Partida Rol por web

Muy temprano, a la mañana siguiente, Maelor te dice que no tiene noticias de Orphen y a estas alturas no pueden presindir de el, asi que te pide que lo busques y que lo traigas a tiempo para partir. Te dice lo oltimo q se supo de el. Tira Gather Imformation. Si superas 10 encuentras a Orphen sin problemas. Si sacas mas de 5 pero menos de 10, lo encuentras pero tarde. Menos de 5 no lo encuentras. el post sobre esto hazlo comun, que todos lo leon ok.

Thed, tras la breve investigación, dedica unas horas a preparar los hechizos para el viaje y empaquetar cuidadosamente sus cosas.

Tras esto descansa a conciencia y está fresco para partir a la hora indicada. De esta forma llega unos minutos antes de la hora prevista a las puertas de la ciudad, donde han quedado.

Los secretos secretos son, y es por eso que he de guardar de por vida las palabras de Maelor! Todas y cada una de ellas! Su plan sobre como quitarle el mapa a mi primo lejano, el papel que espera yo juegue en el cruce a tierras kender... Todo, incluso, es secreto y por tanto no he de decirtelo, me pidió que te encuentre para que no se nos pase la hora

Digo al resacoso hombreton, Orphen, aún en su camastro.

Absolutamente nada me había costado llegar hasta el sitio que guardaba al guerrero tras su borrachera.

Verás, buen Orphen, los Tasslehoff somos tan conocidos como el sol, o la luna jejeje pero no por quedarnos durmiendo la mona en una cama mal paga! No señor! Anda, si quieres ser tan conocido como un servidor, Okki Cuerda Floja, deja eso ya y marchemos rumbo a la aventura!!! Jejeje acaso no escuchaste que nos esperaba un clerigo maldito? Será emocionante!

Sera emocionante?. Un cuerno.

Si tan importante es la mision, por que no abre un poco las arcas o la armeria para que lleguemos a buen puerto.

Por cierto mas te vale que mis pocas pertenencias esten donde las deje anoche de lo contrario ni siquiera llegaras a empezar la mision.

De mala gana recojo mis escuetas pertenencias y salgo de la posada. Me duele mucho la cabeza. No recordaba la ultima vez que habia bebido tanto.

A regañadientes sigo al kender hasta el punto de reunion.

Me adentro en las profundidades del Templo de Mishakal con solemnidad. Nada que ver con las construcciones de mi lugar natal; sus blancas paredes invitaban a la meditación, a la paz. Una de las puertas llevaba al lugar donde se trataba a los heridos, sin importar porque lo estaban. Era una de las primicias de nuestro culto: para ayudar no hacían falta razones. Camino con lentitud llevando en mis manos enguantadas el objeto que Maelor me entregó. El Altar estaba ante mí, y el respeto que infundía era tal que atravesaba todos los poros de mi piel. Absorto en mi contemplación, pensé en todo lo que nos quedaba:¿sería un camino de paz, o de destrucción? El silencio me respondía: no hacía falta una u otra para ayudar a mis compañeros a desterrar el mal, y a cuidar de ellos. Sería como una madre, como Mishakal era con todos nosotros. Cuidaría de ellos, y la ofrenda hacia mi diosa sería el testigo de mi promesa.

Me agacho hasta hincar una rodilla en el suelo. Agacho la cabeza y con los ojos cerrados, extiendo las manos hacia delante, depositando el objeto ante el altar, sin siquiera mirarlo. Pronuncio una breve plegaria, en un estado de absoluta concentración: mi alma había viajado, quería obtener el beneplácito de su diosa, de su Madre. Mi queria señora, guárdanos en tu regazo. Protégenos de todo mal, y dame fuerzas para combatirlos. Ayúdame cuando mi mente y mi corazón se turben por la desesperación; sé mi luz en tiempos de oscuridad, y mi guía en el firmamento de nuestro Destino. Que aquella gracia que me otorgaste sirva para cumplir tus designios, y que esos designios sean los que ayuden a construir un nuevo mundo donde la paz y el bien sean comunes entre todas las razas. Por ello, te ofrezco esto, nimio en cuanto a su presencia, pero que guarda el alma y el deseo de todos nosotros de tener un viaje lleno de paz y seguridad. Termino mis palabras con otra breve plegaria, y estoy en dicha posición algunos minutos más, suficientes para luego levantarme y, con un suspiro de orgullo, emprender mi camino.