Partida Rol por web

La desaparición de Charles Mallard

10B. Fuego

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10/09/2010, 00:12
Alan Rowlandson

- A la mierda con Charlie, hay que salir de aquí o estamos muertos!- Exclamo sombrío antes de echar a correr hacia la puerta abierta.

Venga, venga, venga, controlate Alan, manten la cabeza fría o acabarás a dos metros bajo tierra. Centrate, piensa en lo que tienes a tu favor una puerta resistente, dos armas de fuego si a Jason le quedan municiones y sobre todo, por encima de todo Frank Lombard.

Suelto una carcajada. - Demonios! No hay mejor sitio para refugiarse! Mañana por la mañana tenemos una cita con Frank Lombard en la parte de atrás del café para registrar el coche de Mallard. Si no encontramos un modo de salir de aquí o pedir ayuda nos bastará con fortificarnos ahí dentro y esperar a que amanezca para que venga la policía a buscarnos. Vamos a salir de esta!

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10/09/2010, 00:52
Jason Strawberry

Venga ya... ¿Crees que una puerta va a poder protegernos?

Podríamos ir hasta el bar y coger el coche del Sr Mallard..... ¿Como se te da la mecánica? ¿Podrías encenderlo?

Los fanáticos se nos echan encima, y a la espera de la respuesta de Alan echo a correr hacia la casa de la muchacha, esperando por Dios que diga que puede, y pasar junto a la puerta, por alguna calle contigua, camino al bar, hacia el coche, esperando llegar con algo de ventaja y poder salir del pueblo... pero no me parecía muy prudente entrar en esa casa, pese a que ahora mismo corría hacia ella

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17/09/2010, 00:25
Alan Rowlandson

- Jason, no tengo la menor idea de como hacerle un puente a un coche, pero ese es el bar...- Digo señalando a la puerta abierta mientras me corro hacia ella. - Primero salgamos de la vista, luego podemos salir por una ventana o puerta trasera y echarle un ojo a ese coche.

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17/09/2010, 20:12
Director

Alan corre hacia el bar, pasando al interior. María espera a la puerta, dudando de si debe cerrar ya o no.

Los sectarios se acercan.

 

Notas de juego

Jason, coméntame si corres hacia el bar o hacia el coche :)

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18/09/2010, 15:56
Charlie Mallard

-Pero...padre... tío....dios mi cabeza...¿donde estoy?...¿que esta ocurriendo...mi cabeza...¿que esta ocurriendo?

Soy incapaz de pensar con claridad y por eso aunque ando en retirada todo lo que soy capaz de rápido cargando con mi tío me muevo con una torpeza sin igual.

¿Dios mio como has permitido todo esto?

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19/09/2010, 22:36
Jason Strawberry

La chica no me espera ninguna confianza, y espero a veinte sectarios esperando en el interior del local

De cualquier modo, no hay mejor solución, entraré en el bar a barraca, y como bien dijo Alan, siempre queda la opción de escapar después por una ventana, y una vez en el tejado.... ya veremos qué hacemos.

Corro tras Alan, a todo trapo, adelantándolo si mis piernas me lo permite y entrando a toda prisa en el bar, arrasando o saltando cualquier obstáculo para aprovechar la carrera y pasar de la puerta hasta lo más hondo de la sala principal en la que esa chica nos aguarda.... una chica de dudosas intenciones

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24/09/2010, 21:39
María Dosantos

La mujer cierra tras veros entrar a los dos. Se la ve muy nerviosa. Con un tembloroso gesto de la mano os indica que atraveséis una puerta que conduce al piso de arriba. Tras vuestro paso, también cierra esa puerta con llave.

Entráis a su dormitorio. Es un cuarto colorido y alegre, aunque algo desordenado. La mujer corre hacia la ventana, y se asoma un momento a la terraza, con cautela. Al instante se gira hacia vosotros con una expresión de pánico que os pone los pelos de punta.

-¿PERO QUÉ COOOOOOOOÑO ESTÁ PASANDO AQUÍIIIIII?- la voz autoritaria os sorprende- ¿Pero qué está pasando? ¿Quiénes son ustedes, mis lindos, y por qué los persiiiiiigue medio pueblo? ¿Y por qué medio pueblo va vestiiiiio con capuchas?- os escupe preguntas como una metralleta. Por su voz y su tez morena, os dais cuenta de que parece sudamericana- ¿Son amiiiigos de Myyyycroft, miiiis amores? ¿Dónde está el señor Mallard?

Un ruido interrumpe sus preguntas. Los sectarios están intentando forzar la cerradura de la entrada al bar. Escucháis cómo dicen lo siguiente:

-¡No cede! ¡Maldita cerradura!

Y otro añade:

-¡Pues tiremos el cristal a pedradas!

De nuevo la primera voz responde, coreado por varios sujetos más.

-¡Eso, eso! ¡A por todas! ¡y a por la zorra de María, que los protege!

Ay Dios! ¡Tenemos que saliiiir de aquíiiiiii, miiiis liiindos!- dice, llevándose las manos al rostro con horror- ¿Qué hacemos? ¿Nos atrincheramos aquíiiii o escapamos por la escalera trasera, miiiis amores? ¿Pero qué está pasannndo?

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24/09/2010, 21:47
Director

Cuando llegas al final del camino, medio aturdido, corriendo con Mycroft en brazos, te detienes en seco al ver a un montón de hombres del pueblo portando antorchas y recogiendo grandes piedras del suelo. No te han visto, pues están ocupados tratando de apedrear la puerta de cristal del bar para entrar.

Arriba ves a una mujer de tez morena asomarse un momento y mirar abajo con horror.

Los sectarios, mientras buscan piedras e intentan forzar la cerradura, dicen lo siguiente:

-¡No cede! ¡Maldita cerradura!

Y otro añade:

-¡Pues tiremos el cristal a pedradas!

De nuevo la primera voz responde, coreado por varios sujetos más.

-¡Eso, eso! ¡A por todas! ¡y a por la zorra de María, que los protege!

No parecen prestar mucha atención a donde te encuentras tú, y por el momento les has pasado desapercibido. Medio camino está despejado, pero parece arriesgado cruzar el camino intentando no ser visto.

No obstante, detrás de ti sabes que se aproxima un bicho del tamaño de un coche, y estás seguro de que no viene a interesarse por el estado de tu tío.

 

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26/09/2010, 21:28
Charlie Mallard

Indeciso y sin ninguna posibilidad que no requiera riesgo comienza ha avanzar hace el grupo de gente con paso cansado.

Cargo con mi tío pero sin ser consciente del todo que todo su peso recae en mi espalda. Siento el dolor pero no soy capaz de parar ni de dejar el cuerpo en el suelo. Ando como una especie de alma en pena.

Miro a atrás y veo a una de esas horribles cosas como se acerca hacia mi posición pero aun así no acelero el paso.

Todo esta perdido...

-Malditos...malditos todos...

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26/09/2010, 23:08
Jason Strawberry

¿Has visto a Mycroft? ¿Donde está? ¡No hay tiempo guapa! ¡Sácanos de aquí ahora por la escalera trasera!

La sujeto de la muñeca evitando que entre en un estado de estupefacción y empujándola a moverse sin pensar, por instinto, y nos lleve a la salida trasera por la que supuestamente saldremos sanos y salvos, pero tal como preveía, entrar aquí no nos ha dado ninguna ventaja, al contrario, ahora en el mejor de los casos habremos implicado a la muchacha y huiremos con el lastre... ella aquí no tiene por donde salir... tendremos que salir de aquí antes de que piensen en quemar la casa entera

¡Salgamos!

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27/09/2010, 03:20
Alan Rowlandson

Asíento con la cabeza ante la sugerencia de Jason de salir de allí y le sigo mientras arrastra a la muchacha fuera de la habitación. Ya fuera siento que debo decir algo para que si nos cogen esa mujer no muera en la ignorancia, así que agarro su otra muñeca y les freno un instante mirando con fijeza a los ojos de ella al tiempo que trato de parecer mas seguro de mi mismo de lo que me siento.

- María, soy detective. Mallard está muerto y esa gente es la responsable. Nos persiguen porque lo descubrimos. Ayudanos a salir de aquí y te protegeremos. No dejaremos que esa gente te ponga la mano encima.

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29/09/2010, 23:14
Director

Jason, María y Alan bajan las escaleras que conducen a la puerta trasera a toda prisa. Justo cuando llegan a ella, sienten cómo las pedradas destrozan el cristal del bar. Algunos pasos acelerados les descubren que los asaltantes ya están dentro, a tan solo una puerta cerrada con un pestillo corriente de distancia. Sin pensárselo dos veces, y antes de ser descubiertos, salen hacia el exterior por la puerta de atrás. Allí se encuentra el coche que fue de Charles Mallard. María se sorprende al ver un vehículo aparcado allí, y más aún cuando ve a Alan, el "supuesto turista", rompiendo la ventanilla de un codazo para abrir la puerta del conductor.

Alan os ha tenido a todos engañados hasta ahora. Era un detective privado, contratado para averiguar qué había sido del desaparecido Mallard. Ahora poco importaba ese dato. Lo único que os importaba mientras se introducía en el coche y os abría las puertas es que fuese capaz a sacar el vehículo de allí a toda prisa.

María se introdujo en el asiento trasero, y Jason en el del acompañante. Alan, con bastante fortuna, hizo un puente en el coche y logró ponerlo en marcha. Sin dudarlo, lo arrancó y trató de salir de allí lo antes posible.

El coche salió al camino. En ese momento lo vieron.

Charlie Mallard avanzaba como un autómata hacia la horda de sectarios, portando el cuerpo de Mycroft Mallard en brazos. Mycroft había fallecido en un accidente, a manos de su arrepentido sobrino, quien había enloquecido ligeramente tras ver cómo un desafortunado lanzamiento de un puñal acababa en tragedia. Ya eran dos los parientes de Charlie que habían fallecido en aquel maldito pueblo de Yokelville, y Charlie ahora parecía avanzar hacia la muerte. Y lo peor de todo es que parecía no importarle...

Parte de la horda de asaltantes se había adentrado en el bar, tratando de dar caza al grupo que allí había buscado cobijo. Pero algunos de ellos, al ver al anonadado Charlie aproximarse hacia ellos, se dieron la vuelta y avanzaron hacia él, amenazantes. A los pocos segundos, lo habían derribado de un puñetazo, y ahora una turba asesina trataba de acabar con su vida a golpes.

Alan detuvo momentáneamente el coche en un desafortunado gesto de lástima hacia el pobre Charlie, y eso sirvió para que varios de los sectarios lograran darles caza. Aporrearon los cristales, y con sus brazos arañaron y golpearon como buenamente pudieron a los tres ocupantes, mientras Alan, desesperadamente, trataba de zafarse de ellos y de arrancar de nuevo a toda pastilla, aunque ello significase abandonar al pobre Charlie a la muerte.

Alan logró acelerar de nuevo el vehículo y avanzar unos metros, mientras los sectarios aupados al vehículo caían por los bamboleos que éste daba al volante, que hacían moverse el vehículo en eses. Justo antes de acelerar, los tres ocupantes aún pudieron escuchar los gritos lastimeros de Charlie, quien trataba de protegerse de los golpes ocultándose bajo el cadáver de su querido tío.

Todo parecía haber llegado a su fin: la misión de Alan, el peligro para Jason y María, y la vida para Charlie, pero entonces un esperanzador sonido se escuchó en todo el pueblo. Varios vehículos con luces azuladas se aproximaban al pueblo. Como más tarde pudisteis descubrir a través del detective Lombard, quien encabezaba la redada, habían recibido dos llamadas: una de Mary Stone, asustada, que los había puesto sobre aviso al abandonar el pueblo bajo peligro de muerte; y otra de Gordon Flemming, que les había telefoneado cuando logró salir del pueblo y llegar a zona segura, llevando consigo a la señorita Stone.

Varios vehículos avanzaron por las calles del pueblo, llegando hacia la turba violenta. Un montón de policías descendieron de los coches, y comenzaron a perseguir a los sectarios que huían y a disparar o reducir a los que se enfrentaban a ellos amenazantes. En cuestión de unos minutos, la horda violenta había quedado completamente disgregada. Cinco de los vecinos yacían por el suelo, muertos, otros tantos habían sido detenidos, y varios se habían ocultado regresando al bosque, pero los policías avanzaban por los senderos con potentes linternas prestos y dispuestos a darles caza.

Alan de inmediato se hizo cargo de la situación de los inocentes. María fue evacuada del pueblo y llevada a un lugar seguro, y lo mismo sucedió con Jason. No obstante, antes de que nada de esto tuviera lugar, los tres ocupantes del vehículo, en cuanto los feroces sectarios fueron reducidos, descendieron del vehículo y se aproximaron al cuerpo de Charlie, que yacía en el suelo. María gimoteaba, pues aunque no lo conocía, la sola idea de haber visto a un inocente apaleado hasta morir era algo que su mente no podía concebir. Jason se acercó a él y le tomó la mano, en un gesto piadoso, para retirarla al segundo, alarmado. Comenzó a hacerle gestos a Alan, que se aproximó corriendo. Había que hacer algo de inmediato.

Y es que Charlie Mallard tenía pulso. Estaba vivo.