Partida Rol por web

Los minutos pasan inexorablemente y me encuentro en una situación en la que no me encuentro cómodo al sentir que yo llevo la iniciativa

- Podría intentar aprovechar el factor sorpresa y aproximarme a la furgoneta y eliminarlos..

Un par de segundos con el aire en la cara me abren un poco más las perspectivas - pero luego no sé qué podría hacer con los rehenes. No es mi estilo.

Por otra parte, quizás haya un intercambio,, y pueda salir beneficiado tras la reyerta, porque seguro que no viene sólo.. lo que daría por un rifle de precisión.

La policia sería la tercera opción, aunque nunca es bueno meterles en estas cosas.

Mientras piensas en tus opciones, la furgoneta se pone de nuevo en marcha. Vigilándola desde una esquina, la sigues a distancia en tu motocicleta, tomando rutas alternativas y conduciendo con cuidado para que no se note que los estás siguiendo.

Doce minutos después parece que lleguen a su destino. No se han alejado demasiado del área de los muelles, ya que la furgoneta ha entrado en un almacén al aire libre de contenedores de barcos, los contenedores apilados forman una especie de laberinto de calles que se extienden en todas direcciones.
Como en ese lugar se almacenan los contenedores cuando están vacíos, nunca hay gente por aquí. Sólo de vez en cuando vienen trailers que llevan y traen más. Los límites son vallas metálicas fácilmente franqueables, apenas hay vigilancia y aparte de los contenedores sólo hay los puentes grúa que se usan para apilarlos.

Te detienes al ver entrar a la furgoneta allí. Se trata de un área muy despejada y solitaria. Si entras con la moto hay muchas posibilidades de que te descubran, ya sea porque te vean o porque oigan el motor.

Pero no puedes permitirte perderlos de vista ahora...

El almacén de contenedores es un entorno hostil y sumamente frío, pero que favorece ciertas acciones. La furgoneta entra en el recinto, sin dudarlo. Yo, en lugar de seguir a la furgoneta, al llegar a la puerta me desvío hacia un lado, buscando un sitio donde la moto quede oculta de las miradas. Quizás oculta por algún contenedor viejo que impida la visión desde el interior.

Me muevo con la moto a ralentí, evitando que su potente motor alerte a los ocupantes de la furgoneta.

Una vez oculta la moto, me acerco a la verja y me las ingenio para pasar al interior, siempre oculto a las miradas indiscretas.. Cautamente, me voy acercando al lugar donde está la moto, andando lentamente, y agachado, haciendo uso de los contenedores para que me sirvan de parapeto.

Avanzas agachado de sombra a sombra, siempre a cubierto y atento a cualquier ruido extraño.

En un momento dado llegas hasta la zona central de este almacén de contenedores al aire libre. La explanada aquí se despeja, dejando un gran área sin contenedores, vacía.

En la mitad de la explanada ves la furgoneta. A su lado uno de los hombres de mono de trabajo blanco, con un pañuelo cubriéndole el rostro, como si se tratase de un bandolero. Junto a él, sentada en el suelo, una de las mujeres tomadas como rehenes. Atada, amordazada y con los ojos también tapados.

No hay manera de acercarte más sin que te descubra, ya que no hay ningún lugar donde cubrirse hasta llegar a la furgoneta.

¿Y el otro tipo y la segunda rehen? No los ves por ninguna parte. ¿Estarán dentro de la furgoneta? ¿Se habrán ido? ¿Y si es así, adónde?

La rehén está fuera de la furgoneta, como si esperaran a alguien. Pero, ¿a quién? ¿y por qué sólo hay una?

Realmente no me preocupa si están dentro de la furgoneta. El problema es si están fuera, si se han ido. Pero tampoco tendría mucho sentido irse llevándose a una rehén..

Intento rodear la furgoneta, sin ser visto, para así recorrer todas las perspectivas en busca de señales de que haya alguien en la furgoneta.

- Lo único que me preocupan son esos dos tipos. Las vidas de las rehenes, no es asunto mío. pienso friamente.

El no saber dónde está el segundo hombre, no me hace mucha gracia. Y, además, que éste esté fuera del vehículo con el rehén también en el exterior, carece de sentido para mí. Lo que está claro es que he te tomar un camino ya, puesto que si aparece más gente, estaré fuera de juego.

- Deben haber llamado al paquete y haberle dicho que le esperaban aquí.. pero si yo fuera el paquete, y sabiendo como sé que no es una hermanita de la caridad, seguro que no viene sólo..

Tengo al operario a tiro.. y quizás con un simple disparo podría quitarle del medio, pero luego, ¿qué? Las dudas saturan por unos segundos mi cerebro, paralizando mi línea de acción. En condiciones normales haría ya tiempo que estaría "retirado", pero en esta situación, dudo.

- Sigo contando con el factor sorpresa, y ellos, cuando quieran reaccionar, se verán en la situación de estar en el centro de un "claro". No podrán desaparecer de ahí tan fácilmente.

Con estas últimas consideraciones en la cabeza, decido mantenerme escondido, y ver qué sucede cuando aparezca el paquete. Sin perder de vista la furgoneta, saco el móvil del bolsillo y, sin mirarlo siquiera, le mando un email a mi "contacto"..

- ¿Hay alguna noticia de los paquetes? como siempre, un mensaje conciso. Fácil pregunta, sencilla respuesta.

Apenas un minuto después, una leve vibración del móvil te indica que Chuck te ha contestado.

En tan sólo unas líneas, tu contacto te informa sobre una información que acaba de conocer hace unos pocos minutos.

Al parecer, el LAPD ha recibido llamadas sobre una escaramuza con disparos en la dirección Compton, 136 th., 178, South LA, que es precisamente la indicada por DiLuca como la residencia de Hipólito Ríos. Los testigos han hablado de pandilleros con armas automáticas, cadáveres acribillados en la calle e intercambio de disparos.

Tu contacto está rastreando las emisoras del LAPD y contactando con televisiones locales para obtener más información sobre lo que está ocurriendo.

En cuanto a Dan Maxwell, de momento no ha podido encontrar nada...

Guardo de nuevo el móvil en el bolsillo - Alguien está haciendo los deberes La pelea entre bandas en el barrio negro del tercer paquete no puede ser una casualidad. - Eso quiere decir que uno de los "mensajeros" tiene contactos entre las bandas.. Peligroso

Alejando esos pensamientos de mi mente - Ya habrá tiempo para eso después me centro en la situación que tengo delante. No dejo de pensar en la no presencia del segundo hombre. - No me fío. Yo no me quedaría en un lugar como ése sin tener una alternativa.. miro a mi alrededor, en busca de cualquier signo de movimiento a mi alrededor.

Siguiendo un impulso, mi instinto quizás, me muevo en círculos alrededor de la furgoneta, intentando tener controlada la zona. Mi intención es descartar la presencia de otros ojos controlando la zona, al igual que yo.

De pronto, oyes un ruido de motor. Te mueves con rápidez a otra posición y desde allí ves aparecer un coche por una calle de contenedores, entrando en la explanada despejada de este almacen al aire libre.

Se trata de un coche grande y de lujo, negro, con los cristales tintados, que avanza a mínima velocidad hacia la furgoneta, donde está el hombre del mono claro, que apunta con una pistola automática a la cabeza de la maniatada mujer.

El automóvil se detiene a unos veinte metros de la furgoneta. Del asiento del conductor baja un tipo alto, rubio y de pelo corto, vestido de traje y con gafas oscuras. Pero le reconoces a pesar de las gafas.

Es Duncan Munch.

Duncan avanza unos pasos hacia el secuestrador. En una mano lleva una bolsa de deporte negra.

A pesar de la distancia, le oyes perfectamente cuando grita.

¡Ya estoy aquí! ¡Traigo el dinero! Y después, dirigiéndose a la mujer. Tranquila, cariño, todo va a salir bien.

Afianzo mi posición, teniendo clara la ruta de escape y asegurándome que no tengo a nadie a mi alrededor.

La situación se ha descontrolado en exceso. Ahora parece que ya no hay marcha atrás.. Aunque parezca que yo no formo parte de ella, aquí estoy, metido hasta las cejas. Sobre todo teniendo en cuenta que no confío en que ninguno de los dos grupos estén representados sólo por los que tengo delante de mis ojos..

- No puede haber venido sólo. Sería absurdo..

Munch avanza hasta llegar al lado del secuestrador, que no deja de apuntar a la mujer (su esposa).

Alarga la bolsa al hombre que la abre un poco para echar un vistazo dentro, quedando al parecer satisfecho con lo que ve.
Ves que los dos intercambian algunas palabras, pero no eres capaz de oir lo que dicen.

Un momento después, el secuestrador (con la bolsa al hombro) empieza a alejarse de la furgoneta y del matrimonio Munch, aunque sin dejar de apuntarles con su automática.
Paso a paso, el tío del mono de trabajo se aproxima a la entrada de una de esas "calles" formadas por contenedores.

En cuestión de segundos lo vas a perder de vista...