Partida Rol por web

Mire a donde mira Gert y prepara sus armas, nadie iba a pasar, tenía que mejorar y todo momento es bueno.

a ver, te he hecho una tirada y lo voy a multiplicar por tu acumulación dividido por tres redondeando a la baja, por lo que el único que se multiplica es el de Poder x2

asique recuperas 2 de Fue, 3 de Des, 3 de Agi, 1 de Con, 4 de Pod y 3 de Vol

He estado bastante liado actualizando los PX y demas, perdona por la pirada de pinza ^^U

Combate real. No me sentia preparada en absoluto. Ni siquiera habia sido capaz de acabar con mi muñeco y ahora no tenia los osos. ¿Que podia hacer? Pero tenia que afrontarlo. Lanzaria un escudo y apoyaria a ¿Khal? Y Melfis lo mejor que supiera. Tal vez... No, eso no, era demasiado horrible.

Tenía los ojos abiertos, pero quietos, desenfocados sin mirar a ninguna parte. Mientras las esferas de colores pasaban de un lado a otro, la mente estaba totalmente ausente, limitándose a permanecer alerta mientras el cuerpo se forzaba cuanto daba de sí para regenerar sus energías.

Había regenerado una considerable cantidad de Ki, pero a cambio mi cuerpo seguía tan exhausto como siempre. Exhausto en comparación con el exceso de energía del que solía hacer gala, claro estaba.

Escuché el ruido, e, instintivamente, mientras todo se movía a mi alrededor, Gert hablaba y los demás reaccionaban, eché a volar, plantándome a una distancia prudente del techo, posicionándome entre mis compañeros de batalla y aquello que producía el ruido.

Ellos atacarían, yo defendería. Nada pasaría por ahí. O al menos, eso intentaría, dependía también de qué demonios nos plantase cara... como unidad de combate físico y pesado, en mis manos estaba frenar aquella ofensiva.

Las ventanas se rompieron y entraron tres seres de un color oscuro. Era como si fuera un humano, con alas en vez de brazos y las piernas desproporcionadamente largas terminadas en unas garras enormes. Su cabeza tenía unos cuernos enormes, tres ojos en su cara formando una línea y una boca llena de dientes tan desmesuradamente grandes que parecía imposible que se cerrara. Su cola es más larga aún que sus piernas y parece terminar en una larga cuchilla.

Soltaron un chirrido y parece que cada uno se lanza a por uno de vosotros, con la cola estirada a modo de lanza y las garras extendidas para destrozar cualquier cosa que pase por medio.

Son tres, y solo sois dos guerreros... Kalth había salido de la Forja sin que sepáis porqué, como si algo le hubiera llamado desde otro sitio.

- Ni lo intentéis- ordené en tono imperativo mientras me abalanzaba sobre ellos, mirándolos con la ira de un guerrero dedicado a través de las gafas, que en realidad no eran más que piel moldeada por estética. Descargué un primer puñetazo contra el demonio que se abalanzaba sobre Alice, un segundo contra el mío al verlo venir y un tercero contra el que iba a atacar el pelirrojo. O les encajaba un golpe y los dejaba en el sitio o me lo encajaban a mí. Lo que no quería era que me ignorasen... no debía. De los tres, probablemente yo fuese el que mejor toleraba el estrés físico. Mucho daño tendrían que hacerme para tumbarme, y no iba a resultarles una tarea fácil.

Mientras descargaba los golpes, a pares, las seis esferas volvieron a rodearme, indicando que, nuevamente, mi Ki se preparaba para resurgir, brindándome nuevos trucos con que solucionar el problema.

Y mientras los golpes alcanzaban su destino, la pregunta era, ¿qué demonios, literalmente, eran esas cosas? No tenía ni idea de qué podían ser, pero fuesen lo que fuesen no entraban dentro mis conocimientos sobre Imperium, por lo que debían de ser, sin duda, algo externo. Aquello debía venir... ¿de uno de los infiernos? Creía recordar que las barreras de Imperium en la tierra los separaban, pero ni idea de qué había en los dos separados de... bueno, de los de abajo. Sólo sé que uno de esos demonios era lo que me daba mi fuerza física y mi resistencia al daño. Si querían tumbarme tendrían que pasar por encima de él, de... ¿uno de los suyos?

Sea como fuere, no iban a tocar al resto del grupo. No si podía impedirlo.

Iba corriendo como una exhalación, sabía que no podía estar muy lejos y que Rei estaría por aquí. Esquivé un par de demonios que derribaban las marionetas y me lancé tras una roca de lo que antes fue algo, no tenía tiempo para pensar en eso.

Al levantarme la ví, andando despacio, con un sigilo propio de una sombra casi... me acerqué corriendo a ella y, cuando la ví el costado me puse pálido y comencé ha hacer gestos con las manos

¡¿QUE TE HA PASADO!? Te oí gritar como si estuvieras a un par de metros de mí... ¿éstas bien?

Estaba muy pero que muy preocupado, y más tras haber visto ese cadáver de demonio en el suelo

Me giré sobre mí misma al oir los pasos apresurados de algo y al otro lado de la lanza, a apenas unos centímetros de la acerada punta se encontraba Kalth, agitando las manos como un descosido.

-Kaa~alth-gimoteé haciendo un amago de puchero.

Me arrodillé hacia ella y extendí mis manos, luego hice amago de ir hacia la herida... pero no tenía ni idea de que hacer. Asique me quedé así, impotente, sin saber que hacer, con os brazos a medio estirar del todo y sin poder parar de alternar la mirada de la cara de Rei a la herida de su costado.

-¡si la sigues mirando me da la impresión de que es horrible y no quiero mirar!-me quejé haciendo una mueca, al final lloraría y no era momento para llorar- ¿no estabas protegiendo la forja?

Aparté la mirada hacia ella y luego miré al suelo y comencé a gesticular varias veces.

Te oí gritar... te juró que te oí como si estuvieras a dos metros de mí... y algo me dijo que tenía que venir aquí, a ayudarte y... bueno... tienen al metamorfo con ellos asique creo que andan bien servidos.

Paré un momento y volví a gesticular

¿De qué me sirve proteger algo si tu no estás, tontorrona?

Agaché la cabeza para alzarla de nuevo con un suspiro.

-Vamos, todavía no he terminado con esto...- Apoyé la lanza en el suelo a modo de apoyo y esperé que Kalth volviera junto a mí.-Y tontorrón tú.