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PELOTÓN DE INSTRUCCIÓN:

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: DESPUÉS DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. HA DEJADO DE NEVAR.

Tras los nombramientos, castigos y degradaciones, anuncios de nuevo contrato, y la disolución oficial de los Campamenteros y el reparto de sus miembros entre los Pelotones de Hostigadores y de Infantería; se vuelve a crear a la práctica, aunque sea de manera provisional, el Pelotón de Instrucción.

La Soldado Novata Palomita es la Instructora y líder del Pelotón de Instrucción. Tendrá la ayuda de los ahora Reclutas Desastre y Piojillo, que serán sus asistentes, pero también deberán de entrenar duramente para recordar su periodo de instrucción.

Los primeros Aspirantes son Sabueso y Gobaldet, a quien Palomita debe destruir o convertir en Reclutas, en un plazo que irá de un mes a seis meses.

Los Aspirantes no tienen derecho alguno, ni siquiera a comer o beber, y pueden ser castigados en todo momento, incluso golpeados. Pueden renunciar en cualquier momento y marcharse para no volver, si el entrenamiento les resulta demasiado duro.

La Instructora tiene el derecho a ponerles a los Aspirantes el Mote que quiera, en cualquier momento antes de otorgarles las Escudillas de Recluta.

Las Escudillas de Recluta tienen un inmenso valor simbólico. De un lado simbolizan que el Aspirante ha superado todas las pruebas y todos los entrenamientos y es ahora un Recluta. Por otro lado, representa su primer y único derecho como Reclutas: el de comer una vez al día.

En estos momentos no hay Escudillas de Recluta disponibles, aunque probablemente Gobaldet tenga suficiente habilidad como para fabricarlas. Aunque así lo hagan, no podrán ser usadas hasta que ganen ese derecho, y hasta ese momento si se les echa de comer será directamente a las manos (sin importar lo caliente que esté la comida).

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Buenos dias - saludó a todos cuando estaban reunidos - Como os dije anoche a vosotros dos... - señaló con la cabeza a Golbadet y a Sabueso - ...entrenaremos 4 horas tras el desayuno, con armas, o desarmado en tu caso si de veras es asi como aprendiste a luchar, Sabueso, y tras la comida emplearemos dos horas más a entrenar y otras dos a aprender las costumbres y hábitos necesarios para la vida en el campamento. Cuando considere que sois capaces de mantener un arma en las manos sin ser un peligro para vosotros o para el resto, pediré a otros de la compañía que entrenen con nosotros. Podeis renunciar en cualquier momento, pero se os expulsará para siempre de esta compañía y debereis dejar el campamento o lugar donde estemos asentados. Piojillo y Desastre os ayudarán en estas primeras semanas. Trabajareis con ellos los movimientos básicos para que formen parte de vosotros y seais capaces de hacerlos sin pensar, es una buena forma de adquirir disciplina, o recuperarla.
Durante las dos horas que os acustumbrareis a los hábitos del campamento, os acompañaremos los tres y os recomiendo que aprendais estas costumbres cuanto antes si no quereis empezar a pasar hambre. Si no teneis dudas, empecemos.

Gobaldet, con Piojillo, Sabueso, como Desastre está aún convaleciente, hoy entrenaras conmigo. Esta es la posición de guardia, al menos sin escudo, el arma ha de aferrase con determinación, pero no demasiado fuerte, si no un mal golpe hará que se os duerma la mano.....

El entrenamiento habia empezado y tenian por delante muchos dias de duro trabajo con esos dos.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Miro a Sabueso con curiosidad. Entre los k'hlata también existe mucha costumbre de luchar con las manos desnudas, aunque eso te hace algo más vulnerable a los ataques de armas largas. Así pues tomo mi lanza.

Me gustaría ver cómo te defiendes contra armas de largo alcance, Sabueso. Creo, y si me equivoco que la jefa Palomita me corrija, que te será conveniente aprender cómo enfrentarte a armas que tienen ventaja contra gente sin armas. Así pues, empecemos.

No me corto en el entrenamiento, excepto para impedir hacerle ninguna herida a Sabueso. Pero si tengo que darle algún golpe con el astil de la lanza o haciéndole una zancadilla o cualquier cosa que le deje magullado aunque no herido no me voy a cortar.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Sabueso asintió en silencio a las palabras de Palomita. Miraba en su dirección mientras hablaba y mostraba cómo eran las posiciones básicas de combate. La miraba sin ver con sus ojos cosidos, pero prestaba mucha atención como si realmente la viera. No la veía, pero la escuchaba moverse, deslizar los pies en la tierra y el sonido de las manos agarrando con firmeza las armas de entrenamiento. Sabueso trataba de imitarla a su manera. Las posiciones de combate que le enseñaba Palomita no distaban tanto de las que él conocía. Otra cosa sería aprender las tácticas de trabajo en grupo, formaciones y las costumbres de la soldadesca. Sabueso había pasado su vida hasta ahora muy lejos de la vida militar, y desconocía todo al respecto. Pero pensó que no debía ser muy difícil. Al final lo importante de un soldado era que supiera obedecer órdenes, y Sabueso creía ser muy bueno obedeciendo.

Giró lentamente su delgado cuello cuando Piojillo se dirigió a él. Desconfiaba de Piojillo. No lo conocía, pero por lo que sabía estaba poseído por Ernestol, y eso era suficiente. Ernestol era peligroso. Sabueso sospechaba que tarde o temprano tomaría el control de ese hombre y lo obligaría a cometer algún sacrificio de sangre, pues eso era a lo que se dedicaba ese espíritu corrupto. Luego todo serían lamentos, pensó.

— Piojillo cree bien. Las lanzas y las espadas son más largas que los puños. Es importante saber sortearlas sin que atraviesen la carne de uno... — Sabueso sintió hormiguear la cicatriz en el abdomen que casi acabó con su vida hacía ya bastantes días. Esa vez no consiguió sortear aquella espada mellada, pero confiaba en que la sensación de morir de entonces le hubiera agudizado los reflejos ahora. — Será bueno para Sabueso aprender nuevos movimientos para eso. — respondió a Piojillo-Ernestol.

Sabueso entonces se entregó al entrenamiento con Palomita. No era la primera vez que entrenaba los combates. Desde su infancia, había sido su principal ocupación junto a muchos otros chicos. Golpear y ser golpeado, una y otra vez. A veces un puño hacía sangrar la nariz, otras veces una rodilla producía algún quebranto... pero nunca se intentaba matar al otro, al menos desde que los puños de aquellos muchachos se empezaron a convertir en armas letales.

VIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Cosas de la vida militar. Tras una noche febril y de inconsciencia Desastre, tumbado en su camastro, malherido incluso tras haber recibido las excepcionales curas de Capitán, abrió los ojos. El dolor le subió desde la espalda y le hizo cerrar bruscamente los labios, para evitar mostrar dolor.

Ya bastante mostraste ayer. Pensó para sí, con notable buen humor a pesar de la dragadación y de las heridas que sufría. Lo cierto es que, desde que quedó inconsciente, nadie había hablado con él (al menos que recordase) y dudaba de cual sería ahora tanto su escuadra, como su posición. Fuera, y a pesar de la pronta hora, se escuchaba el sonido de los entrenamientos. Dudó si incorporarse o no, pero finalmente prefirió quedarse tumbado. Tarde o temprano recibiría instrucciones y, con un poco de suerte, alguno de sus hermanos le visitaría. O Plumilla. O Derviche. Se quedó preguntándose, mientras se removía inquieto buscando una posición que le evitara el dolor, cuál de las dos preferiría que le visitase. 

¿Ambas? Dudó un instante. No, ambas no, ambas es pedir demasiado. Y seguro que Derviche devoraría a Plumilla.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Gobaldet no consiguió dormir mucho la noche anterior. Los pensamientos le retumbaban en el cerebro, pero ya era otro día. A pesar del acusado cansancio, estaba presto a las enseñanzas de su maestra... Hasta que le puso a entrenar con el cabrón poseído.

O al menos eso pensó, pues se vio más interesado por Sabueso que por seguir las órdenes de Palomita. Se encogió de hombros, y se puso a lo suyo: repasar las lecciones que ya había recibido de su maestra, usando la clava como si de una espada se tratase. Alternaba tomarla con una, y con ambas manos. Acostumbrándose cada vez más al peso, y haciendo repeticiones de golpes verticales, laterales y diagonales contra enemigos invisibles. De vez en cuando, detenía el arma a medio trayecto en el aire y lo hacía cambiar violentamente de dirección. La poca técnica que empleaba le causó dolor en las muñecas por mover rápidamente el peso de la clava.

Pasado un rato, preguntó a Palomita:

— Maestra Palomita, tengo una pregunta. ¿Tienen escudos extra en la Compañía? ¿O debo hacerme uno por mi cuenta? Armaduras no creo que sobren...

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Me quedó mirando con curiosidad la técnica que utiliza Sabueso para enfrentarse a Palomita. Entre los k'hlata no son raros los enfrentamientos a mano desnuda, incluso algunos van a la guerra sin armas, pero parece que la técnica que utiliza es distinta.

Una vez saciada mi curiosidad, me giro hacia el antiguo leñador preparando mi lanza. No tenemos ningún escudo de sobra digo, respondiendo yo a su pregunta. Por eso ofrecí el mío a Keropis.

Si te haces un escudo luego podrías hacerme uno a mí. Por supuesto lo pagaré, sobre todo si me devuelven el dinero qué aporté al fondo común; si no es así igual te toca esperar un poco. Ahora, si quieres, podemos practicar unas cuantas poses y movimientos.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Sabueso percibía las miradas de curiosidad de Piojillo y de Gobaldet. Era ciego, pero era capaz de sentir miradas, gestos... Leves susurros que le contaban muchas cosas, y Sabueso era de oído muy fino.

La mirada de Gobaldet la conocía. Era la mirada de alguien con la debida reverencia a Zon-Kuthon cuando observaba a quien llevaba los signos de la Fe en su carne. En cambio, la mirada de Piojillo le desconcertaba. Sabueso esperaba percibir la aborrecible maldad de Ernestol tras los ojos del K'Hlata, pero esa mañana no veía más que simple curiosidad humana. Pero Sabueso sabía que Ernestol era traicionero, de modo que pensó que sería conveniente conocer mejor a su compañero de instrucción.

El monje continuó practicando con Palomita en silencio, siguiendo obediente sus indicaciones pero trasladándolas a su particular forma de luchar. Sabueso danzaba alrededor de ella con un silencioso juego de pies que lo hacían parecer ligero como una pluma. Palomita también era muy ágil, como pudo comprobar. El nidalés esquivaba los golpes que le lanzaba, y cuando no podía los desviaba con las manos o los encajaba como podía, encogiendo en su cuerpo esquelético.

— Los escudos pesan mucho, impiden a uno moverse rápido. — dijo Sabueso de repente — Sabueso cree que Piojillo es rápido. — Gobaldet, en cambio, le parecía algo más lento y torpón, pero la clava hendía el aire con un sonido romo cada vez que lanzaba uno de sus fuertes golpes. Tal vez Gobaldet sí necesitara un escudo.  — Sabueso cree que es mejor tener los pies ligeros que tener un escudo.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Aunque los escudos sean pesados - Palomita golpea dos veces su escudo con el guantelete haciendo que suene - Ofrecen una gran protección contra el enemigo y sus flechas. No desprecio en absoluto a aquellos que pelean sin el, ya que les da otras opciones como dos armas a las que prestar atención o un arma de gran tamaño, Campaña es terrible como rival y no usa escudo. Sin embargo para aquellos que no han luchado nunca, es una elemento sencillo de usar que puede salvar su vida. Tengo claro que tu has recibido algun tipo de entrenamiento marcial, por lo tanto no lo necesitas pero recuerda siempre que el escudo no sólo es un elemento defensivo, te puede servir para atacar.

Palomita entonces usó en escudo, pegado al cuerpo para empujar a su rival, que retroceció tres pasos ante el embite, y luego golpeó con él en el muslo izquierdo del monje. Los golpes eran muy imprecisos pero sólo pretendia corroborar sus palabras.

Yo no he entrenado en el combate con el escudo, pero ya os digo, no os fieis nunca de vuestro rival, una forma rápida de morir es dar por hecho algo.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Sabueso no pudo reaccionar a tiempo. Palomita estaba hablando en un momento y en otro le había plantado el escudo delante y lo había empujado con fuerza hacia atrás. Sabueso retrocedió sin trastabillar, pero antes de recuperarse sintió con sorpresa un golpe seco en el muslo. El monje se quedó en el sitio, quieto, pensando en que la próxima vez que hablara con Maestra Palomita debía estar en guardia, y lamentando que sólo hubiera sido un golpe en el muslo. Sabueso sentía que merecía un castigo mayor por su error, pero no le dijo nada al respecto.

— Gracias, Maestra Palomita. Sabueso comprende. Sabueso aprende. Sabueso no dará nada por sentado.

Sabueso siguió en silencio durante el resto del entrenamiento.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

No tenemos ningún escudo de sobra. Por eso ofrecí el mío a Keropis.

— Hmmm, entiendo. ¿Tienen por costumbre no usar los despojos que se logran en combate? —Preguntó, con curiosidad— Es que los soldados del Señor Jacques que hicieron escabechina hace poco, todos tenían lanzas y escudos. Pensé que sobrarían —se encogió de hombros, dando por sentado que se equivocaba y respondió a lo segundo mientras se ponía en guardia—: Claro que te haré uno luego. Vamos a ello —ladeó el cuerpo. Apuntando directamente con el hombro derecho a Piojillo, reducía el tamaño de objetivo que le ofrecía a su contrincante. Justo como hacía Palomita cuando ponía el escudo por delante, pero al él no llevar escudo, se adelantaba con la mano de la clava, teniendo el arma alejada para establecer un perímetro y combatir en alcance con Piojillo.

El nidalés se esforzaba a más no poder, pero de vez en cuando miraba de reojo a Sabueso. Le parecía increíble como ese delgaducho peleaba usando solo sus manos y sus pies. Increíble. Ese sujeto era peligroso; Gobaldet podía sentirlo de alguna manera. Pero si se presentaba la oportunidad, no desperdiciaría el chance de aprender a combatir de esa forma. Y luego de la lección de Palomita sobre los escudos, también reafirmó su decisión de hacerse uno en cuanto pudiera.

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Tienes que comprender que somos reclutas o aspirantes, básicamente no tenemos derecho a nada. Nosotros como reclutas quizá un poco más. Pero si le pedimos al Capitán unos escudos, o unas lanzas que no me vendrían mal para poder arrojar alguna, lo más probable es que se niegue. Quizá cuando volvamos a ser soldados...

Lanzo un suspiro intentando controlar las emociones que lo sucedido me provocan. El leñador me ataca mientras estoy distraído y consigue golpearme. No es un golpe fuerte, es uno de entrenamiento, pero quizás sea por los recuerdos o por algo más siento como la rabia se despierta en mí. Mis ojos se inyectan en sangre y suelto la lanza al tiempo que en mi mano se forma una luz que acaba tomando la forma de una daga, aunque no llega a materializarse.

Clavo la rodilla en tierra sujetándome la cabeza con las manos y respirando profundamente antes de volver a levantarme otra vez con el aspecto normal. Lo lamento, casi pierdo el control por una tontería y unos pensamientos inadecuados.

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA

Comenzad a moveros, muchachos - Dijo la oscura con su equipo ya preparado para tomarlo antes de la marcha - Nos espera un largo dia y agradecereis que el sol caiga cuanto antes. Colocaos pañuelos en el rostro, tapando tanto la nariz como la boca, si no lo haceis no tendreis hambre cuando paremos a comer por todo el polvo que habréis tragado. Salvo que haya material que cargar de la propia compañía, cargareis con el equipo de Desastre para acostumbraros al peso. Hasta la hora de la comida lo llevarás tu, Gobaldet y despues Sabueso. Mañana lo hareis al revés. ¿Teneis todo listo ya?

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA

— Así se hará, Maestra Palomita. Sabueso está listo para marchar cuando Maestra Palomita ordene. — dijo Sabueso con las manos vacías. Sabueso no tenía nada, ni siquiera un trapo con el que cubrirse el rostro, pero Sabueso pensaba que tampoco lo necesitaría. Un poco de alimento y agua al final del día sería más que suficiente para él, pero no estaba seguro tampoco de si comería ese día. Por lo que había oído había bastante escasez...

VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 25.

HORA: DESPUÉS DEL AMANECER.

Tienes que comprender que somos reclutas o aspirantes, básicamente no tenemos derecho a nada. Nosotros como reclutas quizá un poco más

— Sí, tienes toda la razón, Piojillo —respondió, encogiéndose de hombros, y volviendo al entrenamiento. El leñador golpeó al muchacho con su clava, y Piojillo casi es poseído nuevamente. A Gobaldet le subió un escalofrío desde la base de la espalda hasta la nuca, y del puro terror, tomó la clava con ambas manos. La mantuvo por detrás de su cuerpo, a la espera; listo para encajarle a Piojillo el golpe más fuerte que fuese capaz de proporcionar si el Tio Samuel lo intentase matar.

Contuvo el aire, totalmente en tensión, y lo soltó cuando Piojillo logró controlarse.

— Mierda, muchacho, casi me matas del susto —dijo, y se limpió las gotas de sudor helado que se le habían hecho en la frente. A fin de cuentas, el leñador estaba ya sobre los treinta, a diferencia de la mayor parte de miembros de la Compañía—. Bueno, no ha pasado nada. Sigamos. 

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA

Gobaldet se encontró un poco más recuperado tras la noche de sueño, respecto a como estuvo el día anterior. Asintió a las palabras de su maestra. Ya tenía todas sus cosas en una mochila, y sólo faltó cargarse las de Desastre siguiendo las órdenes.

— Sí, Maestra Palomita —respondió con seriedad—. Maestra, sé el lugar que me corresponde con Sabueso en el final de la comitiva, pero haciendo honor al por qué fui entregado a la Compañía, era para guiaros desde aquí a Carnonegro. Ya he indicado a Capitán más o menos por donde ir, pero si necesitan más indicaciones, llámenme e iré corriendo. 

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA

Miro entre mis pertenencias. Ahora mismo llevo la ropa de viaje junto con mi armadura de cuero puestas, en estos momentos la ropa tribal no me es demasiado necesaria.

Por tanto busco la parte de arriba y me acerco a Sabueso. Toma, átatela en torno a la boca y nariz asegurándote de que puedes respirar. Si además del sentido de la vista pierdes el del olfato y el del gusto no creo que fueras a ser muy útil comento con una sonrisa que no creo que vea.

Por mi parte cojo el taparrabos y me lo pongo del mismo modo; no es algo muy digno usarlo así, y menos teniendo cuenta donde ha estado colocado, pero está limpio y no tengo ninguna otra tela que pueda utilizar. Estoy listo, Palomita.

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: POR LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA FRESCA

Por un momento Sabueso dudó en si aceptar la prenda que le ofrecía Piojillo. Aunque ciertamente tampoco tenía opción de rechazarla, pues había sido una orden de Palomita, pero eso no impidió que sospechara. ¿Era una trampa de Ernestol? No tenía sentido, por lo que Sabueso pensó que simplemente era un gesto de buena voluntad. Piojillo no tenía por qué hacerlo, pero Sabueso se había dado cuenta de que en la Compañía Negra se respiraba cierta aura de compañerismo. Hasta el punto que le ayudaban hasta a él.

El monje alargó el brazo despacio y cogió la prenda con delicadeza:

— Si Sabueso perdiera algún día su olfato, el pobre Sabueso serviría lo mismo que muerto. — respondió a Piojillo con un esbozo de sonrisa, doblando la tela con cuidado para colocársela — Sabueso agradece profundamente a Piojillo cuidar de su nariz— le dijo con un asentimiento de cabeza.

Sabueso se anudó la tela cubriendo nariz y boca. La tela desprendía un intenso olor a K'Hlata, con los rasgos característicos de Piojillo. Sabueso pensó entonces que si iba a pasar dos días de viaje oliendo continuamente la prenda del mercenario, estaba convencido de que luego sería capaz de encontrarle aunque se encontrara a cien leguas de distancia escondido bajo un montón de estiércol.

VIGÉSIMO OCTAVO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 1, DÍA DEL SOL.

HORA: MUY AVANZADA LA TARDE. - CLIMA: LLUVIA Y VIENTO, CAE EL AGUA EN DIAGONAL DESDE EL NOROESTE. FRÍO MODERADOS.

Sabueso había estado escuchando y sintiendo lo que pasaba a su alrededor desde que se despertara de la siesta forzosa que le habían provocado con un golpe de escudo en pleno rostro. Habían varios heridos, algunos que necesitaban suturas. Sabueso desconocía si habían suficientes curanderos en la Compañía Negra, pero le habían ordenado obedecer bien y eso haría. Se acercó a Palomita en actitud servil, tal y como estaba acostumbrado desde que era un niño:

— Maestra Palomita, disculpad que el insignificante Sabueso os hable, pero ha visto algunos heridos... Sabueso sabe algunas cosas acerca del dolor y de las heridas de la carne. Sabe cómo ayudar a mantener lejos la podredumbre, y cómo hacer que la piel sajada se cierre antes. Si Sabueso puede servir, Palomita sólo ha de ordenar y Sabueso obedecerá. — dijo, aguardando con la cabeza baja.

Hizo una pausa, como si recordara algo, y luego continuó bajando sensiblemente el tono de voz:

— Sabueso no ha podido evitar escuchar a Barril. Sabueso también sabe una cosa o dos sobre de las Sombras que se arrastran por la noche en los campos y bosques de Nidal — era bastante evidente que sabía algo, ya que había estado envuelto en una capa de ellas incluso después de haber sido noqueado — ¿Tal vez la Compañía necesite de alguien que las pueda oler?