Partida Rol por web

Decir que el dormitorio de Charles era modesto, era quedarse corto. El mobiliario básico, y poco más. Una cama, una mesilla de noche, un pequeño armario, un perchero...

Todos los muebles se veía que eran viejos, muy viejos. No es que hubiesen pasado por tiempos mejores, es que estaban literalmente hechos polvo. Uno veía la cama de Charles, y se preguntaba si al tumbarse, no se vendría abajo directamente.

Discrepo, esta escena las hemos hecho en privado por la rivalidad, y porque no queremos que el otro se entere de si descubrió o no descubrió algo nuestro personaje.

Es por el roleo, no creo que sea un obstáculo mayor.

Me extraña que las evidencias halladas en las dos estancias anteriores no le generen preguntas a un periodista de investigación tan avezado como usted mister Flemming comento con tono neutral pero con una sonrisa en la boca mientras nos adentramos en la nueva habitación.

Al entrar en lo que parece ser el dormitorio de la vivienda, una expresión de sorpresa aflora en mi rostro sin que sea incapaz de evitarlo. Me parece increíble que alguien pueda llegar a pernoctar en estas condiciones, por muy poco escrupuloso que sea. ¿En que estaría trabajando mi hermano, para siendo como es un obseso de la limpieza acceda a alojarse en semejantes condiciones?

Bueno, creo que ya sabemos cual es el procedimiento a seguir en estos..., llamémosles aposentos privados, por decir algo le comento al periodista mientras comienzo a buscar algún rastro.

Descubres, bajo la almohada, un fragmento de papel desgarrado. Es minúsculo, y tardas un par de minutos en descifrar lo que pone, algo que para ti no parece tener mucho sentido:

Ése papel, y el que ponía Bartley Hodge, son los únicos que parece haber en toda la casa.

Buscáis y buscáis, y no parece que se vea nada especialmente relevante. Eso sí, no os cuesta mucho daros cuenta de que no hay ninún artículo manuscrito de Charles, y su cámara tampoco está. Ni sus lápices, ni nada

Es como si su equipo de periodista jamás hubiese estado allí.

Repetís la operación en la habitación siguiente, la cocina, y no encontráis nada que os llame la atención, salvo que todo parece algo revuelto, pero bueno, en una cocina eso no resulta un detalle especialmente revelador.

La experiencia en la casa de Charles no parece haber añadido mucha luz sobre su paradero... ¿O sí?

Salís de la casa. Se está haciendo de noche. Es más, ya está oscuro, y hacer el camino de regreso, aún es algo factible, aunque es algo inquietante.

Eso sí, de seguir en la casa por una hora más, el camino a oscuras habría resultado bastante más aterrador, así que es buen momento para partir, antes de que el subconsciente comience a haceros pasar un mal trago, influenciado por la oscuridad que en breve se iba a apoderar del entorno...

Pone un gesto serio y se quita el sombrero para abanicarse un poco con él. Su cigarro se ha consumido, así que cuando da la última calada, no duda en tirarlo al suelo y pisarlo con suavidad. Observa luego a su "compañero de búsqueda", no sonríe, parece algo decepcionado con los resultados de las pesquisas.

-Bien, creo que no nos ha servido de nada, salvo las gotas de sangre en el baño, poco más sabemos acerca de la situación de su hermano- apuntó con vehemencia -bueno... eso y que alguien parece haber limpiado este sitio de cuanto rastro haya dejado... pudo ser su hermano ó alguien más, creo que Miss María podría solucionar esa inquietud- y buscó en su bolsillo, haciendo una mueca de disgusto.

-Jum... creo que tengo que ir a comprar algunos cigarros... viene conmigo, o irá a hacer algo antes?- pregunta de manera ceremoniosa y poco común en él.

Mientras el periodista hablaba, me doy la vuelta y echo una última mirada a la casa. Una mirada mezcla de cansancio y desesperación, pues las pesquisas no habían sido todo lo fructíferas que habría deseado. Había entrado con la esperanza de hallar respuestas, pero había salido con la angustia de no haber encontrado otra cosa que nuevas preguntas.

Estaré encantado de acompañarle, mister Flemming. Puede que un paseo en compañía me ayude a disipar la turbación que inunda mi mente. Usted primero caballero le hago un cortes gesto al empedernido fumador para que abra la marcha.

Segun nos vamos alejando de la casa, no puedo dejar de pensar  atribulado en los pocos indicios que hemos encontrado en la vivienda ¿Qué contendrían esos documentos para que alguien tuviera tantas ganas para deshacerse de ellos? ¿De quién era la sangre que había en el aseo? ¿Sería fruto de una riña o un simple rasguño al rasurarse?

Desandáis el camino que tomasteis para ir a la casa de Charles. Eso sí, al llegar al pueblo, en vez de tomar el camino que conduce a la cafetería de Miss María, tomáis el otro, que conduce a la tienda de comestibles. Veis casitas desperdigadas a lo largo del sendero, una de ellas, que veis casi al terminarse el senderito que conducía al núcleo del pueblo, os llama más la atención, puesto que está pintada de un tono amarillo harto hiriente a la vista.

A lo lejos, a la izquierda del camino, también os parece ver un edificio un poco más grande que los demás. Tiene dos plantas, y es ciertamente mucho mayor que todos los demás que habéis visto en los alrededores, incluida la iglesia.

En el camino no veis un alma, para variar.

El edificio que veis que es más grande que el resto es, en efecto, la tienda del pueblo. La única que hay en todo Yokelville.

By Camember

Continuando por el camino, llegaríais a al iglesia, y luego, a la posada. Pero tanto la casa amarilla como la tienda de comestibles se encuentra antes de llegar a la Iglesia.

-Bien, hemos llegado... no he tenido la oportunidad de hablar con el dueño de la tienda, así que aprovecharé la oportunidad- se acerca de forma socarrona y empuja levemente la puerta.

-Buenas tardes...- dijo sin siquiera esperar a su acompañante, quizás algo empujado por aquella premura de no quedarse sin cigarros a mitad del día y en medio de sus indagaciones, aunque claro, varias cosas pasaban por la mente del inescrupuloso periodista.

Uhm, cierto, yo tampoco he tenido la posibilidad de parlamentar con el tendero local. Y aunque sean remotas las probabilidades, puede que el tenga algo de información de relevancia acerca del paradero de mi hermano comento para mi mismo en voz alta mientras me encojo de hombros. Amén de que estando en mi mano la posibilidad de evitarlo, no permitiré que vague a sus anchas por el pueblo sembrando el caos. Bastante daño le han hecho ya usted y sus amigos a estas pobres gentes.

Buenas tardes… saludo cortésmente al entrar en el establecimiento justo detrás de mister Flemming.

Cuando entráis, encontráis a una mujer de cierta edad, unos cuarenta años, fregando el suelo. Sin el más mínimo atisbo de cortesía, y sin levantar siquiera la vista, os dice secamente:

-Está cerrado.

Y prosigue fregando.

Disculpe nuestra intromisión, tan solo queríamos hacerle una simple pregunta si no es mucha mo… a media palabra, me golpeo levemente la frente con mi mano derecha rayos, disculpe mi rudeza, ¿dónde están mis modales?

Mi nombre es Mycroft Mallard me presento realizando una breve reverencia. Disculpe mi impertinencia y mi falta de tacto. Estos últimos días ando ligeramente turbado. Me encuentro en el pueblo indagando el paradero de mi desaparecido hermano Charles. Mi acompañante mister Flemming, compañero de trabajo de mi hermano en el Boston Globe digo señalando al periodista y yo volvíamos de la antigua casa de miss María, en la cual se hallaba alojado mi hermano, cuando pasamos frente a su tienda.

Realizo una breve pausa, para no sobrecarga ni intimidar a la mujer con mi verborrea y que pudiera asimilar toda la información que le estaba dando y como este era al único establecimiento de relevancia que quedaba por visitar, me preguntaba si no le supondría mucha molestia contestar unas pocas preguntas. No sería más que unos minutos y nos marchamos, tiene usted mi palabra.

-Es como lo ha dicho él- sonrió ampliamente, mirando divertido a Mallard que había tomado la palabra. De repente parecía que hubiese dicho algo que le causara gracia a Gordon. Pero por supuesto, éste se lo calló.

-Bueno... eso y que pretendemos comprar una cajetilla de cigarrillos y quizás hablar un poco...- dijo mientras se metía las manos a los bolsillos -... quizás pueda salirnos algo caro, pero mi compañero está dispuesto a pagar la cantidad que sea necesaria para un poco de atención en horas extra... si usted me entiende Madame...-

De pronto, alguien agarra por detrás a Gordon, y lo empotra contra la pared. Ha sido tan repentino que le ha dejado helado, eso sí, gracias a Dios no le ha hecho daño.

-¿Están molestando a mi señora? ¿Cómo se atreven, sucios forasteros?- lo zarandea ligeramente antes de empujarlo contra Mycroft- ¡Lárguense de aquí inmediatamente! ¡Y no vuelvan!

Se queda mirando a los dos sorprendidos y algo asustados "detectives", que se encuentran perplejos por la situación. Da un par de pasos más, y se coloca junto a su esposa, que os mira impasible.

Doy un salto emitiendo un pequeño grito, sorprendido tanto por la repentina aparición del hombre como por la violencia de su respuesta. Antes de convertirme en el blanco de su ira, coloco ambas manos delante de mí y comienzo a moverlas de arriba abajo repetidamente en gesto conciliador.

Excuse nuestra impertinencia comienzo a hablar en el tono más conciliador que poseo así como nuestra falta de decoro ante la situación, pero le aseguro que no hubiésemos obrado de esta manera si la situación no lo requiriera. Vera mi buen señor, mi nombre es Mycroft Mallard  y soy profesor de historia y antropología en la universidad Boston College. Y a mi vera se encuentra el famoso periodista del Boston Globe, Gordon Flemming. La razón por la que nos encontramos aquí es simple a la par que trágica: hace unos días que no tenemos noticias de Charles Mallard, compañero de aventuras y del buen periodista y hermano de un servidor, y pese a que es probable que no sean más que temores infundados, ambos estamos inquietos por su integridad. Como ya le he explicado a su señora, nos encontrábamos de vuelta de la morada que antaño ejercía de residencia de miss María y su difunto esposo, cuando la providencia quiso que nos encontramos con este establecimiento. Al ser la única tienda del pueblo, es casi seguro que mi hermano ha tenido que entrar en algún momento a comprar provisiones. Y debido a la ansiedad que nos recorre por no disponer de noticias, nos precipitamos y entramos sin siquiera fijarnos si el comercio se encontraba abierto o no. Pero como ya he dicho, lo único que queremos es hacer un par de rápidas preguntas, después nos marcharemos por donde hemos venido sin ningún tipo de queja. Ni siquiera es realmente necesario que nos vendan nada, seguro que miss Stone tiene tabaco de sobra para dejarle a mi compañero por esta noche. Pero apelo a su bondad y generosidad como ser humano, simplemente necesito saber si han visto o han oído ustedes algo de mi hermano, es lo único que deseo. Se trata de una persona de estatura normal y complexión delgada. Su pelo posee un tono rubio, aunque tildado de plateado por unas incipientes canas, así como escaso en la parte frontal debido a unas recientes entradas. Su prominente apéndice nasal destaca sobremanera en su perfil, sus ojos marrones y su voz suave. ¿Han visto ustedes a alguien que encaje con esta descripción?