Partida Rol por web

No puedo creer lo que acaba de pasar...es...es...horrible...¿lo he...he... matado?

Cuando el cuerpo de mi tío comienza a moverse, aunque leve y torpemente, siento un gran alivio que es cortado al instante ya que veo como comienza a salir sangre de su espalda lo que hace que durante al menos 2 segundos me quede petrificado.

-Tio...tio...

No puedo dejarlo.

Ignorando todo lo que ocurre alrededor mía y me lanzo en su ayuda.

Charlie parece que se come literalmente el golpe con el palo que le da Sophie, quien se ríe con sorna por lo que acaba de lograr. Eran cuatro rivales, uno yac en el suelo, otro está herido, y sólo queda uno intacto. El que ha escapado... Dudoso es que pueda llegar a salir con vida de ésta...

Está pletórica, insultantemente contenta por ver a Charlie escupir un diente entre sangre... Le ha dado en toda la boca...

Charlie, presa del dolor y del remordimiento, trata de acercarse a su tío Mycroft. Le extrae el puñal y tapona la herida, pero poco más puede hacer. Está realmente mareado, aturdido...

Apunto a Sophie y digo

 Quieta Señorita, no me obligue a disparar

Pero antes de que termine de hablar, Mycroft cae al suelo acuchillado y Charlie se tambalea conmocionado por lo que aún temeroso y consciente de lo que voy a hacer.... disparo, con gran pesar disparo a la mujer

 El tiro es certero y la mujer se sostiene ambas manos en un movimiento ondeante que seguramente preceda a caer al suelo innerte.

Charlie, tu tío, cógelo y vámonos de aquí

Digo al tiempo que retrocedo aún mirando atrás, esperando a Charlie, y cubriéndole de quien más pueda venir

Apresuradamente me agacho tras un árbol a un lado del sendero intentando que la vegetación impida que me descubran. Agarro con fuerza el revolver con la intención de vender cara mi vida si alguno de esos psicópatas dementes descubre mi escondite. Tras unos segundos de espera por si pasan de largo abandonando el camino principal, trato de pasar a gatas por su lado escondiendome entre la vegetación para llegar hasta el pueblo dando un rodeo.

Caí al suelo tras recibir la desafortunada acuchillada por parte de mi sobrino. Un terrible dolor punzante atravesaba mi espalda y no dejaba de manarme sangre por la boca. La respiración me resulta cada vez más difícil, al parecer el cuchillo ha debido de perforar uno de mis pulmones. Todo esto no puede estar pasando. Aquel odioso periodista, la aparición de esas extrañas criaturas, la noticia de la defunción de mi hermano. Tiene que ser un sueño. Si eso es, no es más que un mal sueño.

Como para darle más énfasis a este pensamiento, el dolor de la espalda se va convirtiendo poco a poco por un entumecimiento del cuerpo y cada vez me resulta más difícil mantener los ojos abiertos. Una especie de tranquila somnolencia se apodera de mí. Cierro los ojos sin oponer resistencia al sopor, con la esperanza de que todo lo sucedido no sea más que una pesadilla.

Cuando vuelvo a abrir los ojos ya no me encuentro en mitad de un bosque perdido de la civilización, sino en el salón de la casa de mi hermano, sentado junto a su chimenea con una copa de Brandy en la mano. “¿Qué te sucede hermano?” me pregunta apareciendo por detrás del sofá. Nada. No te lo vas a creer, he cerrado por un momento los ojos y me he visto buscándote en un pueblo de las afueras porque llevabas desaparecido más de una semana, y me encontraba con criaturas con forma de insecto y recibía una cuchillada de tu hijo. ¿Te lo puedes creer? Charles sonríe con sorna al escuchar mis palabras “Lo que creo es que deberías de dejar de beber Brandy e irte a la cama. Es hora de olvidarse de todo y descansar hermano.” Asiento antes estas palabras tienes razón hermano, es hora de descansar. Y dicho esto me levante y acompañe a mi hermano hacia mis aposentos, con una sensación de tranquilidad como nunca había sentido…

El disparo certero de Jason perforó el corazón de la mujer quien, tras emitir un sonido burbujeante, cayó al suelo, inmóvil, muerta, al lado de la otra espantosa criatura de forma insectoide.

Jason respira tranquilo. Sabe que han estado cerca de morir, que han estado muy cerca. Bueno, no sólo cerca...

Ambos se aproximan a Mycroft. Charlie, conmocionado, le toma el pulso. Está muerto.

¡MUERTO!

Y es Charlie quien lo ha matado. De la espalda de Mycroft manaba sangre a borbotones de la horripilante herida dejada por el puñal tan funestamente lanzado.

Jason ordena fríamente a Charlie tomar el cuerpo de Mycroft en brazos y seguir el camino, antes de que nadie más se acerque a importunarlos. Charlie lo obedece, pero no cesa de temblar. Entre la herida sufrida, y el asesinato de su tío, su cabeza está a punto de estallar.

Con las pocas fuerzas que aun conservo levanto a mi tío del suelo obedeciendo a lo dicho por uno de los que me acompañan que no alcanzo a ver ya que esto cegado por todo lo ocurrido.
Una vez lo tengo sujeto y bien sujeto comienzo a caminar lo que mis pies me permiten.

-Sangre...sangre...rojo...todo esta rojo...un rojo precioso...realmente bonito...muy bonito...rojo...

Escucho a Charlie veo que Mycroft debe estar bastante grave y echo a correr ladera abajo, no he oido nada de Alan, por lo que, deduzco, el camino debe estar despejado, así que, a toda prisa bajo como alma que lleva al diablo dejando atrás al joven y desquiciado Charlie con su malherido y a mi parecer moribundo Mycroft Mallard

El grupo de hombres encapuchados se había percatado de tu presencia, y se disponían a ir hacia ti. No tenías oportunidad de huir. Venían unos pocos por el camino de la izquierda, y el resto por el de la derecha. ¡Si tan solo hubiese una oportunidad de salir vivo de allí!

Pero... Parecía demasiado complicado.

Mientras te ponías en pie, para morir como un hombre, y no gateando, te percatas de un sonido, proveniente del edificio que tienes ante ti, al otro lado de la calle. Una luz se acaba de encender en el piso superior de la cafetería, y una mujer de piel morena acaba de asomarse. Es María Dosantos, la dueña de la cafetería del pueblo. La mujer acaba de salir a la terraza, y acaba de mirar hacia abajo. Al ver la escena, abre los ojos como platos. Mira hacia ti, hacia el grupo de hombres que se te aproxima, y exhala un gemido de sorpresa y de terror.

De pronto, desaparece y apaga la luz. Tus esperanzas parecen desvanecerse cuando, al minuto de su desaparición, la ves aparecer en la puerta de cristal de abajo de su cafetería, que acaba de abrir, y te hace gestos desesperados con la mano para que te refugies dentro. Tiembla como una hoja, pero parece haberse dado cuenta de la situación.

Sales corriendo, y al poco llegas al final del camino. Como a unos doscientos metros ves a Alan agachado, a cuatro patas, tras un arbusto. Del centro de la calle, al otro lado del arbusto, emana luz, como si alguien se estuviese paseando con una antorcha o similar.

De pronto, ves que Alan se pone en pie, y que mira hacia arriba. Parece preparado para salir corriendo como alma que lleva el diablo.

Y tú te preguntas... ¿Cuánto tardará Charlie, medio desquiciado, en aparecer por allí para llamar la atención sobre vuestra localización?

Sientes unos pasos detrás de ti. Jason viene corriendo como un loco, sin el resto de sus compañeros.

Primero Alan, y luego Jason...

Todos han salido corriendo. Os han dejado solos, a tu tío y a ti. Tienes a tu tío en brazos, muerto, muerto, TÚ LE HAS MATADO.

Esos pensamientos golpean una y otra vez tu cabeza. Estás solo, en medio del camino, solo, completamente solo...

¡Mentira! Tienes a tu tío Mycroft contigo. ¿No es verdad, Mycroft?

Mueves su cuerpo, pero no te responde. Lo agitas de nuevo, pero no te hace caso. Pero tú sabes que está vivo... Tú no le has matado... ¡No! ¡Eres inocente!

Tu cabeza te comienza a doler, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho...

Miro a un lado y a otro mi me encuentro solo. ¿Pero no lo estaba ya antes? Demonios mi tío a muerto y aunque no he visto el cadáver de mi padre todo indica que el también a corrido la misma suerte.

Entonces me doy cuenta le he matado yo. Y por mas que intento sacar de la cabeza eso no puedo pero al menos consigo mantener la compostura suficiente como para hacerme creed que no tengo la culpa.

Entonces viene...el dolor.

Un dolor horrible, monstruoso. Creo que mi cabeza va ha estar, Incluso mi agonía es tal que comienzo a desear que así suceda.

-Demonios...logro decir.

¿Charlie? - Pregunto retóricamente mirando atrás - Venia detrás mio, tal vez se haya retrasado, trae a su tío... emmm...

¿Qué haces aquí parado? ¿Quien hay ahí? - Me levanto un poco observando al otro lado de los arbustos en tanto que Alan parece preparado para salir corriendo en cualquier momento, no sé porqué, bueno sí lo sé, sí sé porque tengo la impresión que me dejará con la palabra en la boca y saldrá como alma que lleva al diablo huyendo de algo que ha debido ver y muy probablemente tendré que observar con una nueva y horrorosa sorpresa

Jason se aproxima a Charlie, y observa la situación que parece tener tan alarmado a Alan.

Justo al llegar a donde se encuentra Alan, medio escondido tras un arbusto, Jason ve que entre el sendero y el camino principal,  se ve demasiada luz para la noche cerrada en la que estáis. Como media docena de antorchas, sujetas por otros tantos personajes ataviados con túnicas. Todos deambulan, como esperando a alguien, en el camino principal, a ambos lados de donde os encontráis.

Parece que todo está perdido, pero aún hay un rayo de esperanza...

Alan señala hacia la cafetería, que se encuentra delante, a pocos metros, y como vosotros, en medio de toda la gente.

El grupo de hombres encapuchados se había percatado de vuestra presencia, y se disponían a ir hacia vosotros. No había oportunidad de huir. Venían unos pocos por el camino de la izquierda, y el resto por el de la derecha.

Una mujer morena, María Dosantos, desvelada por el ruido de la calle, se había asomado a la ventana, y había visto todo el percal. Creyendo a Alan en peligro mortal, y asustadísima por lo que veía que estaba sucediendo en su pueblo, había descendido y había abierto la puerta de la cafetería, haciéndole señas a Alan de que se cobijase allí. Al ver a Jason, comienza a hacer las señas con más intensidad. Parece que a ella los sectarios aún no la han visto.

Quizás hubiese oportunidad de resguardarse allí, y si hubiese teléfono... Pero casi nadie tenía teléfono...

Pero al menos, os separaría una puerta de los locos...

Unos locos que se estaban aproximando a vosotros...

Por el camino, por donde habíais venido corriendo, escuchas un familiar sonido zumbante. Una sombra a lo lejos, tras los árboles, te hace presentir que se aproxima alguien de gran tamaño, con alas, y seguramente, ganas de pocos amigos...

Y tú tenías a tu tío en brazos, y un insoportable dolor de cabeza...