Partida Rol por web

 Hoy en día dos días sin cargar un móvil es una barbaridad, y efectivamente estaba ya apagado. De todos modos el espectáculo de la lluvia de la estrellas era bello y estremecedor a la vez.

La lluvia terminó y ya te metiste en la cama, para afrontar el tercer día atrapada en este pueblo.

…

Te costó un poco dormir, pero finalmente lo lograste, fue un sueño intranquilo, sin imágenes pero con sonidos, gritos, lamentos... Fue un extraño sueño y no muy reparador.

Despertaste con las primeras luces del día, el ambiente no olía muy bien, como a queroseno y a encerrado, esto no ayudaba a sentirse mejor. Pero había que levantarse y hacer lo posible por seguir animada.

Me desperté cansada, y además notaba ese extraño mal olor. Abrí la ventana para intentar airear la habitación, me arreglé, me vestí y bajé a desayunar. Hoy empezaba en el hospital, tendría que tomar un buen desayuno y sobre todo una buena taza de café. Y si me daba tiempo, quería comentar con papá mi día de ayer.

Abrir la ventana no consiguió mucho disminuir el olor, pero poco a poco te fuiste acostumbrando y lo notaste menos.

Despues de los pasos rutinarios tras levantarte bajaste a saludar a tus padres, pero aún no habían salido de la habitación escuchaste que estaban en ello. Mientras fuiste preparando el desayuno.

Mientras lo terminabas de preparar salieró tu madre de la habitación llevando a tu padre con la silla de ruedas – Joana la trabajadora – Comentó tu padre que parecía de buen humor – Buenos días. Ya me ha contado tu madre que vas a "arrasar" en el hospital.

Les dí un beso de buenos días a ambos mientras servía el desayuno para los tres.

- Alah, mamá, no sé qué le habrás contado del hospital- dije riendo.- En realidad no creo que haga nada importante, suturas y cosas así, me imagino. ¿Y no te contó mamá lo de la barrera y el grupo con el que investigo? Son unos chicos del pueblo, que se han quedado sin poder ejercer sus trabajos con todo esto. Ayer recorrimos un trozo de barrera y creemos que es circular. No se puede atravesar ni romper, pero el agua del río pasaba un poco, como si tuviese pequeños poros. ¿Qué opinas? Tengo un mapa Chester Mills donde hemos ido dibujando el trazado de la barrera, luego te lo enseño cuando acabemos de desayunar
 

Tu padre negó con la cabeza, tu madre no le había informado de lo segundo. Y luego se quedó pensativo, intuías que le gustaría poder ayudar – Uff ni idea, siempre fuiste tú la estudiosa de la casa – Te dedica una sonrisa – Pero estoy seguro que lo podrás solucionar.

El desayuno prosiguió de forma amena y te aseguraste que tus padres tenían lo suficiente, tanto combustible como alimentos y por el momento tenían para varios días.

- Y... - Comenzó a hablar tu madre con precaución - ¿Qué hay de aquel chico con el que salías, sabes algo?

La pregunta de mi madre me sorprendió, me pilló por sorpresa. La verdad es que no había vuelto a pensar en él desde hace mucho...sobre todo desde que Frank apareció en mi vida. Frank...uff, cuánto le echaba de menos... pero me estaba quedando ensimismada pensando en Frank y mi madre esperaba una respuesta:

- ¿De James? Uff, no sé nada de él desde hace años. ¿Vive aún en el pueblo?

Me quedaban pocos amigos del pueblo, aquéllos con los que seguía teniendo alguna relación eran los que habían ido a estudiar fuera como yo, y era poco probable que estuviesen en Chesters' Mill el día que nos quedamos aislados.

- Ah, pensaba que sabrías más, por eso te preguntaba. Le perdí la pista, supongo que como muchos chicos jóvenes se marcharon fuera del pueblo. Aquí no hay mucho trabajo... - Dijo casi como un lamento.

Y lo que comentó tu madre era el principal motivo por el que apenas conocías a gente de tu edad aquí. La mayoría de los chicos que se quedaban eran como los que conociste del grupo de investigación. Camarera, cocinero, peluquera... Trabajos sencillos que aunque respetables no daban para mucho.

El desayuno finalizó, salvo que quisieras comentarles más cosas a tus padres era hora de ponerse en marcha.

Acabado el desayuno, volví a mi habitación, metí de nuevo el mapa en la mochila, pasé por la cocina a llenar una botella de agua y coger algunas galletas para el almuerzo, besé a mis padres despidiéndome hasta la noche y monté en mi bici, dispuesta a llegar a buena hora a mi nuevo trabajo.

Tus padres se despidieron deseándote suerte y tras los preparativos enfilaste con la bici en dirección al hospital.

Por el camino todo estaba tranquilo quizá demasiado. Pero te entró una leve sensación de que algo no iba bien, aunque no sabías exactamente el que. Quizá era que... ahora que en estos momentos estaba saliendo el sol... el color, la luz no parecía normal. Y pese al calor los rayos no parecían calentar igual que siempre. La causa debía de ser la cúpula, seguramente comenzaba a “ensuciarse”

Con ese sensación llegaste al hospital que ya parecía a pleno rendimiento. Podías ir a recepción o tratar de buscar al Doctor Rogers directamente o a Vanessa.

No me gustaba el aspecto del cielo...esperaba que no acabásemos enfermando todos por culpa del enrarecimiento del aire a causa de la cúpula...Quizás le preguntase después al Dr. Rogers si habían notado un aumento de problemas respiratorios.

Al llegar al hospital, fui primero a la taquilla, dejé mis trastos y me puse la bata. Luego me dirigí al despacho del Dr. Rogers. Vanessa había dicho que él coordinaba las tareas y que podía dirigirme a él al llegar. Así le comentaría lo del aire.

Localizaste la taquilla donde te pudiste cambiar, parecía que hacía milenios que no te colocabas una. Pero causó un efecto inmediado, te hizo sentir útil y te puso el chip más “laboral” de tu personalidad.

Fuiste al despecho y tras llamar te indicó que pasaras. Leventó la vista un hombre con aspecto más cansado o incluso abatido de lo que habías visto ayer – Hola... ¿Joana, verdad? Pasa siéntate.

Lo primero que viste a tu derecha fue un jarrón transparente y lleno de monedas de a céntimo. A la izquierda unos armarios. Un cuadro. Al fondo una mesa de despacho, con una silla de tu lado para las visitas y otra más grande que era la del doctor. En la mesa un ordenador apagado y una carpeta.

Me senté mientras observaba el despacho y me fijaba en lo cansado que se veía el doctor. Imaginé que estaba siendo duro llevar un hospital como ese sin electricidad ni informática, y sobre todo con poco personal y sin poder reabastecerse de medicamentos. Esperaba poder aliviar algo la carga que soportaba ese hombre, aunque fuese un pequeño granito de arena.

- Buenos días Dr. Rogers. Desearía saber cuál va a ser mi cometido...vamos, por dónde empiezo hoy - intenté quitarle un poco de seriedad mientras le sonreía como para darle ánimos. En mi interior pensaba cuán distinta era mi actitud comparándola con mis primeros días de la residencia, o los de mi trabajo en el laboratorio. Entonces había estado taaaaan nerviosa...

El doctor intentó esbozar una sonrisa en respuesta a la tuya – Buenos días y bienvenida

Sacó el bolígrafo que guardaba en el bolsillo de la bata y comenzó a jugar con él mientras hablaba - Pues me vendría muy bien alguien que recibiese junto con el doctor Jackson las urgencias. Pueden haber casos complicados, pero simplemente tendrías que seguir las instrucciones del doctor. En las últimos días las urgencias se han disparado. ¿Te ves capaz? - Te miró con interés – Si te parece demasiado fuerte te puedo buscar alguna función más... “ligera”

Sopesé un momento la petición antes de decidirme, las urgencias de mi antiguo hospital eran duras, pero aquéllo era una gran ciudad, las de aquí no serían igual, con tanto herido de bala y accidente de tráfico... además de que aquí no me estaban poniendo a prueba...

- De acuerdo, probaré a ayudar al Dr. Jackson. Estoy un poco oxidada, hace tiempo que no veo pacientes, pero imagino que bajo su supervisión no habrá problemas, y estoy aquí para ayudar. Si es allí donde mejor puedo hacerlo, vayamos a urgencias.

Mientras decía esto último me incorporé de la silla, mostrando mi intención de empezar en cuanto antes. Una sonrisa algo nerviosa acompañaba mi gesto. Esperaba no arrepentirme de la decisión al cabo de un rato...no querría tener que echarme atrás y decepcionar al hombre que tenía ante mí. Salía mi vena perfeccionista...

- Fantástico, de todos modos si te ves apurada ven a hablar conmigo y te re ubico en otro sitio – Afirmó al escuchar tus palabras y también se puso en pie y dudó durante un momento.

- Lo mejor será que la acompañe y así se lo presento en persona, venga vamos – Esperó tu conformidad para salir del despacho. Luego te guió por varios pasillos, las urgencias parecían estar en el lado opuesto de la entrada principal. Finalmente llegasteis a la zona de recepción de pacientes y de allí a los boxes.

- Jackson ¿Tiene un momento? Esta es Joana Miller. Ha llegado como voluntaria, he pensado en que podría echarte una mano en urgencias.

El doctor, era joven para ser médico. Te preguntaste si habría finalizado todos los años de MIR. 

Dejó lo que estaba haciendo y salió del box - Ah genial. Encantado, cualquier ayuda será bien recibida – Te tendió la mano.

El doctor Rogers se despidió – Bueno, yo me marcho. Si necesitáis cualquier cosa ya sabéis... - Aunque esperó un segundo más por si querías puntualizar alguna cosa antes de marcharse.

Mientras seguía al Dr. Rogers hacia urgencias iba intentando memorizar el camino. Sabía por experiencia que te podías perder fácilmente en un hospital, y no quería estar siempre preguntando por dónde llegar a mi nuevo puesto de trabajo.  Una vez allí, me sorprendió mucho descubrir la juventud del médico al que iba a ayudar. ¿llevaría mucho trabajano allí o sería otro voluntario como yo? Lo cierto es que a mí no me habían pedido el título...¿se podría colar allí un impostor? No creí que fuese el caso, pero el simple hecho de que se me ocurriese en ese momento me puso un poco alerta.

Estreché la mano de Jackson y con una mirada dí a entender al Dr. Rogers que no lo necesitábamos por el momento.

- Pues usted dirá por dónde empiezo. Debo advertirle que no acabé la residencia, aunque estudié toda la carrera y estuve 1 año de interna. Pero me decanté por la Bioquímica. - Decidí preguntarle un poco sobre él mismo- ¿Lleva mucho trabajando aquí?

 El doctor se rió – Eres directa. y por favor no me hables "de usted", entre compañeros me gusta la relación cordial – Te sonrió.

- Llevo un par de años... Y no, no era médico de urgencias. Realmente estoy en el tercer año de MIR, estaba bajo la tutela de Rogers, pero con esta crisis el doctor me pidió ser el médico de urgencias de las mañanas. Rogers está por las noches y una compañera está por las tardes - El hombre fue sincero

Asintió a lo que le comentaste – No te preocupes, la comunicación es lo más importante. Te daré instrucciones y si algo no sabes o no te a través dímelo y lo haremos juntos ¿Te parece bien? – Dijo tratando de infundirte confianza y antes de entrar en materia.

Me gustó al instante la forma de tratarme del Dr. Jackson, franco, abierto y alegre. Eran buenas cualidades en un médico, y me dio la impresión de que nos llevaríamos bien-. De acuerdo - sonreí a mi vez-. Puedes llamarme Joana entonces, y me parece todo bien. Lo haré lo mejor que pueda, y ante cualquier duda te consulto.

- Perfecto.... Joana - Asintió el doctor - ¿Qué tal se te va poner vías? Hay que ponerle un gotero de suero al paciente de este box – Te comenta señalando del que acaba de salir y luego te sonríe – Siento empezar así pero estamos hasta las cejas de trabajo.

Por lo visto había que entrar en materia rápidamente. Esperó confirmación y te indicó donde tenías todo el material necesario para hacerlo. En el interior había un hombre de mediana edad con una venda en el torax, parecía estar consciente, pero tranquilo.