Partida Rol por web

Tratando de contener el temblor de mis manos que se aferran con fuerza al revolver, camino siguiendo al resto del grupo sin parar de lanzar nerviosas miradas hacia atrás para asegurarme de que no nos siguen. Camino deprisa preocupandome mas por alejarme lo antes posible que por no hacer ruidi. Necesito poner tierra de por medio. Por que aunque no tengo la mas mínima idea de que son esas cosas pero si se que no son de este mundo y ahora nos están dando caza.

Los cuatro tratáis de bajar con el mayor sigilo posible, pero nada más poneros en pie, Mycroft tropieza con un enorme pedrusco y cae cuan largo es, profiriendo un "maldita seaaaaaaaaa!!!!" bien audible.

Aunque entre los tres tratáis de ponerlo en pie sin hacer ruido para salir corriendo lo antes posible, la verdad es que montáis un pequeño follón.

Los cuatro comenzáis a correr por el camino como alma que lleva el diablo, pero es evidente que os han oído. Esucháis voces tras vosotros, y al momento veis cómo uno de los Mi-Gos y la mujer del tendero os siguen, y no creéis que sea precisamente para preguntaros la hora.

Nada más caer y volver a cometer el mismo estúpido error que en la cabaña giro mi cabeza para observar la zona de las hogueras. Como era de esperar nos habían descubierto. ¿Cómo no iban a hacerlo? Ni un faro les habría dejado más en claro nuestra posición.

Así que aterrorizado ante la idea de que otra de aquellas criaturas se acercase, eche a correr sin mirar atrás. Al poco de empezar noto como mi respiración se hace más trabajosa. Nunca había sido un buen corredor, y menos aun campo a través. Definitivamente me encontraba fuera de mi elemento, aunque es algo que ya pasara desde que pusiera mis pies por primera vez en este pueblo.

Jason corre desbocado ladera abajo como todos, cuando comienza a oir que les siguen, las zancadas aumentan de longitud y con ellas la inseguridad de cada paso, poco a poco, puede ver como los acechantes les comienzan a dar alcance, asi que reduciendo el ritmo al de sus compañeros, desenfunda el revólver tratando de que la desesperación no acongoje sus corazones y paralice su determinación

No tenemos salida, compañeros, vencer o morir

En efecto, los temores de Jason se están haciendo realidad. Los dos perseguidores se están aproximando velozmente, acortando cada vez más la distancia. Veis a Jason prepararse para volarle los sesos a uno de los perseguidores.

PAM

La bala sale disparada tan pronto como el Mi-Go aparece tras el siguiente arbol impactando en su cuerpo y retrasando su avance, apelo a mi confianza y esperanza en que mis compañeros imiten mi ejemplo y no sigan corriendo, debemos derribar a este demonio insectoide cuya existencia apuñala nuestra cordura y desafía a la realidad conocida, trato de boquear algunas palabras a mis compañeros pero la presencia ante mí de la demoníaca criatura me hace titubear y dejarme sin habla al volver a observar de arriba a abajo sus movimientos, totalmente mudo y petrificado, levantando el disparador del revólver para realizar un segundo disparo

Aterrado corro tan rápido como me lo permiten mis pies hasta que me doy cuenta de que Jason se ha parado y apunta con su arma a una de esas horribles cosas.

Me paro en seco y me preparo para lanzar uno de mis cuchillos. Pero por un momento me espero para ver el daño que a podido hacer el disparo a la criatura.

Estupefacto veo como Jason se para y desenfunda el arma preparado para disparar a nuestros perseguidores. No me entretengo más de medio segundo mirándole antes de pasar corriendo a su lado y dejarle atrás. Mycroft corre como alma que lleva el diablo igual que yo pero Charly no parece tan inteligente y se detiene sacando un cuchillo. – ¡Pobre diablo, está acabado!- Aunque me siento como si los pulmones fueran a salirme por la boca en cualquier momento no aminoro la marcha. No me paga lo suficiente como para perder el cuello es esta aldehuela dejada de la mano de Dios a manos de monstruos insectoides y sectarios locos.

Jason maldice al ver pasar a su lado a Alan, el Mi-Go se nos hecha encima y Charlie apechuga, su juventud he ímpetu le hacen quedarse en un gran arrojo de temeridad - Coraje Charlie - Le susurro al tiempo que el tambor del revólver avanza y el pestillo del revólver suena imperceptible en este combate y el gatillo es apretado disparando una segunda vez sobre el Mi-Go aún si parecía caído, levantando una pequeña explosión de humo acompañada de un olor a pólvora.

Tal y como temía finalmente nos dieron caza. Por entre los matorrales apareció aquella joven y una de esas horribles criaturas. Me quedo paralizado, observando como se van acercando poco a poco a donde nos encontrábamos.

Quería correr, pero no podía por el miedo. ¿Qué puedo hacer, que puedo hacer? Si no salgo corriendo me mataran, como hicieron con mi hermano. Mi hermano, mí querido Charles. Hombre más bueno y tranquilo que el no ha nacido en este planeta. ¿Por qué, por que tuvieron que matarlo?

Según estos pensamientos iban sucediéndose en mi mente, una rabia profunda e irracional comenzó a crecer en mi interior. Eso es, ellos han matado a mi hermano, deben pagar por ello. Finalmente consigo mover mi cuerpo y adopto la postura de combate que utilizaba al boxear en mis años mozos. Vamos Charlie, enseñémosles a estas criaturas de que pasta están hechos los Mallard.

Sin apenas pensármelo y después de los ánimos de dos de mis acompañantes no me lo pienso dos veces y lanzo dos de mis cuchillos.

El horrible insecto de tamaño gigante cae al suelo, abatido tras el increíble disparo de Jason. Mientras tanto, Sophie, la mujer del tendero, se abalanza sobre Jason portando un palo.

esquivado

Charlie toma los dos cuchillos en sus manos, y los lanza casi sin mirar, presa del miedo.

Uno de los cuchillos lanzados queda clavado en un árbol próximo a Sophie, mientras que el otro...

Se escucha un sonido de gorgoteo de sangre. Al instante, dirigís la vista hacia Mycroft. El cuchillo de Charlie se desvió de la trayectoria deseada y fue directo hacia la espalda de Mycroft, quien tras un leve sonido como de burbujeo producido desde su garganta, cae al suelo, prácticamente muerto.

La mirada de horror de Charlie lo dice todo. Es posible que con su acción, haya matado a su propio tío...

Sophie, la dependienta, suelta una horrible carcajada, y se aproxima al horrorizado Charlie, palo en mano, dispuesta a pegarle con todas sus fuerzas.

Lo último que has oído antes de salir corriendo de allí fue el sonido de la agonizante voz de Mycroft Mallard, prácticamente muerto, y a manos de su propio sobrino. Un accidente, sí, pero no por ello deja de ser un suceso impresionante... Menos mal que, por tu profesión, estás bastante entrenado para soportar cosas como ésa.

Vas por el sendero, corriendo como alma que lleva el diablo. Al poco llegas al pueblo. Justo al llegar al cruce entre el sendero y el camino principal, te percatas de que procedente del camino se ve demasiada luz para la noche cerrada en la que estáis.

Te detienes y miras despacito, sin atreverte a salir al exterior del sendero de buenas a primeras.

Antorchas.

Como media docena de antorchas, sujetas por otros tantos personajes ataviados con túnicas. Todos deambulan, como esperando a alguien...

Y ocupan el camino principal...