Partida Rol por web

Todos se habían ido por sus respectivos caminos, dejando al grulla y a la unicornio a solas.

La jornada comenzaba y serían tres dias muy duros, pero antes de comenzar el viaje, quedaba algo importante que resolver entre la pareja de samurais...

Tenían un buen camino por delante y ya se habían quedado solos. Era la primera vez que Hirachi había un viaje sin ir dentro de un carro. No se sentía demasiado seguro pero se esforzaba por disimular.

De vez en cuando lanzaba miradas a su compañera, o más bien al enorme animal que llevaba. Era hermoso... y enorme. Le hacía sentirse pequeño a su lado y parecía tener los músculos fuertes de una bestia. No sabía cómo la unicornio podía ir tan tranquila.

-Quería… disculparme por la prueba de debate. No estuve muy acertado.

Si iban a ser… un equipo durante los próximos días, lo mejor sería que empezara a sacar conversación. No habían intercambiado más de un par de palabras y era la persona que iba a estar guardándole las espaldas.

Katsue caminaba al lado de su compañero, desmontada y sujetando las riendas de su caballo en una mano.

-No tienes porque disculparte, solo era una prueba. Ademas te por seguro que yo lo habria hecho peor.-

Pese a sostener la conversación se notaba que Katsue se mantenia mirando de reojo hacia los lados del camino, vigilante en todo momento.

-Espero que hacia donde vamos no nos esperen demasiados problemas.-

El cortesano se recolocó la bolsa sobre el hombro. Lo bueno de haber salido tan temprano era que tenían de su lado el aire fresco de la mañana. Tal vez incluso llegaran para la hora de la comida. Sonrió ligeramente ante sus palabras amables. Habían perdido por su culpa y aun así… no parecía resentida.

-Seguro que todo irá bien. Por lo que sé, es un lugar bastante concurrido. Puede estar bien para pasar desapercibido pero no sé si tanto para intentar… cazar a alguien. Siempre habría algún testigo.

Y si apareciera el cuerpo… mutilado de un samurái, todo el mundo se revolucionaría. En cambio si encontraban un campesino o un eta… Al menos él quería pensar que sería así y que no tendrían un enfrentamiento directo.

-Eso es cierto pero... no me reconforta pesar que con tanta gente podrían atacarnos en cualquier momento.-

Dijo mientras miraba como se recolocaba la bolsa y tendió su mano hacia él.

-Damelá, estoy segura de que a Soun no le importa cargarla.- Dijo refiriendose al caballo.

Ojalá Katsue no llevara razón. Pero claro, si había todo un culto tras esa criatura… Lo mejor sería intentar no llamar la atención, como ya había indicado para todos. Al escuchar su propuesta se sonrojó y apartó la mirada algo avergonzado sabiendo a qué se refería.

-No pasa nada… estoy bien.

O lo estaba de momento. Empezaba a plantearse si todas las cosas que había cogido eran completamente imprescindibles. Y lo peor era que no llevaba suficientes kimonos. Tendría que haber sido todavía más previsor. Suspiró ligeramente. Había decidido que no le gustaba eso de viajar. Al menos no la parte del desplazamiento hasta el destino.

Le miró por un segundo y esbozó una pequeña sonrisa -¿Estas nervioso?- Dijo justo antes de devolver la mirada a los lados del camino.

-No te preocupes, cuando lleguemos no tenemos mas que mantenernos juntos. Si esa bruja es inteligente intentara separarnos. Pero es importante que sigamos juntos en todo momento- Parecía segura de lo que hablaba -Cuando un ejercito intenta aplastar al otro, intenta dividirlo y que pierda el contacto con el mando. Si esa cosa consigue separarnos tendra mucho mas fácil acabar con nosotros. Así que recuerda, no debemos separarnos. Ni aunque un cortesano insinue que debemos ir a diferentes lugares, ni aunque el mismisimo emperador lo ordenase. No debemos separarnos bajo ninguna circunstancia.-

Nervioso… Nervioso no era la palabra. Se sentía preocupado por más cosas de las que era capaz de pensar al mismo tiempo. Ese podía ser parte del problema, pensar en cosas que no podía solucionar ene se momento.

-Si fuera el emperador quien lo ordenase sería un verdadero problema -intentó bromear.

Al principio le había parecido una muchacha reservada, tal vez hosca... pero no lo era en absoluto. Cada vez que hablaba tenía que hacer referencia a materia bélica pero seguramente porque era lo que más conocía. De algún modo tenía su encanto y estaba seguro de que cualquier samurái en la corte apreciaría ese tipo de metáfora.

-Así que... Soun. No sabía que tuvieran nombres.

-Un caballo otaku es un guerrero mas, merece un nombre.- Respondió tras acariciar el hocico del animal.

-Hace cientos de años acompañaban a nuestros ancestros por los enormes desiertos lejos de Rokugan. Aquellas guerreras aprendieron la valía de esta raza cuando tenian que caminar por la desertica arena, muchas morian en los viajes. Los valoramos por su resistencia y su lealtad.-

-Incluso entre los mejores caballos gaijin, los caballos que las doncellas de batalla llevamos al combate destaca por su valía. Soun se mantedría luchando a mi lado aun cuando yo hubiese muerto.-

No solía hablar mucho dado que sabía que los demás samurai veían a los hijos del viento y se extrañaban por sus costumbres, pero quiza dar a conocer algo de su historia era una buena idea para derribar barreras.
 

No terminaba de comprender a qué se refería cuando decía que eran un guerrero más. ¿Era como cuando se le ponía nombre a un arma o de verdad pensaban que formaban parte del Orden Celestial? Por un momento se imaginó a un caballo en kimono. Era de lo más divertido.

-Debe ser extraño un lugar lleno de arena pero sin mar.

Los temas sobre morir, luchar hasta morir… parecían más bien algo que evitar en esa circunstancia.

-¿Es muy distinto el lugar del que vienes?

-Por lo que las mayores escucharon a sus mayores que habian oido a sus mayores, el calor de ese desierto hacía que la arena quemase al tocarla, de ahí su nombre, y el viento arido hacia heridas en la piel junto con la arena. Por eso los caballos consiguieron tal importancia.-

Katsue caminaba acariciando el hocico de Soun, algo mas relajada.

Hirachi se rió cubriéndose la boca.

-Me refería a tu hogar, tu casa. Nunca he viajado tan al norte.

Suponiendo que la chica viniera de las tierras del Clan Unicornio, claro… porque sabía de sobra que había circunstancias especiales que complicaban todo un poco más.

Y sí, caminaban y hablaban a la vez.

-La escuela Otaku ha sido mi hogar desde pequeña. Es un lugar tranquilo, rodeado de llanuras donde los caballos pastan. Las noches sobre la hierba, contemplando las estrellas, eran mágicas.- Miraba hacia el suelo con una sonrisa, como si recordase todos los buenos momentos.

-Es muy diferente a tu hogar. Sigo incapaz de comprender como podeis vivir rodeados de paredes y protocolos.-

La sonrisa de la muchacha era contagiosa e invitaba a pensar en amplios prados verdes llenos de caballos enormes como el que les acompañaba… haciendo lo que quiera que caballos con nombre hicieran. Pero la mención de su hogar, el mismo del que se alejaban a cada paso, le hizo entristecer.

-Todos mis recuerdos allí eran muy felices. No sé si hubiera preferido no haber vuelto.

No lo decía en serio, había sido maravilloso… pero a la vez el horror por el que habían pasado nublaba su percepción.

-Lo que ocurrió es una lástima, muchos hombres y mujeres buenos perdieron la vida. Gente respetable que sin duda habria merecido una muerte mejor. Esperemos poder vengar a los caídos-

Dicho esto pareció preferir no decir nada mas al respecto.

Asintió ligeramente. Era capaz de hacer suyas las palabras de la unicornio. Él pensaba igual. Tal vez con el tiempo los buenos recuerdos volvieran a pesar más.

-Para cuando lleguemos… sería bueno que pudiéramos contar la misma historia -dijo cambiando de tema nuevamente, a uno más práctico- Si no queremos hablar de nuestra misión real, deberíamos definir qué estamos haciendo. Cuanto menos se aleje de la verdad lo que vayamos a decir, más fácil será de sostener. Imagino que nuestro contacto estará al corriente de lo que sea necesario y no harán falta explicaciones pero tal vez sí para el resto de personas con las que tratemos.

Él tenía algunas ideas pero no quería imponerlas sin escuchar antes qué pensaba su compañera.

-No se que podrian hacer una unicornio y un grulla juntos de viaje y que no fuese tan llamativo. ¿Algún tipo de viaje? ¿Conoces algún lugar hacia donde pudiesemos ir y no levantase sospechas? Que simplemente pareciera que estuviesemos de paso.-

Parecía dubitativa, sin demasiada idea del lugar.

Sonrió. A él también le parecía una combinación llamativa pero podían normalizarla con facilidad.

-Como he asistido a mis clases en solitario no he tenido demasiadas oportunidades de practicar con otros miembros de mi escuela así que podría ser interesante aprovechar la estancia aquí para hacerlo. Nos conocimos durante la ceremonia de Gempukku y accediste a acompañarme como protección mientras estás a la espera de tu nuevo destino. ¿Te parece bien?

-Creo que es mejor que te ocupes tú de explicarlo. Yo me limitaré a decir que te acompaño pero que o se que asuntos te ocupan. Será lo mejor para salir del paso.-

Parecía dejar claro de una forma correcta que sus habilidades a la hora de tratar con gente no eran muy buenas. Aún así trataba de decirlo de una forma algo menos tajante.