Partida Rol por web

Con un suspiro, negó. No era cuestión de querer o no querer, sino de principios.

—No puedo. No sé si estos bastones son mágicos o no, y mis juramentos me impiden hacer uso de ellos si lo son. No puedo arriesgarme. —Con lentitud, se encogió de hombros—. Si no quieres, no importa. No creo que haya nada suficientemente importante. Iré de nuevo a la otra sala a ver que ha descubierto nuestro compañero.

¿Y como piensas abrir las otras habitaciones si se puede saber? La excusa del Aston sonaba, cuando menos, poco creíble. Acaso ¿como pensaba abrir las puertas? 

Me quede mirándole a ver que han a hacer, pero no parecía ser el mejor compañero si solo,se dedicaba a ir detras y esperar. Pero sin embargo, llegó a abrir una puerta.

Espere a ver que hacía mientras me me acercaba al la otra a intentar escuchar algo.

Impasivo, chascó la lengua. Intentar explicar los entresijos de sus pactos era complicado, más para alguien que carecía de las mismas convicciones que él, o parecidas al menos. Ni siquiera lo intentó, pasando a responder a la pregunta como si fuera lo más lógico del mundo; de hecho, lo era.

—Abriré las puertas que vea necesarias con mis manos, y ninguna otra. —Estaba a punto de añadir que esa no le parecía tan importante como para arriesgarse, pero cerró la boca en el último momento, viendo como el chico pegaba el oído para escuchar. No quería interrumpir. Si al final decidía abrir con el bastón, se prepararía para atacar a lo que saliera de la habitación. Si finalmente no lo hacía, si dudaba sobre como actuar, tan solo volvería con Villtur a ver sus progresos.

Negando con la cabeza, consciente de que lo lógico era abrir todas las puertas, pues nunca se sabía en cuál podía estar la salida, vuelvo a mirar cómo va la puerta, y, en caso de abrirse de un empujón, hacerlo con la ayuda del bastón, que me permitiría tener casi medio metro más de alcance en caso de abrirse un nuevo foso.

El guante y las púas encajan a la perfección, si en algún momento te faltase un brazo sería perfecto para reemplazarlo, junto con el vale que estaba al lado de esos objetos te lo harían gratis. Pero antes de pensar en nada de eso, debías abrir la puerta que estaba cerrada

Estaba claro que los animales no os iban a seguir, había que continuar, pero la pregunta era, ¿por donde? Había dos puertas por las que seguir, al oeste y al suroeste

Tu esclavo intenta abrir la puerta, pero está cerrada, mira la otra puerta que hay al lado, pero espera confirmación antes de abrirla

No escuchas nada al otro lado de la puerta, abres la puerta, pero parece estar cerrada, parece tener un mecanismo para abrirla, pero no sabes cuál, quizás tenga que ver algo con la estatua que la ocultaba

- Parecieran - el gnomo miró las pociones desde varios ángulos, acabando por chasquear la lengua y negar con la cabeza -; parecieran pociones que he visto antes pero me falla la memoria, lo siento.

Pues pues entonces a mirar a ambas salidas con nerviosismo.

- Hacia donde tú digas, yo te sigo.

A pesar de las reticencias de Vincent, Lobatov empuja la puerta, después de no oir nada, con su bastón, pero la puerta no se mueve, se mantiene firmemente cerrada.

Un paracaidas aparece en la habitación, en él va enganchado una pequeña caja.

Desde la puerta del norte, la de al lado por la que entró Villtur, escucháis ruidos, como si alguien intentase echarla abajo con magia

Esta puerta está cerrada, y tenemos que salir de aquí. Por ahí debe de venir otro de nosotros abriéndose paso. 

O nos enfrentamos y acabamos con él, o salimos por una de estas puertas digo señalando las que estaban cerradas, o incluso la del foso, que más allá se veían unos muertos que caminaban.

El paracaídas atrajo su atención de manera inmediata, justo antes de que los golpes en la puerta del noroeste empezaran a hacerse más violentos; quien quiera que estuviera detrás, empezaba a desesperarse por salir. Seguramente Lobatov tenía razón, y cuando saliera de esa habitación no iba a ser amistoso. No tenía ganas de pelear ya, no si tenía otra opción, y tampoco de arriesgarse por las otras puertas cerradas —las del este—, pues había escuchado ruidos de pelea y seguramente habría algún peligro tras ellas, así que señaló aquella por la que se había metido su otro compañero.

—Villtur no ha vuelto. Puede que haya encontrado una salida, vamos a probar primero por ahí. Si no encontramos un camino mejor, iremos o haremos lo que decidas. ¿De acuerdo? —Señaló la caja nada más soltar la pregunta; aquél pequeño premio no era para dejarlo allí, y también merecía un momento—. ¿La abres tú o yo? No creo que sea peligrosa, más bien una recompensa por algo, de parte de los patrocinadores, pero dejo que decidas.

Vincent no era avaricioso. Nada de lo que llevaba era realmente para él, ni iba a hacer uso de objeto alguno sin saber si eran mundanos —y por tanto no corría peligro de sentir atracción ninguna por lo material— o mágicos; hacía tiempo que rehuía los artefactos arcanos, tras ver como más de un hombre se volvía codicioso e intentaba acaparar más. Cualquier cosa que viniera bien al chico, se la dejaría.

Asiento a Vincent yendo hacia el paquete. Una vez allí, lo abro y miro el contenido antes de recogerlo

Acto seguido, hago un gesto con la cabeza vamos

Lobatov abre el paquete y ve en el interior un pedernal, una cuerda y una pequeña moneda

Ves que en la moneda viene impreso "exit", al tocarlo puedes darte cuenta que es un pequeño botón

Con aquello en mano —objetos que tal vez sean útiles llegado el momento— no perdieron más el tiempo y se dirigieron al, a priori, único lugar seguro. Villtur debía de seguir por allí, así que era hora de ver que había descubierto.