Partida Rol por web

Y allí estamos con esas ganitas de fiesta, cuando el boom boom de la música y los coqueteos varios surgen tras unos vasos de cerveza mientras te sientes super deseada, popular. No sé, es lo bonito de estos eventos y a lo que una viene. Más allá de que no se escucha la música, incluso es raro que el bullicio ni haga acto de presencia. ¿Tendrán algún tipo de aislamiento para evitar problemas con la policía? ¡Debe ser! ¡Es lo probable!

No obstante en medio de mis dos pensamientos únicos en la mente, los miro con atención aunque da igual, hablan mucho y algunos como que no capto del todo pero imagino que es algo típico del buen rollo general. Yo lo tengo muy claro con candado o sin candado, si nos han dicho que la fiesta es aquí no hay margen de error. Sólo que mis amiguis no sé porqué no llegan.

Eso sí ante los comentarios de Rob suelto una risita coqueta y lo miro a los ojos con cierto aire divertido. 

—Aish, que dices Rob. ¡Cuando quieras!—respondo un tanto bobalicona—. Pero primero me invitas algo, así entramos en clima. ¿No?

Tras soltar aquello le guiño el ojo y esa tal Jade dice algo que me pasa desapercibido, aunque no el patadón de la morena. ¡Uish! ¡Fuerte! 

—Vaya modales, pero el candado no quiere. ¿No te interesa ser animadora?—le pregunto sonriendo—. Con esa elongación puedes brillar con nosotras. 

Es una vía más que disponible para toda chica que desea brillar, además somos únicas en esto. Luego es el vampirito quien se me acerca y habla raro, casi que algo de saliva me ha caído en el rostro. 

—Oh. No te entendí mucho, pero te digo que sí. 

En mitad de esa búsqueda de un nuevo acceso que parecía no tener demasiados resultados, el golpe de la morena hizo que Carlo se detuviera en su caminar para girarse, comprobando que el candado era robusto, pero tal vez podrían intentar una vía más agresiva.

Esto me recuerda a una de mis primeras fiestas.- Buscó una piedra por el suelo que fuera lo suficientemente grande como para ocupar su mano.- Íbamos tan pedo que, por las risas, decidimos guardar el resto de bebidas y comida en una especie de caja fuerte con candado. A los cinco minutos estábamos mordiendo el metal.- Abrió la boca para mostrar sus dientes, señalando uno de los colmillos partidos.- Doscientos pavos me costó el dentista.- Se acercó al candado, agachándose para mirarlo más de cerca.- ¿Lo mejor? Que la llave estaba puesta y sólo había que girarla.- Se giró hacia el resto con una sonrisa, orgulloso de ese recuerdo.- Estaba tan cocido que ni me di cuenta… Qué buenos tiempos.- Después de su breve anécdota, se dispuso a golpearlo con la intención de reventarlo.

La casa lleva tiempo descuidada hay setos que crecen entre los barrotes que rodean toda la propiedad, pero ninguno de ellos está cerca de la entrada principal. Ignatius se acerca a uno de ellos, parece ser que algo ha llamado su atención.

La lluvia comienza a hacerse más fuerte.

Carlo recoge una piedra lo suficientemente grande para su propósito. Mientras la sujeta con fuerza se da cuenta de que tiene marcas de desgaste producidas por un golpe. Parece que alguien la trajo hasta aquí para intentar reventar el candado.

Pues que rollo cara bollo. Esto empezaba a mosquearme. Y encima la lluvia parecía acompañarnos.

-Te invito cuando quieras, Maravillas. -sonreí a Liza. Estaba receptiva. Juju. Miré las maniobras de Carlo y de la morena descotada que se le veía hasta el ombligo.- Oye Carlo, dale con la cabeza a ver. Jaja. -Miramos por aquí, miramos por allá. Nada de nada.

-Sigamos investigando, vamos chicas. Esto es raro de verdad, si hay una fiesta en serio habrá que ganarse el pase. O es una tomadura de pelo. Pero tenemos que descubrir este misterio, a mí nadie me la pega. 

Me quité la chaqueta ¿Quién la necesita más o la quiere?  les pregunté a los tres bomboncitos. Lisa y Theresa iban muy ligeritas de ropa.

Me fijé más en los árboles cercanos, a ver si aparte de los setos, hay alguna rama que nos pueda acercar para saltar. Y también entre los barrotes alrededor de la mansión. 

«Ufff. ¿Con los dientes? Aish, no. Mi odontóloga se muere si escucha esto.»

No dudo en pensar sobre ello, incluso imaginarlo porque claro mi mente es un parque de diversiones y no tardo nada en recrear lo que me cuenta. Sólo que Rob vuelve a dirigirse a mi y ya se sabe, chico popular que le echa un ojo a otra popular es siempre modo love love y yo quiero eso. ¡Me emociona!

—Te tomo la palabra. 

Y hago un rulo en mi cabello con el dedo mientras le regalo una sonrisa, es evidente que me gusta ese tipo de indirecta que puede llegar a algo más. Pero como todo me distraigo con tonterías y al ver que Carlo está con la roca, muerdo mi labio inferior impresionada por lo duro que es este tío. Un malote de instituto. ¿Querrá participar en el equipo de Fútbol americano? Se necesita hombres con esos aires. 

Luego Rob sugiere que sigamos buscando una entrada, estoy muy de acuerdo. Aunque la lluvia está arruinando mi peinado, en cualquier momento estaré hecha un desastre. 

—Fiesta igual tendremos. ¿Damos la vuelta?—pregunto—. Quizás tiene una entrada secreta. 

Después el chico popu, ofrece su abrigo. Claramente lo acepto. 

—Uy, yo. Me estoy enfriando mucho con esta lluvia. Gracias Roby. 

Ya con abrigo incluido camino al puro sonido de mis tacones para dar la vuelta junto a quien me acompañe. 

Zi a-adguien entdo a da fiezta du-duvo que sed pod aqui dije señalando unos matorrales en la verja. Decidi que seria buen aidea quitarme los dientes, aunque mi tartamudeo cada vez que estaban las chicas presentes no iba a reducirse. Tras quitarme los incomodos colmillos intente repetir la frase,

q-q-ue si aalgu-guien entr-tro a la fifiesta seg-guro que p-paso por aq-qui. en efecto, los barrotes tras esos matorrales estaban algo doblados, y podríamos pasar gateando.

Cr creo que no hay fi-fiesta. es un error entrar, es allanamiento de u-una propropiedad privada y estamos delinq-quiendo.

Y ademas va-vamos a destroz-zar nuestras ropas gha-gateando, y addemmas hay mu-mucho barro y no-no-nos mancharemos, mi voz se estaba volviendo mas chillona y aguda,fruto de los nervios. Tenia el corazón desbocado pero tenia que aparentar firmeza para que Lisa no piense que soy un cobarde. Esta zorreando con Rob, pero seguro que es para darme celos y cuando descubra mi intelecto acabara rendida en mis brazos y seguro que podré invitarla a quedar para hacer los deberes algun dia. Y como igual es friki, igual juega al rol. Quizás pueda invitarla a una partida de Traveller que hacen los chicos de la facultad de ingenieria informatica los fines de semana.

Buf, y ahora además llueve con ganas. El candado no se abrirá a golpes, por si alguien tenía dudas y en vista que algún otro pringado lo probó y dejo la prueba del delito. -¿entrada secreta? - pero como va a tener esto una entrada secreta. ¿La rubia que ya no es rubia, piensa que esta es la mansión de Batman? Joder- ​​​​​​ ​​​​​​

Por suerte, el empollón viene a salvarnos al encontrar una manera de pasar por la verja-¿Y si nos vamos moviendo? Antes que parezcamos unos pollos en remojo.. Calma Ignatius, debe haber otra puerta. Cuando estemos dentro ya nos dirán dónde está y se reirán con ganas de nosotros- Hasta que llege la policía y nos desaloje a todos por allanamiento. 

Miré a la Wonder Woman postiza con una media sonrisa tras escuchar su propuesta.

—No, gracias. No me va el rollo Barbie gritona agita pompones. Pero si algún día cambiara de opinión te dejaría una notita escrita con purpurina en tu taquilla. Mwah —lancé un beso al aire en su dirección, cargado de sarcasmo, imitando a la típica animadora que gesticula y no deja pasar la oportunidad de llamar la atención durante los descansos de los partidos. 

Encima la lluvia empezaba a arreciar sobre nosotros. La noche amenazaba con ir de mal en peor, visto lo visto. Me cubrí parcialmente con mi bolso la cabeza, para que no se me empapara todo el pelo, mientras permanecía atenta a Carlo, por si este era capaz de romper el candado. La anécdota que contó me hizo enarcar una ceja. "Por qué no me sorprende" —pensé, poniendo los ojos en blanco. Siempre podría sacar mi navaja e intentar forzar la cerradura, aunque por el aspecto del viejo candado algo me decía que si llevaba tanto tiempo allí es porque no era uno de esos que se rompía con un par de golpes. De lo contrario, ya lo hubiesen destrozado mucho antes. Y probablemente lo único que conseguiría es partir la hoja.

Entonces la versión enclenque y barata de Drácula anunció que había encontrado una posible entrada. Me agaché, examinando lo que había descubierto y desechando su posterior advertencia de no pasar al otro lado. La policía era lo de menos en estos momentos. Y dudaba mucho que fueran a perder el tiempo pasándose por una zona alejada del pueblo como esta.

—Yo voy a entrar. Aparta, tartaja —le dije a Ignatius, preparándome para colarme—. No he venido hasta aquí ni me he maqueado para nada. Quiero saber quién o quiénes han sido los que nos han invitado. Porque como al final no haya ninguna fiesta dentro... alguien se va a llevar un puñetazo en la boca —añadí, molesta—. ¿Os hace? —les pregunté al resto.

La lluvia no ayudaba a concentrarse, tampoco que sus compañeros no lo vitoreasen como cuando competía con beberse, sin parar para tomar el aire, un bidón de litro de cerveza, echando de menos ese ímpetu por cualquier tontería. Hace falta más alcohol en vena. La fiesta sería complicada de animar pero no imposible, y por supuesto era su labor encargarse de que la diversión se mantuviera a flote y, para ello, primero tenían que entrar en la casa.

Ignatius, ahora te daré la solución de tu tartamudeo.- Como si fuera un analítico profesional, miraba fijamente el candado hasta el punto que casi parecía que el latón que lo componía le hablaba, le tentaba como una fría cerveza en una calurosa noche de verano.- Dame un momento que solucione esto. Sólo un golpecito…- Y lo intentó, alzando levemente la piedra antes de estamparlo contra el candando.

Carlo levanta la piedra con una convicción total. Golpea con todas su fuerzas el viejo candado, produciendo un sonido que recuerda a un trueno distante. A pesar de su arrojo no consigue romperlo y la piedra cae a sus pies.

Afortunadamente ninguno de sus dedos resulta aplastado, pues los retira a tiempo.

—¡Escuchen! ¡Él tiene razón!

Intento llamar la atención de todos mientras me acerco a Ignatius para señalarlo, es que ha descubierto por donde pasar y creo que es innecesario continuar dando golpes al candado. 

—Vamos por donde nos está diciendo, creo que esa es la forma de adentrarse—digo al coger la mano del chico y llevarlo hasta ese lugar—. Ven, pasa tú. Yo te sigo, así serás mi héroe. 

Y le guiño un ojo, siempre con ese toque coqueto mientras le pido que haga eso por mi. Está claro que si lo ha descubierto debe ser el primero y si está todo bien... ¡Hasta se gana un beso! No tiene nada que perder, solo nos facilita el ingreso y con mis ojitos tiernos, teniendo mi atención dudo que se niegue. 

No obstante recuerdo que la morena me había comentado algo y creo que está siendo un poco irónica. Pero a mi no me importa eso, sé que de alguna manera la tendremos en el equipo. ¡Al principio se resisten! Pero la magia de las animadora doma a cualquier bestia si tienes talento. 

Ignatius había encontrado un posible acceso. Bien por él. Lisa le animaba a ser el primero , pero la impaciente Theresa ya se le adelantaba.

-Vamos, sí. Venga, Ignatius, que aquí nuestra terminator personal amenaza con cargarse la casa. Y tú, "animadora" de pacotilla, que te vas a romper una una uña- señalé a Carlo.

Esperé mi turno, mirando aquí y allá. -No le llames tartaja, chica dura. -guiñé un ojo a la morena. Yo era un crack en los deportes pero algo negado con los números.

-Va, héroe. No le falles a nuestra Wonder Woman. No es delinquir, es gatear.  

Por fortuna no se ha roto ningún dedo con la piedra, bonito principio de fiesta. Aguardo junto a la verja mi turno para colarme después de darle un golpe amistoso al nerd en el hombro. -Bien hecho.. Se nota que tienes a Wonder woman en el bote-. La chica dura ya esta pasando, y no puedo evitar reírme al ver a la nueva animadora del insti cuando se agacha para pasar la verja.. -jajajaj, ese disfraz debería llevar una depiladora de serie.. estas monisima-

El aire frio amenaza con congelar vuestros pulmones, mientras provoca que la lluvia os golpee lateralmente. El jardín no está cuidado, pero tampoco es una jungla. Es como si la hierba no creciera demasiado.

Os fijáis en la fuente. Tiene tres pisos, siendo el más alto el de menor tamaño. Coronando la marmórea estructura hay un ángel cabizbajo, con los brazos abiertos. Carece de rostro, pues el paso del tiempo ha hecho mella en él. Sólo quedan sus ojos, que parecen juzgar a quién sea capaz de aguantarle la mirada.

El agua que contiene, que baila al son de las gotas de lluvia, lleva mucho tiempo estancada.

No se observa ninguna luz en la casa y el silencio es absoluto.

- Lisa -susurra una voz que arrastra el viento - Lisa...

"Le llamaré como me dé la gana" —dije para mis adentros, esbozando una parva sonrisa hacia el deportista tras su frase. No había venido a la fiesta a hacer amigos precisamente. Y tal y como se estaba desarrollando la noche, el único final que vislumbraba es que acabara perdiéndome en algún rincón apartado del pueblo, fumando y bebiendo hasta que amaneciera. Eso si no encontrábamos antes algo de interés en la casucha. 

El resto se decidió por fin a seguirme. No es que me importara demasiado lo que decidieran, pero prefería que de haber alguien dentro no me pillara a mí sola. Pasé al otro lado con cuidado, intentando no embadurnarme del barro que se había originado por culpa de la lluvia en contacto con la tierra humedecida. El problema era el viento y el frío; por su culpa íbamos a terminar empapados y saldríamos como mínimo con una neumonía. "Me cago en quien ha tenido la genial idea de invitarnos a este sitio..." 

Me puse en pie, observando el amplio jardín por si veía alguna cosa interesante. Nada. No veía nada. Ignoré la estatua del ángel, la cual estaba tan deteriorada que ni conservaba un rostro propiamente dicho. Solo le faltaba una inscripción que pusiera "Regocijaos".  

—No se oye ningún ruido. Más vale que se estén quedando con nosotros y se hayan escondido hasta que entremos... —de manera instintiva crují mis nudillos, mientras avanzaba de varias zancadas hasta la vieja puerta principal, también para resguardarme del agua.

b-b-b-ueno.... solon es en-en-entrar un poco.... no dejaba de mirar la verja, y el frac de mi padre. Me caerían buenos guantazos si se percataba que me lo habia llevado del desván, y si lo traia lleno de barro mas aun. Pero los chicos parecen bastante amigables fuera de clase. En clase me ignoran salvo para soltarme un par de collejas o pedirme que les ayude con las matrices y las derivadas de tercer grado. Incluso Lisa parece impresionada, y me anima a pasar. Theresa ya se habia adelantado y fue la primera en entrar. Rob me anima también. Venga vamos allá.

Ppppero sujetadme la mochila, por favor, no quiquiquiero que se lle-llene de barro y se mo-moje. Pa-pasadmela cu-cuando este al o-otro la-lado, por fa-favor . puse la cutrecapa en el suelo para gatear sin empaparme y luego ahi la deje para que pasara el resto.
pasad por e-encima de esta tela. Asi no os estropeareis vu-vuestros disfrfra-fraces por el ba-barro o por algun desgarrón

Mientras lo decia ya estaba gateando hacia el otro lado. Y a mis palabras ironicamente las acompañaba un rasguido de la tela. El frac se habia enganchado con los barrotes

Nooooooooooo

No obstante el miedo a mi padre parece diluirse cuando en mi campo visual aparece la tétrica e intimidatoria imagen de la mansión y del mutilado ángel.
Es tan Lovecraftiano... podría ser un ángel descarnado de la noche comentaba en un tono lo suficientemente audible como para ser escuchado por el resto aunque realmente no me dirigía a nadie en particular. De hecho me dirigía a mi mismo, por eso no tartamudeaba. No esperaba siquiera que hubieran leido ninguna de las obras del genio de Providence.

El golpe no había funcionado, es más parecía que ni le hubiera hecho un rasguño, empezando a tantear cuánto duraría a base de morderlo, no sin antes comprobar que la llave estuviera puesta. No tropezaría dos veces con la misma piedra. Por suerte para él, antes de llegar siquiera a mostrar sus dientes, ya habían encontrado un acceso secundario y entrado varios, incorporándose para seguir los pasos de sus compañeros.

Que no cunda el pánico. Las cervezas y los nachos primero.- Dejando claro su orden de prioridades, extendió la bolsa por el hueco para que el que estuviera al otro lado la agarrara antes de pasar, escuchando de lejos el comentario de Jade.- Gracias cari, pero la palabra que buscas es “divina”.- Volvió a agudizar la voz para meterse en su papel y dándole un acento presumido.

Al llegar al otro lado abrazó su bolsa con cariño, asegurándose de que todo estuviera en buen estado y listo para consumir, soltando incluso un suspiro de alivio. Prioridades.

No prestó atención al jardín ni a la decoración, sólo pensaba que el barro se había calado a través de los bóxer, abriendo las piernas para ajustarse sus “cosas” sin demasiada elegancia, sobre todo teniendo en cuenta el disfraz que llevaba. Eso sin contar que la peluca ya parecía un gato muerto sobre su cabeza de color amarillo pollo.

Iba a esperar hasta que estuviéramos dentro, pero estás pidiendo ayuda con letras mayúsculas y yo soy un buen samaritano.- Se acercó a Ignatius, comprobando que su tartamudeo se camuflaba perfectamente con el golpeteo de la lluvia mientras pasaba un brazo por sus hombros.- Vas a tener el placer de formar parte de una masterclass del mismísimo Carlo.- Se señaló a sí mismo con una sonrisa.- Sólo por esta vez será gratis así que escucha con atención.

No le importaba estar calándose hasta los huesos, tampoco que el resto pasara de él, sólo pensaba en ayudar a un “hermano” a encontrar el camino del bien, el de la cerveza, alcohol e inhibición.

Esto es una fiesta y has tenido el lujo de ser invitado.- Metió la mano en su bolsa, sacando una lata de cerveza de baja calidad, esas latas que en los supermercados no llegaban a medio dólar y su sabor era bastante simple.- Comienza con esto pero ven, escucha con atención.- Acercó la lata al oído del chico mientras colocaba la mano en la anilla, una especie de ASMR mientras la abría y dejaba que el sonido empapara su sistema auditivo.- Esto es el preludio de una gran noche para entrar en calor. Ya sabes, las primeras canciones, el meneíto, las miraditas con esa chica que te gusta…- Movió el cuerpo para gesticular como si fuera una especie de baile.- Por ser tú creo que necesitarás dos o tres de estas pero descubrirás que ni te acordarás de qué es tartamudear cuando las bebas.- Le tendió la cerveza esperando que la aceptara ya que, si se negaba, sería una ofensa para él y su credo.- El siguiente paso, el lanzarse a la pista, es como tu primer polvo.- Rebuscó en la bolsa para sacar otra lata de cerveza, esta vez un poco más cara y de mayor grado de alcohol, aunque no la abrió.- Con esto sentirás… No, sabrás que eres el puto amo. Podrás llevarte a Wonderwoman o a Batman si quisieras. Vas a ser un follador vividor.- Prefirió no decir que eso sólo sería fruto de su imaginación o que la otra persona fuera igual de colocado, pero era mejor que descubriera ese dato por sí mismo.- El último sólo es un reto para los más valientes porque puedes morir en el proceso…- Sacó una única lata de cerveza negra de importación, un pedido exclusivo y para terminar de olvidar quién eres o dónde estabas.- Esto, amigo mío, es el enfrentamiento con la pantera de la fiesta.- Theresa pudo comprobar que, a pesar de llevar gafas de sol, Carlo estaba mirándola fijamente.- Sólo los más valientes pueden hacerle frente. Es dura, explosiva y sin duda el colofón final de la fiesta.- Sonrió en un intento de picardía antes de imitar el gruñido de un tigre.- Pero bueno, esta me la reservo para mí.- Acercó la lata a su rostro, apoyándola en la mejilla para notar esa frescura en su piel, y girándose levemente para darle un intenso beso a la lata sin dejar de mirar en ningún momento a Theresa.

El humor de Theresa me encanta, pese a que bueno tiene demasiada tensión en ese bonito cuerpo y solo con un buen baño de sales, un poco de leche de coco, ya estaría con otra actitud. Hay tanta receta casera que puede ayudar muchísimo, además debo invitarla a una tarde de Fondue así conversamos sobre su futuro y nos reímos un rato. Estoy segurísima que debe existir una chica maja entre tanta expresión maliciosa. ¡Hm!

Pero bueno estoy en la situación de que debo agacharme y menos mal que me hice la depilación definitiva, es que el traje de Wonder Woman lo amerita. Por ello es que al agacharme, no se veía nada raro de mi, todo en perfectas condiciones porque soy una chica previsora. Además luego de tantos paripé, el vampirillo se animó así que debo premiarlo pese a sus quejas rarunas. 

Sólo que el halago de Jade me hace ruborizar. ¡Pero que maja! ¿Ya estaba con nosotros y no la vi? La verdad es que me disperso en demasía, las ansias de fiesta, Rob que está super sexy y Carlo con ese aire rebelde mientras intenta romper un candado a base de fuerza bruta, como que me distraigo. Son demasiadas personas y mis amigas que no están. 

—Hm. ¿Jade?—pregunto al recordar su nombre—. Gracias, tú eres guapa también. Cuando quieras vamos juntas a la casa de Daisy, es una profesional en su trabajo. 

Y le guiño un ojo. Aunque ya estoy en el otro lado, más cerca de la Mansión toda oscurilla con mis rodillas sucias y deseando que el maquillaje no se corra demasiado. Además tenemos clases de como ser un tío guay a cargo de Carlo, ya ves, completita la noche. 

Escucha a Ignatius sobre el ángel. 

—¡Ay! Es por Halloweeen. ¡Todo tiene que ser tétrico!

Aunque de repente escucho pronunciar mi nombre, giro hacia la dirección en la que creo que vino y muerdo mi labio inferior un tanto preocupada. Sólo que intento quitar el hierro rápido, antes de morir del pánico y regresar al otro lado de la verja. 

—¿Escucharon eso? Alguien me ha llamado, vamos... ¡No se hagan los graciosos! 

No puede ser otra cosa que una broma. ¡Claro! No estamos como en esas películas de miedo que odio, si. No... No debe ser.