Partida Rol por web

Marga se movió poco a poco, la espalda contra el biombo, hacia la pared del fondo, y luego se escurrió entre la pared y el biombo separador hacia la habitación de al lado, sacando la cabeza por la obertura para ver la sala que acababa de dejar.

Gorim, por su parte, después de lanzar un berrido aterrador, alzó su gran clava, que parecía un palillo al lado de su nueva y enorme forma. Estaba preparándose para cargar contra Heskan.

Algo estaba ocurriendo. Lo percibía, era consciente de ello. Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. Había alguien en la puerta. Pudo escuchar voces en el exterior: Mierda, pero que coj..., De tanto fornicar como cerdos, ha acabado como uno...  ¿Mujer, estás bien? ¿Qué demonios pasa aquí?. Sin más abrió la puerta y salió al exterior.

En el  rellano había un elfo y un individuo de orejas puntiagudas y extraña raza que nunca había visto antes. Frunció el ceño y los observó. Parece ser que algo ocurre en una de las habitaciones donde se encuentra la puerta abierta. Allí está el enorme dracónico asomado.

- ¿Alguien me puede decir qué está ocurriendo aquí?

Goinar no se lo pensó dos veces y salió de su "cuarto" corriendo la cortina. Estaba en paños menores, solo vestía una camisa de seda marrón y unos calzoncillos largos que le llegaban a los tobillos. Eso sí, sus manos ya sujetaban su reluciente martillo y su escudo pesado.

Salió con calma a pesar del alboroto, pensaba que la joven pareja de fornicadores estaba discutiendo por alguna postura indecente, y se encontró con 4 personajes observando la escena.

Se quedó allí parado, pensando lo que echaba de menos dormir al raso, a pesar de exponerse a las criaturas de la noche, pero al menos aquellas no armaban tanto ruido.

Sali de mi particular habitación corriendo la cortina y me acerqué unos pasos, donde había ya un grupo de gente (prácticamente todos los que estábamos en la posada) mirando lo que estaba sucediendo y soltando algún que otro comentario.

Aferré con fuerzas el símbolo de mi dios, pues era lo único que tenía a parte de mi ropa interior, mientras también observaba atónito a Gorim, o más bien a lo que quedaba de él. Se había transformado en una horrible criatura a caballo entre orco y jabalí.

Trago saliva cuando descubro horrorizado que tiene una clava en sus manos y hace acción ha arremeter contra el dracónido, que al igual que yo y los demás, está prácticamente desnudo.

Amaunator, protegenos de esta terrible criatura y sus crueles intenciones... rezo en voz baja y de pronto noto cómo un aire fortificante me envuelve a mi y a las demás personas de la sala.

- Eh, no des un paso más, bicho. Si lo haces te cortaré en pedazos y daré tus restos a Orunda para que te cocine por la mañana

Da un paso al frente y se coloca en posición de defensa, preparado para desviar cualquier intento de agresión por parte del nuevo Gorim. A juzgar por su aspecto, no parece dispuesto a dialogar, pero tampoco quiere hacerle daño antes de asegurarse de que no puede hacerle entrar en razón.

La situación no podía ser mas complicada, Gorim, o lo que quedaba de el, tomaba su maza con la mano, dando un aspecto de lo mas amenazante. La escamosa criatura que defensivamente le plantaba cara parecía no esperar dialogo, de hecho mas de uno parecía creer que acabaríamos en problemas. Bueno, yo nunca peco de desconfiado, pero realmente la estuación requería que sostuviera el arco y tensara su cuerda con una fecha en ella, apuntando a la pierna, preparado por si era necesario detenerlo, sin matarlo esperaba, aunque rezando por que no necesitara disparar.

El monstruo en el que se había convertido Gorim se preparó para la carga, pero no habia aun ni levantado su pie/pezuña que Dalrien disparó. Una flecha recubierta de relámpagos serpenteantes abandonó el arco y fue a hundirse varios centrimetros por encima de la pierna del enajenado hombre-jabalí. LA flecha extendió los relampagos por todo el cuerpo durante unos instantes, a lo que Gorim respondió sacudiendo la cabeza y reanudando su carga, ignorando la dolorosa flecha en su pierna.

El tremendo golpe impactó en el arma de Heskan, que lo bloqueó con maña y una gran dosis de fuerza, mucha mas de la que se habría imaginado. El orco-jabalí rugió de frustración.

Mientras tanto, Marga dejó de observar desde el rinconcito.

Chaedri siendo consciente de la situación,  Agarra su tótem de madera tallada con forma de pantera y tras musitar unas palabras va polimorfeando ante los atónitos ojos de los presentes. Una forma oscura parecida a una pantera sustituye a la sutil forma de mujer elfa y avanza decidida hacia el interior donde se encuentra el dracónido, saltando sobre la cosa-orco con sus garras extendidas.

Chaedri saltó sobre Heskan y cayó encima de Gorim, desgarrándole con sus recientemente conseguidas zarpas de pantera.

Tu ataque conecta, pero percibes algo extraño:

Justo después de atacarle tenía las características marcas de cuatro garras habiéndole desgarrado la piel, pero casi instantáneamente se han ido cerrando hasta que solo quedan las partes mas profundas.

Ademas la zona en la que esta enterrada la flecha de Dalrien sangra muy poco y los desgarros que produce el movimiento continuo del monstruo parecen cerrarse al instante.

El enano no sabía aún a lo que se enfrentaba, desde su posición no veía al enemigo. Había oído como el Dracónico había amenazado con cortarlo en pedazos y dárselos a la dueña de la posada, y se preguntó si los nacidos de la sangre del antiguo dios dragón serían capaces de comerse a sus victimas. Se le revolvió el estomago.

Luego vio como el elfo disparaba una flecha y se puso tenso, aquello no parecía ninguna broma. Iba a encaminarse hacia el jaleo cuando una de las mujeres se transformó en una negra pantera y se lanzó al interior del improvisado cuarto. Sacudió la cabeza para despertarse del todo, aquello ya eran palabras mayores.

Se encaminó al biombo de la derecha que tapaba la visión y lo tiró al suelo de un empujón. Al final pudo ver la criatura a la que se enfrentaban y abrió los ojos como platos al ver tal aberración.

¡Por los remaches de la armadura de mi venerado abuelo! - solo acertó a decir.

Chaedri saltó entre Heskan y Gorim, la unica ruta libre, cuando vio que el biombo se le venía encima, pero gracias a su felina forma resultó totalmente indemne.

Jullian, aprovechando que ahora gozaba de una linea de vision mas clara, lanzó un rayo de energía luminosa a Gorim, pero este falla y por mucho.

Ohr, viéndose obstaculizado por sus compañeros y el resto de la habitación, decidió imitar a Goinar y derribó el otro biombo, para sorpresa de Marga, y de Chaedri, que suspiró aliviada al ver que caía hacia el otro lado y no sobre ella.

Detiene el golpe de la horrible criatura mitad orco mitad jabalí con dificultad, tensando sus músculos hasta un límite casi peligroso. A su lado, el resto de hospedados acuden a echarle una mano, alertados como él por los gritos de Marga.

- Te lo advertí, monstruo - lleva la cimitarra a su derecha y lanza un tajo hacia abajo, intentando golpear sus piernas para evitar que pueda moverse - debiste aprovechar la oportunidad

Acto seguido, tras comprobar como el arma atraviesa la carne de su enemigo, se desplaza un paso a su izquierda, buscando una mejor posición de combate

- Vamos, inténtalo de nuevo si tienes lo que hay que tener

Esto estaba tomando un camino que no me agradaba. Los huéspedes de la posada, entre los que me incluía, teníamos que hacer frente a Gorim ya que ni las advertencias verbales ni físicas habían servido de nada, tendría que atacar mas en serio yo también, solo esperaba que no matáramos a mi nueva presa.

Por otro lado, había otra acción que no me gustaba nada, la principal sospechosa del suceso, Marga, se escaqueaba por los biombos laterales, no sabia si para escapar de la escena del crimen o para esconderse ante el terror producido por el desconocido suceso.

Blandí mi arco, respire profundo y dispare rápidamente dos flechas consecutivas contra el pobre Gorim, para seguidamente después, con un dedo señalar a la oronda amante del mismo y dirigirle una tajante palabra.

- Quieta. – Use mi tono apersonal de costumbre.

Gorim, atontado por el ataque del imponente dracónido, emitió un rugido ensordecedor, tras el cual se pudo ver a simple vista como toda su musculatura se tensaba y los últimos resquicios de raciocinio desaparecían de su mirada.

Levantó de nuevo su gran clava e hizo un barrido con ella. El golpe impactó de lleno en Heskan, que absorbió gran parte de la inercia de este, pero Chaedri recibió también daño.

A todo esto, Marga, después de la advertencia de Dalrien cambió de expresión. Sin pensárselo dos veces, se lanzó a la carrera contra Ohr, que era el mas cercano, y en pleno salto y en menos de lo que dura un parpadeo, pasó de ser la fea y oronda humana a ser una mujer jabalí. Para desgracia para ella, su objetivo era mucho mas ágil de lo que pensaba y Ohr saltó hacia atrás, esquivando su carga. Dalrien habría recibido entonces pero imitando al semiorco, dio un pequeño salto y esquivó a la monstruosidad.

- Estúpidos orcos. - Dijo Marga con una voz bestial, difícil de entender, tras su fallida carga y en medio de sus enemigos - Se suponía que tenía que volverse totalmente salvaje, morderos y contagiaros. No es capaz de dejarse llevar por la bestia y deshacerse de sus hábitos humanoides. Por hoy parece que la tarea de "morder" será mía.

La pantera negra que albergaba la druida elfa se movió con destreza, lanzó un feroz rugido y con un ágil salto se lanzó sobre la criatura. El orco transformado en bestia repelió el ataque lanzando a Chaedri a un lado que aterrizó sobre 4 patos con un movimiento grácil y estilizado. Chaedri se retiró de la bestia eludiendo sus garras.

Goinar mostraba una cara de asombro absoluto ante la transformación en bestia de ambos amantes. Se preguntó si fornicar tanto con un semiorco tenía estos efectos secundarios. Sonrío levemente ante la estúpida idea.

El dracónico parecía tener controlado a la criatura macho, así que busco un hueco para enfrentarse cara a cara con la hembra. Se situó frente a esta y descargo la furia de su martillo, de arriba a abajo, buscando la cabeza de su victima. Notó de inmediato como su golpe no tendría efecto pues en el último momento se desequilibro al no apoyar bien su cuerpo para tomar el impulso necesario.

- Sera...cerda...- Dice Orh con rabía. Sus ojos destilaban una furía inconfesable más que en su sonora respiración.