Partida Rol por web

Orionus se levanto de la cama y cogió todo su equipo. Después se movió con sus compañeros hasta les saludo una voz que decía "¡Hey! Han llegado".

En ese momento dejo todo su equipo en el suelo y se puso firmes hasta que llegara esa persona y les dieran el descanso. Por menos en la escuela de asesinos recordó ganarse días de calabozo y palizas por no aprender correctamente la disciplina militar de la escuela.

La mirada hacia el frente, el hombre bajo por las escaleras, siguió hablando y opinando sobre los viajes de hibernación y los cambios imprevistos sobre el aterrizaje ya informado oficialmente con anterioridad. Por último termino nombrando el lugar de destino "Solomon".

Despues de que el capitán nos dijese que estabamos en Solomon empezaron a cuadrarme algunas cosas que no habia captado bien al principio. 

- Gianna... No hemos viajado por la disformidad. - Le dije a ella, pero informando a todos. - Esta nave me parece que no tiene capacidad para viajes de ese tipo. .  Miré por el cristal del puente unos instantes para asegurarme.- De hecho creo que ni siquiera nos hemos alejado del sistema solar en el que esta Desarbolada. La posición de las estrellas es muy similar a la que se veia desde allí. 

Como el resto suponia que las ordenes habian cambiado mientras estabamos en estasis, pero creia que la nave a la que habiamos subido en el anterior mundo si tenia capacidad de viaje disforme. Y no creia posible que nos hubiesen cambiado de nave mientras dormiamos, no?

Al principio miro a Taikel con curiosidad pero no deja de ser un psiquico. Recele o no de los pqsiquicos supongo que saben esa clase de cosas, por lo que asiento en silencio y me limito a archivar el dato. Pero cuando le veo mirar por la ventana paso de la curiosidad a un asombro absoluto.- Me tomas el pelo ¿En serio sabes eso solo con mirar a las estrellas?- O es un tipo muy inteligente o se esta quedando conmigo, pero no tiene sentido que me tome el pelo con el capitan delante para darle la razon o contradecirle. Bien, al menos ahora se que la migraña me la provocan las drogas.

Por algún extraño motivo Hieronymus fue incapaz de recordar nada de su instrucción en la Schola sobre el planeta, quizás se tratara de algún lugar insignificante en el mapa estelar del sector o quizás el fuera demasiado viejo y estaba demasiado confuso para poder recordar nada. El sabio, en quien había depositado sus esperanzas se mostraba meditabundo, quizás también confuso.

Cuando el psíquico fue el primero que les informó sobre las características de su viaje se limitó a decir - Gracias Taikel - y le dirigió un aprobador asentimiento. Respecto a la pregunta de la soldado Gianna, el viejo, de haber sido más joven, habría hecho esa misma objeción él mismo; estaba claro que lo de la posición de las estrellas... seguramente se tratara de alguna de las capacidades del psíquico y en su opinión era mejor no saber qué extraños misterios disformes ocurrían en la cabeza de éste.

Se acercó a la sororitas y tratando de suavizar la expresión hosca de ésta, que también parecía haberse despertado de mal humor le dijo - hermana, nuestras órdenes no han cambiado, nunca lo hacen. Servir al Emperador, en cualquier lugar, hasta el fin de nuestras vidas. No esperaba respuesta alguna, como de costumbre. Se volvió hacia los demás y añadió - Respecto a nuestro objetivo aqui, esperaremos.

Dió un par de pasos por delante del ventanal y volvió hacia el miembro de la nave que aún seguía sin haberse identificado - malditas costumbres civiles - como capitán, piloto o siervo de abordo. Sin saber cómo dirigirse a él, se limitó a pedir su atención - Señor - cuando éste le miró, continuó - ¿qué podeís contarnos de nuestro destino? ¿qué podeís contarnos de Solomon? - dudaba que aquel hombre fuera a darles órdenes o a conocer detalles de una misión inquisitorial o, si tal era el caso, a divulgarlas en medio del puente; pero al menos sabrían algo del planeta y de la región donde desembarcarían.

Cuando Urtzi contempló por la escotilla el astro al que aquella nave los estaba llevando, una serie de incongruencias saltaron  modo de alarma en la cabeza del adepto. Aquel planeta no se correspondía con la descripción del destino en un principio prefijado. La estupefacción del adepto era perfectamente visible en su rostro mientras su mente trataba de recomponer la información que percibía y así resolver la intriga. Pero fue el piloto el que finalmente arrojó luz sobre el misterio.

-Solomon...- Murmuró mientras su mente ya había accedido a lo que su memoria tenía almacenado sobre aquel lugar. Sin duda este nuevo destino, aunque inesperado, despertaba la curiosidad del adepto aunque de una manera diferente a la que parecía ocurrir con sus compañeros, quienes se mostraban más contrariados por el repentino cambio de planes. Incluso el veterano arbites llegó a mostrar cierta impaciencia, aunque bien disimulada, al preguntar al piloto. -Se trata de un mundo colmena, señor Homron. Y uno de bastante importancia para el Imperio pues es un excelente productor de energía.- Respondió el adepto aunque la pregunta no fuese dirigida a él. -Su atmósfera resulta altamente hostil para la vida humana. Tanto que se necesita un uso continuo de unidades de procesamiento para hacerlo habitable, lo cual denota su valor.- Explica con tono solemne y sin el menor atisbo de duda. Tras una breve pausa, Urtzi se planteaba cómo continuar con la clase magistral de geografía estelar e historia pues el terreno que estaba a punto de pisar podría ser demasiado pantanoso. El adepto era capaz de llegar a conclusiones lógicas a partir de datos contrastados siempre y cuando estos tuviesen una base sólida. Por ello se mostró un tanto incómodo con las ideas que se formaban en su cabeza. Pero, aunque todavía faltaban evidencias, las coincidencias eran difícilmente desdeñables. -Además...- Continuó hablando por fin. -Es destacable su nivel tecnológico. Del mismo modo que también se encontraron numerosos vestigios de colonias que datan de antes de la Gran Cruzada. Con respecto a su colonizador, Solomon Haarlock, no era más que un comerciante independiente que se estableció en el planeta aunque su apellido era reconocido y temido más recientemente. Hace tiempo que no se sabe de ninguno de sus descendientes, pero corren oscuros rumores sobre el último conocido, Erasmus Haarlock.- Tras soltar el aluvión de información, Urtzi se giró con calma hasta cruzar su lastimosa mirada con la del señor Homron. -Tan solo es una suposición, señor. Pero quizás estemos aquí para terminar lo que empezamos en Desarbolada.- Se atrevió a decir finalmente al referirse al fugitivo Ignace Wolfe y a su oscura relación con una secta conocida por su obsesión con la tecnología. 

Escucho lo que Urtzi tiene que decir sobre el planeta. He aprendido a hacer caso cuando habla y a escuchar lo que dice, sabe bastantes cosas y eso siemrpe es util.

quizás estemos aquí para terminar lo que empezamos en Desarbolada.

 Escuchaba, pero no me parecia especialmente interesante, aunque esto si capta mi atencion. Hasta tal punto que, sorprendida por lo que dice, giro inmediatamente mi rostro hacia Urtzi. Ignatius Wolfe... La cara de Atrella y sus lagrimas mientras era poco menos que secuestrada por las sororitas, y la impotencia que me invadio,  no la olvidare en la vida. Esa pobre criatura siendo arrancada de sus seres queridos... Todo ello culpa de Ignatius Wolfe. Sin el, las sororitas se habrian quedado en su templo, o donde sea que vivan. Cada vez que pienso en ello, siento ganas de golpear algo. Crujo los nudillos. -Espero que asi sea, no esta bien dejar las cosas a medias.- No es mas que un murmullo, pero esta tan cargado de rencor que es imposible no oirlo. Para mi, esto es personal.

El artillado guardia Imperial permanece detras del grupo, aun asumiendo que no han hecho viaje por la disformidad y preguntandose el motivo por el que les drogaron.

Como Guardia, habia tenido que ir a combatir en diferentes sistemas y mundos y no solian drogarles, preferian que invirtieran el tiempo del viaje entrenandose, en las bodegas de las naves de transporte de tropas habilitadas para ello. El RIP(Reentrenamiento, Instrucción y Punición), por ejemplo, era algo muy comun y ademas toda la gente que rodeaba a los destacamentos de la guardia(Familiares que viajaban con las tropas, comerciantes, prostitutas...) montaba sus campamentos y tampoco eran sedados.

Heinrich y el resto de los acolitos ahora estaban inmersos en el mundo de la inquisicion. Y este era un mundo lleno de secretos y con procedimientos diferentes a los que Heinrich siempre habia visto en la Guardia.

Meneo ligeramente la cabeza, intentando librarse de los ultimos coleteos de las drogas, que aun nublaban ligeramente su entendimiento. Dispuesto a enterarse de la situacion a la que se enfrentaban. Cambio de planes, segun parecia. Esto no le gustaria al estricto viejo arbites.

Media sonrisa aparecio en el embozado rostro del guardia, mientras se aproximaba a Hieronymus para aplacar el animo del veterano componente del grupo de acolitos. Esperaba que con su presencia, el viejo se sintiera entre amigos y no aumentara el nivel de rezongos.

El arbites esbozó media sonrisa cuando Heinrich se le acercó sonriente y le dirigió lo que sonó como un bufido a medias. El soldado, inexplicablemente se encontraba de buen humor, como casi siempre. Verdaderamente era el contrapeso adecuado para el arbites, que se sentía y se sabía, viejo, cansado, malhumorado y cascarrabias.

- Maldito fuera el Inquisidor y su interrogador, debían de haberse dado cuenta de la pareja que formaban desde que les echaran la vista encima, mientras que él, había tomado ocuparse de Heinrich como un deber más. Bendito Heinrich -

Una vez más sacó del bolsillo del abrigo el botecito con las gotas del medicae y se las volcó en los ojos, haciendo que el exceso chorreara por las mejillas como lágrimas. Por un instante estuvo a punto de rezongar por la sequedad de sus ojos pero vió su propia expresión reflejada en el visor de Heinrich, que debía estar pensando lo mismo y había ensanchado la sonrisa - ojos, maldita fuera -  no tenía derecho a quejarse de sus ojos cuando el muchacho... En efecto el soldado debía haberle leído el pensamiento porque parecía a punto de echarse a reir. No había nada que le hiciera perder el humor. Bendito Heinrich.

Ante lo que decía Chrom, Isolda no pudo evitar entrecerrar los ojos, como si en realidad todo eso fuera una broma pesada- Hemos sido cambiados de destino durante nuestro sueño -frunció los labios- y ahora estamos en este lugar sin saber el motivo -miró hacia el anciano arbitre- Sus órdenes serán esas, las mías son castigar a los herejes y purgad a los mutantes, es una forma más precisa de servid al Emperador hasta mi muerte; pero lo que necesito saber es qué quieren que haga aquí en nombre del Emperador. Esa es la pregunta, ¿qué se supone que hacemos aquí?

El tecnosacerdote callaba. Aún no había intercambiado una palabra con sus compañeros, que empezaban a habituarse a su mutismo habitual. ¿quién sabe si el viaje le afectaba especialmente o se limitaba a reflexionar sobre los misterios de la visioingeniería? Cuando oyó el nombre de su punto de destino, se limitó a observar alrededor mientras la cosas se aclaraban. En cualquier caso, no era el más cualificado como portavoz del grupo.

Orionus permaneció firmes pero sin estar incomodo y pudo escuchar la mitad de la explicación de su compañero Urtzi sobre la historia del planeta Solomom que desconocía.

Continuo con la mirada fija hacia delante y esperando que el hombre que les informo y hablo en voz alta se presentara o se pusiera delante de ellos para aclarar el cambio de misión o destino.

El hombre que se había presentado frente a vosotros os miraba con confusión como si no os comprendiera del todo mientras conversabais.

- No tenemos ninguna información sobre... bueno, sobre nada de todo eso. Recibimos un comunicado momentos antes de partir anunciando el nuevo destino; por el contenido entendimos que ustedes ya estaría preparados para algo así.

En cualquier caso no era recomendable que despertaran inmediatamente después de comenzar "el sueño" - por el tono con el que lo dijo, parecía tener algún significado especial - por lo que dejamos la nave principal repostando y avituallándose en Desarbolada, y nos movilizamos en este módulo de transporte hasta aquí. Probablemente nos alcancen en poco menos de un mes. -

Se encogió de hombros, en la actitud que demuestra alguien que o no le importaba demasiado de lo que está hablando o pretende demostrar que no puede hacer nada para cambiarlo.

- Sea como sea allí abajo hay algo para ustedes. Tenemos una dirección, descenderemos en el puerto de la capital, Gloriana, y allí ya es todo cosa suya. Nos han dado orden de esperarlos, por lo que nos lo tomaremos con calma. - en ese momento alguien entre el resto de personal de la plataforma superior llamó a vuestro interlocutor, que hizo un gesto con la mano y se dispuso a ir hacia ellos, aunque tras el primer paso, se dio la vuelta.

- El descenso será bastante agitado. Pueden adelantarse al puente inferior, donde los asientos de seguridad. - y dicho aquello, volvió hacia los paneles de los cogitadores.

El arbites escuchó lo que no parecían ser más que tristes excusas por parte del miembro de la tripulación. El pobre hombre se había limitado a seguir sus órdenes sin preguntarse los motivos de las mismas, como todo buen sirviente del Trono debía hacer. Esa reflexión hizo que el arbites evitara hacer comentarios caústicos como quizás habría hecho en otra situación.

- Gracias - se limitó a decir, lo que acompañó de un breve asentimiento.

- Recoged todas vuestras cosas, no sabemos cuando podremos volver a esta lanzadera - dijo al equipo.

- Señor Chrom, si fuerais tan amable de concederme un momento... - dijo al sabio en voz baja. Ambos tenían una conversación pendiente dado que no parecía probable que fueran a ir al Tricorne en breve.

El veterano guardia imperial esboza media sonrisa ante la orden de Hieronymus. El ya llevaba toda su artilleria encima y, en su mochila de campaña, lleva lo suficiente como para sobrevivir una semana, dos racionandose mucho, o de manera indefinida si el entorno era susceptible de proporcionar sustento. Es un buen guardia, criado entre los mejores y por los mejores, la Schola Progenium es el estandar ideal del Imperio y Heinrich sigue el libro al pie de la letra, aunque, tras sus años de experiencia militar y en la inquisicion, se permita cierto cinismo y flexibilidad.

- A sus ordendes mi...Que eres ya, Hieronymus? Inteligidor, magistrado? Por meritos podrias ser Justicia mayor o gobernador planetario, viejo amigo.

La estricta disciplina del arbites confluye con la jerarquia militar inculcada al guardia imperial en una sinergia de colegueo marcial. Que se hubieran salvado ya multiples veces la vida el uno al otro, solo hacia que ese lazo ya fuera mas de amistad que de simple compañerismo.

Por otra parte, Heinrich no tenia muy claro cual era la progresion en sus carreras profesionales. Una vez dentro de la inquisicion, daban un paso fuera de la organizacion a la que antes pertenecieran, asi, Heinrich, imbuido con la autoridad inquisitorial, podia mandar por encima de un capitan o incluso de un comandante de la guardia imperial durante una investigacion, pero fuera de la inquisicion, su rango en la guardia imperial estaba estancado al mismo en el que fue reclutado. Quiza cuando terminaran su servicio como sequito inquisitorial fueran ascendidos al volver...Pero Heinrich no confiaba en volver. El era un Guardia Imperial de la Schola Progenium. El deber era su recompensa y solo en la muerte terminaria su servicio.

Heinrich recoge, aun asi, el resto de su equipo, que ocupa el petate reglamentario. Y se encamina hacia donde les han indicado.

Fui a recoger mis cosas en cuanto lo dijo Hieronymus. Quien lo iba a decir hacia algunos años, que un psiquico un poco atolondrado pudier seguir ordenes tan rápido. Aunque la mayoria de la culpa era del estricto Arbites y su porte y su capacidad para el mando. 

De todos modos esperaba llegar a tiempo para poder amarrarse a una silla, porque aunque le encantaba volar por el vacio, odiaba los aterrizajes. Para calmarse empezó a juguetear con su foco psiquico. Eso siempre ayudaba aunque le hiciese parecer a otros que no estaba bien de la cabeza. Aunque... que psiquco lo estaba?

El arbites se dirigía hacia Urtzi, cuando las palabras de Heinrich le hicieron detenerse.

- Agente arbitrador senior, Heinrich, no magistrado - se limitó a responder Hieronymus corrijiendo a su compañero como un reflejo, sin darse cuenta de que éste estaba hablando medio en broma, como casi siempre. El arbites estuvo a punto se soltarle una perorata sobre el encasillado sistema de ascensos dentro del orden arbitrador y cómo computaban los servicios prestados en cuerpos externos, como la Inquisición, el comisariado o la Divisio Inmoralis, pero se detuvo. No tanto porque descubriera la chanza del soldado, sino porque en realidad no tenía claro que el Inquisidor o su séquito fueran a aplicar estrictamente el código legal; conociendo lo amigo que era su superior de las sorpresas y los golpes de mano, nunca se sabía nada con seguridad, lo que no dejaba de ser una costumbre deplorable a los ojos del viejo y cuadriculado arbites - Dejémoslo en agente arbitrador senior*, Heinrich - se limitó a decir tanto para el soldado como para él mismo.

Salió de su ensimismamiento para volverse hacia su interlocutor anterior, el miembro de la tripulación que les había recibido.

- ¿Vuestras órdenes incluían proporcionarnos alguna clase de equipo o suministro? Si es así, creo que este sería el momento oportuno - dijo el viejo mientras se aseguraba de no haber dejado nada atrás. No se le había pasado su conversación con Urtzi, pero de momento ésta tendría que esperar...

Isolda escuchó lo que decía ese hombre que les estaba informando de todo y no pudo evitar apretar los dientes y poner un gesto hosco en la cara, como si fuera a arrancarle la del tipo de enfrente de un bocado.

-¿Y quien se supone que dio esa órden? -esperaba que lo supiera; por que no le gustaba nada eso que estaba ocurriendo allí- espero que tengas una buena respuesta para eso.

A este tipo le damos igual, le han ordenado traernos y nos ha traido, pero eso es todo. Tampoco creo que vayan a confiarle a alguien asi nuestras ordenes, supongo que la inquisicion es mas discreta que todo eso. Dijo que nos iban a dar una direccion, supongo que ahi nos enteraremos de lo que hemos venido a hacer aqui, asi que me encojo de hombros y apoyandome en la pared mas cercana me desentiendo de la conversacion.

Comodamente apoyada, observo divertida a mis compañeros, o mas bien su reaccion. Supongo que un arbitrador o una sororita estan acostumbrados a mas informacion y menos mangoneo. Que diferente es la guardia... Yo ya estoy acostumbrada a que me lleven de aqui para alla sin apenas informarme de nada ¿A que tanto drama? A mi todo esto me da bastante igual, siempre que todo este en orden. En realidad, lo que ocupa mis pensamientos ahora es Ignatius y la extensa variedad de formas en las que se puede matar a un hombre.

-¿Y quien se supone que dio esa órden? espero que tengas una buena respuesta para eso.

El miembro de la tripulación se giró una última vez, mirando a la sororitas con una expresión confusa. - Los mismos que nos enviaron a recogerles, una petición sin nombre del tricorne. Misma firma, y bien pagada. No es la primera vez que tratamos con ordenes como esta, se lo aseguro. -

- Además, sabemos ser discretos. _{Por nuestro bien} - Volvió a encogerse de hombros y se alejó en silencio.