vuelta, mirando fijamente a los demás.

-"Lo de ese chiquillo me preocupa más. Puede que sea de utilidad o todo lo contrario, una carga. Si no sabe defenderse, puede ser un lastre para el grupo, por mucho ímpetu que le ponga. Si algo le ocurre, sabed que recaerá sobre nuestras conciencias su muerte. Pero no voy a ser yo quién le prohiba seguirnos o acompañarnos. Es un espíritu jóven y tiene que madurar... y ya ha hecho una elección, me temo."

Dicho lo cuál, me tapo con una mano un gran bostezo que me sale de repente.

-"Perdón señores, mi cuerpo me pide descansar a gritos. Deliberen y piensen en mis palabras y decidan lo que decidan, apollaré a la mayoría. Preparen sus cosas y descansen, mañana temprano partiremos hacia nuestro destino. Buenas noches."

Me despido y me dirijo a una de las camas para poder dormir un rato. Mi intención es despertarme pronto para repasar mis hechizos y preparar mis cosas.

-Estoy a favor de que el muchacho vaya, puede que este joven, pero ya hubiese querido yo tener esa gallardía cuando tenía su edad- mira a Zaius, nota su cansancio y bosteza -El mago me ha transmitido tu aflicción, buscaré cura en el camarote que esta buena gente nos ha brindado- tras lo cual se echa a dormir.

A pesar de que no me gusta demasiado  dar mi opinión en público  me piden que  diga si aceptamos o no al muchacho .Uno mas siempre  viene bien a la hora de  combatir  y sin saber a que nos enfrentamos nos hará falta  cualquier ayuda .Todas van  dando su parecer que coincide mas o menos con el  mío así que me limito a asentir con la cabeza  y a decir  .Que venga si quiere.

Quizás debería haber  dicho algo más y comentar que seria peligroso para el muchacho   , que  no era seguro que pudiésemos  garantizar su seguridad  ni que vaya a volver de una pieza  pero .. no está en mi naturaleza  y ademas los otros lo han expresado mejor de lo que yo hubiera sido capaz.

Turno H6drum

Ya tarde, en las habitaciones que los Ferro os han dispuesto en su casa y saciados tras la cena, el grupo debate sobre la conveniencia de que Máximo les acompañe, y todos parecen estar de acuerdo. Sobre Reggo, en cambio, el debate se tuerce: Adric y Malrick prefieren que no venga, y sólo Zaius opina que debe acompañarles, pero cobrando como todos los demás. Al día siguiente nadie va a buscarlo, y él no tiene la diligencia de la que Máximo hace gala; cuando abrís la puerta para partir el joven está allí, con su zurrón y el escudo a la espalda. Se gira y os saluda con un tenso gesto de la cabeza.

Máximo no parece muy sociable, y la preocupación enmarca sus rasgos mientras camina silencioso a vuestro lado, a menos que alguien lo aborde o le haga alguna pregunta. El día anterior se encontró con Luki, aunque el enano no mantuvo ninguna conversación y se limitó a avisar al grupo una vez llegó a la residencia de los Ferro.

Por la mañana el bosque que rodea la aldea está activo y lleno de vida a pesar de que el río permanece seco y embarrado a vuestra izquierda, junto al sendero. Los pájaros cantan, el viento mueve las ramas de los árboles y pequeños insectos y lagartos huyen entre la hierba cuando vuestras botas se acercan al borde del sendero de tierra.

Pronto perdéis de vista las cabañas de madera de la aldea, y lo único que se extiende ante vuestra vista son prados verdes salpicados de troncos de olmos y abedules. Habéis descansado bastante bien, y la primera hora de viaje os resulta fácil. El frescor de la mañana se ve atenuado por los rayos del sol, que se asoman entre las nubes blancas que ocupan el cielo, y aunque el sendero está en cuesta su pendiente no es muy pronunciada.

Cuando lleváis unos noventa minutos de camino veis algo que os llama la atención; un bulto tirado junto al sendero. Máximo corre pálido hacia él, temiendo que sea su padre o alguno de los miembros de la expedición, pero frena a unos cuantos metros esperando a que lleguéis; sólo es un jabalí pequeño a medio devorar. No hace falta que os preguntéis por el depredador, porque escucháis con facilidad el sonido de un animal que bebe ávidamente de un charco formado entre varias rocas, a la orilla del río.

Un sabueso de considerable tamaño os mira a unos quince metros de distancia. Su boca ensangrentada evidencia que él abatió al jabalí, y su pelaje rojizo, alborotado y cubierto de hojas y ramitas, os da a entender que lleva mucho tiempo dando vueltas por estos parajes. No es raro encontrar animales perdidos en el bosque, procedentes de la caza o abandonados por sus dueños en algún momento, y éste parece el caso. Máximo niega con la cabeza, dando a entender que no lo conoce.

(Sigue...)

Con curiosidad, el animal se acerca a vosotros trotando sobre el barro del cauce seco y parándose en pie, suspicaz, a unos tres metros de distancia. "Wof", ladra por lo bajini. "Wof, wof". Mirándoos gira su cabezón hacia la derecha, como confuso por vuestra presencia aquí. Quizás hace mucho tiempo que no ve a ningún ser humano. O enano.

(Sigue...)

¿Qué haréis con el animal?. Empieza a recular hacia el bosque con intención de marcharse, a menos que alguien haga algo que precipite su marcha o le anime a quedarse. ¿Hablaréis entre vosotros durante la marcha?. ¿O con Máximo?. Además necesitaré el orden de marcha de vuestro grupo; ¿quién va delante?. ¿Y detrás?. Si queréis marchar por el sendero sólo podréis ir de dos en dos; una fila más ancha supondrá que alguien debe caminar por la hierba y entre los árboles, cuando los haya.