Partida Rol por web

Robert se quitó al segundo de los lagartos con un tajo cruzado de su espada larga. El enemigo cayó sobre su pecho y el guerrero se enfrentó al último de los tres que se le habían puesto delante.

Andrej trató de castigar a otro de los lagartos con una de sus habilidades inquisitivas, pero el lagarto se echó a un lado esquivando la maza del humano.

En tanto, los lagartos que quedaban de pie siguieron atacando a sus enemigos. Sabían que tenían ventaja y la estaban aprovechando. Uno de ellos consigió transpasar las defensas de Xanfalcon, clavando sus afilados dientes en su brazo.

Keks se encontró justo a la espalda del inmóvil líder de los monstruos y levantó su maza. Apoyándola sobre su nuca. O lo que pensaba que era su nuca.

La levantó y la dejó caer sobre el cráneo del monstruo. No le gustaba matar a enemigos inmóviles, pero si no lo hacía... todos morirían en cuanto se liberara.

La rastrera táctica del oráculo, más propia de un pícaro cobarde como el que salía corriendo* no sirvió de nada y el enemigo resistió el ataque estóicamente. Si hubiera podido se hubiera reido antes de volver a atacarle y, al menos, sacarle los ojos a Keks con gusto. Pero lo cierto es que seguía paralizado. Y el próximo turno sería mortal para él, seguramente.

Xan comenzó a darle órdenes al Eidolón que se lanzó al ataque a por el lagarto más cercano. Pero al ver al enemigo más grande, con la máscara Razimiri, se dió la vuelta y salió corriendo hacia el otro lado. Xanfalcón gritó una maldición y comenzó a conjurar. Pero el conjuro no sirvió para nada y el Eidolón continuó corriendo en dirección opuesta.

Estos enemigos eran ciertamente más duros de lo que parecía. Una y otra vez, el hombre lagarto esquivaba todos sus golpes y Andrej estaba comenzando a desesperarse...

Robert se enfrentó al último enemigo que quedaba de pie delante de él antes de encararse con los demás. Tenía que terminar con ellos pronto, sus compañeros estaban en peligro.

Robert y Andrej fallaron sus ataques contra los lagartos, que seguían devolviendoles los golpes en forma de mazazos, mordiscos y garrazos. Mientras esquivaban y atacaban mostraban los pasos funestos de un baile de muerte y maestría en combate digna de admiración.

Keks ya estaba fuera de sí, ¡malditas criaturas! se merecían todo lo que les pasase.

-¡Qué, escoria! ¿Has venido a ver como exploto la puta cabeza de tu jefe? ¡Pues mira, lo hago así y con gusto!-dijo dejando caer la maza otra vez sobre la cabeza del líder de las aberraciones reptilianas.

-¡Y vosotros! ¿Queréis golpear de una jodida vez? ¡Son ellos o nosotros!.-Claramente el oráculo estaba medio ido, pero no dejaba de combatir eficazmente.-¡Xan! ¡Gran idea invocar tu bicho! ¡Pero tiene más sentido común que tú.-

A ver si así hago que reaccionen, si no lo consigo estamos muertos.

La maza de Keks descendió sobre el hombre lagarto haciendo que ésta quebrara por varios sitios. La criatura se estampó contra el suelo de la fuerza del golpe. Mientras, su allegado intentó atacar al oráculo, pero la armadura de éste era demasiado gorda como para transpasarla con facilidad.

Xanfalcon poco podía hacer por combatir contra esos bichos. Si invocaba más criaturas saldrían corriendo. Asi que se acercó a Robert, que sabía que no huiría y le imbuyó de su poder mágico, el cual le hizo más fuerte.

Stan dejó de correr de repente. El miedo que le obligaba a salir de aquel combate había desaparecido. Pero fue sustituido por algo peor.
Sus piernas apenas le mantenían en pie. Se encontraba cansado y su herida le molestaba más de lo normal. Era extraño, a menos que las armas de aquellos seres fueran más de lo que parecian.

Estaba claro que estando solo moriría en cuestión de momentos, pero. Se atrevería a volver a aquella pelea. Resignado decidió que era mejor tratar de vivir un poco más. Asíq ue dio un paso tambaleante en la dirección contararía que había recorrido.

La situación parece algo mejor pero los golpes de Andrej no mejoran...

Robert sintió como sus fuerzas aumentaban cuando el invocador usó su poder sobre él.

Con un grito que mostraba su odio hacia la maldad de aquellas criaturas y sus ganas de acabar con ellas cuanto antes, agarró fuertemente la espada y arremetió de nuevo contra la que tenía delante.

- ¡Aguantad compañeros! ¡Venzamos este combate de una vez por todas!

Su ataque resonó contra la armadura del bicho, pero debido a la fuerza con la que impactó, notó como esta se hundía ligeramente hacia dentro dañando a la criatura, si no lo máximo que podría haber hecho, al menos un mínimo.

Aunque Andrej no tenía su dia y fallaba un ataque tras otro, Robert seguía a lo suyo y acabó con otro de los hombres lagarto que tenía delante.

Sólo quedaban dos de ellos y el líder había caido. Parecía que las tornas cambiaban de bando.

Los enemigos no se iban a detener sin embargo, y mientras uno atacaba a Andrej, el otro buscó a Keks clamando venganza por su jefe caído. Pero los ataques rebotaron en sendas armaduras. Tendrían que esforzarse mucho más.

Keks contempló como caía el líder con un suspiro de alivio, a su lado, Robert mató a otro de los monstruos.

-Vamos Robert, ¡éste es nuestro!

Xan se acercó hasta Andrej y le conjuró un hechizo de fuerza de toro también a él otorgandole más vigor para que no fallara sus ataques.

Stan estaba ya cerca, pero en el último momento el veneno hizo de nuevo estragos en él y cayó víctima del mismo, inconsciente en el suelo.

Las nuevas fuerzas dan algo más de brío a Andrej que golpea a la criatura con toda sus ganas...