Partida Rol por web

Aquella punzada de dolor casi lo hace caer, era conciente de que estaba forzando demasiado su pata lesionada horas antes y quizás lo iba a lamentar, aún así no podía abandonar a sus amigos, haciendo un esfuerzo increíble se mantuvo en pie sostenido en sus patas traseras mientras se sacudía ferozmente.

A su mente llegó del día en que presenció cómo una madre oso se plantaba frente a 6 lobos que amenazaban con devorar a su pequeño osezno, si la osa hubiese decidió luchar seguramente habría sido devorada junto a su cachorro. 

-¡GWWWRRRRROOOOOOAAAAAAARRRRRRR!- Un rugido bestial se escuchó en el pantano, algunas aves emprendieron el vuelo aterradas por el ruido. Eso era lo que había salvado en aquella ocasión al cachorro de oso y a su madre, esperaba que algo similar pase en este difícil momento.

Alek escupió y tosió hasta que su garganta estuvo liberada del fango. Recuperó el aliento apenas un segundo, porque el peligro no había pasado. Se movió con torpeza hasta Taddeus.

- ¡Dame la mano! - gritó mientras hundía la suya en el fango buscando el metal de la armadura del paladín.

No puedo moverme y tampoco casi respirar, alcanzo a oír a los demás a mi alrededor, pero tengo barro en los ojos y no pienso abrirlos. ¿Voy a terminar así de esta forma tan estúpida? No, sería el colmo.

De nuevo intento forcejear, no me voy a dejar vencer por este monstruo repugnante, pataleo y me sacudo para intentar quitarme los apéndices lodosos de encima, consiguiendo así liberar un brazo, que extiendo al aire dando manotazos violentos con la esperanza de que alguien lo tome y me jale hacia afuera. No me queda otra que confiar en la determinación de alguno de estos tres locos.

A Taddeus finalmente le había ganado el cansancio y el esfuerzo del resto del día, y falló en su cometido. No sólo falló, sino que se puso en serio peligro. La sensación de impotencia lo abrumó en aquellos desesperantes segundos. Pensaba en que estaba fallando a sus compañeros, a Ashur, a los niños y al capellán Rozencrantz, que lo había enviado. Intentó sacar fuerzas desde lo más profundo de su ser para liberarse del sofocante abrazo.

El poderoso gruñido de Sam, en su forma osezna resonó en todas direcciones en el viciado hábitat del pantano, espantando a muchas de sus bestias y moradores, entre los que curiosamente se encontraban aquellas criaturas que empleaban el barro a modo de brazos, forzando y hundiendo a sus compañeros en el asqueroso limo de la ciénaga.

El druida había logrado limpiar un gran diámetro de lodo en torno al círculo de aventureros. El agua oscura seguía cubriéndolos hasta la cintura, pero el cieno viviente se había retirado visiblemente, dejando en el centro de aquella estampa al debilitado Sam, perdiendo la vellosidad y dimensiones de su alter ego, peor capaz de moverse en busca de una zona más segura. Puede que en aquel templo...

Alek y Colmillo lograron liberarse de sus captores y de la ponzoña que sobre (y dentro de) ellos se había vertido. El explorador trató de echar una mano al paladín, pero aun pudiendo alcanzarlo bajo los lodos, estos eran tan resbaladizos que no consiguió ayudarlo.

Stella si que logró extraer un brazo y curiosamente fue Colmillo quien lo vio, optando por cerrar sus colmillos, sin hacer excesiva fuerza en torno al mismo, arrastrándola hacia el exterior de aquella laguna de ponzoña. Una vez que la joven consiguió abrir los ojos, vio cómo la imagen de las ruinas del templo iban creciendo de tamaño, hacia allí la arrastraba el lobo.

Taddeus se había dejado llevar por el cansancio, por la incapacidad de sobreponerse a un enemigo que era capaz de hundirse dentro de su casco y de su armadura, dejándose arrastrar hacia el fondo, pero curiosamente notó cómo el peso que sentía sobre sí mismo desaparecía rápidamente. Entonces Alek si que pudo tratar de aferrarlo una vez más para tratar de extraerlo de aquella trampa asquerosa. Algo se movía, vivo, en la garganta del paladín, peor una vez que consiguió sobreponerse, escupió un asqueroso coágulo de sangre y barro que parecía tener vida propia. Este se escurrió por debajo de su casco, desapareciendo en el agua.

El lodo viviente no había desaparecido, seguía rodeándoos, pero parecía que teníais suficiente espacio libre como para llegar hasta el edificio abandonado.

—Joder.
Poco a poco voy recobrando la visión, las ganas de huir de esto y darme un baño bien caliente van creciendo, pero sería muy estípudo de mi parte, no sólo el hecho de abandonarlos, sino además que no sobreviviré sola el camino de regreso.
Así que fuerza y hacia adelante.

—Gracias, lobito, te has portado.
Me incorporo y escurro la mugre de mi ropa de la mejor manera posible. No, no hay caso, tendré que comprarme otra prenda, esto ya pasó a la historia. Tampoco voy a pensar en el estado de mi pelo o me deprimiré, debo enfocar la mente en otra cosa y distraerme.
—¿Nos metemos al templo? Sigo pensando que es mala idea, pero al menos estaremos bajo techo y tarde o temprano tendremos que investigarlo, es evidente que no es un sitio normal.

Resoplando y sacudiendo la cabeza, Taddeus logra ponerse en pie, lo que no hubiese sido posible sin la ayuda de Alek.

- Gracias -le dijo con un hilo de voz, luego de haber escupido aquella cosa que no quería ni pensar en lo que era.

- Vamos al templo -respondió a Stella. Cualquier cosa era mejor que seguir al alcance de aquella monstruosidad.

Una vez allí intentaría recobrar el aliento, sacudirse algo de barro y suciedad de lo que llevaba encima, y escrutaría las sombras, intentando determinar si percibía algo maligno allí.

Las cinco figuras llegaron encogidas a la entrada del templo, viendo cómo el barro viviente volvía a ocupar el espacio en el que casi podrían haber perecido hace escasos segundos. Unos resuellan por la falta de respiración tras haber estado bajo los lodos, otros por el esfuerzo que ha supuesto arrastrar de sus compañeros o por volver  recuperar su cuerpo humano tras aquel rugido cuyo eco todavía se extinguía en los límites de la ciénaga.

Si, Stella estaba hecha un cromo, pero en aquel momento toda aquella compañía había sido sobrepasada por aquel inesperado ataque. No terminaban de saber la naturaleza exacta de sus agresores, pero al menos parecía que estos se mantenían a raya en la poza de la que terminaban de salir.

Taddeus recuperó su aliento rápidamente y pasó a analizar el edificio que ante ellos se elevaba. Piedra vieja y mohosa, olía como el resto del lugar. Parecía no haber sido limpiado en mucho tiempo, pero unas huellas en su entrada mostraban que había sido visitado muy recientemente. Alek diría que estas no debían de tener más de un día, atendiendo a su forma y nitidez. Parecían entrar pero no salir del edificio. Parecían pertenecer a cuatro personas de una estatura similar a la de Sam, pero parecía haber algún rastro más antiguo de una figura más alta y pesada.

Desde la entrada se podía ver una cámara abierta en la que se acumulaban esculturillas menudas ante las que había recipientes de piedra que contenían restos de comida podrida y los insectos que de esta debían de haber nacido. En el centro de la cámara se habría un vano que parecía ir a dar a un pasillo, pero ahí se acentuaba la oscuridad.

El paladín, de rodillas, pronunció una breve oración que consistía en una pregunta a su señor, Ashur, con la que trataba de dilucidar la verdadera naturaleza de aquel lugar. Ante sus ojos el edificio se tornó completamente negro, mientras escuchaba el zumbido constante de unos insectos que no había oído hasta ese momento. Taddeus creyó ver superposiciones de máscaras sobre su fachada. Máscaras de madera rota y ojos huecos, como si los hubiesen abierto quemándolos. Una última imagen cubrió su visión: el icono de su señor invertido, como si fuese una advertencia de que allí no tenía poder.

Si, aquel lugar parecía estar viciado, y lejos de las tierras donde la luz de Ashur todo lo purificaba. La amenaza seguía siendo vaga, pero al menos era manifiesta.

Antes de continuar, me detengo un segundo, ya más calmada y respirando mejor.
—Sam, deja que te mire esa pierna, la vas a terminar perdiendo si sigues forzándote tanto.
Me acerco entonces a él para tratar de revisarlo, es probable que esté roto o dislocado, si es lo primero, poco puedo hacer, pero si es lo segundo, entonces no costará nada regresar todo a su lugar, sólo un preciso movimiento y ya.

Al revisar la pierna de Sam compruebas que está muy hinchada, parece más una dislocación, pero fundamentalmente necesitará algo de reposo y puede que a un buen masaje. Por ahora puede continuar, pero posiblemente no debería de forzar más transformaciones en criaturas más grandes que él mismo ni acciones que exijan un uso extensivo de su pierna izquierda. Por ahora puede ir tirando, pero un esfuerzo como el del oso sí que podría ocasionarle un daño más duradero.

Si quieres, puedes tratar de darle un nombre, susurrado por Ashur, al edificio. Podría estar relacionado con la limpieza realizada años atrás...

Echo una sonrisa socarrona mientras le explico al mediano lo que tiene.
—Bueno, a ver qué tan hombre eres.
Apoyo suavemente las manos en su tobillo y le dedico una mirada seria.
—A la cuenta de tres.
...
—¡Tres!
Y hago un movimiento rápido y preciso para regresar la articulación a su lugar. Después de eso procedo a darle pequeños masajes y quizás sea necesario dedicarle una canción sanadora, pero en breve ya no debería dolerle más.

Luego de haber quedado tambaleando en medio de aquellos lodos, logró llegar con un gran esfuerzo hasta las ruinas. Atrás habían quedado aquellos lodos vivos y el recuerdo de la historia que contaban los ancianos en su tribu llegó a su mente.

-Sofocantes... Son reales- Dijo en un hilo de voz mientras se sentaba en el suelo apoyando la espalda en una de las paredes de aquella estructura.

-¡Mfffffppphhggggg! - Gimió aguantando el dolor cuando Stella le acomodó el tobillo, una pequeña lagrimilla brotó mientras resbalaba por su mejilla. -E.... Eso no es nada para el gran Sam- Dijo con voz temblorosa una vez la bardo terminó de hacerle masajes.

-Creo que debemos recuperar un poco el aliento antes de hacer cualquier cosa...- Observó nuevamente el pantano y aquel charco de lodos vivientes - Creo que sé que son esas cosas-

- Todos necesitamos descansar - comentó Alek terminando de sacarse el barro del pelo y la barba. Colmillo estaba a un lado, húmedo y sucio, pero estoico. Sabía lo que pasaría si lograban volver a Niom con vida y no iba a permitir que Alek lo venciera otra vez.

- Conozco esa mirada - le dijo Alek al lobo - no creas que te salvarás del baño -

El animal lanzó un gruñido y mostró los colmillos. Si no se supiera que los dos llevaban juntos casi toda la vida, se diría que el salvaje lobo estaba a punto de saltarle a la garganta.

- Todos necesitamos un baño... - repitió el explorador, sonriendo.

Sam, puedes contarles sobre los sofocadores, si quieres, puedes copiar y pegar lo del hilo de preguntas que me habías comentado. Lo que no se activa es lo de la canción sanadora, ya que eso se activa al acampar, que es un movimiento especial que conlleva que os preparáis para pasar la noche en un lugar, no simplemente descansar.

Sam se recuesta dejando la pierna estirada mientras empieza a recobrar al aliento, sabe que no van a poder descansar mucho tiempo en ese lugar. Entonces observó a los demás y el estado en el que todos estaban.

-Los ancianos de mi tribu nos contaron una historia hace mucho, cuando aún éramos pequeños aspirantes a Druidas...- Empezó narrando mientras observaba las aguas del pantano y luego volvía su mirada a sus amigos

- Narraban historias de pantanos similares a este, nos contaban de la variedad de criaturas que lo poblaban y las posibilidades de vincularnos espiritualmente con ellas. Recuerdo una que hablaba de una ciénaga en particular, "Aguasvivas", así le llamaban. Los viejos contaban que el lugar había sido reclamado por criaturas que venían de otro plano de existencia, maravillados por la diversidad de vida y recursos que encontraron, se esforzaron por fusionar ambos planos, pero aquello iba en contra de todas las leyes de la naturaleza. Dicen que los archidruidas del Bajovalle se reunieron y realizaron un ritual para impedir que lograran su cometido y corrompieran la tierra, mientras que reinos enviaban a sus ejércitos para combatir las aberraciones que escapaban rasgando el plano material a la vez que defendían a los ancianos. Luego de mucho tiempo y una batalla sin cuartel, la rasgadura del plano se cerró al fin, pero el campo de batalla quedó contaminado por aquellas energías extraplanarias, dotando de vida al pantano, manifestándose en unas criaturas similares a elementales de lodo llamadas "Los Sofocantes", llamados así por la forma como mataban a los incautos que caminaban por sus aguas, colándose por sus fosas nasales y boca hasta sofocarlos llenando sus pulmones de lodo... En fin, parece que no solo eran cuentos de miedo-

Cuando ingresaron a aquel lugar, Taddeus se alejó un poco de sus compañeros, se sacó el yelmo cuando se aseguró de que no lo verían, y se limpió el rostro con la mano, ayudado por su ropa. Luego volvió a colocarselo con solemnidad.

Volvió entonces con ellos, luego de su rezo.

- Aquí no llega Ashur-dijo con algo de decepción. Me ha susurrado que este lugar se llamaba Palacio de las Sombras. Eso era antes, en el pasado, hace mucho tiempo. La gente que lo construyó vivía de espaldas al sol.

Había hablado con seriedad, con tristeza. No estaba seguro de que fueran a encontrar nada útil allí. Sentía que debían volver, pero no lo expresó.

- Gran historia Sam - dijo Alek - creo que deberíamos dar un buen rodeo para volver, no quisiera cruzarme con esos sofocante otra vez -

- Tenemos unas horas hasta que empiece a caer el sol. - comentó - Hasta ahora los peligros que hemos encontrado no parecen ser los responsables de las desapariciones. Por lo que veo tenemos tres opciones: podemos volver a Niom, podemos internarnos más en la ciénaga, o podemos explorar este lugar -

- Les adelanto mi voto: estas ruinas están habitadas, o lo estuvieron hasta hace poco. Es un lugar seco y puede que haya algo, inscripciones o dibujos, que nos den una pista de las fuerzas actuando aquí. -

Tras dar su opinión, Alek se cruzó de brazos y escuchó lo que sus compañeros tenían para decir.

Me había sentado en el piso, recostada a una pared, para oír la historia de Sam, que en vez de dejarme tranquila, el efecto es el opuesto absoluto. Luego Alek propone cosas, a las que inmediatamente respondo:
—No logramos nada con volver a Niom, ¿qué les diremos? ¿que casi nos come el barro? Deja, mejor exploremos este lugar, que estoy casi segura de que esconde algo y otro poco más de que ese algo tiene que ver con las desapariciones. Es intuición, ya sé, pero además no pienso internarme más en esta mugre hasta no haber descansado un poco.

Taddeus pensó y observó alrededor. También escuchó a su compañeros.

- Creo que aquí podría haber una pista, pero sigo convencido en que el verdadero foco de lo que provoca las desapariciones está en Niom. Por otro lado, si no volvemos a tiempo y hoy la niebla se lleva a otro niño habremos fracasado. Mi voto es volver antes de que anochezca. Podemos explorar, pero con el tiempo para volver. ¿Qué dices tú, Sam?